Ucrania: el precio de la libertad
Cr¨®nica de un viaje por Ucrania un a?o despu¨¦s de la llegada al poder del presidente Zelenski. Desde la m¨¢gica ciudad de Kiev nos adentramos por el pa¨ªs en un intento de entender c¨®mo respiran, resisten, luchan y sue?an los ciudadanos de este territorio variopinto y multicultural en el coraz¨®n de Europa, en continua tensi¨®n con una Rusia avasalladora y expansionista.
Ucrania, tierra de contrastes, se busca a s¨ª misma en duras condiciones. Este pa¨ªs clave para la estabilidad de Europa ha sido agredido por Rusia, que le arrebat¨® la pen¨ªnsula de Crimea y que apoya a los separatistas en la regi¨®n de Donb¨¢s. Tambi¨¦n ha sido v¨ªctima de la corrupci¨®n, la incompetencia y el ego¨ªsmo de su clase dirigente. M¨¢s de un a?o despu¨¦s de la toma de posesi¨®n del presidente Volod¨ªmir Zelenski, en mayo de 2019, la fe en el futuro se enfr¨ªa y nuevos retos, como el coronavirus, se han sumado a los anteriores.
La tarea de unir a los ucranios, divididos entre quienes miraban hacia Rusia y quienes se orientaban hacia Europa, resulta tit¨¢nica, por la magnitud de los problemas acumulados y por la misma inexperiencia del presidente, un actor c¨®mico respaldado por el 73% de los votantes.
En busca de claves para entender por qu¨¦ uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos de Europa se ha convertido en el m¨¢s pobre del continente, emprendimos varios viajes por Ucrania. Una veterana colega nos aconsej¨® ¡°empezar por el alma ucrania, la tierra de nuestro gran poeta¡±.
Tar¨¢s Shevchenko, el padre de la lengua ucrania moderna, pintor y revolucionario, naci¨® en 1814 en M¨®rintsi, como siervo de los Engelhardt, una familia de terratenientes que veraneaba en parajes hoy integrados en la provincia de Cherkasy. Los Engelhardt pagaron clases de pintura a su dotado siervo en San Petersburgo y un grupo de admiradores lo rescat¨® por 2.500 rublos.
As¨ª pues, un s¨¢bado de madrugada en un autob¨²s desvencijado nos dirigimos a Shevch¨¦nkov (antes Kir¨ªlovka). Es el centro de la ¡°patria chica¡± del escritor, entendiendo por tal el entorno geogr¨¢fico y cultural de su infancia y adolescencia. Los contornos de dos templos ortodoxos, uno del patriarcado de Mosc¨² y el otro del patriarcado de Kiev, se recortaban n¨ªtidos en el cielo a nuestra llegada.
En el pueblo, los monumentos al hijo insigne lo representan como un chico fr¨¢gil y angelical, y las estatuas de Lenin, el fundador del Estado sovi¨¦tico, no existen y nunca las hubo, seg¨²n Sergui Smalk¨®, jefe de la Comunidad Territorial Unida (OTG en su abreviatura ucrania) de Shevch¨¦nkov. Consiste la OTG en la uni¨®n de cuatro localidades vecinas, con un total de 4.350 habitantes, siendo Shevch¨¦nkov la m¨¢s poblada (de 2.300 a 2.400).
La fusi¨®n de municipios es parte de la reforma descentralizadora iniciada por Ucrania. En Shevch¨¦nkov, la nueva gesti¨®n multiplic¨® los ingresos municipales, pero evidencia ineptitudes y corruptelas. Ingeniero y pedagogo, Smalk¨® se queja de que es ¡°m¨¢s f¨¢cil robar el dinero del Estado que gastarlo correctamente¡±.
La antigua hacienda de los Engelhard es hoy un parque natural bautizado con el nombre del poeta, que, de ni?o, apacentaba all¨ª al ganado y copiaba a hurtadillas los cuadros de su due?o. Deambulamos por mansiones, caballerizas y pabellones venidos a menos. ¡°Ser¨ªa un magn¨ªfico destino tur¨ªstico si lo restauraran¡±, comenta Smalk¨®.
