Planes de choque
El da?o econ¨®mico del coronavirus destruye la confianza de los inversores
La propagaci¨®n del Covid-19 est¨¢ causando intensas convulsiones en los mercados burs¨¢tiles y provocando da?os considerables en la llamada econom¨ªa real. Las Bolsas mundiales se desplomaron ayer con ca¨ªdas entre el 6% y el 8%, las m¨¢s graves desde la crisis financiera de 2008, como reacci¨®n al temor de los inversores a que la pandemia se prolongue m¨¢s all¨¢ del primer trimestre. Wall Street tuvo que detener las cotizaciones durante unos quince minutos para frenar la ca¨ªda en picado de los valores, como en los peores tiempos de la Gran Recesi¨®n. La prima de riesgo espa?ola super¨® ayer los 120 puntos y la italiana rebas¨® los 230. Los efectos del coronavirus pueden causar da?os dif¨ªcilmente recuperables en el mercado tur¨ªstico, en el de transporte y en las industrias que dependen de suministros importados; pero, adem¨¢s, est¨¢ destruyendo parte del tejido empresarial en los pa¨ªses afectados. Para complicar todav¨ªa m¨¢s la debilidad de la econom¨ªa mundial, que puede desembocar en m¨²ltiples recesiones nacionales, la OPEP y Rusia se han enzarzado en una guerra de precios que ha deprimido el precio del barril hasta los 35 d¨®lares y pone un poco m¨¢s en riesgo la estabilidad de pa¨ªses como Libia, Venezuela y Nigeria.
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La guerra del crudo entre la OPEP y Rusia es una de las peores complicaciones que puede sufrir una econom¨ªa mundial en estado de alerta por histeria. El cartel propuso una rebaja sustancial de la producci¨®n para adecuar la oferta al descenso del consumo provocado por la pandemia. Rusia se neg¨®; el resultado l¨®gico ha sido el hundimiento del precio y una reducci¨®n importante de los precios en los pa¨ªses productores. Quiz¨¢ Arabia Saud¨ª, cabeza de la OPEP, y Rusia puedan soportarlo a corto plazo, pero no es el caso de otros productores. Al riesgo de que el virus acent¨²e la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa mundial hay que a?adir ahora el de un da?o asim¨¦trico que condene a una mayor pauperizaci¨®n a los ciudadanos de las ¨¢reas en desarrollo.
Los mercados y las empresas esperan una reacci¨®n proporcional a la magnitud de la amenaza de parte de las instituciones mundiales y de los responsables de las ¨¢reas econ¨®micas nacionales. Una crisis global, aunque probablemente temporal, debe tener una respuesta global. El FMI ha anunciado un plan de emergencia (45.000 millones para prestar a los pa¨ªses afectados) y Bruselas proclama su disposici¨®n a flexibilizar las condiciones de estabilidad. Bien est¨¢, siempre y cuando no vuelvan a imponer las r¨ªgidas reglas de austeridad cuando pase el episodio v¨ªrico. Pero sobre este marco general resultar¨ªa oportuno que Europa a?adiera otro tipo de compensaciones financieras m¨¢s directas a los Estados; y, a su vez, los Gobiernos preparen planes de choque espec¨ªficos para compensar los da?os catastr¨®ficos en cada pa¨ªs.
Hay que responder con prontitud a dos cuestiones para recuperar la confianza: c¨®mo se va a atajar el cierre de empresas y qu¨¦ ayudas recibir¨¢n los trabajadores que pierdan su empleo. Es de suponer que en el Consejo de Ministros de hoy el Gobierno de coalici¨®n responda a estas cuestiones con precisi¨®n y que el Eurogrupo, que se reunir¨¢ pronto, haga lo propio con las medidas europeas de choque. Con rapidez.
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