Cambio tur¨ªstico
La quiebra del sector conllevar¨¢ la modificaci¨®n del modelo empresarial
El turismo, responsable del 12,3% del PIB espa?ol, se enfrenta este a?o a una crisis casi total, brusca, destructiva y de dif¨ªcil tratamiento. Las p¨¦rdidas de ingresos estimados para este a?o, equivalentes a casi 100.000 millones de euros, revelan que la actividad y el empleo van a sufrir lo indecible por causa de una situaci¨®n casi de quiebra general, a la espera de una modesta recuperaci¨®n que, en el mejor de los casos, puede llegar en verano gracias sobre todo a los viajeros nacionales. No es casual, dada la estructura productiva espa?ola, que se hayan presentado en torno a 150.000 Expedientes de Regulaci¨®n Temporal de Empleo (ERTE) en las empresas tur¨ªsticas y no hay que ser profeta para suponer que los expedientes de regulaci¨®n por causas objetivas gotear¨¢n en cuanto cese el estado de alarma. Debido a las condiciones especiales de sensibilidad que provoca una pandemia en el mercado tur¨ªstico propiamente dicho, lo m¨¢s l¨®gico es que la recuperaci¨®n de la econom¨ªa de ese sector sea lenta, aunque m¨¢s r¨¢pida en los grandes grupos empresariales. Dado el peso del turismo en el PIB, durante un tiempo poco podr¨¢ aportar a la recuperaci¨®n econ¨®mica espa?ola.
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La gravedad de la situaci¨®n del turismo espa?ol, que comparte con la que est¨¢n sufriendo los mercados franc¨¦s, estadounidense, italiano o chino entre otros, puede entenderse mejor si se subraya que es una de las actividades que han sufrido desde el primer momento las consecuencias de la covid-19 y que ser¨¢ una de las ¨²ltimas en recuperar su ritmo habitual. Al mismo tiempo, se enfrenta a un problema reputacional muy grave: los visitantes potenciales no compran riesgos de contagio y tienden a rechazar los destinos donde existe. Espa?a est¨¢ en ese ojo del hurac¨¢n del contagio y esta es quiz¨¢ una de las secuelas preocupantes que dejar¨¢ la pandemia.
Parece razonable, por tanto, llegar a, al menos, dos conclusiones elementales, pero decisivas. La primera, que el a?o est¨¢ perdido para el mercado tur¨ªstico espa?ol, marcado por el confinamiento y las restricciones a la movilidad que impone la crisis v¨ªrica; la segunda, que la estrategia de los servicios tur¨ªsticos, en Espa?a y en el mundo, tiene que cambiar dr¨¢sticamente. La recuperaci¨®n gradual del mercado solo ser¨¢ posible si se garantiza la seguridad sanitaria, nueva prioridad absoluta, y se acepta que el turismo dominante, tambi¨¦n en ese plazo, ser¨¢ el de proximidad.
Estas nuevas reglas de juego pospandemia se resumen en m¨¢s inversi¨®n y una pol¨ªtica activa de concentraci¨®n de empresas, en un sector en el que abundan los negocios peque?os o microsc¨®picos. Las decisiones de inversi¨®n deben tener como objetivo garantizar m¨¢s all¨¢ de cualquier duda la seguridad sanitaria en los viajes y en los alojamientos, adem¨¢s de modernizar los sistemas de transporte y restauraci¨®n. Hoy, la opci¨®n correcta es la de los hoteles que gastan en instalar sistemas de protecci¨®n ultravioleta para destruir los virus. Un plan de choque espec¨ªfico para el turismo, con dinero p¨²blico y privado, tiene sentido si las empresas reclamantes entienden que ese plan, en el que deben estar implicadas las autonom¨ªas y los agentes sociales, no puede tener como objetivo solo la supervivencia ¡ªque tambi¨¦n¡ª, sino un cambio hacia servicios m¨¢s sostenibles. El turismo de litoral, sangr¨ªa y chiringuito es un modelo demasiado vulnerable a cualquier tipo de crisis, sean econ¨®micas o epid¨¦micas.
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