10 ciudades amuralladas de Espa?a (y no son las de siempre)
Ciudades amuralladas en Espa?a hay muchas. Y algunas tan famosas que son parte de la iconograf¨ªa tur¨ªstica de la marca Espa?a como ?vila, C¨¢ceres, Pe?¨ªscola o Girona. Pero existen otras muchas y no tan conocidas
Niebla (Huelva)
Una localidad con nombre tan po¨¦tico merece ya de por s¨ª una visita. Pero es que adem¨¢s Niebla, capital de la comarca onubense del Condado, es una ciudad cargada de historia y monumentos. Una muralla de origen almohade, ¨²nica por su longitud y grado de conservaci¨®n, circunvala a¨²n el casco antiguo. Y un puente romano de nueve arcos ayuda a salvar el r¨ªo Tinto, en cuyas riberas se levanta esta urbe que fue capital de un amplio reino musulm¨¢n que se extend¨ªa hasta Portugal. Pero el elemento que destaca sobre todo el conjunto es el castillo, edificado en el siglo XV sobre el alc¨¢zar ¨¢rabe para reforzar el sistema defensivo, que cuenta con un total de 40 torres y varias puertas fortificadas. Toda una sorpresa en las tierras llanas de Huelva.
Tossa de Mar (Girona)
Tossa es sin lugar a dudas el pueblo m¨¢s bonito e interesante del sur de la Costa Brava. Una sorpresa para el visitante primerizo. La Vila Vella, la vieja puebla medieval, se conserva a¨²n en perfecto estado en un espol¨®n de piedra que se adentra en el mar, rodeada casi por completo por una s¨®lida muralla almenada. Es la ¨²nica villa costera de la Edad Media que nos ha llegado casi intacta en toda Catalu?a. Tras pasar el gran port¨®n adovelado aparecen calles estrechas y empinadas de urbanismo t¨ªpico del Medievo, casas de piedras centenarias, muchas de ellas originales de los siglos XV y XVI, a¨²n con ventanas g¨®ticas; y viales de cantos rodados por los que solo se puede transitar a pie. La mayor¨ªa de espacios est¨¢n dedicados al comercio y restauraci¨®n. Imprescindible una vuelta por el paseo de ronda de la muralla y subir de noche por el camino zigzagueante que entra y sale del recinto y termina en el faro.
Lugo
La muralla romana de Lugo no solo es la mejor conservada de las cercas de ¨¦poca cl¨¢sica, es tambi¨¦n un ejemplo de c¨®mo las murallas, que se consideraron obst¨¢culos para el crecimiento urbano y fueron derribadas casi todas sin piedad, pueden llegar a integrarse en el entramado urbano y ser una fuente de recursos en vez de una traba para ello. Gracias a eso no hay ciudad espa?ola con paseo urbano tan original y sugerente como Lugo. Dos kil¨®metros largos de muro de lajas de pizarra y granito unidas con opus caementicum, de hasta siete metros de grosor y entre ocho y doce metros de altura, envuelven a¨²n esta ciudad, eje de caminos desde la antig¨¹edad entre el noroeste peninsular, Asturias y la meseta. La construy¨® el ingeniero Vitrubio, y en 17 siglos pr¨¢cticamente no ha sufrido ni reformas ni agresiones, si exceptuamos las cinco puertas abiertas en la era moderna para facilitar el tr¨¢fico, que se suman a las cinco originales romanas que a¨²n se conservan.
Artajona (Navarra)
Se la considera una de las mejores villas amuralladas de Navarra y sin embargo sus or¨ªgenes tienen m¨¢s que ver con la iglesia que con la milicia. Se la conoce como el Cerco de Artajona, un lienzo de murallas casi continuo que rodea la parte vieja de esta villa de la Zona Media de Navarra (denominaci¨®n digna de El Se?or de los Anillos). La muralla tiene un per¨ªmetro arri?onado que se adapta a las necesidades orogr¨¢ficas del terreno. Empez¨® a levantarse hacia el siglo XI, cuando en plena pelea entre agramonteses y beaumonteses del viejo Reyno de Navarra, la villa y la iglesia fueron donadas a los can¨®nigos de Saint Sernin de Toulouse. Fue el abad Hugo de Conqu¨¦s quien acometi¨® la construcci¨®n de la muralla y la repoblaci¨®n de la comarca. Visto a lo lejos, el cerco es una l¨ªnea esquem¨¢tica de ¨¢ngulos rectos, erizada de almenas y torreones prism¨¢ticos sobre los que destaca uno, la torre campanario de la iglesia de San Saturnino, que m¨¢s que templo destinado al culto parece una continuaci¨®n del baluarte defensivo.
Daroca (Zaragoza)
Daroca, capital del valle del Jiloca, es una de las ciudades hist¨®ricas de la provincia de Zaragoza. Pero ante todo, es una ciudad orgullosa de su muralla pues pocas localidades aragonesas conservan a¨²n un per¨ªmetro cercado tan imponente y sobre todo tan completo. Cuatro kil¨®metros en total de muro fortificado. En tiempos, la cerca que rodea Daroca lleg¨® a tener 12 grandes torres y un profundo foso que la circundaba. Como la ciudad se levant¨® en el fondo de una torrentera, hubo que subir la muralla hasta lo alto de los cerros cercanos para que su poder de disuasi¨®n fuera efectivo. La muralla contaba tambi¨¦n con varias puertas, de las que algunas se conservan a¨²n en uso, como la Puerta Alta, por donde sal¨ªa el camino de Zaragoza, o al oeste, la Puerta Baja, la m¨¢s monumental, bajo la que pasaba el camino de Calatayud y bajo la cual a¨²n circulan los veh¨ªculos que entran a la ciudad.
