Nueva York, ciudad fantasma... pero menos
Las medidas llegaron tarde en una urbe donde la distancia social es complicada
Nueva York est¨¢ vac¨ªa, informan los medios de todo el mundo. Y est¨¢ claro que, comparada con la ciudad vibrante que era hasta hace bien poco, el cambio es evidente. Sin embargo, si se compara con Madrid o Mil¨¢n, hay claras diferencias. En Nueva York sigue siendo habitual ver a ciudadanos que caminan sin mascarilla ni guantes y que toman tranquilamente el metro y el bus, que, por otra parte, siguen funcionando con relativa normalidad. Me lo cuenta mi cu?ada Alexandra, que lleva ya un mes y medio trabajando desde su computador para la Universidad de Nueva York.
Las universidades cerraron sus puertas cuando los colegios segu¨ªan como si nada. Estos solo lo hicieron cuando el sindicato de profesores se rebel¨® contra el alcalde, De Blasio. Las clases online a las que asisten mis hijas tardaron otra semana m¨¢s en implementarse. El material m¨¦dico y sanitario se demor¨® a¨²n m¨¢s en llegar a los lugares que m¨¢s lo necesitaban y ya el gobernador, Cuomo, que vive en una pol¨¦mica constante con el presidente Trump, asegura que solo quedan m¨¢scaras, guantes y otros equipamientos de protecci¨®n para algunos d¨ªas.
Nueva York mira hacia Europa. Esa es su leyenda y su aspiraci¨®n. Gran parte de su poblaci¨®n viene de Italia, donde la tragedia, semanas y semanas antes de que los neoyorquinos tomaran alguna medida, se desarrollaba en vivo y en directo. Otra parte de sus habitantes viene de China. El escritor Roberto Brodsky recuerda la sensaci¨®n que sinti¨® al ver en Chinatown a una mujer con mascarilla y guantes. A todo el mundo le parec¨ªa exagerado. El 16 de marzo, cuando el pa¨ªs hab¨ªa decretado alarma general, camin¨¦ por Central Park y High Line, donde todos parec¨ªan celebrar un d¨ªa de primavera.
Se puede achacar a la inconsciencia de sus autoridades y a la pelea entre los estamentos federales y estatales de Estados Unidos la lent¨ªsima respuesta de Nueva York a esta crisis. Pero quiz¨¢s tambi¨¦n haya jugado su papel en todo ello la propia naturaleza de esta urbe. ¡°Nueva York es como cualquier ciudad latinoamericana, muy densa y muy desigual¡±, dice Vicky Murillo, directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Columbia, que a?ade: ¡°Muchos de esos latinos, que son ilegales, no tienen ning¨²n acceso a la salud p¨²blica¡±.
Nueva York gozaba justamente de una densidad que la diferencia de todo el resto del pa¨ªs. Ahora mira c¨®mo su rival Los ?ngeles ha conseguido que la curva del virus no crezca a la velocidad del rayo. La distancia social es en Nueva York una imposibilidad concreta porque la pr¨®spera Manhattan est¨¢ rodeada de cinturones de pobreza que viven de la ayuda social y no pueden so?ar o pensar siquiera en algo parecido al teletrabajo.
Frente al crecimiento de la Covid-19, Nueva York pareci¨® creer que el peligro no exist¨ªa¡ hasta que su urgencia se hizo patente e inevitable. La Gran Manzana se hab¨ªa convertido para el virus en un delicioso postre que no le quedaba m¨¢s remedio que devorar a grandes dentelladas.
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