Acertar con el virus
Gracias a las pr¨¢cticas nacionales tan dispares ante la Covid-19, podremos ver, en un plazo de tiempo relativamente corto, qu¨¦ medidas funcionan mejor
No ha habido crisis en la historia de la humanidad donde la ciencia haya desempe?ado un papel m¨¢s decisivo. Pero, en lugar de tener un consenso global sobre c¨®mo actuar, pocas veces hemos visto respuestas nacionales tan diversas. En un extremo, las medidas draconianas de China, encarnaci¨®n del intervencionismo estatal m¨¢s tradicional con la tecnolog¨ªa m¨¢s moderna. En el otro, la confianza del Reino Unido en la ¡°inmunidad colectiva¡±, paradigma del liberalismo: el Estado no puede garantizar la contenci¨®n de la epidemia y hay que confiar en que la sociedad, a trav¨¦s de un contagio limitado, se autoinmunice. Y entre estos dos polos nos situamos los dem¨¢s, en un abanico de opciones que incluyen el dr¨¢stico confinamiento italiano o espa?ol y la laxa contemporizaci¨®n sueca o finlandesa.
Todas estas f¨®rmulas contra el coronavirus tienen base cient¨ªfica. Es curioso ver c¨®mo los epidemi¨®logos responsables en cada pa¨ªs recurren al mismo gr¨¢fico, y a la misma idea de?que el objetivo es aplanar la curva y evitar el colapso de los servicios sanitarios, para justificar medidas opuestas. Por ejemplo, cerrar todos los colegios o mantenerlos abiertos. Hay estudios serios se?alando la conveniencia de clausurar los centros educativos de forma preventiva para acortar las epidemias, y otros indicando que, por el contrario, los costes superan a los beneficios.
Y es que, por mucho que confiemos en la ciencia, esta no puede ofrecernos certidumbres en escenarios con tantos factores desconocidos que interact¨²an a la vez. Los recursos sanitarios, del personal que puede trabajar en cada momento a la disponibilidad de camas de UCI y respiradores, el comportamiento de la poblaci¨®n, alternando gestos altruistas y actitudes ego¨ªstas, la evoluci¨®n siempre misteriosa de un virus nuevo¡ todas estas variables bailan sin cesar. Con lo que es extremadamente dif¨ªcil dar con la tecla adecuada en cada instante.
Lo normal es errar. Los ciudadanos debemos interiorizar que nuestras autoridades, guiadas por la mejor de las intenciones y con los mejores datos cient¨ªficos a su alcance, se han equivocado y se equivocar¨¢n. As¨ª avanza el conocimiento cient¨ªfico, con ensayo y error. Pero hay luz al final del t¨²nel: gracias a las pr¨¢cticas nacionales tan dispares, podremos ver, en un plazo de tiempo relativamente corto, qu¨¦ medidas funcionan mejor. Los errores nos llevar¨¢n al acierto. @VictorLapuente
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