Fan¨¢ticos a coro

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha acusado al Gobierno de hacer pol¨ªtica con el coronavirus sin adoptar medidas eficaces para contenerlo. Por otra parte, la exconsejera Clara Ponsat¨ª, huida de la justicia, ironiz¨® ofensivamente con el elevado n¨²mero de fallecidos en Madrid, mientras que su antiguo jefe, Carles Puigdemont, la jaleaba antes de advertir el lado siniestro de la agudeza.

Este aquelarre de mal gusto provocar¨ªa verg¨¹enza ajena si no fuese porque sus protagonistas dirigen un partido que gobierna Catalu?a, y porque en sus manos se encuentran instrumentos fundamentales para prevenir la progresi¨®n de la pandemia entre m¨¢s de siete millones de ciudadanos. A juzgar por las confusas explicaciones del president Torra, el mayor problema sanitario que plantear¨ªa el confinamiento decretado por el Gobierno central es que no lo ha decidido la Generalitat. Solo as¨ª puede entenderse su enrevesada denuncia de que el presidente S¨¢nchez y su Ejecutivo politizan el virus por adoptar decisiones para combatirlo. Seg¨²n Torra, la medida t¨¦cnica m¨¢s urgente para evitar la progresi¨®n de la pandemia no era decretar que los ciudadanos de toda Espa?a, incluida Catalu?a, permanecieran en sus casas, sino establecer controles en los accesos a Catalu?a.

Se sab¨ªa que situaciones tan graves como la que atraviesa no solo Espa?a, sino tambi¨¦n el resto del mundo, pon¨ªan a prueba los Gobiernos. Ahora se sabe, adem¨¢s, que revelan la verdadera naturaleza de algunos programas pol¨ªticos, por no hablar de la estatura moral de algunos l¨ªderes. El independentismo hab¨ªa reclamado hasta ahora el monopolio del respeto, y lo que ha demostrado en esta crisis es una irrefrenable disposici¨®n a ofender. Hab¨ªa ensalzado, adem¨¢s, el valor liberador de las sonrisas, y lo que ha revelado es su falta de escr¨²pulos para re¨ªrse a destiempo. El coro de voces destempladas que se ha levantado desde el independentismo con ocasi¨®n de la crisis del coronavirus no los ha identificado como los dem¨®cratas europe¨ªstas que dicen ser, sino, a fin de cuentas, como los ultranacionalistas fan¨¢ticos que son.