Paisajes fascinantes para despu¨¦s de una cuarentena: diez peque?os pueblos de Espa?a con mucho encanto

1. Priego de C¨®rdoba (C¨®rdoba)

Priego es una de las localidades m¨¢s hermosas y bien conservadas de la provincia de C¨®rdoba. Al casco hist¨®rico se le conoce como el barrio de La Villa y guarda similitudes con la parte antigua de C¨®rdoba capital. Un d¨¦dalo de calles laber¨ªnticas y estrechas, de sombras gratificantes que ayudan a huir del sol de plomo que funde a mediod¨ªa la campi?a andaluza, de ventanas cuajadas de macetas y de muros que se abomban bajo el peso de manos y manos de cal. Priego tiene tambi¨¦n castillo, pero en vez de estar en lo alto de un roquedo est¨¢ en la llanada, en mitad del pueblo. Y tiene tambi¨¦n soberbios edificios del siglo XVI, su ¨¦poca dorada, como el de las Carnicer¨ªas Reales, un s¨®lido edificio de piedra con una llamativa escalera de caracol.

2. Rubielos de Mora (Teruel)

Uno de los m¨¢s afamados recintos monumentales de la monta?a turolense. Y con raz¨®n. Todo el casco hist¨®rico es un cat¨¢logo de edificios civiles y eclesi¨¢sticos de gran valor arquitect¨®nico y perfectamente rehabilitados, que abarcan desde el periodo renacentista al barroco. El Ayuntamiento, un resumen de las mejores t¨¦cnicas del renacimiento aragon¨¦s del XVI, alberga en su patio interior una lonja soportada por columnas toscanas. Dentro del recinto intramuros est¨¢ tambi¨¦n Santa Mar¨ªa la Mayor, el principal templo de Rubielos, una construcci¨®n barroca con una sola nave. Tiene una interesante portada de rejer¨ªa que cierra la pila bautismal, excelente muestra de los trabajos en forja que hicieron famosa a Rubielos.

3. Colombres (Asturias)

La arquitectura indiana es una de las se?as de identidad de Asturias. Hace referencia al estilo constructivo utilizado por los asturianos que emigraron a Am¨¦rica y volvieron enriquecidos. Muchos de ellos levantaron en sus aldeas natales palacetes con influencias del otro lado del Atl¨¢ntico para, por un lado, hacer ver a sus vecinos que hab¨ªan triunfado, y por otro, aplacar la morri?a de aquellas tierras lejanas a las que llegaron siendo pobres y que les hab¨ªan tratado tan bien. Por eso todos tiene un par de palmeras en la puerta. Uno de los pueblos con m¨¢s viviendas indianas es Colombres. En una de ellas, La Quinta Guadalupe, de caracter¨ªstica fachada azul, se instal¨® en 1987 el Archivo de Indianos, un museo y centro de investigaci¨®n sobre la emigraci¨®n asturiana a Am¨¦rica en los siglos XIX y XX. Refleja como pocas el lujo y la magnificencia que aquellos vecinos enriquecidos al otro lado del Atl¨¢ntico trajeron a sus pueblos de origen.

4. Tudanca (Cantabria)

Aunque vallisoletano de nacimiento, Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, escritor, pol¨ªgrafo y autor del m¨¢s completo tratado taurino, adoraba la casa solariega familiar en un pueblecito de la monta?a c¨¢ntabra llamado Tudanca. A ella invitaba a sus amigos de la Generaci¨®n del 27: Gerardo Diego, Alberti, Lorca...? Nadie le negar¨ªa el buen gusto. Tudanca es uno de los pueblos monta?eses m¨¢s genuinos y aut¨¦nticos de Cantabria. Y adem¨¢s no es un decorado de cart¨®n-piedra, como otros. Es un lugar vivo a¨²n, que exhibe con orgullo su arquitectura monta?esa ¡ªda igual que sean humildes cuadras o hidalgas casonas blasonadas¡ª, sus vacas y sus paisanos con boina. Hoy, la casa de Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo es un museo donde se conserva su ingente biblioteca.

5. Alcal¨¢ de J¨²car (Albacete)

Para visitar este pueblo serrano hay que dejar el coche al otro lado del puente que salva el J¨²car y adentrarse a pie en una de esas localidades laber¨ªnticas que ha sabido conservar su legado hist¨®rico y sobre todo, su urbanismo medieval. Alcal¨¢ no es lugar de grandes monumentos ni de edificios singulares. Todo lo contrario. Su encanto radica en lo sencillo, en lo popular. En su estampa encaramada sobre la hoz del r¨ªo J¨²car, en uno de los rincones m¨¢s puros y m¨¢s desconocidos de la comarca de La Manchuela. Tiene restos de un castillo de origen ¨¢rabe, una iglesia barroca, como todos. Sus apenas 700 habitantes se han dedicado siempre a la agricultura, aunque ese invento llamado turismo rural ha transformado el pueblo: docenas de visitantes llegan cada fin de semana en busca de sus agrestes alrededores y de actividades en los dos r¨ªos de aguas limpias del entorno: el propio J¨²car y el Cabriel.