El pueblo vive de la agricultura y se prepara para el comercio de la tierra. En virtud de una ley aprobada en marzo, a partir de julio de 2021 los ciudadanos ucranios podr¨¢n adquirir hasta 100 hect¨¢reas en una sola transacci¨®n y poseer hasta 10.000 en total. Inicialmente el proyecto de ley contemplaba compraventas de hasta 200.000 hect¨¢reas, lo que alarm¨® a granjeros como Nikol¨¢i Ol¨ªnik, jefe de una empresa agr¨ªcola familiar en Shevch¨¦nkov. La pr¨¢ctica dir¨¢ si era justificado su temor a la dictadura de las grandes empresas agr¨ªcolas y a la sobreexplotaci¨®n del terreno.
Ol¨ªnik posee 10 hect¨¢reas (dos parcelas de una antigua granja colectiva sovi¨¦tica ¡°compradas de forma irregular¡±, seg¨²n ¨¦l mismo confiesa) y arrienda 4 hect¨¢reas m¨¢s. Due?o de tres tractores, tres camionetas y un frigor¨ªfico, no tiene deudas y evita intermediarios.
Las frutas de la regi¨®n no pueden competir en la UE, y en el mercado interior ucranio, las manzanas polacas rivalizan con las locales en precio. El bloqueo del comercio con Rusia, consecuencia de los conflictos de 2014, perjudic¨® las exportaciones frut¨ªcolas. ¡°Antes, decenas de camiones sal¨ªan cada d¨ªa en direcci¨®n a Rusia, que ahora puede elegir manzanas polacas, bielorrusas, ucranias y las suyas propias¡±, afirma Ol¨ªnik.
M¨¢s all¨¢ de las sanciones, entre Ucrania y Rusia existe a¨²n una red de capilares o ¡°rutas alternativas por Crimea, Donetsk o Bielorrusia¡±, y por ellas siguen transitando camiones cargados de manzanas, explica Ol¨ªnik. De forma an¨¢loga, por retorcidos caminos, entre los dos pa¨ªses eslavos circulan las materias primas y productos industriales, que recurre a intermediarios en Bielorrusia o Kazajist¨¢n.
Visitamos los espacios juveniles del poeta y abandonamos Shevch¨¦nkov en autob¨²s de l¨ªnea, tras esperar que el n¨²mero de pasajeros bastara para amortizar el viaje a la capital de Ucrania.
Las fachadas deslucidas, los infinitos baches y los oscuros pasos subterr¨¢neos no restan poder de seducci¨®n a Kiev, una ciudad de 2,9 millones de habitantes donde se trenzan huellas; de las pasiones religiosas eslavas desde el medievo, de la industrializaci¨®n de principios del siglo XX y del desarrollo sovi¨¦tico.
A este crisol de culturas llegan gentes de todos los confines de Ucrania, y en los ¨²ltimos a?os sobre todo de las regiones desestabilizadas por Rusia. En Kiev, los t¨¢rtaros de Crimea rehicieron los ¨®rganos de autogobierno que el Kremlin les vet¨® en la pen¨ªnsula; en Kiev se reabri¨® Isolazia, una galer¨ªa de arte de Donetsk, cuya sede original, una vieja f¨¢brica de material aislante, fue convertida en cuartel y prisi¨®n. M¨¢s provinciana que Par¨ªs o Berl¨ªn y m¨¢s relajada que Mosc¨², Kiev, no obstante, puede resultar insegura para periodistas y pol¨ªticos, a juzgar por los atentados perpetrados contra ellos aqu¨ª.
En Kiev asistimos a una exposici¨®n de Olexandr Roitburd, director del Museo de Bellas Artes de Odesa. Motivos como el salo (tocino), los pepinos en salmuera, los arenques, el vodka y las rebanadas de pan negro se repet¨ªan en los bodegones del cotizado artista. Entre los asistentes reencontramos a periodistas rusos, fugitivos de la censura en su pa¨ªs, y tambi¨¦n a Vlad¨ªmir Kazarin, rector de la Universidad Nacional Tavrida (UNT), una instituci¨®n de ense?anza de Crimea, evacuada de Simfer¨®pol.
