Cumplea?os

Hoy cumplo 65 a?os. Tal d¨ªa como hoy hace 65 a?os, en la monta?a de Le¨®n, en medio de una gran nevada, mi madre me trajo al mundo en la casa de la escuela de un lugar cuyas ruinas hoy yacen bajo un embalse bajo el que desaparecieron tambi¨¦n siglos de historia. Mi t¨ªa Solange, que viaj¨® d¨ªas antes hasta all¨ª para recoger a mis dos hermanos mayores, recuerda a¨²n que a duras penas pudieron salir del pueblo, que permaneci¨® aislado unos cuantos d¨ªas, ¡°pero entonces la gente no se alarmaba tanto por estas cosas como hoy en d¨ªa¡±.

En 65 a?os ¡ªuna fecha que significa el final de la vida activa para mucha gente, no para m¨ª, por fortuna: para escribir no se necesita sino voluntad de hacerlo, diga lo que diga la Seguridad Social¡ª he visto pasar de todo, bueno y malo, como cualquier persona de mi edad. Por fortuna tambi¨¦n, dado mi nacimiento en Europa y en una ¨¦poca carente de conflictos b¨¦licos (hablo de Espa?a y de los pa¨ªses de su entorno), lo bueno ha abundado m¨¢s que lo malo, factor al que ha contribuido la suerte propia, pero tambi¨¦n la del pa¨ªs en el que vivo, que, con todos los problemas que acumula, algunos fruto de su historia y otros sobrevenidos al paso de esta, tampoco puede quejarse mucho de la suya, sobre todo si se compara con otros pa¨ªses, no necesariamente del Tercer Mundo, ese inmenso territorio que ocupa el 80% del planeta. Sin llegar a la propaganda que hac¨ªa el franquismo cuando dec¨ªa que Espa?a era un pa¨ªs elegido por Dios, debemos convenir que s¨ª es un buen lugar para vivir y que la mejor ¨¦poca para hacerlo es la que a m¨ª me ha correspondido, salvedad hecha de mis primeros 20 a?os, que viv¨ª en una dictadura, la mitad del tiempo sin saberlo. Decir que soy un afortunado no es, pues, presumir de nada, sino reconocer que he tenido suerte en la vida, lo que no significa que no haya tenido tambi¨¦n problemas.

Los 65 a?os me llegan, no obstante, en el momento m¨¢s cr¨ªtico que he conocido, y, como yo, todos los europeos que nacimos pasada la mitad del siglo XX. Desde hace 15 d¨ªas, los espa?oles vivimos sometidos a un encierro obligatorio mientras vemos c¨®mo las cifras de muertos a causa de una pandemia que comenz¨® en China en diciembre aumentan de d¨ªa en d¨ªa sin que se atisbe el final de una pesadilla que, si nos la cuentan dos meses atr¨¢s, pensar¨ªamos que era la sinopsis de una pel¨ªcula de terror. Pero es real. Cada d¨ªa las cifras de contagiados y muertos por el coronavirus aumentan no s¨®lo aqu¨ª, sino en el mundo entero, y paralelamente a la crisis sanitaria se suma otra econ¨®mica cuyas consecuencias nadie puede prever a¨²n. Cuando salgamos de esta, el mundo habr¨¢ cambiado para siempre y eso a m¨ª me llega a una edad en la que imaginaba una paz a mi alrededor que se evapor¨® de pronto y que nadie sabe si va a volver y c¨®mo. Por eso he de celebrar el cumplea?os m¨¢s que nunca. Por eso y por la suerte que tengo de poder hacerlo cuando muchas personas no podr¨¢n ya, para su desgracia. Si para algo ha de servirnos esta cat¨¢strofe sanitaria es para recordarnos la fragilidad de todo, algo que se nos olvida en cuanto se suceden unos a?os de paz y de bienestar.