La perspectiva del g¨¦nero ante la covid-19
Las excusas para no tener en cuenta el g¨¦nero en emergencias sanitarias han entorpecido las respuestas durante demasiado tiempo. Esta vez debe ser diferente.
Cuando hay una pandemia, los l¨ªderes del mundo y los servicios de emergencias sanitarias deben adaptarse r¨¢pidamente a la amenaza en ciernes. A menudo, el ¨²ltimo factor que consideran ¡ªsi es que en alg¨²n momento llega a formar parte de sus listas¡ª es el g¨¦nero.
Como defensoras de los derechos y la salud de las ni?as y mujeres, escuchamos las mismas excusas una y otra vez: "En este momento, el g¨¦nero no es una prioridad", dicen los l¨ªderes. "Tal vez, cuando se calmen las aguas", afirman. "No es el momento", insisten. Si la intenci¨®n es encontrar las respuestas m¨¢s eficaces contra?la covid-19 ¡ªo cualquier emergencia de salud¡ª esto debe cambiar.
Las ni?as y mujeres sufren los brotes de forma diferente que los ni?os y los hombres. Una mirada de g¨¦nero resalta los riesgos y vulnerabilidades espec¨ªficos que enfrentan ellas debido a desigualdades y roles de g¨¦nero tradicionales profundamente arraigados. Y los hechos que esa perspectiva revela pueden salvar vidas y garantizar que nadie sea dejado de lado en nuestras respuestas ante las emergencias.
Para replantear nuestra respuesta ante la pandemia a partir del g¨¦nero, primero tenemos que proteger y apoyar a los especialistas en salud en el mundo, el 70% de los cuales son mujeres. Es fundamental que reciban capacitaci¨®n, equipamiento y cuenten con recursos, lo que implica cubrir la escasez mundial de elementos de protecci¨®n, como m¨¢scaras y guantes, para que tanto ellos como los pacientes est¨¦n adecuadamente protegidos.
Tambi¨¦n implica atacar la brecha de g¨¦nero del 28% en la remuneraci¨®n en los profesionales de la salud en el mundo y asegurar entornos laborales decentes y seguros, con equipamiento de protecci¨®n adecuado. Esto evitar¨¢ las interrupciones en la provisi¨®n de servicios, porque los propios profesionales de la salud no se enfermar¨¢n, y fomentar¨¢ la retenci¨®n mientras trabajan d¨ªa y noche para combatir la covid-19. Adem¨¢s, debemos desmantelar el sistema discriminatorio que excluye a las mujeres profesionales de la salud de los organismos donde se toman las decisiones que inician los protocolos de emergencia para salvar vidas en entornos atenci¨®n sanitaria.
De igual modo, ser¨¢ imposible proporcionar evidencia confiable sobre esta nueva enfermedad para los profesionales de la salud, los responsables de las pol¨ªticas y los medios sin invertir en la obtenci¨®n de datos desagregados por g¨¦nero y edad en todas las tareas de vigilancia y control. Las emergencias sanitarias como la epidemia del ¨¦bola en 2014-16 y el brote del c¨®lera en 2012 en Sierra Leona muestran que la ausencia de datos desagregados por g¨¦nero dificulta fuertemente la toma de decisiones inteligentes, las respuestas firmes y la r¨¢pida recuperaci¨®n. Aunque esas emergencias sanitarias pueden habernos presentado desaf¨ªos distintos de los de la covid-19, la necesidad de soluciones basadas en la evidencia respaldadas por informaci¨®n de calidad sigue siendo la misma.
Tambi¨¦n debemos preguntar por la forma en que los roles de g¨¦nero tradicionales moldean la manera en que la gente con diversas identidades de g¨¦nero y procedencias la experimenta. Esto implica ir m¨¢s all¨¢ de los datos iniciales de China, que sugieren que las infecciones por coronavirus son ligeramente mayores entre los hombres que entre las mujeres. Tambi¨¦n implica que tenemos que evaluar qu¨¦ lleva a que las ni?as y mujeres, los ni?os y hombres, y las personas no binarias resulten vulnerables en primer lugar.
