El hervido
Cuando todo esto pase y nos tiremos a la calle a recuperar nuestras vidas, extra?ar¨¦ estos d¨ªas. Yo lo s¨¦. Oso decir que muchos lo sabemos
Ayer puse de primero un hervido. Patatas, jud¨ªas verdes, zanahoria, aceite y sal al gusto, y punto. Era lo que pon¨ªa mi madre para salir del apuro cuando estaba aburridita de devanarse los sesos guisando para cuatro hijos y marido ma?ana, tarde y noche. Para m¨ª, sin embargo, ese hervido fue un hito. Tuve que mirar en Google el tiempo de cocci¨®n de las papas porque jam¨¢s hab¨ªa hecho uno. ?Hervido con la nevera llena? Qu¨¦ aburrimiento. Pero ayer, lo juro, lo puse por puro gusto. Por sentirme madre de la ¨²nica forma que intuyo: evocando a la m¨ªa, quien, ya no s¨¦ si por suerte o por desgracia, no ha vivido para ver esta pesadilla.
Estos d¨ªas, como tantas, he pasado de madre ausente a omnipresente a la fuerza. De no vernos el pelo m¨¢s que para comprobar que estamos vivas, a despertarme con mis hijas con todo el d¨ªa por delante para estar juntas y en casa. Nunca fuimos muy caseras. Si hubiera habido un terremoto, no se nos hubiera ca¨ªdo el techo encima. Pero ahora el sismo est¨¢ fuera y el nido lleno es a la vez c¨¢rcel y refugio. Sobreviviremos, claro. De momento, soy el blanco de sus dardos, el mono de sus ferias, la culpable de sus males y la expulsada de sus fiestas. Pero tambi¨¦n la privilegiada invitada al fascinante espect¨¢culo de ver vivir a esas personas que no son tuyas, pero a las que diste la vida. De sentir con ellas sus alegr¨ªas, sus miedos, sus anhelos, sus angustias y las m¨ªas, aunque sean que no nos ha quedado bien el pelo para conectarnos por Skype con los colegas. De pasar de las risas a los morros en medio minuto. De comernos con patatas las ganas de achucharnos justo ahora que no podemos. De sentir, en fin, que el cord¨®n, lejos de romperse, se engrosa. Cuando todo esto pase y nos tiremos a la calle a recuperar nuestras vidas, extra?ar¨¦ estos d¨ªas. Yo lo s¨¦. Oso decir que muchos lo sabemos. As¨ª que disfrut¨¦moslos en lo que valen a la vez que los sufrimos. El hervido nos supo a gloria, gracias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.