Tras la anexi¨®n de la pen¨ªnsula, Kazarin resisti¨® en su puesto de jefe de c¨¢tedra de Literatura Rusa como un cuerpo extra?o en un entorno cada vez m¨¢s policial. En 2015, con el Servicio Federal de Seguridad (FSB) persigui¨¦ndolo por sus cr¨ªticas a los nuevos dirigentes, reubic¨® su c¨¢tedra en Kiev. Con ayuda del Ministerio de Educaci¨®n de Ucrania, refund¨® la UNT y ahora lucha por afianzarla en la capital. En la pen¨ªnsula del mar Negro Rusia reagrup¨® los centros de ense?anza superior en una nueva entidad, la Universidad Federal de Crimea.
Calcula Kazarin que 17 instituciones de ense?anza superior de Ucrania se vieron desplazadas por la guerra y la anexi¨®n. Algunos colectivos acad¨¦micos se escindieron, como la Universidad de Donetsk, otros fueron recreados en territorio controlado por Kiev, a veces junto a minas y f¨¢bricas, pr¨¢cticamente en la l¨ªnea del frente. Profesores y alumnos vivieron disyuntivas desgarradoras.
¡°Nuestra Universidad tiene unos 3.500 estudiantes y esperamos alcanzar los 3.000 licenciados este curso¡±, nos explic¨® Kazarin. ¡°En 2016, el primer a?o que repartimos t¨ªtulos, casi todos nuestros estudiantes eran de Crimea y de Donb¨¢s. Despu¨¦s, comenz¨® a crecer la proporci¨®n de los que vienen de otras regiones y tambi¨¦n del extranjero¡±, explica. La UNT es financiada por el Estado en un 46%.
Entre los desplazados desde Donb¨¢s est¨¢ Irina Zemenchuk, camarera en un hotel de Kiev. Zemenchuk era empleada de una f¨¢brica de bombones de Donetsk y viv¨ªa en M¨¢rinka, una localidad cercana, que los separatistas de la autodenominada Rep¨²blica Popular de Donetsk y las tropas de Kiev se disputaban en 2014. Los primeros ¡°colgaron su bandera y dejaron un ret¨¦n de 10 personas¡±, los segundos ¡°nos liberaron destroz¨¢ndolo todo¡±, explicaba esta mujer que, durante los combates m¨¢s duros, pas¨® casi un d¨ªa entero sentada en una silla mientras los proyectiles cruzaban el aire.
¡°Me beb¨ª todo el alcohol que encontr¨¦ en la casa, luego me puse mi mejor ropa y sal¨ª a la calle. Las balas silbaban a mi alrededor. Un vecino me arrastr¨® a su casa y llam¨® a mis hijos¡±, cuenta. Decidi¨® marcharse. Por su trabajo recibe 9.000 grivnas al mes, unos 300 euros. Irina se concentraba en el presente. Uno de sus hijos trabaja en Polonia, y el otro, Andr¨ª, de 30 a?os, fue minero y ahora es teniente de la polic¨ªa en Kur¨¢jove, a cinco kil¨®metros de M¨¢rinka.
En busca de la casa abandonada de Irina en M¨¢rinka viajamos al este en el tren que une Kiev a la zona controlada por el Gobierno. Andr¨ª nos abri¨® la puerta de una ruinosa construcci¨®n con vidrios rotos, paredes hinchadas por la humedad y llena de cacharros, basura y peri¨®dicos viejos. ¡°Aqu¨ª dorm¨ªamos mi hermano y yo¡±, recordaba, y sus ojos recorr¨ªan el ¡°Chern¨®bil dom¨¦stico¡±.
¡°Me beb¨ª todo el alcohol que encontr¨¦ en la casa, luego me puse mi mejor ropa y sal¨ª a la calle. Las balas silbaban alrededor¡±
Desde 2014 en M¨¢rinka no hay gas y todos los intentos de arreglar la tuber¨ªa abastecedora acaban en tiroteos. Los mercados callejeros exhiben el salo, los arenques y los pepinos retratados por Roitburd, solo que aqu¨ª son tangibles y a precios de pobre. Comercian con ellos los mineros jubilados como Igor, privado del carb¨®n gratuito que le corresponde como complemento a su pensi¨®n. La mina donde trabaj¨® est¨¢ en territorio independentista, y el carb¨®n no pasar¨ªa los controles de una zona a otra, de un mundo al otro.
