La sociedad tras la crisis sanitaria
Es probable que la generaci¨®n de la pandemia quede influenciada por la necesidad de seguridad y orden
Si echamos la mirada atr¨¢s, veremos que llevamos m¨¢s de una d¨¦cada prediciendo m¨²ltiples cambios. Desde que la Gran Recesi¨®n comenzara, muchos han sido los pron¨®sticos: el fin del capitalismo, la refundaci¨®n de las democracias, la emergencia de una nueva sociedad tecnol¨®gica¡ No ha habido experto que no haya puesto sobre la mesa su vaticinio, casi siempre de grandes dimensiones. Las m¨²ltiples crisis, combinadas con el cambio tecnol¨®gico, parec¨ªan indicar que una nueva era se abr¨ªa ante nuestros ojos. Pero lo que nadie predijo fue una crisis sanitaria. En un mundo donde la tecnolog¨ªa parec¨ªa haber sobrepasado nuestras expectativas, una pandemia ha cambiado nuestras vidas.
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En los ¨²ltimos a?os, muchos se han dejado llevar por el deseo de impactar en sus predicciones. ?Por qu¨¦ pronosticar peque?os cambios cuando uno puede refundar la sociedad? Pero si algo nos ense?an las ciencias sociales es que los cambios son lentos y fruto de m¨²ltiples factores. De hecho, esa nueva sociedad puede que la tuvi¨¦ramos delante de nosotros, aunque no la quisi¨¦ramos ver.
Uno de los desaf¨ªos de nuestras sociedades, especialmente desde que se instauraron jornadas laborales interminables, era la compatibilidad de la vida laboral con la familiar. Y si hab¨ªa un sitio donde esta compatibilidad parec¨ªa imposible era en los pa¨ªses del sur de Europa. Pero estas semanas hemos descubierto que el tele-trabajo es posible. El ¡°presencialismo¡± dominante ha podido responder a muchas razones (principalmente, de estructura econ¨®mica y cultural), pero no al desarrollo de nuestras responsabilidades en los puestos de trabajo.
Los informes de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo ya lo advert¨ªan. Si en pa¨ªses como B¨¦lgica, Suecia o Finlandia el teletrabajo se situaba entre el 30% y el 40%, en Espa?a apenas alcanzaba el 7%, y?en Italia, el 5%. Estos d¨ªas todas estas cifras se han visto ampliamente superadas. De hecho, seg¨²n los ¨²ltimos datos de Metroscopia en un estudio realizando durante la pandemia, m¨¢s del 46% de los espa?oles reconoce hacer en estos momentos teletrabajo, situ¨¢ndonos en cifras similares a las de los pa¨ªses m¨¢s avanzados. Cuando superemos la crisis sanitaria, ?por qu¨¦ renunciar a esta oportunidad? Los estudios apuntan que el teletrabajo reduce la movilidad dentro de las ciudades, aumenta la productividad de las empresas y permite una mejor conciliaci¨®n laboral y familiar. As¨ª, el cambio clim¨¢tico o la natalidad podr¨ªan tener mejores resultados en esta nueva sociedad.
La covid-19? ha provocado el aumento de la solidaridad. En cada rinc¨®n de nuestro pa¨ªs han surgido m¨²ltiples iniciativas de ayuda a los dem¨¢s
Una segunda consecuencia social de esta crisis sanitaria es el aumento de la solidaridad. En cada rinc¨®n de nuestro pa¨ªs han surgido m¨²ltiples iniciativas de ayuda a los dem¨¢s. La entrega de productos b¨¢sicos a personas vulnerables o las cadenas de favores est¨¢n inundando las redes sociales. La Encuesta Social Europea no era muy optimista al respecto. En la ¨²ltima que particip¨® Espa?a en el a?o 2016 aparecemos, junto con Polonia y Portugal, como una de las sociedades que ten¨ªan una mayor percepci¨®n de s¨ª mismas como ego¨ªstas. En una escala de cero a diez, donde cero es una visi¨®n ego¨ªsta, y diez, una visi¨®n altruista, menos del 30% de los espa?oles ve¨ªa a nuestra sociedad como generosa, cuando en Islandia este porcentaje se situaba en el 73% y Suecia o Noruega alcanzaban el 65%.
Tras esta crisis sanitaria es muy probable que nos veamos de una forma muy distinta. Al margen de que nuestros lazos como comunidad se est¨¢n reforzando, la ciudadan¨ªa est¨¢ dando todo un ejemplo de generosidad. Es muy probable que la visi¨®n que ten¨ªamos de nosotros mismos cambie. No obstante, esa misma encuesta ya mostraba a la espa?ola como una de las sociedades menos materialistas y la que m¨¢s valoraba la igualdad como vertebradora de una comunidad. Tambi¨¦n ¨¦ramos el pa¨ªs, de todos los participantes en la Encuesta Social Europea, que m¨¢s valoraba la importancia de cuidar de los dem¨¢s. Es decir, exist¨ªan los ¡°mimbres¡± de la solidaridad que ahora estamos viendo, aunque no fu¨¦ramos conscientes de ello.
El tercer aspecto que definir¨¢ a nuestro pa¨ªs ser¨¢ el aprecio por el orden y la seguridad. Esta crisis sanitaria ha puesto en tela de juicio nuestras libertades. En la Encuesta Social Europea ya aparec¨ªamos entre los pa¨ªses que m¨¢s valoraban la seguridad y los Gobiernos que la aseguraran. Esta experiencia es muy probable que nos refuerce en nuestras percepciones, puesto que nuestra forma de vida va a cambiar en este aspecto. Al igual que a la generaci¨®n de la Guerra Civil la marcaron la violencia y el hambre o la generaci¨®n de la Transici¨®n siempre busc¨® el consenso y la estabilidad, no es descartable que la generaci¨®n de la pandemia quede influenciada por la necesidad de seguridad y de orden.
En definitiva, esta crisis sanitaria ha puesto de relieve algunos de los aspectos que ya estaban en nuestra sociedad como la solidaridad o el deseo de seguridad, aunque no fu¨¦ramos muy conscientes de ellos. Pero tambi¨¦n abre la oportunidad a nuevos modelos de vida: relaciones laborales m¨¢s flexibles. No es un cambio de era, sino la evoluci¨®n de una sociedad que ya contaba con los mimbres necesarios.
Ignacio Urquizu es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid (en excedencia), diputado en las Cortes de Arag¨®n por el PSOE y alcalde de Alca?iz (Teruel).
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