Gobierno y ciencia
Lo peor que puede pasarnos es que por la cercan¨ªa o de plano subordinaci¨®n al Gobierno de quienes hablan como cient¨ªficos, su quehacer termine estando confundido
A nadie escapa ya que la Covid-19 es el mayor reto de las generaciones presentes. Las herramientas utilizadas en la crisis del petr¨®leo, las guerras nacionales, el combate al narcotr¨¢fico o las recesiones econ¨®micas, no alcanzan para comprender ni resolver lo que enfrentamos. Se trata de una compleja combinaci¨®n de factores biol¨®gicos, intercambios comerciales, tr¨¢nsitos globales e interrelaciones econ¨®micas y financieras, con enorme capacidad para destruir vidas y fuentes de supervivencia. A diferencia de otras crisis, el papel de la ciencia es fundamental. Sin ella, el tratamiento de las causas originarias y la elaboraci¨®n de las t¨¦cnicas de resoluci¨®n estar¨¢n mal planteadas y peor realizadas.
Cuando se piensa en ciencia hay la tendencia a suponer que es un campo donde las soluciones est¨¢n razonablemente objetivadas. En realidad, hay disputas de objetos, m¨¦todos, conclusiones y prospectivas. Tantas, que ninguna persona o instituci¨®n est¨¢n en posesi¨®n de ¡°la verdad.¡± Los trabajos de sociolog¨ªa del conocimiento muestran lo arduo que es construir la veracidad de los hechos, y la cantidad de discusiones necesarias para lograr consensos.
Lo que la ciencia postule en los pr¨®ximos meses es determinante para salvar vidas y establecer la manera como la humanidad habr¨¢ de ser. Por ello es necesario asumir que no existe una sola y ¨²nica explicaci¨®n de lo que est¨¢ pasando, de c¨®mo est¨¢ sucediendo y de lo que debe hacerse para llegar a una soluci¨®n. No es posible asumir sin m¨¢s, que lo dicho por el Gobierno tiene valor de verdad cient¨ªfica. Quienes colaboran con ¨¦l son funcionarios que est¨¢n sometidos a cr¨ªtica, ya sea por valor democr¨¢tico o cient¨ªfico.
En diciembre de 1960, C.P. Snow imparti¨® las Godkin Lectures en Harvard. Los temas fueron las relaciones entre el Gobierno y la ciencia. Las desarroll¨® analizando a dos personajes antes y durante la Segunda Guerra Mundial y su vinculaci¨®n con el poder pol¨ªtico. Los personajes fueron Frederick Lindemann y Henrry Tizard. El primero, rico, pretencioso y cercano a Churchill, logr¨® obstaculizar en el gabinete muchas de las propuestas surgidas del segundo, entre ellas la oportuna construcci¨®n del radar. Y Tizard, t¨¦cnico y asertivo, vio realizadas algunas de sus ideas hasta que los nazis bombardearon Reino Unido. De los modos de vinculaci¨®n con quienes ejerc¨ªan el poder, Snow apunt¨® la necesidad de evitar dos fascinaciones. Primero, no suponer que los ¡°gadgets¡±, cualquiera que sea su forma, son suficientes para resolver las cuestiones a enfrentar; por otra parte, impedir que las cuestiones a resolver se decidiesen por pocas personas, sin discusi¨®n y sin compartir las bases de lo diagnosticado o definido.
En los momentos actuales, los titulares de los poderes ejecutivos de varios pa¨ªses del mundo se han parapetado detr¨¢s de los cient¨ªficos. Nos se?alan que ellos no est¨¢n determinando, sino obedeciendo lo que les indican. Ello significa el traslado de la responsabilidad pol¨ªtica a instancias que quieren hacerse aparecer como estrictamente t¨¦cnicas y neutrales. Se est¨¢ logrando imponer como racionalidad pr¨¢ctica y salvadora el decir de unos pocos cient¨ªficos, resguardados a su vez en el orden pol¨ªtico. Se est¨¢ produciendo un c¨ªrculo vicioso y perverso. La pol¨ªtica no habla porque la ciencia lo hace, pero la ciencia tampoco habla porque lo hace como pol¨ªtica. En las condiciones de gravedad que hoy enfrentamos, es determinante delimitar los campos en que se act¨²a. Si la ciencia va a expresarse y conforme a ella se va a proceder, es preciso que lo haga como ciencia. Lo peor que puede pasarnos es que por la cercan¨ªa o de plano subordinaci¨®n al Gobierno de quienes hablan como cient¨ªficos, su quehacer termine estando confundido. Las decisiones tr¨¢gicas que en la historia se han tomado por la falta de estas fronteras, han sido catastr¨®ficas. Necesitamos que en esta emergencia, cuando tantas cosas est¨¢n en juego, no vayan a serlo. Los cient¨ªficos gubernamentales tienen que ser, antes que funcionarios, cient¨ªficos. Parece simple, pero no lo es para quienes manifiestan sus ideas en nombre de los gobiernos que los han contratado.
@JRCossio
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