Liderazgo global

Hace tiempo que las crisis m¨¢s lacerantes han dejado de ser locales. Es dif¨ªcil que los historiadores encuentren en el futuro un ejemplo m¨¢s representativo de crisis global que la pandemia del coronavirus. Frente a ella, los esfuerzos realizados hasta ahora para paliar sus efectos en la salud y en la econom¨ªa de las personas carecen de una gobernanza y un liderazgo com¨²n. Es en momentos como estos en los que se subraya m¨¢s la anemia de instituciones como la ONU o de las distintas formaciones G que se han ido creando (el G5, G7, G8 o G20) a lo largo del tiempo. Un virus ha noqueado al planeta y lo est¨¢ dejando al borde de la peor crisis desde la Gran Depresi¨®n. Su gesti¨®n, la neutralizaci¨®n de sus efectos m¨¢s nocivos sobre el bienestar de la humanidad, no podr¨¢ abordarse sin una coordinaci¨®n igualmente global.

Este es el mensaje fundamental del manifiesto, en forma de carta abierta a los Gobiernos que conforman el G20, suscrito por m¨¢s de 200 personalidades que gozan de influencia intelectual o han mantenido responsabilidades de gobierno y en diversas instituciones supranacionales (entre ellas, dos expresidentes de Espa?a, Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero). Aciertan los firmantes en destacar que la resoluci¨®n sanitaria de la pandemia es la condici¨®n necesaria para gestionar la brutal emergencia econ¨®mica. Nunca como ahora ha sido tan expl¨ªcita la urgencia de un liderazgo global.

Ese fue el papel que se atribuy¨® durante la Gran Recesi¨®n al destinatario de la misiva, el G20, en el que est¨¢n los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo y los emergentes m¨¢s poderosos. El G20, con sus imperfecciones, es la formaci¨®n m¨¢s representativa de la distribuci¨®n del poder en el mundo y de la capacidad para influir en la gesti¨®n de los problemas globales. Por eso los firmantes se dirigen a ellos para exigirles actuaciones concretas, cuantificadas, que atiendan a las dos prioridades existentes: la neutralizaci¨®n de los da?os a la salud y el apoyo a las econom¨ªas de los pa¨ªses con menor capacidad defensiva.

La primera l¨ªnea defensiva exige fortalecer mucho m¨¢s la base de recursos sanitarios, desde el sacrificado y escaso personal hasta las asignaciones a vacunas y terapias espec¨ªficas, incluyendo la coordinaci¨®n mundial en los suministros o la atenci¨®n espec¨ªfica a los pa¨ªses con los sistemas de salud m¨¢s d¨¦biles (los que no poseen a¨²n un Estado de bienestar). La segunda l¨ªnea de actuaci¨®n atiende a la adopci¨®n de decisiones econ¨®micas igualmente globales, con el convencimiento de que la amenaza de depresi¨®n mundial ha dejado de ser ya una mera hip¨®tesis. M¨¢s all¨¢ de las decisiones de los bancos centrales y de los Gobiernos de las econom¨ªas avanzadas es preciso que las dos grandes instituciones multilaterales, el FMI y el BM desempe?en un papel activo en el suministro y movilizaci¨®n de apoyos financieros, o en la ayuda directa a la suavizaci¨®n de la carga de la deuda de las econom¨ªas menos avanzadas.

Puede discutirse la cuant¨ªa de determinadas partidas, pero no la exigencia de responder al car¨¢cter pand¨¦mico del problema con esas aspiraciones verdaderamente ecum¨¦nicas que Keynes reclamaba en la reuni¨®n de la que surgieron los acuerdos de Bretton Woods, en 1944.