La revoluci¨®n del corte afrolatino
Tras un lustro largo de dominaci¨®n del tup¨¦ como emblema de la nueva coqueter¨ªa masculina, los rapados radicales y dise?os coloristas de las estrellas del reguet¨®n imponen su ley en la peluquer¨ªa para hombres. Un alarde de identidad e individualidad con altura.
En el madrile?o barrio de Usera, la peluquer¨ªa New York atiende a la clientela los siete d¨ªas de la semana. La demanda es tal que no es raro encontrar colas de personas esperando turno a las puertas del establecimiento. A cualquier hora, en todo momento. No, no hay tregua para la vanidad capilar del hombre, seguramente la mayor expresi¨®n de coqueter¨ªa de la nueva masculinidad. Esa que representan por igual el futbolista de turno que el cachas de reality. ¡°Muchos vienen con una foto del corte que quieren, casi siempre peinados que han visto en tipos estadounidenses¡±, asegura Rafael Rodr¨ªguez, propietario del sal¨®n. Dominicano de origen, el barbero (New York tambi¨¦n atiende a la definici¨®n de barber shop) y su equipo esculpen a golpe de espray de agua, peine, tijera, navaja y maquinilla ese estilo que causa furor desde hace casi una d¨¦cada: el undercut,?despejado en nuca y laterales en un degradado que puede empezar desde el rapado al cero (lo que se conoce como fade) y largo de la coronilla a la frente, para moldear al gusto el flequillo, hacia arriba o a un lado. En efecto, ¡°el mismo p**o peinado¡± que glosara Bliper en aquel popular v¨ªdeo de YouTube en 2016. Y no tiene m¨¢s explicaci¨®n que la que pueda ofrecer cualquier tendencia masiva. ¡°La cuesti¨®n es hacerlo tuyo. Es un proceso de prueba y error, hasta que das con el resultado definitivo. Cuando lo consigues, ya no quieres otra cosa¡±, explica Rodr¨ªguez, que tambi¨¦n trabaja modalidades como el pompadour, el elevado y voluminoso tup¨¦ en la onda de los a?os cincuenta, o el tapered nape, otra variedad de cogote y sienes aireadas recuperada de la segunda mitad del pasado siglo del que gustan no pocas mujeres.
A New York, que pronto tendr¨¢ continuaci¨®n en un segundo local, acuden chicas para hacerse un pixie a lo Scarlett Johansson, Tilda?Swinton o Miley Cyrus, pero el grueso de la clientela es masculina, eminentemente joven, que ha encontrado en estos cortes de origen castrense una manera de acicalarse y lucir con pulcritud sin ver mermada la virilidad. Y tiene sentido que, barber¨ªas hipster aparte, sean salones de barriadas racializadas los que m¨¢s hagan por su difusi¨®n. ¡°Esta moda tiene mucho de influencia latina. En los ¨²ltimos siete a?os, nosotros hemos trabajado muy duro para que la profesi¨®n de barbero vuelva a ser respetada¡±, expone v¨ªa WhatsApp Yadiel A. Rodr¨ªguez, el?estilista de origen puertorrique?o que desde su estudio en West Hollywood (Los ?ngeles) ha propagado el nuevo evangelio de la elegancia capilar masculina afrolatina por todo el mundo. Conocido como Arod The Barber (@arod23pr; dos millones de seguidores en Instagram y casi otros tantos en su canal de YouTube), su estilo con la navaja y la m¨¢quina de afeitar ha coronado testas de gran influencia como las de Bad Bunny, J. Balvin, Hannibal Buress o el piloto Austin Dillon. Su manera de marcar la raya lateral, dibujar al mil¨ªmetro sobre el cuero cabelludo y efectuar toda suerte de fades (¡°El pan de cada d¨ªa¡±, dice este barbero que empez¨® de manera autodidacta antes de adquirir destreza durante el tiempo que sirvi¨® en las Fuerzas Armadas estadounidenses) ha creado escuela tambi¨¦n en la peluquer¨ªa de Usera, donde Carlos Vicente Castillo se aplica con la t¨¦cnica?del hair tattoo. ¡°El otro d¨ªa vino un chaval que se hizo recortar su nombre y el de sus padres¡±, informa con orgullo.
