La gran disrupci¨®n
El coronavirus ha venido a recordar que el gran proceso de globalizaci¨®n no es solo el de la econom¨ªa sino el de las personas
Qui¨¦n nos iba a decir, despu¨¦s de tanto hablar de las catastr¨®ficas amenazas del cambio clim¨¢tico, de la automatizaci¨®n o del terrorismo internacional, que la gran disrupci¨®n llegar¨ªa de la mano de un bicho microsc¨®pico.
No ha habido desde la Segunda Guerra Mundial nada que genere tal sensaci¨®n de vulnerabilidad generalizada, primero en el continente euroasi¨¢tico y r¨¢pidamente avanzando hacia el resto del mundo. Vulnerabilidad en lo m¨¢s b¨¢sico, la salud, y en lo m¨¢s macro, la econom¨ªa ¡ªya hemos visto la reacci¨®n de las bolsas, el impacto en el turismo o la quiebra de las cadenas de producci¨®n¡ª y la gobernanza global.
Porque esta crisis del coronavirus se ha convertido en el m¨¢s claro ejemplo de las caracter¨ªsticas y de las carencias reales, no te¨®ricas, de nuestro sistema de gobernanza global. La flagrante constataci¨®n de que la respuesta a muchos de los desaf¨ªos globales pasa por soluciones que solo se pueden aplicar localmente. La instituci¨®n global por excelencia en este campo, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), ofrece consejos y pautas no vinculantes sobre c¨®mo los pa¨ªses deber¨ªan responder ante una emergencia. Tambi¨¦n intenta prevenir una sobrerreacci¨®n que genere da?os econ¨®micos innecesarios.
Pero como estamos viendo, cada uno aplica esos consejos como quiere. Ni siquiera dentro de la Uni¨®n Europea se plantea una respuesta coordinada. Triunfa el principio del ¡°s¨¢lvese quien pueda¡± en el control de la epidemia y vuelve a asomar la falta de solidaridad al plantear medidas para paliar los enormes da?os econ¨®micos. Y la reciente declaraci¨®n de pandemia por parte de la OMS no cambiar¨¢ sustancialmente las actitudes, pues en el fondo todo el mundo lleva avisado varias semanas.
Como en toda crisis, cabe esperar que aprendamos algunas lecciones que nos sirvan para estar mejor preparados para la siguiente: la necesidad de ser transparentes con la poblaci¨®n, tanto para ¡°educar¡± e informar como para evitar la extensi¨®n de desinformaci¨®n y del p¨¢nico (los memes parecen circular a¨²n m¨¢s deprisa que el virus); la necesidad de actuar lo antes posible: un reciente informe afirma que si China hubiera reaccionado tan solo una semana antes se habr¨ªa evitado el 66% de los contagios; la necesidad de preparar mejor los sistemas sanitarios para situaciones de emergencia.
Ojal¨¢ sirva tambi¨¦n para aprender a prevenir, gestionar y coordinar mejor crisis que afectan a todos, o sea, para reforzar un sistema de gobernanza global ahora insuficiente. El coronavirus ha venido a recordar que el gran proceso de globalizaci¨®n no es solo el de la econom¨ªa ¡ªahora en cierto repliegue¡ª sino el de las personas: las que viajan por trabajo, por placer, las que emigran o las que deben desplazarse por conflictos o desastres naturales. No ha dejado de aumentar en las ¨²ltimas d¨¦cadas y seguir¨¢ haci¨¦ndolo en el futuro.
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