Para visitar a sus parientes ¡°al otro lado¡±, Igor cruza el puesto de tr¨¢nsito en Mayorsk. Nunca se sabe cu¨¢nto se va a tardar en el tr¨¢nsito. De la zona independentista vienen los jubilados a registrarse y probar que est¨¢n vivos, tal como Ucrania exige para abonarles sus pensiones.
Sacos de arena donados por la Cruz Roja protegen las ventanas de la escuela n¨²mero dos de M¨¢rinka. El frente est¨¢ cerca (a una distancia de entre dos y cinco kil¨®metros) y de vez en cuando las balas llegan hasta aqu¨ª. Antes de la guerra a la escuela asist¨ªan 300 ni?os, ahora son 195. Desde septiembre de 2019 la educaci¨®n se imparte solo en lengua ucrania. Antes hab¨ªa dos secciones paralelas, una en ruso y otra en ucranio, y todas las materias se impart¨ªan en ambas lenguas. Ahora el ingl¨¦s tiene m¨¢s horas lectivas que el ruso y la literatura rusa se estudia como extranjera, explican dos maestras. ¡°Tenemos una lengua estatal y debemos hablar en ella. La educaci¨®n debe ser en la lengua del Estado¡±, sentencian Alina y Oxana, subdirectoras de la escuela. En la zona secesionista la lengua ucrania ha sido eliminada de las escuelas. En el habla, a los dos lados de los controles, coexisten el ruso, el ucranio y el s¨²rzhyk, una mezcla dialectal de ambos.
Mientras el este se consume en la guerra, la occidental Lviv se orienta hacia el futuro. Esta ciudad de 800.000 habitantes apost¨® por Europa y por la creaci¨®n de puestos de trabajo para evitar la emigraci¨®n masiva caracter¨ªstica de principios de este siglo, explica el vicealcalde, Andr¨ª Moskalenko. ¡°Nuestra estrategia ha funcionado. Nos centramos en el turismo y la tecnolog¨ªa, las ¨¢reas m¨¢s competitivas para nosotros. En 2019 recibimos 2,5 millones de visitantes y tenemos la mayor agrupaci¨®n de empresas de alta tecnolog¨ªa de Ucrania, un sector que emplea a 30.000 personas aqu¨ª¡±, afirma Moskalenko. Un nuevo parque tecnol¨®gico crear¨¢ 10.000 puestos m¨¢s.
¡°Tenemos m¨¢s de 100 compa?¨ªas que emplean a 17.000 personas¡±, dice Step¨¢n Veselovski, de 32 a?os, el primer ejecutivo de Lviv IT Cluster, la agrupaci¨®n de empresas de alta tecnolog¨ªa a la que se refer¨ªa el vicealcalde. En un jard¨ªn de infancia reconvertido est¨¢ Start Up Depo, donde dan sus primeros pasos decenas de empresas. ¡°Cuando una llega a tener m¨¢s de 15 empleados, suele irse a otro sitio. Somos una comunidad de trabajo con funciones educativas¡± afirma Veselovski. ¡°Mi misi¨®n es ense?ar a hacer negocios¡±, a?ade.
Los especialistas de Lviv compiten con otros centros en Polonia, en Bielorrusia y en Rumania, donde hay salarios parecidos, en torno a 2.000 d¨®lares (unos 1.800 euros). A formarse en nuevas tecnolog¨ªas contribuye la Universidad Cat¨®lica de Lviv (UCL), una instituci¨®n privada. La Universidad es miembro de Lviv IT Cluster, tiene seis facultades incluida una escuela de negocios y colabora con otros centros europeos. Personalmente, a Miroslav Marin¨®vich, el vicerrector de la Universidad, le preocupa la receptividad de Europa ante la propaganda de Mosc¨². ¡°Rusia ha impuesto sus estereotipos sobre Ucrania a Occidente, e incluso en c¨ªrculos eclesi¨¢sticos en el Vaticano. Para vencerlos, nuestro pa¨ªs debe trabajar m¨¢s duro desde el punto de vista pol¨ªtico y diplom¨¢tico¡±, afirma este hombre que fue fundador del grupo de Helsinki de Ucrania y fue encarcelado por sus ideas en la URSS.
