Amor en pareja en los tiempos del coronavirus
Soportar el confinamiento y otras cosas del querer
?Hasta qu¨¦ punto necesitamos a las personas con las que nos hemos confinado? Mucho m¨¢s de lo que creemos. Puede que, gracias a ellos, no enloquezcamos en esta situaci¨®n.
Espero que hayan visto el v¨ªdeo del departamento de salud de Ohio que muestra la importancia de la distancia de seguridad para que podamos salir de esta hecatombe. Es para pon¨¦rselo en bucle. Me relaja cada vez que veo saltar por los aires los cepos como consecuencia del roce de los unos con los otros. Ah¨ª, api?ados. Como si estuvieran en tu sal¨®n y los vieras liarla parda, pero actuando de mero espectador. L¨¢stima que todos nosotros seamos uno de esos cepos y, con aquellos que nos hayamos encerrado, el resto. La importancia de la distancia que podamos mantener en nuestro encierro depender¨¢ el triunfo de las relaciones personales entre los encerrados. Y, como los cepos, el m¨¢s m¨ªnimo movimiento (o comentario) provoca un drama.
El modelo de encerrados no es uno. L¨¢stima. Si solo hubiera un modelo, lo mismo podr¨ªamos analizarlo como para saber qu¨¦ hacer. Pero no ha habido suerte. As¨ª que se certifica que la convivencia en general, la familiar en particular vive una situaci¨®n an¨®mala que, pensamos, iba a ser m¨¢s corta.? Imitamos a China en sus pol¨ªticas de aislamiento para enfrentarnos a la pandemia y m¨¢s vale que miremos a lo que ocurri¨® durante su aislamiento. En Espa?a, se espera el mismo incremento de demandas de divorcio que surgieron cuando empezaron a salir de sus casas. Tal y como ha ocurrido en el pa¨ªs asi¨¢tico.
"Las parejas deben sostenerse en la individualidad de cada uno de sus integrantes. Que le quieras mucho no significa que tengas que hacerlo todo con ¨¦l o con ella. Es mucho m¨¢s sano que tengas algo que contarle, que participes con esa persona de lo que experimentas en la individualidad, a que ambos se sometan a la obligaci¨®n de tener que vivirlo a la vez. A veces, el relato de un triunfo, de algo que se ha conseguido y que se buscaba, supone un ejercicio de satisfacci¨®n personal para la persona que lo ha conseguido y lo cuenta, y un motivo de orgullo para quien se entera de lo ocurrido". As¨ª habla Marta Ib¨¢?ez, psic¨®loga especialista en sexolog¨ªa y parejas. "En cualquier circunstancia, por extrema que sea, hay que intentar mantener esta premisa".
?Dif¨ªcil. Y cuanto m¨¢s peque?a es la casa y m¨¢s personas hay, peor.
Compartir los espacios y buscar el placer conjunto
Los expertos recomiendan que cada integrante de la familia intente tener su propio espacio dentro de la casa para intentar evitar m¨¢s roces de los estrictamente necesarios. "Si el padre acostumbra a estar en la habitaci¨®n con el ordenador trabajando, los hijos juegan en su cuarto, la madre trabaja en otra estancia, la convivencia es m¨ªnimamente llevadera. Pero ?qui¨¦n guarda esa premisa?".? Paloma Alonso, terapeuta en l¨ªnea, es consciente de que la dificultad en muchos casos es tan sencilla como la falta de espacio. "Repartirse las tareas har¨¢ que cada uno tenga su propia responsabilidad. Pero repartirse todo: cocina, limpieza, compra. Tener cada uno una funci¨®n en el organigrama familiar ayuda a que podamos pasar los d¨ªas. El problema surge cuando, encima, pretendemos desear. Ese sentimiento, para manifestarse, necesita superar todo el miedo e incomodidades que puedan surgir en esta situaci¨®n.
Y el placer, aunque no lo crean es un mecanismo de supervivencia. As¨ª se manifiesta Almudena M. Ferrer, sex¨®loga experta en formaci¨®n. "Cuando comes, porque tienes hambre, obtienes el placer de sentir tu tripa llena; cuando tienes la libido alta y recibes sexo, obtienes una respuesta qu¨ªmica en tu cerebro por la cantidad de endorfinas que supone un orgasmo. Obtienes un premio". Pero la sex¨®loga no oculta la gravedad de la situaci¨®n en la que estamos: ". Ser¨¢ muy dif¨ªcil conectar con tu energ¨ªa sexual despu¨¦s de esto. Y m¨¢s a¨²n intentar que conecte con la de tu pareja. La sexualidad femenina es muy diferente de la masculina, lo que puede originar que cuando uno quiera, el otro no. Debemos aceptar la situaci¨®n en la que estamos y asumir que habr¨¢ d¨ªas buenos y otros terribles. Como es importante que las apetencias de ambos miembros de la pareja sean parecidas o, al menos, que concuerden, habr¨¢ que buscar espacios, temas y acciones en los que se conecte. Porque el placer que experimenten ser¨¢ una inyecci¨®n de autoestima, una bocanada de gusto y satisfacci¨®n que, dadas las circunstancias, escasean".
Las demostraciones de cari?o act¨²an como un b¨¢lsamo ante la incertidumbre y el miedo que nos posee. Y la ausencia de ese cari?o s¨ª ser¨ªa de consecuencias inimaginables, m¨¢s en la situaci¨®n en la que nos encontramos: "Los mam¨ªferos se tocan todos. No hay un solo animal mam¨ªfero que no necesite sentir el contacto con los otros de su especie. Si no, enloquecen".
Ojal¨¢ no. Lo ¨²nico a lo que podemos aspirar es a que ojal¨¢ esto no suceda. Veremos.
S¨ªgueme en Twitter y Flipboard y esc¨²chame en 'Con todos dentro'
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.