Estas son las mejores canciones sobre deportes
Los m¨²sicos jam¨¢s han sido sospechosos de practicar deportes. Pero, como a muchos de nosotros, les gusta hablar de ellos. Bob Dylan y el boxeo, Billy Bragg y el f¨²tbol, Lorde y el b¨¦isbol... Esta es la primera entrega de una serie sobre canciones que tratan estas actividades tan cansadas de practicar y placenteras de ver.
Nos hemos quedado sin Juegos Ol¨ªmpicos, sin Eurocopa de f¨²tbol, sin Copa Am¨¦rica y sin los play-off de la NBA. Las ligas nacionales que no se acaben cancelando se disputar¨¢n entre junio y julio a puerta cerrada, en condiciones muy alejadas de la ¨¦pica y la pasi¨®n a la que estamos acostumbrados. Tras siete semanas sin m¨¢s deporte de competici¨®n que alg¨²n partido casi clandestino en lugares como Bielorrusia o Australia, hemos querido paliar nuestra sed dedic¨¢ndole un homenaje musical al f¨²tbol ¨Cvolvi¨® este pasado fin de semana la Bundesliga, que bien, pero sabe a poco¨C, el baloncesto, el rugby y el resto de pasatiempos sublimes que tanto hemos llegado a a?orar estos d¨ªas. Aunque tambi¨¦n se han escrito magn¨ªficas canciones sobre ajedrez, h¨ªpica, curling o tenis de mesa, hemos elegido catorce dedicadas a 12 deportes diferentes, del ciclismo al hockey sobre hielo pasando por los cuatro o cinco sospechosos habituales. Una selecci¨®n ¨Cla vamos a presentar en dos entregas¨C en la que han encontrado su hueco leyendas del deporte como Nadia Comaneci, Muhammad Ali y Michael Jordan o h¨¦roes an¨®nimos como el quarterback de Fountains of Wayne o el solitario corredor de media distancia de Belle and Sebastian. Aqu¨ª tienen las siete primeras. Con todos ustedes, Las mejores canciones sobre deportes.
Baloncesto: Michael Jordan, Kendrick Lamar & Schoolboy Q
?De qu¨¦ nos suena esto? James Baldwin sol¨ªa decir que las canastas de Michael Jordan eran los poemas del gueto afroamericano. El m¨ªtico escolta de Chicago Bulls protagoniz¨® en su d¨ªa una pel¨ªcula infantil francamente lis¨¦rgica, Space jam, e inspir¨® decenas de canciones, aunque ninguna tan contundente, sentida y genuina como esta oda al ¨¦xito que lleva la firma de Kendrick Lamar, el rapero que quiso ser estrella del baloncesto. Crecido en el vecindario de Compton, en Los ?ngeles, hijo de un matrimonio procedente de Chicago que viv¨ªa de la asistencia social, Lamar ten¨ªa diez a?os en aquella primavera de 1997 en la que Jordan gan¨® su sexto y ¨²ltimo anillo. Nunca ha olvidado aquel robo de bal¨®n y aquella canasta decisiva en el sexto partido de la serie final contra Utah Jazz: ¡°Jordan era el mes¨ªas negro, una criatura mitol¨®gica, un superh¨¦roe, una presencia sobrenatural, el faro y el norte de nuestra infancia¡±, le cont¨® a la presentadora de televisi¨®n Chelsea Handler en una entrevista en la que habl¨® largo y tendido sobre la g¨¦nesis de esta canci¨®n notable.
?Qu¨¦ nos cuenta sobre el baloncesto? Como nueve de cada diez afroamericanos de su generaci¨®n, Lamar so?¨® con ser Michael Jordan. Pasaba las horas muertas colgado de la canasta, pero, para su desgracia, dej¨® de crecer muy pronto. A los 16 a?os med¨ªa apenas 1,65, demasiado poco incluso para el base ¡°¨¢gil, r¨¢pido y escurridizo¡± que estaba convencido de ser por entonces. ¡°Adem¨¢s, nunca entend¨ª del todo en qu¨¦ consist¨ªa el juego¡±, reconoci¨® en su entrevista con Handler, ¡°en el patio de la escuela elemental McNair y en las canchas al aire libre de mi barrio ni siquiera nos pas¨¢bamos el bal¨®n unos a otros, todos ¨¦ramos individualistas y exhibicionistas feroces, como el Michael Jordan de los primeros a?os, pero sin sus condiciones f¨ªsicas ni su talento¡±. La canci¨®n habla de la necesidad de renunciar a las ingenuas aspiraciones de la infancia y del esfuerzo por convertirse en Michael Jordan en otros ¨¢mbitos de la vida, persiguiendo el ¨¦xito con el descaro, la arrogancia y la ambici¨®n que siempre tuvo su ¨ªdolo. Kendrick comprendi¨® muy pronto que la m¨²sica iba a ser su baloncesto: ¡°Soy Michael Jordan, zorras, demasiado bueno para el resto de negratas¡±. Ese es el mensaje.
