Las claves del ¨¦xito de la f¨®rmula de Putin
El r¨¦gimen dise?ado en torno al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, est¨¢ pensado para sobrevivir al l¨ªder. El Kremlin construye y actualiza una narrativa ¨¦pica al margen de la realidad econ¨®mica y social
Veinte a?os lleva en el poder Vlad¨ªmir Putin y esa larga permanencia permite hablar de putinismo para designar un sistema presidencialista, cuya pr¨¢ctica entronca con la autocracia. El t¨¦rmino surgi¨® en la oposici¨®n y su uso coloquial, al modo de gaullismo, thatcherismo o estalinismo, ha sido elevado a nueva categor¨ªa por Vladislav Surkov. Este asesor presidencial conocido por sus alambicados art¨ªculos filos¨®fico-pol¨ªticos decidi¨® dar relieve al concepto con una narrativa idealizada al margen de las realidades actuales, m¨¢s prosaicas. Seg¨²n Surkov, se trata de una ¡°ideolog¨ªa del futuro¡±, de un sistema pol¨ªtico fabricado en Rusia y apto para la exportaci¨®n, pues en el mundo existe una demanda del putinismo en su conjunto y de sus componentes por separado. En la filosof¨ªa de sus seguidores, Putin es el fundador de la Rusia actual tras el periodo de bandazos desorientados de Bor¨ªs Yeltsin.
Desde que tienen uso de raz¨®n, los casi 31 millones de rusos menores de 25 a?os contabilizados el pasado enero (entre 146,8 millones de habitantes) no han conocido a otro l¨ªder distinto de Putin, si se acepta que era ¨¦l quien dirig¨ªa el Estado como primer ministro mientras Dmitri Medv¨¦dev lo sustituy¨® como presidente (2008-2012).
¡°El putinismo es un fen¨®meno con c¨®digos del mundo delictivo¡±, afirma Eggert, periodista
Vlad¨ªmir Putin (67 a?os) lleg¨® a la presidencia el 31 de diciembre de 1999. De no cambiar la Constituci¨®n, su actual mandato?concluye en 2024 y ser¨¢ el ¨²ltimo. Por eso, sus allegados buscan el modo de cruzar el puente generacional y prolongar la vida de este sistema que ha encontrado su misi¨®n en recuperar para Rusia el rango de superpotencia que tuvo la URSS y restablecer en lo posible el control sobre los territorios que formaron aquel imperio. Putin ha insistido en que considera a los rusos, los ucranios y los bielorrusos como un solo pueblo y, para desmayo de sus vecinos, en Crimea y el este de Ucrania, dej¨® ya de percibir las fronteras internacionales que dividen a ese pueblo del que se ha erigido en defensor.
La ¨¦lite rusa entiende la misi¨®n restauradora a su manera, pues, a diferencia de la ¨¦lite de la URSS, carece de una ideolog¨ªa social afirmativa de car¨¢cter global, rezuma orgullo nacional herido, no admite las propias responsabilidades y se ha sentido humillada por Occidente en los noventa.
Formalmente, Rusia es una democracia con separaci¨®n de poderes. En realidad, constituye ¡°un r¨¦gimen pol¨ªtico autoritario, con un capitalismo de Estado del que se benefician una ¨¦lite pol¨ªtica que re¨²ne propiedad y poder¡±, seg¨²n Andr¨¦i Kal¨¦snikov, analista del centro Carnegie de Mosc¨².
¡°El putinismo no es una ideolog¨ªa, sino un fen¨®meno marcado por el resentimiento, el predominio del Estado sobre la persona y por c¨®digos de comportamiento del mundo delictivo¡±, afirma el veterano periodista Konstant¨ªn Eggert. Para Svetlana G¨¢nnushkina, directora de la organizaci¨®n humanitaria Ayuda C¨ªvica, el sistema se caracteriza por la inmoralidad, la falta de principios y de coherencia, as¨ª como por la subordinaci¨®n total al criterio de conveniencia en provecho de quienes administran el Estado.
¡°Las autoridades crean una atm¨®sfera de miedo porque les parece que eso las defiende de las protestas y ese miedo que tratan de infundir es consecuencia del miedo que ellas mismas sienten ante la sociedad, frente a la que toman medidas preventivas para mantener el statu quo¡±, sentencia G¨¢n?nushkina.