6. Brihuega (Guadalajara)

Situado en plena Alcarria, Brihuega es un pueblo monumental y con mucho encanto. Tanto que fue el elegido por alguien tan viajero y trotamundos como el gran Manu Leguineche para pasar los ¨²ltimos a?os de su vida. De Brihuega destaca el castillo de la Pe?a Bermeja, visible desde cualquier esquina del pueblo. Aunque buena parte del pueblo se desarrolla bajo tierra. Brihuega est¨¢ horadada por kil¨®metros de pasadizos subterr¨¢neos, que la gente local usaba para albergar vinos y viandas a modo de bodega, un lugar seguro y fresco. En superficie destacan de igual modo la iglesia de Santa Mar¨ªa y la antigua f¨¢brica de Pa?os de Carlos III, un gran edificio de planta redonda que conserva un jard¨ªn versallesco alrededor. Un hermoso lugar para ¡°morir de amor en la adolescencia¡±, como dej¨® escrito Cela.

7. Covarrubias (Burgos)

Covarrubias es una de las localidades m¨¢s importantes en la protohistoria de Castilla. La localidad est¨¢ ligada a la de la infanta do?a Urraca, nieta del conde Fern¨¢n Gonz¨¢lez, que fue abadesa y due?a de la villa durante el siglo XI. Mucho ha cambiado la ciudad desde aquellas fechas, pero la armon¨ªa de sus calles y la agradable uniformidad de la arquitectura castellana que lucen sus viviendas siguen atrayendo a viajeros. Es el mismo encanto que cautiv¨® a los nobles, obispos y monarcas medievales que levantaron en Covarrubias bellas mansiones solariegas. Un paseo por la actual Covarrubias, fuera de los agobios y las masificaciones de los puentes y el verano (es uno de los destinos tur¨ªsticos se?eros de la provincia de Burgos) es una inmersi¨®n en la paz y la quietud de una aut¨¦ntica villa castellana del medioevo.

8. Herv¨¢s (C¨¢ceres)

Adem¨¢s de por ser uno de los pueblos que mejor ha sabido conservar la arquitectura popular de la monta?a cacere?a, Herv¨¢s merece una visita por su famosa juder¨ªa, un laberinto de calles frescas y retorcidas donde resid¨ªa su importante comunidad hebrea. El estilo constructivo tradicional de balcones voladizos y fachadas con vigas de madera a la vista ha pervivido en la juder¨ªa de Herv¨¢s como en ning¨²n otro lugar de la sierra extreme?a. Tambi¨¦n sobresalen en Herv¨¢s algunas casas se?oriales, como el palacio de los D¨¢vilas o el Ayuntamiento, una construcci¨®n barroca que antes fue enfermer¨ªa de un convento franciscano.

9. Combarro (Pontevedra)

Aunque en las r¨ªas gallegas el fe¨ªsmo se apoder¨® de la arquitectura y los pueblos y ciudades crecieron sin mucho orden, a¨²n quedan rincones encantadores en los que apreciar c¨®mo fueron estas aldeas costeras. Y uno de los mejores ejemplos es esta peque?a localidad de la r¨ªa de Pontevedra en la que se conservan docenas de h¨®rreos y cruceiros que dan por un lado a la r¨²a del Mar, la calle principal, y por otro a la r¨ªa; muchos se levantan sobre la roca viva. No quedan ya pueblos en todas las r¨ªas Baixas tan aut¨¦nticos como Combarro, por eso fue declarado Conjunto Hist¨®rico Art¨ªstico. Un lugar para pasear, deleitarse con estas construcciones tan genuinamente gallegas y terminar la ma?ana en una taberna degustando mejillones, navajas y berberechos de la r¨ªa. Cerca queda el monasterio de San Xoan de Poio, con un hermoso claustro renacentista ¡ªel claustro de las Procesiones¡ª? y un precioso entorno donde huele a mar.

10. Laguardia (?lava)

Un pueblo fortaleza, amurallado, de calles estrechas donde a¨²n manda la piedra. Un subsuelo horadado por kil¨®metros de t¨²neles que sirvieron y sirven como bodegas, algunos de ellos horadados a seis metros de profundidad. Y un entorno de vi?as trazadas de forma perfecta sobre suaves colinas donde toman cuerpo alguno de los que luego ser¨¢n los mejores y m¨¢s caros vinos de la denominaci¨®n de origen La Rioja. As¨ª es Laguardia, pueblo emblem¨¢tico de La Rioja alavesa. En el interior del recinto amurallado destaca la iglesia de Santa Mar¨ªa de los Reyes y su p¨®rtico policromado; la torre abacial, que a¨²n domina los contornos, y la plaza Mayor. Imprescindible en un d¨ªa soleado, sentarse aqu¨ª en ella a tomar un vino de Rioja viendo bailar la jota a los mu?ecos del carill¨®n.

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