En el vest¨ªbulo de la universidad, una exposici¨®n recordaba a los paisanos de Lviv que perecieron en la llamada Revoluci¨®n de la Dignidad en Kiev (2013-2014) y en el frente. Las fotos y biograf¨ªas de los muertos a?ad¨ªan una dimensi¨®n dram¨¢tica al espacio moderno y di¨¢fano, proyectado por un arquitecto alem¨¢n.
A los ca¨ªdos por Ucrania los recordaban tambi¨¦n en la iglesia de San Pedro y San Pablo, que es la parroquia de la guarnici¨®n de Lviv, es decir, de los militares acuartelados en la provincia. Los paneles con las im¨¢genes de los ¡°m¨¢rtires¡± se alineaban en el templo erigido para los jesuitas en el siglo XVII: Seguridad, Interior, Ej¨¦rcito, Aduanas, cada instituci¨®n con su espacio y sus muertos, y en torno a ellos municiones, casquillos, minas reventadas, instrumentos de guerra. Aparte, las fotos de los hu¨¦rfanos.
En Ucrania existe la instituci¨®n del capell¨¢n militar, y los nueve sacerdotes grecocat¨®licos de esta parroquia se turnan para atender a las tropas desplazadas al este, contaba el padre Andr¨ª. Era domingo y entre los muchos visitantes del templo hab¨ªa grupos de oficiales que segu¨ªan un curso en un centro de entrenamiento cerca de Lviv, explic¨® Tania Zioma, de la 53? brigada del Ej¨¦rcito.
¡°La Iglesia apoya con oraciones y con dinero, paga pr¨®tesis, sillas de ruedas y rehabilitaci¨®n, porque el Estado no hace suficiente y esta guerra dura demasiado¡±, dijo el padre Andr¨ª. ¡°Europa no quiere reconocer lo que sucede¡±, sentenci¨® el sacerdote. Y prosigui¨®: ¡°Recuerde el memor¨¢ndum de Budapest [1994] por el que entregamos nuestras armas nucleares y, a cambio, Estados Unidos y otros pa¨ªses prometieron ayudarnos. ?D¨®nde est¨¢ la ayuda? Lo llaman conflicto porque no quieren luchar. Aqu¨ª hay una sola guerra y es con Rusia¡±.
De vuelta a Kiev, visitamos a Vitali y Yulia, un matrimonio al que El Pa¨ªs Semanal entrevist¨® en 2005, cuando so?aban con comprar un piso en la capital. La pareja procede de Luhansk y los padres de ambos siguen residiendo en aquella zona hoy controlada por los separatistas. La pareja sigue viviendo en un piso de alquiler; Vitali vendi¨® el coche en el que trabaj¨® como taxista y traspas¨® el peque?o caf¨¦ que lleg¨® a abrir despu¨¦s. Yulia sigue dando clases en una escuela municipal. La hija, Dasha, estudia en el Instituto Polit¨¦cnico de Kiev, pero ha perdido el inter¨¦s por el dibujo y aspira a ser gu¨ªa tur¨ªstica.
¡°Si antes del coronavirus se esperaba un crecimiento del 3%, los pron¨®sticos indican ahora una ca¨ªda de entre el 4,5% y el 11,5%¡±
¡°Nos han rebajado los recursos que [el presidente] Petr¨® Poroshenko nos aument¨®. De nuevo tendremos que pedir a los padres de los alumnos que paguen el papel higi¨¦nico y la reparaci¨®n de las aulas¡±, dice Yulia, que gana 14.000 grivnas al mes (unos 475 euros).
