Levant¨¦monos
S¨¢nchez utiliza ante Europa una ret¨®rica mendicante, ese tono entre compungido y arrogante de Gran Acreedor
Espa?a no es un comedor social. Cosa distinta, naturalmente, es que Espa?a deba tener comedores sociales. El presidente S¨¢nchez no tiene clara la diferencia, como demuestran su reciente art¨ªculo en EL PA?S (Europa se la juega) y actitud en esta grave hora de la peste. Esa ret¨®rica mendicante, ese tono entre compungido y arrogante de Gran Acreedor: ¡°Europa nos debe¡±. El mito de los derechos infinitos. La consideraci¨®n de la responsabilidad individual como defecto, incluso como vicio. La actitud que c¨ªclicamente ha condenado a Espa?a a un lugar perif¨¦rico, cola de un acr¨®nimo humillante: PIGS.
Espa?a tiene que hacerse responsable de s¨ª misma. Para eso tenemos que asumir la verdad, primera medida higi¨¦nica contra el virus: lideramos hoy la t¨¦trica lista de muertos por mill¨®n de habitantes. ?Azar o decisiones pol¨ªticas? Sigamos la cronolog¨ªa.
Primera fase: en Espa?a no cay¨® un meteorito; embisti¨® una pandemia con numerosos preavisos. Fue nuestro Gobierno ¡ªno Berl¨ªn ni La Haya ni la siempre socorrida Bruselas¡ª el que antepuso sus jaujas ideol¨®gicas a las advertencias de la OMS. Recuperen la portada de EL PA?S del 25 de febrero y atr¨¦vanse luego a repetir esa vulgaridad de ¡°capit¨¢n a posteriori¡±. No hay campa?a contra el PP o la Comunidad de Madrid lo suficientemente poderosa como para borrar las huellas del 8-M. El feminismo fue la religi¨®n en cuyo altar se sacrificaron la ciencia y la raz¨®n.
Segunda fase: el estado de alarma o, como apunt¨® el diputado Garc¨¦s, una alarma de Estado. Pocas veces el Poder ha cundido tan poco y ha sido tan degradante para una democracia que hace tiempo super¨® la adolescencia. Bajo el tuteo presidencial; bajo la satisfacci¨®n del Gobierno por lo mucho que ¡°los ni?os y las ni?as¡± est¨¢n aprendiendo del confinamiento; bajo las ruedas de prensa enlatadas, el velo medi¨¢tico sobre los muertos y el arbitrario cierre del Parlamento subyace una ins¨®lita apreciaci¨®n de los espa?oles como menores de edad. P¨¢rvulos a perpetuidad. Gente simp¨¢tica y solidaria, pero incapaz de afrontar las circunstancias de la vida individual y colectiva: desde el horror de la muerte masiva hasta la grandeza del debate democr¨¢tico. ?Unidad!, ordena el Gobierno. Como si el consenso no exigiera una deliberaci¨®n intensa, dif¨ªcil, esencialmente adulta. Por eso la reapertura del Congreso era un imperativo no ya pol¨ªtico sino moral: una prueba del respeto que los espa?oles nos debemos a nosotros mismos. El testimonio de nuestra mayor¨ªa de edad.
Espa?a necesita una nueva moral colectiva. Debemos superar la mentalidad de pa¨ªs al que otros deben rescatar
Tercera fase: la salida, ese p¨¢ramo de desempleo y deudas que asoma tras el visillo del confinamiento. S¨¢nchez se?ala a Europa: ¡°Los espa?oles siempre hemos defendido el proyecto europeo; es el momento de la reciprocidad¡±. Es una frase donut: redonda y hueca. Para poder exigir hay que atreverse a precisar: ?Los dem¨¢s europeos no han defendido el proyecto europeo? ?Y qu¨¦ se nos debe a los espa?oles en particular? La salida que garabatea el Gobierno s¨ª es infantil: m¨¢s Estado y que lo pague la UE. Es la t¨¢ctica del perfecto irresponsable: el blindaje de los derechos y la mutualizaci¨®n de las obligaciones. En realidad, toda la firmeza del Gobierno a la hora de vocear que ha tomado las medidas m¨¢s dr¨¢sticas contra el virus oculta una estafa lastimosa: no es dif¨ªcil decretar el lockdown m¨¢s completo del mundo cuando el coste lo van a pagar otros.
Espa?a necesita una nueva moral colectiva. Debemos superar la mentalidad de pa¨ªs acreedor, al que otros tienen la obligaci¨®n de rescatar. Porque en ella no hay audacia sino abdicaci¨®n: una renuncia a decidir qu¨¦ pa¨ªs queremos ser. Lo mismo vale para la relaci¨®n de los ciudadanos con el Estado. La nacionalizaci¨®n que propone Pablo Iglesias, el nuevo ide¨®logo del PSOE, es una llamada a la resignaci¨®n. Podemos es en realidad un no podemos. ¡°Espa?olito, p¨®strate, que Dios-Estado te salvar¨¢¡±. Como en el chiste, una voz responde con escepticismo: ¡°Gracias... Pero¡ ?Hay alguien m¨¢s?¡±. S¨ª, usted mismo. Pidamos ayuda, bien. Pero s¨®lo para levantarnos. No para mantenernos en pie. Y mucho menos de rodillas.
Cuarta fase: la mutualizaci¨®n interna. La base de cualquier hipot¨¦tico pacto pol¨ªtico contra los estragos de la peste ha de ser la voluntad desafiante, incluso optimista, de hacer otra vez de Espa?a un modelo. Un modelo de renuncias, reformas y responsabilidad. No puede haber una reagrupaci¨®n nacional sin las renuncias expl¨ªcitas de los separatistas a la independencia y de los comunistas a la Rep¨²blica. Si ahora quieren la Transici¨®n, que se apliquen las cesiones elementales de la Transici¨®n. No puede haber unos Presupuestos de emergencia sin un plan de reformas para un Estado fuerte y eficaz. Es decir, menos sometido a los condicionantes nacionalistas y menos lastrado por los lujos de la ideolog¨ªa. Y no habr¨¢ un futuro razonable sin una profunda toma de conciencia sobre nuestra responsabilidad. Como espa?oles ante Europa, desde luego, pero tambi¨¦n como ciudadanos ante nuestros compatriotas. S¨¢nchez conclu¨ªa su art¨ªculo con una apelaci¨®n a la valent¨ªa ajena. Holandesa, digamos. Lo que tiene que hacer es demostrar la suya: ¡°Espa?oles, este es el coste de la crisis y as¨ª lo vamos a pagar¡±.
En esta primavera mutilada, la tarea que Espa?a tiene por delante se vislumbra brutal, agotadora. Encar¨¦mosla con br¨ªo. Evitemos los dos callejones del populismo: la autoindulgencia y la solidaridad a costa de terceros. Entre otros, nuestros hijos. No nos limitemos a repetir que somos una gran naci¨®n: asumamos con vigor el sufrimiento y los sacrificios de serlo. Digamos ¡°podemos¡± de verdad, porque podemos. Desmontemos con hechos el mito de la Espa?a incurable, tan rancio como el de la Espa?a eterna. Seamos de nuevo un modelo. Construyamos Europa desde el ejemplo. Hagamos del aplauso vespertino a nuestros h¨¦roes en los hospitales una consigna pol¨ªtica, c¨ªvica y moral. Levant¨¦monos. Pongamos en pie un verdadero patriotismo de la responsabilidad. Si es que en realidad puede haber otro.
Cayetana ?lvarez de Toledo es la portavoz parlamentaria del PP.
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