F¨²tbol americano: All kinds of time, Fountains of Wayne
?De qu¨¦ nos suena esto? En 2003, el grupo que lideraban Chris Collingwood y el recientemente fallecido Adam Schlesinger edit¨® Welcome interstate managers, una deslumbrante colecci¨®n de estampas musicales de la vida cotidiana en los Estados Unidos de la primera d¨¦cada del siglo XXI. Por ah¨ª andan la traviesa oda al sexo adolescente Stacy¡¯s mom, la melanc¨®lica Hackensack, la et¨ªlica y demente Bright future in sales o la furtiva y gozosa Fire Island. Hay mucho donde elegir, pero la obra maestra de este ¨¢lbum formidable tal vez sea All kinds of time, cuatro minutos y medio de ambros¨ªa pop para describir una jugada que dura apenas un par de segundos.
?Qu¨¦ nos cuenta sobre el f¨²tbol americano? El quarterback recibe el bal¨®n, retrocede un par de pasos para protegerse de la embestida de los placadores del equipo contrario y, en un instante de clarividencia y de pura magia en el que el tiempo se congela, ve a un compa?ero desmarcado y vislumbra la l¨ªnea de pase que har¨¢ posible el ensayo decisivo. Una epifan¨ªa deportiva a c¨¢mara lenta muy parecida a aquellas escenas de la serie de animaci¨®n Campeones en las que Oliver Atom rememoraba su primera infancia mientras se iba acercando a la meta contraria con lentitud exasperante y el bal¨®n pegado a los pies. El quarterback de esta canci¨®n reflexiva e hipn¨®tica disfruta de ¡°una extra?a paz interior¡±, imagina a su familia reunida frente al televisor para contemplar su proeza en riguroso directo y siente que dispone de ¡°todo el tiempo del mundo¡±, que el universo entero gira en torno a su mente, al bal¨®n y a su brazo. Hay fracciones de segundo que valen por toda una vida.
F¨²tbol: The Boy done good, Billy Bragg
?De qu¨¦ nos suena esto? Seguidor del West Ham United desde sus a?os de instituto en el suburbio londinense de Barking, Bragg le ha dedicado al f¨²tbol canciones tan inspiradas y certeras como Goalhanger, la historia de un oportunista sin escr¨²pulos que ¡°en el juego de la vida¡± solo aspira a rematar a porter¨ªa vac¨ªa, o Sexuality, en la que deja caer una jocosa referencia al f¨²tbol coral y proletario del Estrella Roja de Belgrado. Sin embargo, su canci¨®n definitiva sobre el deporte rey hay que buscarla en Bloke on bloke (1997), uno de los mejores ¨¢lbumes de su periodo de madurez, cuando empezaba a dejar atr¨¢s el sarcasmo y la virulencia punk de himnos juveniles como A new England.
?Qu¨¦ nos cuenta sobre el f¨²tbol? Bragg comparte con nosotros su autobiograf¨ªa de deportista frustrado: ¡°Por extra?o que parezca, yo tambi¨¦n tuve mis sue?os de f¨²tbol, pero siempre fui el ¨²ltimo, el ¨²ltimo en ser elegido, cuando mis compa?eros de clase formaban sus equipos¡±, nos cuenta en la primera estrofa. El cantautor de Barking ha explicado en alguna ocasi¨®n que adora el f¨²tbol por lo que tiene de tradici¨®n l¨²dica de clase obrera, pero que tambi¨¦n aborrece su car¨¢cter de ¡°gran segregador social¡±: ¡°En mi infancia, antes de que el dinero empezase a importar, la primera ¨¦lite la formaban los chicos guapos que jugaban bien al f¨²tbol. Comparados con esa casta de privilegiados, los dem¨¢s ¨¦ramos un hatajo de perdedores y unos parias¡±. The boy done good ofrece, sin embargo, una posible v¨ªa de redenci¨®n en el amor correspondido, ese milagro cotidiano que hace posible que los perdedores cr¨®nicos se asomen alguna vez a la victoria. ¡°Ahora me siento como si estuviese ganando la final de copa cada vez que t¨² y yo hacemos el amor¡±, canta un Bragg exultante al comprobar que la vida puede deparar momentos de plenitud y felicidad incluso a los que nunca se vestir¨¢n de corto para jugar una final en Wembley.