Tras la fiebre vintage de tup¨¦s rockabillies y bigotes victorianos, los m¨¢s modernos rapados y tatuajes capilares de las estrellas del reguet¨®n, el trap y el electro latino imponen hoy su ley en la peluquer¨ªa moderna, quiz¨¢ porque, como asegura Arod The Barber, ¡°el hombre le ha perdido por fin el miedo a cambiar de imagen con mayor frecuencia y se ha vuelto m¨¢s atrevido¡±. En los salones unisex Corta Cabeza de Madrid dan fe de ello. ¡°Nuestro p¨²blico tiene como referencias la m¨²sica y las tendencias de vanguardia. Tenemos clientes que se hacen hair tattoos combinados con color, incluso en las cejas¡±, cuenta Daniel Z¨²?iga, uno de los socios de la exitosa cadena, que avanza cambios inminentes en la cabelleras masculinas: ¡°Existe una corriente que est¨¢ recuperando los cortes de finales de los a?os setenta y principios de los ochenta, como el morrison (mayor longitud en nuca y patillas) o el mullet (largo por detr¨¢s y por delante, corto por los lados). Lo que no quita para que siempre haya quien pida el t¨ªpico tup¨¦ de futbolista o viceverso, que la televisi¨®n ha hecho mucho da?o en t¨¦rminos de referentes est¨¦ticos¡±.
Sorprende, sin embargo, que en un momento en que el activismo antirracista ha vuelto a esgrimir la condici¨®n capilar de las personas afrodescendientes como s¨ªmbolo de orgullo, los j¨®venes latinos y de color se decanten por un tipo de corte que remite a viejas pr¨¢cticas de opresi¨®n. ¡°En la ¨¦poca del colonialismo, raparle el pelo a los esclavos negros era una manera de sumisi¨®n, significaba despojarlos de identidad, despersonalizarlos. Pero el afro consider¨® eso un elemento de resistencia¡±, expone la ensayista y comunicadora barcelonesa Desir¨¦e Bela-Lobedde, autora de Ser mujer negra en Espa?a (Plan B, 2018).
El cantante colombiano J. Balvin, que a finales de 2019 sorprend¨ªa con un pelado total ¡ª¨¦l, m¨¢ximo exponente del fade y los dise?os multicolores¡ª, ha dicho sobre esta cuesti¨®n: ¡°Se ha creado un estereotipo latino, nada cool, que?es preciso romper. Es importante ense?ar que tenemos un gusto por el arte, por la moda, que somos m¨¢s que ese personaje que se ha querido mostrar¡±. Cuando el pasado mayo se hizo un dibujo atigrado en la cabellera, el int¨¦rprete de Con altura junto a Rosal¨ªa proclamaba en sus redes sociales: ¡°Un tigre no pierde el sue?o por la opini¨®n de las ovejas¡±. Y para que no haya dudas respecto a lo orgulloso que se siente de sus ra¨ªces, por m¨¢s que cambie de peinado, en diciembre sub¨ªa a su cuenta de Instagram una imagen en la que aparece con su abundante y rizada cabellera natural: ¡°Afro Balvin. Herencia de mi abuelo el Negro Octavio¡±. Por eso estilistas como Arod lo ponen de ejemplo de integraci¨®n: ¡°Es muy impactante ver c¨®mo estos estilos latinos se han convertido en tendencias mundiales, adoptadas por chavales de todas las razas y clases¡±. La controvertida pr¨¢ctica de la apropiaci¨®n cultural no parece ser un problema aqu¨ª.
Por otro lado, si hablamos de negocio, el asunto tampoco resulta balad¨ª. El futuro luce brillante para los barber shops y salones especializados que no distinguen g¨¦neros, seg¨²n refiere la patronal de la cosm¨¦tica en Espa?a, el pa¨ªs europeo de las peluquer¨ªas por excelencia (hay una por cada 900 habitantes, cuando el promedio es de una por 1.500). Los ¨²ltimos datos ofrecidos por la Asociaci¨®n Nacional de Perfumer¨ªa y Cosm¨¦tica (Stanpa) dicen que los caballeros han aumentado sus visitas al peluquero-barbero hasta un 64%, con un gasto medio de 69 euros por visita.
¡°Desde la explosi¨®n de lo hipster, el hombre se ha convertido en un gran nicho de mercado, lo mismo para las peluquer¨ªas que para las marcas, que no paran de lanzar productos de acabado y modelado espec¨ªficamente masculinos. Adem¨¢s, est¨¢ el tema del precio: el corte de caballero sigue siendo m¨¢s barato que el de mujer. Por eso, desde el pasado enero, y siguiendo con nuestra pol¨ªtica de igualdad de g¨¦nero, las chicas que quieran hacerse un degradado (a tijera o con maquinilla) pagan lo mismo que los chicos: 24 euros¡±, dice Z¨²?iga, en sinton¨ªa con los valores que llevan por bandera las nuevas generaciones de mileniales y zetas. ¡°Vivimos un momento de libertades excepcional y eso se manifiesta tambi¨¦n en la moda capilar. En realidad, todo lo que se lleva es v¨¢lido, y lo que llevas lo decides t¨²¡±, concluye. ¡°Ya se trate de tup¨¦s, fades, rayas marcadas a navaja o tatuajes dibujados con maquinilla, la cuesti¨®n es defender tu individualidad¡±.
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