¡°Pasan los a?os y con horror pienso que puedo acabar como esas pobres jubiladas que reciben 2.400 grivnas de pensi¨®n¡±, exclama la maestra. En Ucrania la pensi¨®n media es de 3.100 grivnas (105 euros) y el 80% de los jubilados cobra menos de 4.000 grivnas, explica Ella Lib¨¢nova, directora del instituto de demograf¨ªa y estudios sociales. ¡°El n¨²mero de quienes afirman no tener dinero ni para comer se incrementa y constituye un 15% de la poblaci¨®n¡±, se?alaba Volod¨ªmir Paniotto, director del Instituto Internacional de Sociolog¨ªa de Kiev (KIIS). Eso era antes de que llegara el nuevo coronavirus.
Yulia y Vitali han decidido emigrar. La meta es Canad¨¢. De momento, Vitali consigui¨® un contrato como camionero internacional para una empresa en Polonia. El coronavirus demor¨® la expedici¨®n de su visado de trabajo, pero en mayo recorr¨ªa ya las carreteras de Europa conduciendo un veh¨ªculo de gran tonelaje.
Pese a sus m¨¢s de 14.000 muertos, la guerra se difumina en la conciencia de la gente. ¡°A¨²n disparan, pero las estad¨ªsticas de muertes por accidentes e incendios superan a las de muertos en el frente¡±, observa Olexandr Martinenko, director de la agencia informativa Interfax. Al periodista le infunden optimismo ¡°los numerosos partidarios de concentrarse en levantar el pa¨ªs y poner fin a la guerra o como m¨ªnimo lograr una tregua, para evitar m¨¢s v¨ªctimas¡±. ¡°Este fue el mensaje con el que Zelenski gan¨® las elecciones¡±, dice. ¡°El patriotismo ucranio que se centr¨® en la lengua y el apoyo a las tradiciones ¨¦tnicas evoluciona ahora hacia un nuevo concepto basado en el apoyo a la independencia y el desarrollo de Ucrania¡±, opina el soci¨®logo Paniotto.
Ucrania es un pa¨ªs cada vez m¨¢s agr¨ªcola. Quienes consideran la industria como parte imprescindible de la soberan¨ªa nacional temen ahora que su patria se convierta en una colonia de las multinacionales. El ¨ªndice de producci¨®n industrial se redujo en un 8,3% en 2019 y, por efecto del virus, el PIB necesitar¨¢ un m¨ªnimo de siete a?os para recuperar el nivel de 2013, dice el economista Andr¨ª N¨®vak. ¡°Si antes del coronavirus se esperaba un crecimiento econ¨®mico del 3%, ahora los pron¨®sticos indican una ca¨ªda que puede variar entre el 4,5% y el 11,5%¡±, se?ala. Positivo es que la agricultura no se ha visto afectada, dice. En cuanto a la industria, ¡°a¨²n respira¡±, ¡°conserva el conocimiento y la tecnolog¨ªa¡± y requiere inversiones para su modernizaci¨®n. ¡°Ucrania es uno de los pocos pa¨ªses poseedores de todo el ciclo de producci¨®n de misiles espaciales y de construcci¨®n de aviones, pero no tiene un programa de est¨ªmulos estatales porque nuestro Gobierno carece de pensamiento estrat¨¦gico¡±, exclama N¨®vak. El experto censura el gusto por lo extranjero de los dirigentes del pa¨ªs. El Ministerio del Interior compr¨® helic¨®pteros a Francia en lugar de encargarlos a Motor Sich, en Zaporizhia; la alcald¨ªa de Kiev, a su vez, adquiri¨® en Polonia los tranv¨ªas que habr¨ªa podido obtener en Lviv, y la compa?¨ªa estatal de ferrocarriles adjudic¨® a Hyundai los trenes que hubiera encontrado a mejor precio en la F¨¢brica de Vagones Kri¨²kiv (KVSZ).