Tenis: Venus and Serena, Super Furry Animals
?De qu¨¦ nos suena esto? Hubo una ¨¦poca, a finales de los 90, en que Gales se convirti¨® en uno de los puntos neur¨¢lgicos del universo pop, con toda una constelaci¨®n de bandas tan estimulantes como Catatonia, Manic Street Preachers, Stereophonics, Derrero o Gorky¡¯s Zygotic Minci. Los m¨¢s extravagantes y geniales de aquella hornada fueron los Furrys, un quinteto de rock psicod¨¦lico y electr¨®nica vanguardista con sede en Cardiff que lleg¨® a contar como miembro eventual con el actor Rhys Ifans, el compa?ero de piso de Hugh Grant en Notting Hill. Venus and Serena es uno de los temas m¨¢s llamativos de Phantom power, el espl¨¦ndido sexto ¨¢lbum de los galeses, editado en 2003.
?Qu¨¦ nos cuenta sobre el tenis? "Apenas s¨¦ nada de tenis¡±, contaba hace unos a?os el l¨ªder de la banda y autor de la letra de la canci¨®n, Gruff Rhys, ¡°pero siempre me ha fascinado la historia de esas dos hermanas neoyorquinas que se convirtieron en las mejores tenistas de la historia solo porque su padre las oblig¨® a dedicarse obsesivamente desde muy peque?as a un deporte que al principio ni siquiera les interesaba. Me parece un ejemplo de lo castradora que puede resultar la tiran¨ªa que los adultos ejercen sobre los ni?os, pero tambi¨¦n me hace pensar en lo extra?o que resulta el talento: puedes ser el mejor en una actividad que detestas, y eso es tanto una inmensa suerte como una parad¨®jica maldici¨®n¡±. Adem¨¢s de las hermanas Wiliams y de sus ¨¦xitos en Flushing Meadows, este tema intenso y barroco habla de las fantas¨ªas de un ni?o de tendencias autistas que solo es capaz de comunicarse con su pareja de tortugas gemelas, Venus y Serena, un par de reptiles ¡°mucho m¨¢s inteligentes que cualquier pol¨ªtico¡±, seg¨²n Rhys.
F¨²tbol: Kirsty MacColl, England 2 Colombia 0
?De qu¨¦ nos suena esto?
La perla oculta de Tropical brainstorm, el ¨²ltimo ¨¢lbum que la brit¨¢nica MacColl public¨® antes de fallecer en diciembre de 2000, atropellada por una lancha motora durante unas vacaciones en el Caribe mexicano. Popular sobre todo por ser la voz femenina de ese monumental villancico contempor¨¢neo que es Fairytale of New York, de The Pogues, MacColl nunca fue una gran aficionada al deporte, pero dedic¨® una de sus mejores letras al f¨²tbol como met¨¢fora de la vida, muy en la l¨ªnea de su buen amigo y colaborador eventual Billy Bragg.
?Qu¨¦ nos cuenta sobre f¨²tbol? El Inglaterra 2 Colombia 0 al que se refiere el t¨ªtulo se disput¨® durante la fase de grupos del Mundial de Francia de 1998. Ese d¨ªa, una Inglaterra liderada por David Beckham desarbol¨® a la virtuosa Colombia de Carlos Valderrama con un par de goles en la primera media hora en un partido que se preve¨ªa de muy alta exigencia, pero acab¨® siendo poco menos que un paseo militar para los ingleses. MacColl habla en la canci¨®n de una descorazonadora cita en un pub del barrio londinense de Belsize Park con el que result¨® ser un mentiroso patol¨®gico, un hombre que, seg¨²n detalla la cantante con justificada rabia, ¡°minti¨® sobre su estado civil, minti¨® sobre su vida, no mencion¨® a sus tres hijos y no mencion¨® a su esposa¡±. Tanta mentira lleva a Kirsty a una conclusi¨®n resignada que, a su vez, es un ejercicio de empat¨ªa forzosa entre perdedores sentimentales y deportivos: ¡°Esto es un Inglaterra 2 Colombia 0, y ahora s¨¦ c¨®mo se sintieron los colombianos¡±.
