Afganist¨¢n, el comienzo del fin
Quien iba a decir que ver¨ªamos a un alto representante norteamericano pactando afablemente con un cl¨¦rigo talib¨¢n
El pre¨¢mbulo al compromiso de paz en Afganist¨¢n delata la fragilidad inherente al mismo: ¡°Acuerdo¡ entre el Emirato Isl¨¢mico de Afganist¨¢n, que no es reconocido por Estados Unidos como un Estado y es conocido como el Talib¨¢n¡±. Circunloquio que as¨ª mismo denota en su recorrido la amarga derrota moral de la potencia americana. Qui¨¦n iba a decir que ver¨ªamos a un alto representante norteamericano pactando afablemente con un cl¨¦rigo talib¨¢n. O que uno de sus dirigentes, Sirajuddin Haqqani, publicar¨ªa una tribuna en The New York Times (Lo que nosotros, los talibanes, queremos) reivindicando una cosmovisi¨®n donde las mujeres est¨¢n sometidas a una lectura medieval del islam.
El pacto permitir¨¢ el regreso a casa de los soldados norteamericanos. Un respiro para una sociedad harta de su guerra m¨¢s larga, que ha pagado un alto precio por la ingenuidad de comprar en los a?os ochenta, al general golpista paquistan¨ª Zia ul- Haq, la m¨ªstica m¨ªtica de los invencibles muyahidines pastunes. Si en su momento estos derrotaron a la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue gracias los misiles antia¨¦reos Stinger. Igualmente, la victoria de los talibanes en esta guerra de desgaste no se explica tanto por sus atribuidos poderes, como por la protecci¨®n recibida desde Pakist¨¢n, el otro ganador de este acuerdo, que ha sabido maniobrar la doblez magistralmente: de un lado apoy¨® a Washington en la ¡°guerra contra el terror¡± ¡ªa cambio de sustanciosas ayudas¡ª, de otro a los talibanes afganos, lo que le permite gozar de una posici¨®n aventajada en el devenir pol¨ªtico afgano.
A partir de ahora se abren numerosos interrogantes. La verdadera paz tendr¨¢n que construirla los afganos entre ellos. Dif¨ªcil sin un gobierno de unidad que todav¨ªa est¨¢ por lograr. Pero el papel que jueguen los actores regionales ser¨¢ determinante. Se desconoce el grado de implicaci¨®n de la potencia americana. Depender¨¢ del impredecible Trump. Si las tropas norteamericanas se retiran en la fecha prevista, un mes antes de las elecciones presidenciales, lo presentar¨¢ como su gran triunfo en pol¨ªtica internacional. Una baza adicional en caso de que la econom¨ªa se resienta por la crisis del coronavirus. Pakist¨¢n buscar¨¢ reforzar la posici¨®n de los talibanes afganos, y someter al pa¨ªs a su tutela. La India, alineada con EE?UU en el apoyo al Gobierno electo, teme el regreso de grupos yihadistas que interfieran en su pol¨ªtica dom¨¦stica. Para China, el principal aliado de Pakist¨¢n, se abre un horizonte de oportunidades ligadas a la iniciativa del BRI. Pero Afganist¨¢n es un polvor¨ªn, y tendr¨¢ que encontrar un equilibrio entre su deseo de estabilidad y evitar que el extremismo se extienda a la regi¨®n musulmana de Xinjiang. Comienza una nueva era en la geopol¨ªtica de Asia Central. Se abren las apuestas en el Gran Juego por el coraz¨®n de Eurasia.
@evabor3
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