Vlad¨ªmir Prijodko es el director y propietario de la KVSZ y uno de los grandes abogados de la industria nacional. Su larga y distinguida carrera est¨¢ asociada con esta empresa, de la que su padre ya fue director. Ubicada en Kremenchuk, una ciudad de 220.000 habitantes junto al Dni¨¦per, la KVSZ produc¨ªa sobre todo para Rusia hasta 2013, a?o en que Mosc¨² dej¨® de importar vagones y concluy¨® as¨ª el recorte de las compras, iniciado en 2011, seg¨²n explica Prijodko. ¡°Rusia pas¨® a defender sus productores nacionales e incluso bloque¨® nuestras ventas a otros pa¨ªses de la Comunidad de Estados Independientes como Bielorrusia o Kazajist¨¢n¡±, dice el ejecutivo, que a?ade: ¡°Ucrania debe defender la industria nacional como hacen Estados Unidos, China y la Uni¨®n Europea y crear una estructura para dirigirla¡±.
En 2012 la KVSZ fabric¨® 11.700 vagones, de los cuales cerca de 8.000 se exportaron a Rusia. En 2019 su producci¨®n era de 5.300 vagones. En marzo, el presidente Zelenski acudi¨® a la f¨¢brica y prometi¨® que el Estado le comprar¨ªa tres locomotoras y 90 vagones de pasajeros. Para 2.000 obreros, cuyo sueldo medio es de 17.000 grivnas, y 12.000 personas de la industria de componentes, estas promesas supondr¨ªan trabajo hasta fin de a?o, afirmaba Prijodko cuando le visitamos en marzo.
En su despacho en la sede de KVSZ, Prijodko afirmaba que sus trenes son mejores y m¨¢s baratos que los de Hyundai, pero KVSZ no puede competir con los incentivos financieros de los coreanos, que ¡°en una conspiraci¨®n¡± se adjudicaron los trenes Intercity entre las sedes de los partidos de la Eurocopa de 2012.
En los amplios talleres de la KVSZ est¨¢n los frutos de un trabajo impagado, entre ellos coches cama encargados por la compa?¨ªa estatal de trenes de Ucrania y un vag¨®n restaurante que los ferrocarriles de Tayikist¨¢n nunca recogieron. Prijodko busca proyectos conjuntos con empresas internacionales del sector, pero estas tienen m¨¢s inter¨¦s en vender su material que en potenciar la primera f¨¢brica de vagones de Ucrania.
En defensa de la industria nacional se manifiesta tambi¨¦n Volod¨ªmir Gorbulin, exsecretario del Consejo de Seguridad y Defensa de Ucrania (1994-1999). En ¨¦poca sovi¨¦tica, Gorbulin respond¨ªa del desarrollo de los sistemas de misiles en la empresa Yushmash de Dnipropetrovsk (hoy Dnipr¨®). Gorbulin trata de convencer a Zelenski para que invierta en la tecnolog¨ªa de misiles en la que Yushmash fue abanderada en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ¡°Ucrania fue la tercera potencia nuclear del mundo y produjo dos sistemas de misiles, los SS 18 y los SS 24, que determinaron la paridad estrat¨¦gica de la URSS con EE UU en los ochenta¡±, explica el ingeniero, hoy vicepresidente de la Academia de Ciencias de Ucrania.
Al desintegrarse la URSS, Ucrania ten¨ªa 220 cohetes portadores, de ellos 176 misiles bal¨ªsticos intercontinentales con 1.240 cabezas nucleares y 44 bombarderos pesados, equipados con m¨¢s de 1.000 misiles nucleares de crucero de largo alcance. A esto se a?ad¨ªan centenares de armas nucleares t¨¢cticas, se?ala. ¡°Pero el accidente de Chern¨®bil convirti¨® el rechazo a las armas nucleares en la ideolog¨ªa b¨¢sica de nuestro pa¨ªs¡±, constata.
Ucrania entreg¨® sus armas nucleares a Rusia y firm¨® el tratado de no proliferaci¨®n como pa¨ªs desnuclearizado en 1994, a cambio de garant¨ªas internacionales de seguridad que no llegaron a ser vinculantes. Hasta 2014 Mosc¨² solicitaba dos veces al a?o los servicios de Yushmash para mantener los misiles SS 18 que a¨²n posee. Yuzhmash produce para la estaci¨®n espacial internacional y exporta tecnolog¨ªa aeroespacial y de lanzamiento de sat¨¦lites. En la venta de tecnolog¨ªa militar, la empresa est¨¢ sujeta a limitaciones por la adhesi¨®n de Kiev al r¨¦gimen internacional de control de tecnolog¨ªa de misiles.