Boxeo: Hurricane, Bob Dylan
?De qu¨¦ nos suena esto? M¨¢s que una canci¨®n, una cr¨®nica period¨ªstica y una rapsodia deportiva de m¨¢s de cien versos. Es la historia de un hombre, Rubin ¡®Hurricane¡¯ Carter, que pudo ser campe¨®n del mundo de los pesos medios, pero fue arrestado en una infausta noche de verano de 1966 por un triple homicidio que no hab¨ªa cometido. Rubin pas¨® casi 20 a?os en una prisi¨®n de New Jersey, ¡°imp¨¢vido y digno como un Buda en su jaula¡±, seg¨²n gr¨¢fica expresi¨®n del propio Dylan. Hurricane, la canci¨®n, fue editada en 1976 como plato fuerte de Desire, decimos¨¦ptimo ¨¢lbum de estudio de Dylan, y contribuy¨® a la reapertura del caso por el que hab¨ªa sido condenado Rubin en un momento en el que muy pocos dudaban de la culpabilidad del boxeador.
?Qu¨¦ nos cuenta sobre boxeo? Aunque la canci¨®n habla menos de boxeo que de injusticias flagrantes y racismo institucional, Dylan ha sido siempre un gran aficionado a este deporte. Lleva practic¨¢ndolo en privado desde los 20 a?os y uno de sus grandes recuerdos de juventud, seg¨²n dej¨® escrito en Cr¨®nicas, su autobiograf¨ªa por entregas, es el d¨ªa de 1961 en que un amigo le present¨® a Jack Dempsey en un club de Nueva York. Dempsey, por cierto, crey¨® que el joven un tanto esmirriado que acababan de presentarle era un p¨²gil amateur y quiso darle un par de consejos: ¡°V¨ªstete bien y cuida mucho la alimentaci¨®n. Eres m¨¢s bien bajito y no pareces muy fuerte, pero eso apenas importa si eres listo y sabes encajar los golpes¡±. No nos consta si el bardo de Minnesota tuvo en cuenta o no las recomendaciones de Dempsey, pero en los ¨²ltimos a?os ha trascendido que es el propietario de una cafeter¨ªa del barrio angelino de Santa M¨®nica en cuya trastienda tiene instalado un gimnasio con cuadril¨¢tero. All¨ª ha hecho guantes durante d¨¦cadas bajo la supervisi¨®n de profesionales como Ray ¡®Boom Boom¡¯ Mancini, que opina que ¡°Dylan es un aficionado muy serio, que se mantiene en forma y puede pasarse horas hablando de sus boxeadores favoritos, de Joe Louis a Carlos Monz¨®n pasando por Ali, Frazier o Benny Leonard¡±.
B¨¦isbol: Royals, Lorde
?De qu¨¦ nos suena esto? La neozelandesa de origen croata ten¨ªa 16 a?os cuando edit¨® Pure heroine (2013), el ¨¢lbum que incluye esta canci¨®n. Aunque la escribi¨® en apenas media hora (¡°en uno de esos trances creativos en los que sientes que el cerebro te entra en combusti¨®n y las canciones se te caen de los bolsillos¡±, seg¨²n ha contado), sigue siendo una de sus mejores letras. Cuesta desentra?ar su sentido, pero incluye una referencia expl¨ªcita a los Kansas City Royals, dos veces campeones de la Serie Mundial de la MLB, la m¨¢s antigua de las grandes ligas profesionales de Estados Unidos.
?Qu¨¦ nos cuenta sobre b¨¦isbol? No gran cosa, m¨¢s all¨¢ de lo sugerente que le result¨® a Lorde encontrar por casualidad una foto de George Brett, tercera base (ya retirado) de los Royals, firmando aut¨®grafos a un grupo de aficionados tras un partido disputado a mediados de los ochenta. ¡°Aquella imagen de un hombre guapo, saludable y optimista con la palabra ¡®Royals¡¯ [realeza] escrita sobre el pecho me llev¨® a una compleja asociaci¨®n de ideas entre la monarqu¨ªa brit¨¢nica, los deportistas de ¨¦lite, el estilo de vida aristocr¨¢tico y decadente de las estrellas del hip hop, el suburbio de Auckland en que crec¨ª, en el que todo parece tan mundano y tan poco aristocr¨¢tico, mi pa¨ªs, Nueva Zelanda, en el que supuestamente somos s¨²bditos de una reina que vive a miles de kil¨®metros de distancia¡¡±. Agiten todo eso, a?¨¢danle una generosa dosis de angustia adolescente y la aportaci¨®n de Joel Little, productor y coautor del tema, y el resultado es una de las mejores canciones de Lorde.
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