?Qui¨¦n cuida a las madres que m¨¢s ven morir a sus hijos?

La soci¨®loga Jenny Trinitapoli realiza desde 2009 en Malawi una investigaci¨®n de campo gracias a las jud¨ªas blancas. A trav¨¦s de ellas, consigue que la comunidad local se exprese sobre temas que para ellos son tab¨². Trinitapoli les interroga sobre la posibilidad que ellos creen que existe de que ocurran determinadas cosas: que enfermen de malaria, que puedan ahorrar ese mes o que en su vecindario muera un ni?o. 10 jud¨ªas es s¨ª rotundo, y ninguna es que les parece imposible. En 2010 preguntaron a 1.500 mujeres: "?Cu¨¢ntas probabilidades hay de que un beb¨¦ que ha nacido en tu comunidad este mes fallezca antes de cumplir un a?o?". De media, introdujeron dos alubias.

"Su previsi¨®n es superior a la tasa real de mortalidad infantil en Malawi en estos momentos que es de 60 fallecimientos por cada mil nacimientos. Las percepciones de las madres provienen de sus propias experiencias y de lo que observan a su alrededor, no de las estad¨ªsticas oficiales", explica la soci¨®loga de la Universidad de Chicago. Por eso, junto con su compa?era Emily Smith-Greenaway, de la Universidad de California, decidi¨® darle la vuelta a los n¨²meros y dise?ar un nuevo indicador: qu¨¦ porcentaje de madres de las que viven ahora mismo en ?frica subsahariana han perdido a un ni?o. El resultado es escalofriante. Entre una cuarta parte y la mitad de las progenitoras han sufrido la muerte de al menos un hijo. "Quer¨ªamos mostrar que estas tasas de mortalidad condicionan la forma de afrontar la maternidad de las mujeres", afirma Smith-Greenaway.

Con estos datos en las manos, las autoras aseguran que el duelo debe abordarse desde un punto de vista educativo y de salud. Tambi¨¦n indican que el n¨²mero de madres que han vivido esta experiencia es un indicador m¨¢s de desigualdad. Las expertas se?alan que el fallecimiento de un hijo en un pa¨ªs rico tiene un trato totalmente diferente que si se produce en un contexto pobre, ya que hay numerosos estudios sobre c¨®mo abordar la situaci¨®n en un caso, pero muy poca informaci¨®n sobre c¨®mo lo viven las madres africanas. "El duelo debe priorizarse y abordarse desde la edad escolar, adem¨¢s de formar parte de la agenda pol¨ªtica como una verdadera amenaza para la salud p¨²blica en el continente", se?alan.

Willibald Zeck, consultor jefe de Salud para Unicef, est¨¢ de acuerdo en que el trauma de las madres normalmente es ignorado. "En muchos pa¨ªses de bajos y medios ingresos, las muertes fetales son muy comunes. Muchas mujeres en esos pa¨ªses experimentan varias a lo largo de su vida, pero no hablar¨¢n de ello. Estos casos no aparecen en ning¨²n registro ya que muchos suceden en el hogar", apunta.

Las expertas se?alan que el fallecimiento de un hijo en un pa¨ªs rico tiene un trato totalmente diferente que si se produce en un contexto pobre. Apenas hay informaci¨®n sobre c¨®mo lo viven las madres africanas

Las estad¨ªsticas oficiales de mortalidad infantil normalmente suelen dividirse en tres categor¨ªas diferentes: los beb¨¦s que no han llegado al a?o, los que alcanzan los cinco, y a partir de esta edad. Estas investigadoras han cruzado todos estos recuentos para obtener el dato de las madres que han experimentado la muerte de un hijo de cualquier edad. Las cient¨ªficas se han centrado en 20 pa¨ªses de ?frica subsahariana. Han utilizado encuestas demogr¨¢ficas y de salud entre 1986 y 2017 para una muestra de 747.984 progenitoras. La dificultad de conseguir datos precisos a lo largo de toda la serie y la enorme diferencia de condiciones que hay de una regi¨®n a otra hace que sea imposible aportar un arco m¨¢s preciso. "Ser¨ªa muy dif¨ªcil traducir los porcentajes a n¨²mero absolutos", advierte Smith-Greenaway, "pero si tenemos en cuenta que la amplia mayor¨ªa de las africanas tiene descendencia, se podr¨ªa afirmar que hablamos literalmente de millones de mujeres".

Han estudiado a las madres dependiendo de su edad, para poder analizar la evoluci¨®n. El porcentaje de mortalidad infantil experimentado por las mayores, el grupo de 45 a 49 a?os, es mucho m¨¢s elevado que entre las j¨®venes. En esta franja de edad, m¨¢s del 50% han visto fallecer a alguno de sus hijos. En los 90, cuando los niveles de mortalidad infantil eran todav¨ªa m¨¢s altos, este porcentaje se elevaba hasta el 75% en pa¨ªses como Mali, N¨ªger o Burkina Faso.

Con este nuevo punto de vista, las autoras del estudio publicado en la revista especializada PNAS esperan tambi¨¦n que las medidas para garantizar la supervivencia se extiendan m¨¢s all¨¢ de la primera infancia. Los adolescentes han sido tradicionalmente los grandes olvidados de las estrategias globales sociales y de salud. "Para nuestro trabajo nos basamos en dos afirmaciones sobre las que no hay duda: todo padre quiere que su hijo sobreviva y hasta ahora no dispon¨ªamos de un indicador que muestre la desigualdad cuando hablamos de la p¨¦rdida de hijos", explica Smith-Greenaway.

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