En la gesti¨®n del Estado, Putin proyecta, tal vez de forma hipertrofiada, su experiencia vital, como agente de los servicios de seguridad y tambi¨¦n como ducho maestro en artes marciales orientales. El presidente es desconfiado, est¨¢ siempre en guardia frente a lo que no controla, aprovecha los errores de los dem¨¢s y no admite los propios. Su capacidad de desaf¨ªo al interlocutor se refleja sobre todo en su capacidad para mezclar mentiras, verdades y sobreentendidos, procurando siempre no quedarse acorralado.
G¨¢nnushkina, de la ONG Ayuda C¨ªvica: ¡°Las autoridades crean una atm¨®sfera de miedo¡±
Rusia es hoy un Estado de instituciones d¨¦biles, con una estructura piramidal y patriarcal en cuyo v¨¦rtice est¨¢ el jefe y donde una s¨²plica personal (a integrantes de la llamada ¡°vertical del poder¡±) suele ser m¨¢s efectiva que una exigencia legal (canalizada en las instituciones formalmente pertinentes). Las leyes promulgadas por el Parlamento contienen conceptos el¨¢sticos que pueden ser interpretados a discreci¨®n en contra de quienes protestan o se oponen al r¨¦gimen. Se utilizan, pero sobre todo se pueden utilizar, para castigar, disuadir, impedir el acceso a elecciones, para acusar de extremismo o para convertir infracciones administrativas reiteradas en delitos penales. Este es un sistema donde los jueces se negaron a examinar pruebas concluyentes de inocencia en los procesos a quienes protestaron el pasado verano contra las irregularidades en las elecciones al Parlamento de Mosc¨². Por aquellas protestas han sido condenadas un total de 33 personas, entre ellas 15 a penas de c¨¢rcel.
En el sistema presidido por Putin, los cuerpos militares, policiales y de seguridad tienen un lugar privilegiado. Una y otra vez la idea de seguridad, acu?ada en las tradiciones hist¨®ricas de ¡°fortaleza acosada¡±, se impone a las necesidades de apertura o de inmigraci¨®n de la econom¨ªa. En Rusia, en el dilema entre la seguridad y el desarrollo econ¨®mico vence normalmente la seguridad y, por lo tanto, el pa¨ªs est¨¢ mejor preparado para la guerra y para situaciones extremas que otros europeos, afirma Eduard Ponarin, director del laboratorio de Investigaci¨®n Social Comparada de la Escuela Superior de Econom¨ªa.
Los antiguos colegas de los cuerpos de seguridad y los compa?eros de artes marciales de Putin han hecho carrera y sus hijos se sit¨²an en posiciones de responsabilidad al frente del Estado y la econom¨ªa. Al gran empresariado de la ¨¦poca de Bor¨ªs Yeltsin, Putin le plante¨® la disyuntiva de obedecer o esfumarse. Quienes no se sometieron, tuvieron que exiliarse o fueron encarcelados. Los oligarcas que se quedaron saben que la prosperidad de su negocio en Rusia pasa por apoyar con la chequera los proyectos, ben¨¦ficos, pol¨ªticos e incluso familiares, que el Kremlin les adjudica sin concurso y sin recibo.
Putin no es un personaje simple y ejerce (aunque no siempre) como regulador entre los diversos grupos que promueven sus intereses a su alrededor, seg¨²n me dec¨ªa en 2011 el general V¨ªctor Cherk¨¦sov, que fue vicejefe del Servicio Federal de Seguridad bajo el mandato de Putin y tambi¨¦n representante del presidente en el distrito del Noroeste de Rusia.
Las funciones militares y policiales ¡°son las m¨¢s decisivas¡± del Estado ruso, seg¨²n uno de sus ide¨®logos
Opinaba Cherk¨¦sov que Putin ve¨ªa los ¨®rganos de seguridad como estructuras fundamentales y no quer¨ªa debilitarlas. Desmantelar este sistema feudal e ineficaz, explicaba, resulta muy peligroso, pues habr¨ªa que cambiar sus elementos como si de un reactor at¨®mico se tratara, sustituyendo paulatinamente los que no funcionan, procurando que no hagan explosi¨®n, y sin tocar el n¨²cleo.
