China se adelanta
El pa¨ªs ha demostrado su capacidad para enfrentarse a uno de los nuevos y m¨¢s dif¨ªciles retos sanitarios del mundo global
Ya est¨¢n cayendo las curvas de morbilidad (tasa de contagio) y de mortalidad (tasa de defunciones) por el coronavirus en China. La sanidad p¨²blica del gigante asi¨¢tico, especialmente sus magn¨ªficos y sacrificados profesionales, ha conseguido doblar el brazo a la pandemia y ha permitido as¨ª que empiece lentamente el regreso a la normalidad. A ello han contribuido tambi¨¦n sus disciplinados ciudadanos y, no hay que ocultarlo, las facilidades, en nada envidiables ni imitables, que proporcionan los sistemas autoritarios. Las profec¨ªas apocal¨ªpticas sobre la fragilidad del sistema pol¨ªtico e incluso sobre la debilidad del liderazgo de Xi Jinping han quedado desmentidas. El Gobierno chino ha cometido numerosos fallos, entre otros la lentitud de reacci¨®n y la inicial pasividad de las autoridades locales, defectos propios de sistemas de partido ¨²nico y sin transparencia informativa. Pero, al final, la estrategia elegida, confinando a 40 millones de personas de la provincia de Hubei, se ha demostrado acertada e incluso ejemplar, hasta el punto de que ha sido el camino elegido primero por Italia y ahora por nuestro pa¨ªs. Espa?a ha firmado ya un acuerdo con las autoridades chinas para recibir ayuda m¨¦dica urgente para combatir el coronavirus.
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China cuenta con una sociedad moderna y madura, que ha demostrado su capacidad para enfrentarse por primera vez a uno de los nuevos y m¨¢s dif¨ªciles retos sanitarios del mundo global. Su victoria sobre la enfermedad, de la que sin duda har¨¢ un uso propagand¨ªstico, se produce en un momento de inhibici¨®n de Estados Unidos a prop¨®sito de su responsabilidad en la marcha del mundo. Unida a la debilidad y a la fragmentaci¨®n de Europa, as¨ª como al aprovechamiento oportunista de potencias energ¨¦ticas como Rusia o Arabia Saud¨ª, China est¨¢ jugando el papel de socio global responsable que anta?o se le ped¨ªa precisamente a Washington. Incluso el m¨¢s responsable, si atendemos al tama?o de su econom¨ªa, su demograf¨ªa y su posici¨®n estrat¨¦gica, central a la hora de enfrentar una crisis como la actual.
La crisis epidemiol¨®gica china ha roto la cadena de producci¨®n y de suministros globales. Una de sus ense?anzas es que no es una estrategia acertada la concentraci¨®n en un solo pa¨ªs del grueso de la manufactura tecnol¨®gica mundial. Tampoco tiene sentido proyectar sobre China los defectos de la estructura productiva mundial, y menos todav¨ªa corregirlos con fronteras comerciales y reg¨ªmenes de represalias y sanciones, tal como propugna Donald Trump. Aunque la pandemia obligue al moment¨¢neo confinamiento de poblaciones y al levantamiento de fronteras y controles sanitarios, no se saldr¨¢ de esta crisis con reflejos nacionalistas y proteccionistas, sino con nuevas formas de cooperaci¨®n y multilateralismo.
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