Galisteo (C¨¢ceres)
La muralla m¨¢s sorprendente de toda la V¨ªa de La Plata en Extremadura es la que rodea este peque?o pueblo de C¨¢ceres, a orillas del r¨ªo Jerte. Galisteo es una localidad de or¨ªgenes inciertos a la que en ¨¦poca isl¨¢mica se dot¨® de una muralla de canto rodado de tres metros de espesor y hasta 11 de alto. Hay quien sostiene su origen romano, pero los datos m¨¢s fiables apuntan a que fue construida por los almohades. Su per¨ªmetro circular rodea todo el pueblo y cuenta con cuatro puertas de acceso. En su interior se despliega un casco urbano con alguno de los m¨¢s atractivos detalles de la arquitectura mud¨¦jar extreme?a. La torre de la Picota, ¨²ltimo vestigio de la fortaleza que defend¨ªa el cerro, ha sido restaurada y permite la subida hasta los pisos superiores desde donde se obtiene la mejor vista de Galisteo, su vega y el puente medieval sobre el r¨ªo Jerte.
Ceuta
Muy pocos peninsulares saben que Ceuta tiene unas murallas de los siglos XVI y XVIII consideradas uno de los complejos defensivos m¨¢s interesantes y bien conservados de esta parte del Mediterr¨¢neo. Y de los m¨¢s originales: las dos l¨ªneas de muros est¨¢n separadas por un foso inundado (y navegable a¨²n hoy en barcas de recreo) donde se unen las aguas del Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo. La parte m¨¢s antigua de la fortaleza, la que da a la plaza de ?frica, fue construida por los portugueses. M¨¢s tarde la corona espa?ola levantar¨ªa la segunda l¨ªnea de fortificaci¨®n, la que est¨¢ orientada a la ciudad moderna extramuros. Una de estas construcciones espa?olas, el revell¨ªn de san Ignacio, alberga ahora museo de la ciudad. La Virgen de ?frica, patrona de la ciudad, vigila desde la muralla vieja el paso de los barcos que surcan el foso.
Albarrac¨ªn (Teruel)
Encerrado en un anillo de murallas de color arcilloso que le confieren una estampa caracter¨ªstica, Albarrac¨ªn sigue siendo ¡°una de las ciudades m¨¢s bonitas de Espa?a¡±, como la definiera Azor¨ªn. Es tambi¨¦n uno de los pueblos m¨¢s tur¨ªsticos y fotografiados, lo que quiere decir que en d¨ªas punta una riada de turistas recorre sus estrechos viales. Pero a¨²n as¨ª sus calles no han perdido un ¨¢pice de aquel escenario musulm¨¢n, renacentista y barroco que las hicieron famosas. Lo habitual es deambular arriba y abajo por el Portal de Molina, la arteria principal y comercial del pueblo. Deleitarse con las fachadas rojizas de las casas vencidas hacia fuera; llegar a la plaza Mayor y fotografiarse ante las balconadas y soportales que circundan su irregular per¨ªmetro; visitar el Ayuntamiento renacentista y luego seguir hasta la catedral, sede episcopal desde el siglo XII hasta 1850, que conserva un soberbio retablo mayor del siglo XVI.
Castillo de Castellar (C¨¢diz)
Colgado de un pe?asco, rodeado de olivos y alcornoques y circunvalado por unas murallas medievales. As¨ª se ofrece Castillo de Castellar en la distancia, cuando se deja la carretera del valle del r¨ªo Guadarranque a la altura del caser¨ªo de la Almoraima y se enfilan las primeras cuestas que suben hasta este singular enclave. Castillo de Castellar es el pueblo m¨¢s sorprendente del parque natural de Los Alcornocales. Una vez pacificada esta zona de frontera los vecinos de Castellar se fueron bajando poco a poco al nuevo asentamiento construido en la vega del Guadarranque, Castellar de la Frontera, mucho m¨¢s c¨®modo y cercano a los recursos naturales. Por eso la vieja villa medieval intramuros qued¨® tal cual, olvidada y abandonada, pero a salvo de posteriores ampliaciones y reformas urban¨ªsticas. Lo que hoy queda en su interior es un entramado t¨ªpicamente andaluz, cuajado de cal y flores, rodeado de murallas y torreones, en una de las estampas m¨¢s sugerentes del Campo de Gibraltar. Un laberinto de calles blancas, frescas y estrechas que nada tienen que envidiar al barrio sevillano de Santa Cruz.
Morella (Castell¨®n)
Adem¨¢s de por sus fiestas sexenales, Morella es famosa por muchas m¨¢s razones. Una es su impactante silueta cuando se la ve desde la carretera que viene de Vinaroz, con su recinto amurallado coronando una monta?a puntiaguda. Otra: la perfecci¨®n de su casco monumental, que se adapta como un guante a las irregularidades y los escarpes de la monta?a. Morella es la capital de la comarca de Els Ports y una de las ciudades m¨¢s atractivas del arco mediterr¨¢neo. No es de extra?ar que durante las guerras carlistas Morella se convirtiera en el basti¨®n del general Cabrera: tomar un nido de ¨¢guilas como este era misi¨®n imposible. La ciudad amurallada envuelve como una bufanda las rocosas laderas de la monta?a: por sus calles, m¨¢s que caminar, se trepa. El paseo puede empezar en cualquiera de las seis puertas que horadan los dos kil¨®metros y medio de muralla. Por una u otra se termina dando con la calle Blasco de Alag¨®n, que con sus bajos porticados es la m¨¢s pintoresca y transitada.
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