Coronacionalismo
En nuestra fase de epidemia en Espa?a, cerrar las fronteras de Catalu?a ser¨ªa completamente in¨²til
El empe?o denodado de los nacionalismos por compatibilizar la crisis pand¨¦mica con sus fantas¨ªas identitarias empieza a resultar pat¨¦tico incluso para quienes no militamos en el campo contrario de lo jacobino. Espa?a no nos deja cerrar las fronteras de Catalu?a, Espa?a nos roba las mascarillas, secuestra los respiradores en las aduanas, aplica un art¨ªculo 155 camuflado con agravantes de nocturnidad, alevos¨ªa y coronaviralidad. A muchos ciudadanos nos da verg¨¹enza y hasta risa tener que soportar ese provincianismo tenaz e impermeable a la realidad del mundo. Pero debe haber, por lo que parece, mucha gente que se traga todo ese cat¨¢logo de espejismos, puesto que los pol¨ªticos m¨¢s oportunistas se siguen beneficiando de su propagaci¨®n. Qu¨¦ complicados somos los humanos. Qu¨¦ formas tan gratuitas e in¨²tiles tenemos de amargarnos la vida unos a otros. Qu¨¦ pesadez.
El coronacionalismo de cerrar fronteras y marcar identidades recibe hoy un porrazo que le va a resultar muy dif¨ªcil de esquivar. Cerrar las fronteras de Catalu?a, o de cualquier otro humilde trocito de Europa, ser¨ªa rigurosamente in¨²til en la situaci¨®n actual, como demuestran en Science cient¨ªficos de Oxford, Harvard, el hospital infantil de Boston, San Francisco de Quito, Southampton, Seattle, la Sorbona, Tur¨ªn, Pek¨ªn y Londres. Lo siento, amigos nacionalistas, pero la ciencia es un empe?o internacional, y no se aviene a vuestros mitos fundacionales. El mundo es el que es, no el que vosotros querr¨ªais que fuera.
Los n¨²meros, como siempre en esta crisis, provienen de la experiencia china. Los cient¨ªficos han utilizado los datos de movilidad en tiempo real en Wuhan, la ciudad de 11 millones de habitantes donde se origin¨® la pandemia, y tambi¨¦n los detallados registros de viaje que se compilaron durante los d¨ªas oscuros. En los primeros tiempos de la expansi¨®n del virus, la movilidad de la gente que sal¨ªa de Wuhan fue el principal factor de transmisi¨®n a otras regiones de China. Pero poco despu¨¦s eso dej¨® de importar, y el gran problema empezaron a ser los contagios locales, los que ocurr¨ªan en las zonas ya afectadas.
En nuestra fase de epidemia en Espa?a, cerrar las fronteras de Catalu?a ser¨ªa completamente in¨²til. Lo ¨²nico que funciona es confinar a toda la gente posible en sus casas, porque la inmensa mayor¨ªa del contagio lleva semanas siendo local. Si alg¨²n nacionalismo pudiera luchar contra eso, tendr¨ªa que ser un nacionalismo de barrio, de calle, de comunidad de vecinos. La fantas¨ªa identitaria no es m¨¢s que una sublimaci¨®n del ego¨ªsmo, y no podemos permit¨ªrnosla en un momento en que necesitamos desesperadamente una coordinaci¨®n internacional, solidaria y desinteresada. Una superaci¨®n del mito nacional, una conversi¨®n al pensamiento racional.
Las cr¨ªticas a la acci¨®n del Gobierno son necesarias y saludables, pero solo si provienen de la raz¨®n y la lucidez, porque para sembrar la destrucci¨®n y el caos ya tenemos bastante con el coronavirus. Los responsables pol¨ªticos deber¨ªan ser muy cuidadosos con lo que dicen durante estas semanas interminables. La miop¨ªa provinciana les va a salir muy cara cuando acabe esto.
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