Plan de alivio
El paquete espa?ol contra la crisis salva a pymes y aut¨®nomos, pero debe completarse
El conjunto de medidas contra el impacto econ¨®mico de la pandemia del coronavirus anunciado ayer por Pedro S¨¢nchez, en una destacada intervenci¨®n p¨²blica como presidente de Gobierno, es notable. Supone un sensible alivio para muchas empresas, sobre todo pymes y sectores muy afectados (turismo, hosteler¨ªa, transporte) por el par¨®n de la actividad. No se ver¨¢n abocadas al cierre s¨²bito por ruptura de su cadena de suministro, desplome de la clientela o falta de recursos humanos y financieros.
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Tan clave como la protecci¨®n del sistema productivo fue su solemne defensa de la unidad entre los distintos niveles administrativos en esta lucha y el compromiso de que ¡°todas las medidas¡± se seguir¨¢n adoptando ¡°en coordinaci¨®n¡± con las autonom¨ªas: es la receta sensata frente a un grave peligro. Porque o todos siguen remando en la misma direcci¨®n o todo ir¨¢ a peor. No hay por fortuna apenas datos de que la polarizaci¨®n pol¨ªtica se haya trasladado a su manejo sanitario y econ¨®mico por los distintos Gobiernos implicados, auton¨®micos y central. La ausencia de pol¨¦micas entre ellos as¨ª lo avala. Y en la esfera pol¨ªtico-partidista destaca la novedad de la disposici¨®n de la l¨ªder de Ciudadanos, In¨¦s Arrimadas, a facilitar el nuevo presupuesto sugerido por S¨¢nchez. Por el contrario, el l¨ªder del PP, Pablo Casado, lo calificaba, en trazo grueso, de ¡°oportunista¡± y, aunque convalidar¨¢ el decreto, se lanzaba a un duro ataque. Ser¨ªa deseable que en estos momentos, la pol¨ªtica, incluida la cr¨ªtica que convenga, enfatice el impulso de las soluciones sobre las divisiones.
Nadie debe buscar en el paquete econ¨®mico aprobado un programa definitivo y completo. Es un plan de choque, de alivio temporal, parcial y limitado. No un programa de est¨ªmulos generalizados para el relanzamiento de una econom¨ªa sumida en la incertidumbre. Lo asumi¨® el propio S¨¢nchez al reconocer que su objetivo se circunscribe a ¡°superar la tormenta con los menores estragos¡±, y que se trata solo de una primera bater¨ªa de medidas, a la que seguir¨¢n otras: para las familias, funcionarios, consumidores. L¨¢stima que el cap¨ªtulo de las familias afectadas, abrumadas por los temores sobre la salud, las dificultades laborales y la presi¨®n de los ni?os en el hogar por el creciente cierre de colegios, haya quedado aplazado por las urgencias.
El alivio, por un tama?o apreciable de 18.225 millones (el 1,5% del PIB), se concreta sobre todo en aumentar la liquidez, mediante aplazamientos de pago, anticipos a otras administraciones y apoyos crediticios. No significa un aumento directo del gasto p¨²blico m¨¢s que en peque?a medida (1.000 millones para intervenciones sanitarias prioritarias; 25 millones contra la pobreza infantil para suplir el cierre de comedores escolares). La partida m¨¢s determinante es la moratoria de impuestos a pymes y aut¨®nomos por 14.000 millones durante seis meses. Queda en cambio muy limitado el apoyo crediticio oficial (400 millones para una nueva l¨ªnea del ICO son m¨¢s bien simb¨®licos) y pendiente la consideraci¨®n espec¨ªfica de otros sectores (automoci¨®n, rehabilitaci¨®n de viviendas), sustanciales y tambi¨¦n muy afectados.
Probablemente el Gobierno espera, no sin razones, el despliegue del plan de actuaci¨®n anunciado ayer por el BCE. El aumento y mayores facilidades a la disposici¨®n de liquidez a bancos y empresas, por un lado, y los 120.000 millones en que incrementa hasta final de a?o la expansi¨®n cuantitativa (compra de bonos p¨²blicos y corporativos) deben ofrecer m¨¢s cauce para el riego a las empresas espa?olas. Este primer programa de Christine Lagarde no es la panacea. Pero se trata de dinero nuevo, tangible, bien orientado y regulado en detalle, de forma m¨¢s prometedora que el plan improvisado en Bruselas.
Que los mercados hagan o¨ªdos sordos a estas oportunidades, desalentados por la renuncia a una reducci¨®n adicional del tipo de inter¨¦s (lo que supone ganancias inmediatas para las grandes firmas), al considerarse inefectivo, no deber¨ªa ser motivo de desaliento, sino de incitaci¨®n a que las autoridades de Europa proh¨ªban las ventas en corto en las Bolsas. Porque en esta crisis pulula, como en todas, otro insidioso virus adicional, la inmoralidad de los especuladores sin escr¨²pulos.
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