El oficial advert¨ªa contra la transformaci¨®n de la ¨¦lite en casta dispuesta a utilizar con fines personales el monopolio de la fuerza y la represi¨®n. ¡°Cuando los funcionarios corrientes tienen coches de lujo y los generales poseen paquetes de acciones de las grandes compa?¨ªas controladas por sus hijos, ?acaso podemos confiar en su objetividad? Eso ya es una casta¡±, exclamaba.
El putinismo no es estalinismo, aunque algunos experimenten cierta aprensi¨®n. Comentando sus sentimientos al visitar el pol¨ªgono de B¨²tovo, donde eran ejecutadas las v¨ªctimas de la represi¨®n estalinista en Mosc¨², el fil¨®sofo Maxim Goryunov contaba que hace unos a?os asociaba el lema ¡°nunca jam¨¢s¡± a aquel entorno siniestro, pero ahora, cuando va, piensa en ¡°lo que podr¨ªa pasar¡±. ¡°Los rusos en general no entienden que todo el pa¨ªs est¨¢ construido sobre la violencia. As¨ª que la principal tarea de Putin es contener la modernizaci¨®n, dejar todo como est¨¢¡±, dice. La modernizaci¨®n, a?ade, amenaza este espacio basado en una l¨®gica colonial, que transfiere a Mosc¨² las riquezas del pa¨ªs. ¡°Las rep¨²blicas que forman Rusia se ir¨ªan si se les diera m¨¢s competencias¡±, opina.
Uno de los debates abiertos es si Putin es un fundador o un continuador del sistema que dirige o combina ambos papeles en un modelo h¨ªbrido. Goryunov cree que este sistema exist¨ªa antes de Putin y continuar¨¢ despu¨¦s de ¨¦l, y cualquiera que llegue al poder en Rusia tendr¨¢ que mantenerse en estas coordenadas si quiere conservar el Estado y no desea que le pase como a Gorbachov con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ¡°El putinismo durar¨¢ lo que duren las materias primas. Su principal enemigo es Greta Thunberg¡±, bromeaba.
En un art¨ªculo publicado en febrero, Surkov parec¨ªa dar la raz¨®n a quienes piensan que el Estado ruso en sus l¨ªmites geogr¨¢ficos actuales es incompatible con una transformaci¨®n democr¨¢tica liberalizadora. El funcionario reconoc¨ªa que las funciones militares y policiales son ¡°las m¨¢s importantes y decisivas¡± del Estado ¡°debido a la alta tensi¨®n interna¡± relacionada con el control de grandes espacios diversos y la lucha geopol¨ªtica.
El r¨¦gimen ¡°durar¨¢ lo que duren las materias primas; su mayor enemigo es Greta Thunberg¡±, dice un fil¨®sofo
Excepto tal vez en la industria de armamento, Rusia no se ha configurado como una econom¨ªa moderna capaz de aprovechar las ventajas de la integraci¨®n global. Cuenta el economista Alex¨¦i Portianski que, de la incorporaci¨®n de Rusia a la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) en 2011, se esperaba un alto crecimiento econ¨®mico. Pero este crecimiento no se ha producido porque Rusia no ha realizado una transformaci¨®n estructural de su econom¨ªa, dependiente hoy como ayer de los hidrocarburos y las materias primas.
En 2005, siendo vicejefe de la Administraci¨®n de Vlad¨ªmir Putin, Surkov formul¨® la teor¨ªa de la ¡°democracia soberana¡± cuyo fin, seg¨²n explicaba entonces, era asegurar el bienestar material, la libertad y la justicia de todos los ciudadanos, grupos sociales y pueblos que forman Rusia. En 2019, cinco a?os despu¨¦s de la anexi¨®n de Crimea, el funcionario parec¨ªa haber perdido el inter¨¦s por la misma existencia de la democracia. En cambio, parec¨ªa m¨¢s cautivado por el putinismo como ideolog¨ªa del futuro. Rusia es un Estado que actuar¨¢ ¡°a su manera¡± en la ¡°primera liga de la lucha geopol¨ªtica¡±, y los que exigen que Rusia cambie de comportamiento deber¨¢n reconciliarse con ello, sentenciaba.
Los atributos e instituciones de corte occidental que formalmente configuran el sistema ruso se han creado para que las diferencias de su cultura pol¨ªtica ¡°no resulten tan llamativas para nuestros vecinos, no les irriten y no les asusten¡±, dec¨ªa Surkov. El ide¨®logo comparaba esas instituciones de importaci¨®n con la ropa de salir que cada uno se pone para ir a visitar a otro, pero ¡°en casa se viste de otra manera¡±.