Por ejemplo, las emergencias de salud anteriores demuestran que el papel tradicional de las mujeres en la atenci¨®n de los familiares enfermos suele aumentar su exposici¨®n a las enfermedades infecciosas a trav¨¦s del contacto con otras personas. Esto ocurri¨® durante el brote del ¨¦bola en 2014-16, la epidemia de SARS en 2002-03 y la lucha de la India contra el virus Nipah en Kerala en 2018. En todos esos casos, gran cantidad de ni?as y mujeres que atendieron a enfermos resultaron infectadas. Saber esto permite que quienes cuidan a los infectados hoy comprendan la importancia de reforzar las medidas preventivas en sus hogares, como se indica en la gu¨ªa de prevenci¨®n de la OMS para la covid-19, e informar los casos cuando aparecen los s¨ªntomas.
Tenemos que proteger y apoyar a los especialistas en salud en el mundo, el 70% de los cuales son mujeres
Mientras reforzamos nuestra respuesta m¨¦dica y epidemiol¨®gica, tambi¨¦n debemos asegurarnos de que no se interrumpan los servicios b¨¢sicos de salud materna, sexual y reproductiva. El brote del ¨¦bola en ?frica Oriental demostr¨® que las actividades para limitar la enfermedad pueden desviar al personal y los recursos de otros servicios que necesitan las mujeres. Esto puede tener consecuencias desastrosas: la mortalidad materna en la regi¨®n aument¨® el 75% durante la epidemia y la cantidad de mujeres que daban a luz en hospitales y cl¨ªnicas cay¨® el 30%.
La necesidad de asistentes expertos para los partos, protecci¨®n contra la violencia de g¨¦nero, anticonceptivos y abortos seguros suele aumentar durante los brotes. La pandemia de hoy no difiere en este sentido. Se informaron aumentos de la violencia dom¨¦stica en Wuhan (China), durante el confinamiento de dos meses en esa ciudad. Y la gente sigue teniendo relaciones sexuales, transita la pubertad, menstr¨²a, se embaraza y pare durante las emergencias de salud p¨²blica, por lo que cubrir esas necesidades debe seguir siendo una prioridad.
Eso requiere que las mujeres asciendan a roles de liderazgo. Ellas son expertas proveedoras de servicios, epidemi¨®logas, cuidadoras de enfermos, l¨ªderes comunitarias y m¨¢s. Sobre todo, son las mayores expertas respecto de sus propias vidas y deben participar equitativamente en todos los esfuerzos de preparaci¨®n y respuesta. Esto implica garantizar su participaci¨®n en todos los grupos de expertos locales, nacionales, regionales y mundiales sobre la covid-19. Las mujeres deben participar en los consejos comunitarios locales y los organismos legislativos donde se toman decisiones importantes. Internacionalmente, los desequilibrios de g¨¦nero en el liderazgo sanitario mundial, donde los hombres ocupan el 72% de los cargos m¨¢s importantes, se debe solucionar con urgencia.
Con recursos suficientes, podemos evitar los errores del pasado y dise?ar respuestas con una perspectiva de g¨¦nero desde el primer momento. Si bien los 15 millones de d¨®lares y los 14.000 millones de d¨®lares de ayuda para emergencias, comprometidos respectivamente por las Naciones Unidas y el Banco Mundial, son un gran comienzo, debemos hacer inversiones adicionales para implementar las pol¨ªticas que requiere una estrategia eficaz contra la covid-19. Las excusas para no tener en cuenta el g¨¦nero durante las emergencias sanitarias han entorpecido las respuestas que m¨¢s necesitamos durante demasiado tiempo. Para que todos estemos protegidos, esta vez debe ser diferente.
Susan Papp es directora gerente de Pol¨ªtica y Defensa en Women Deliver. Marcy Hersh es gerente s¨¦nior de Defensa Humanitaria en la misma organizaci¨®n. Copyright: Project Syndicate, 2020. Traducci¨®n por Ant-Translation.
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