Ciencia ficci¨®n monetaria ante el coronavirus
?Podr¨ªamos tener otro modelo econ¨®mico m¨¢s justo, sostenible en el tiempo y que cuide de la vida?
?Podr¨ªamos funcionar sin crecimiento econ¨®mico? ?Podr¨ªamos tener otro modelo econ¨®mico m¨¢s justo, sostenible en el tiempo y que cuide de la vida? Son desaf¨ªos que sabemos que la econom¨ªa oficial no es capaz de resolver. Quiz¨¢s sea el momento de mirar hacia abajo, hacia otro tipo de econom¨ªa m¨¢s cercana y m¨¢s similar al funcionamiento de la biosfera. Una con competencia y cooperaci¨®n local, ecosistema a ecosistema.
Es un tema complejo y que tendr¨ªa muchas facetas, pero nos centraremos en una de ellas, el dinero. El dinero no es m¨¢s que un acuerdo social, el cual podemos modificar si tenemos las herramientas adecuadas. Podemos definir m¨¢s de una clase de dinero. Como dec¨ªa Bernard Lietaer, gran referente te¨®rico de las monedas complementarias, a mayor diversidad de tipos de dinero, mayor es la capacidad de resiliencia de un sistema econ¨®mico y social.
Lo inteligente a estas alturas convulsas del siglo ser¨ªa diversificar entre todos los planes. Que actuaran tanto el BCE para respaldar directamente la deuda de los estados, como los Estados con avales a empresas que tributan en el Estado. Pero tambi¨¦n crear otras clases de dinero para rentas de emergencia (conocido como helic¨®ptero monetario) a la ciudadan¨ªa, o para que se financien las administraciones auton¨®micas y/o locales emitiendo monedas complementarias regionales (tipo A), o apoyando las monedas de iniciativa social (tipo B).
Esta oxidaci¨®n incentiva que los pagos a los proveedores se hagan lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, generando un flujo de liquidez continuo en la econom¨ªa
Nuestra propuesta de helic¨®ptero en moneda complementaria (puntual o regular), es un aval a toda la sociedad y una estrategia de relocalizaci¨®n de producciones y flujos. Si el 50% de los 100.000 euros p¨²blicos previstos por el Gobierno de Espa?a para los avales a empresas se destinan a mantener e incentivar la demanda y se depositan como activos en las entidades bancarias ¡ªincluso en las mismas en las que ten¨ªan previsto hacerlo¡ª, servir¨ªan de respaldo oficial a la emisi¨®n de una o varias monedas complementarias. Este dinero ¡°de uso¡±, emitido para ser distribuido entre la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, se convertir¨ªa en una ayuda indirecta a pymes y aut¨®nomos que lo aceptaran por el pago de sus bienes y servicios.
Esta moneda podr¨ªa tener un inter¨¦s negativo o una oxidaci¨®n temporal, como viene ensayando con ¨¦xito el Chiemgauer en Baviera. Esto significa que la moneda pierde una peque?a parte de su valor cada d¨ªa que es acumulada (por ejemplo un 0,025%, por cada 1.000 euros acumulados, cada d¨ªa se perder¨ªan 25 c¨¦ntimos); una herramienta que desincentiva el ahorro en esa moneda, pues para esas funciones seguir¨ªa estando el euro. De este modo, los euros de los hogares tender¨ªan a ahorrarse, como activos en los bancos, y la moneda complementar¨ªa tender¨ªa a usarse en las transacciones cotidianas. Esta oxidaci¨®n incentiva que los pagos a los proveedores se hagan lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, generando un flujo de liquidez continuo en la econom¨ªa. Existen estudios donde se muestra que la velocidad de las monedas oxidativas es muy superior a la del dinero no oxidativo, lo cual ejerce un efecto multiplicador de liquidez en la econom¨ªa real y sin generar inflaci¨®n.
La oxidaci¨®n anual (inter¨¦s negativo) de esta moneda deber¨ªa de ser parecido al inter¨¦s de los pr¨¦stamos personales (7%-9%). Esto permitir¨ªa que todo ese dinero volviera al Estado v¨ªa oxidaci¨®n al cabo de unos a?os sin intervenci¨®n fiscal. Ser¨ªa como una especie de pr¨¦stamo, donde el conjunto de la sociedad lo va devolviendo en funci¨®n del tiempo que retiene el dinero en su poder hasta usarlo. Un pr¨¦stamo que se devolver¨¢ puntualmente cada mes sin suponer una carga a quien lo hace. Convertimos el dinero en un servicio a la ciudadan¨ªa. Otro aspecto de la oxidaci¨®n es su equidad. Quien m¨¢s dinero para uso retiene o acumula, no permitiendo que el mismo fluya a trav¨¦s de la econom¨ªa para que el resto lo pueda usar, m¨¢s tendr¨¢ que aportar.
Esta divisa interna ser¨ªa convertible en euros, con una penalizaci¨®n disuasoria, de modo que los importadores pudieran seguir funcionando. Esta penalizaci¨®n actuar¨ªa como un peque?o arancel indirecto a la importaci¨®n, lo cual ayudar¨ªa a la balanza de pagos e incentivar¨ªa la b¨²squeda de productos locales sobre los importados reduciendo dependencias exteriores, especialmente en productos de bajo valor a?adido. Todas estas medidas tambi¨¦n deber¨ªan ir acompa?adas de otras que fomentaran un cambio de modelo productivo, ya que el actual es tan dependiente de sectores como el turismo o la construcci¨®n, y que nos dotaran de una mayor resiliencia econ¨®mica, social y ecol¨®gica.
Todo esto todav¨ªa es ciencia ficci¨®n monetaria, pero ante la distop¨ªa econ¨®mica que se nos plantea en los pr¨®ximos a?os, bien nos ha valido la pena salir de las catacumbas de lo alternativo, en las que hemos pasado esta d¨¦cada de desmanes y proponer que otra econom¨ªa es posible. Esperamos haber sabido sugerir que es el momento de las monedas complementarias, y que son las herramientas de transici¨®n de modelo productivo, de apoyo microecon¨®mico, de descentralizaci¨®n del riesgo, de educaci¨®n a la ciudadan¨ªa, y relocalizaci¨®n... Seguramente las herramientas m¨¢s seguras y resilientes que la naturaleza econ¨®mica humana ha creado.
Franco Llobera es miembro de la Asociaci¨®n Econom¨ªas BioRegionales (EBR). Alex L¨®pez es especialista en monedas complementarias. Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez-Pacheco es investigador de la Universidad de Extremadura (UEX) y del Instituto de Moneda Social (IMS)
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