¡°Para hacer encargos a nuestra industria hay que convencer a nuestros l¨ªderes de que el pa¨ªs necesita medios de defensa suficientes¡±, dice Gorbulin. ¡°Pero nuestros dirigentes no tienen mentalidad estrat¨¦gica. No saben jugar al ajedrez. No han trabajado en f¨¢bricas y no saben que para mantener la industria hay que producir en cadena y no unidades sueltas¡±, exclama. ¡°Debemos revisar el sistema de planificaci¨®n y direcci¨®n del complejo militar industrial¡±, afirma, sin darse por vencido.
Hab¨ªamos concluido ya nuestros viajes cuando la pandemia nos oblig¨® a hacer otro distinto, esta vez por tel¨¦fono, para saber si nuestros interlocutores se hab¨ªan visto afectados por ella. Descubrimos as¨ª peque?os y grandes efectos del virus. En Shevch¨¦nkov unos malhechores reventaron el ¨²nico cajero bancario del pueblo y sus habitantes solo pueden obtener dinero en met¨¢lico en los pueblos vecinos, con los que est¨¢ cortado el transporte p¨²blico. Smalk¨® tem¨ªa por el presupuesto municipal y la merma de ingresos fiscales. No podr¨¢ contratar a un polic¨ªa como quisiera y est¨¢ instalando un sistema de calefacci¨®n por le?a en el pueblo para acabar con el monopolio de la empresa suministradora del gas.
En Kiev, Irina est¨¢ en paro porque el hotel donde trabajaba despidi¨® al personal y cerr¨®. Deprimida, se consolaba viendo pel¨ªculas sobre los campos del Gulag, una desgracia a¨²n mayor que la suya. Su hijo residente en Polonia, atrapado en Ucrania durante una visita debido al cierre de fronteras, esperaba a que las reabrieran viviendo en la ruinosa casa familiar de M¨¢rinka, ciudad sobre la que segu¨ªan disparando en abril. En el este de Ucrania, los puestos de control con los territorios secesionistas estaban cerrados y solo se permit¨ªa el tr¨¢nsito en casos excepcionales. En Kremenchuk, la KVSZ manten¨ªa a la plantilla de 6.000 personas, pero el 75% ten¨ªa jornada reducida de cuatro d¨ªas y no se hab¨ªa materializado la promesa del presidente de comprar tres locomotoras y 90 vagones. Prijodko denunciaba la pol¨ªtica econ¨®mica y segu¨ªa luchando por una industria nacional.
Tal vez el denominador com¨²n de nuestros variados interlocutores tiene que ver con la libertad y la defensa de la capacidad de elegir. Son estas las dos razones por las que Martinenko, hijo de militar sovi¨¦tico y rusohablante de origen, est¨¢ ¡°orgulloso de ser ucranio¡±. Y tal vez sean estas las razones por las que, al ser preguntado sobre el sentimiento de pertenecer a esta comunidad, a Gorbulin, de 82 a?os, le chispearon los ojos y se puso a hablar de los cosacos, ¡°aquellos hombres valientes y amantes de la libertad, capaces de morir defendiendo sus objetivos y organizados democr¨¢ticamente en formaciones militares, que Catalina la Grande destruy¨®¡±. Y al hablar, el ingeniero, condecorado con las m¨¢ximas distinciones de la URSS por sus misiles, parec¨ªa enfadado con aquella emperatriz de Rusia.
El amor a la libertad que impera en Ucrania tiene su reverso en el individualismo. ¡°Los ucranios no han creado su propia narrativa nacional unificada, y si no ven la necesidad de ir al encuentro entre ellos, no tienen futuro¡±, nos advirti¨® el historiador Vasyl Rasevich en Lviv. Ese pa¨ªs de grandes sue?os no ha sabido a¨²n sumar las libertades individuales de sus gentes diversas y ponerlas al servicio arm¨®nico de un Estado democr¨¢tico y multicultural.
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