Surkov opina que la desintegraci¨®n del pa¨ªs se ha frenado en firme, aunque con retraso. Rusia se derrumb¨® desde el nivel de la Uni¨®n Sovi¨¦tica al de la Federaci¨®n Rusa, pero ha vuelto a su ¡°estado natural y ¨²nico posible¡± de gran comunidad de pueblos que se ampl¨ªa y re¨²ne tierras. Este pa¨ªs nuevo y poco estudiado ha superado las ¡°pruebas de resistencia¡±. Eso supone, seg¨²n el ide¨®logo, que el modelo dirigido por Putin es un ¡°m¨¦todo eficaz para la supervivencia y renacimiento de la naci¨®n rusa no solo para los pr¨®ximos a?os, sino para d¨¦cadas, y seguramente para todo el siglo¡±.
Como en otros tiempos Iv¨¢n III, Pedro I y Vlad¨ªmir Lenin, Putin imprime su marca a Rusia hoy y su maquinaria pol¨ªtica se acelera y se orienta hacia una tarea de larga duraci¨®n. Rusia seguir¨¢ siendo el Estado de Putin dentro de muchos a?os, porque a¨²n falta mucho para que funcione a pleno rendimiento, vaticinaba Surkov.
Seg¨²n esta doctrina, el principal m¨¦rito de Putin es su capacidad de escuchar y comprender al pueblo en toda su profundidad y de actuar en consecuencia, y el modelo moderno del Estado ruso se basa en la confianza, a diferencia del modelo occidental, que cultiva la desconfianza y la cr¨ªtica. La conexi¨®n directa entre Putin y la ciudadan¨ªa se ha convertido en un ritual. Una vez al a?o, Putin protagoniza una gigantesca rueda de prensa y una ¡°l¨ªnea directa¡± con la poblaci¨®n. En ambos casos, se trata de espec?t¨¢culos de corte infantil inspirados en los cuentos donde el rey sale a la plaza a satisfacer los deseos particulares de los ciudadanos.
El modelo es un ¡°m¨¦todo eficaz no solo para los pr¨®ximos a?os, sino para d¨¦cadas, y seguramente para todo el siglo¡±, seg¨²n su ide¨®logo, Vladislav Surkov
La conexi¨®n m¨¢s intensa que se ha dado entre Putin y sus compatriotas ocurri¨® sin duda durante la anexi¨®n de Crimea, que fue vivida como un desquite, una venganza, un triunfo nacional por la mayor¨ªa de los ciudadanos. El efecto Crimea sin embargo se ha ido debilitando con el tiempo debido a las dificultades econ¨®micas y sociales que ha causado a los rusos. El personaje ¨¦pico y cuasi religioso modelado por los ide¨®logos del Kremlin no resuelve los problemas concretos cotidianos de los rusos, que necesitan reformas en la sanidad, el sistema de salarios y pensiones y la educaci¨®n. Putin, sin embargo, se sigue planteando caras e impopulares tareas exteriores en Oriente Pr¨®ximo, en ?frica y en el mundo entero. Ninguno de esos escenarios despierta las pasiones que provoc¨® Crimea, cuya anexi¨®n fue ¡°un acto sagrado¡± para los rusos, en opini¨®n del historiador Vlad¨ªmir Pastujov.
Para mantener su rumbo, Putin emplea una ret¨®rica intimidante, donde la verdad y mentira se funden en unas proporciones que s¨®lo ¨¦l conoce. En marzo de 2015, el l¨ªder ruso dijo haber estado preparado para usar el arma at¨®mica un a?o antes, durante la anexi¨®n de Crimea. No era la primera vez que se jactaba de la potencia nuclear de Rusia y de sus nuevas y mort¨ªferas armas. El mundo exterior no quiere poner a prueba sus palabras. En opini¨®n del profesor Pastujov, Rusia no cambiar¨¢ el ¡°rumbo en contradirecci¨®n¡± por el que la conduce su l¨ªder mientras este siga en el poder. Putin no quiere cambiar ese rumbo, no puede, porque ha convertido a Rusia en un reh¨¦n de su pol¨ªtica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.