El desgobierno del mundo
Trump es una desgracia. Para su pa¨ªs y para el mundo entero porque no se puede contar con la Casa Blanca ni con su capacidad para orientar el rumbo de las cosas cuando se pone al frente
El fracaso es alarmante. Pocos gobernantes van a librarse del balance desastroso de la pandemia. En vidas ante todo, con Estados Unidos en cabeza. Y en el destrozo de las econom¨ªas. Encontrar una explicaci¨®n no ser¨¢ f¨¢cil. Habr¨¢ que esperar a que termine, o al menos est¨¦ controlada, y se amortig¨¹en los malos instintos de quienes la aprovechan para alimentar la hoguera de sus intereses o de sus prejuicios ideol¨®gicos.
La primera dificultad deriva del car¨¢cter nuevo y desconocido del coronavirus. El contagio asintom¨¢tico dificulta su prevenci¨®n. Los enfermos con neumon¨ªa, los de mayor impacto sobre los sistemas hospitalarios, son dif¨ªciles de detectar con suficiente anticipaci¨®n, seg¨²n el m¨¦dico de urgencias neoyorquino Richard Levitan (The New York Times del 20 de abril), que los califica de casos de ¡°hipoxia (falta de ox¨ªgeno) silenciosa¡±. Luego est¨¢n las dudas tanto respecto al valor de los test como al grado y duraci¨®n de la inmunizaci¨®n.
Lo m¨¢s grave es que todo esto se sab¨ªa. La colecci¨®n de informes elaborados por agencias de inteligencia y think tanks que anuncian la llegada de una pandemia como la que estamos sufriendo es escandalosa. ¡°La amenaza es creciente y el mundo no est¨¢ preparado¡±, dice uno de ellos. La explicaci¨®n m¨¢s sencilla y pat¨¦tica para tanta desatenci¨®n, se?alada por uno de los estudios, es que las inversiones y el ¨¦xito en la prevenci¨®n son invisibles y, por tanto, sin rendimientos electorales.
Se conoc¨ªan la amenaza y los d¨¦ficits. Todos: en suministros de mascarillas, equipos m¨¦dicos y respiradores, en dificultades de coordinaci¨®n entre administraciones, en necesidad de inversiones en salud p¨²blica y en prevenci¨®n. Y lo sab¨ªa, sobre todo, quien deb¨ªa saberlo, y quien en anteriores peligros para la seguridad global ha contado con medios para mantener informados a todos los Gobiernos e instituciones y con la autoridad para reunir, deliberar y liderar a los pol¨ªticos de todo el mundo.
Lo sab¨ªa, pero como si no lo supiera. Le preocupan otras cosas: dividir al pa¨ªs, alimentar su narcisismo, asegurarse la reelecci¨®n. Nadie como Donald Trump representa los peores defectos y vicios de todos. Desde que lleg¨® a la Casa Blanca propone cada a?o recortar el presupuesto del Centro para el Control y la Prevenci¨®n de Infecciones, aunque afortunadamente el Congreso se lo impide. En 2018 elimin¨® la direcci¨®n de Seguridad Sanitaria Global del Consejo Nacional de Seguridad, un organismo en declive, como lo est¨¢ la entera estructura diplom¨¢tica y de seguridad, de la que el presidente desconf¨ªa. No hace ni siquiera un a?o, Washington realiz¨® unas aut¨¦nticas maniobras sanitarias para enfrentarse a una hipot¨¦tica gripe originada en China, con unos desalentadores resultados ignorados por el Gobierno federal.
Trump es una desgracia. Para su pa¨ªs, porque sigue obstaculizando la acci¨®n contra la pandemia, y para el mundo entero porque no se puede contar con la Casa Blanca ni con su capacidad para orientar el rumbo de las cosas cuando se pone al frente. Pero no es la causa, sino el efecto.
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