Anticuerpos

Europa est¨¢ resultando un poco antieuropea, lo que viene a ser como si El Corte Ingl¨¦s, la Renault, Nissan, Mercadona, Alcampo o el BBVA se detestaran a s¨ª mismos o a s¨ª mismas, qu¨¦ l¨¢stima. Bueno, hay matrimonios que se rompen en la noche de bodas y escritores cuya ¨²ltima voluntad es que se haga una pira con sus obras completas. Hay poetas que se pegan un tiro frente al espejo, como para matarse dos veces, y organismos que sufren reacciones al¨¦rgicas ante su propio semen, todo ello por no hablar de las guerras civiles en las que vecinos y hermanos se fusilan mutuamente al paso alegre de la paz, etc¨¦tera. Tambi¨¦n hay familias desfamiliarizadas e individuos desindividuados. Muchos adoramos las grasas industriales, que nos producen colesterol, y rechazamos las verduras frescas, que nos lo quitan.

Que Europa no se ame a s¨ª misma quiz¨¢ sea un reflejo del resto de las contradicciones que aquejan a los seres humanos y a las instituciones por ellos levantadas. Aqu¨ª, los analistas m¨¢s conspicuos se han referido siempre a Europa como si, lejos de formar parte de ella, fu¨¦ramos una de sus colonias: Europa ordena esto, Europa manda lo otro, Europa decreta lo de m¨¢s all¨¢, que es como si yo hablara de mi h¨ªgado como si se encontrara en Indonesia. Somos te¨®ricamente Europa, pero emocionalmente la describimos como a la madrastra de los cuentos, sobre todo despu¨¦s de asistir al modo en que se ensa?¨® con Grecia cuando lo de entonces. Lo peor es que lo hizo por su bien, que es la excusa de los profesores partidarios del castigo f¨ªsico. Soy europe¨ªsta hasta el tu¨¦tano, pero no s¨¦ si tiene sentido ser m¨¢s papista que el Papa.

A lo que ¨ªbamos es que Europa deber¨ªa liberar eurobonos como el sistema inmune segrega anticuerpos.