El sexo m¨¢s profil¨¢ctico, que no seguro
C¨®mo dejar que te toquen y que el placer se multiplique por cinco
No podemos besarnos, no podemos tener coito, no podemos tener sexo a menos de dos metros. Eso dicen los m¨¦dicos. Tardaremos mucho hasta tener sexo con desconocidos. Y, ni siquiera, en las sexualidades no convencionales cambia mucho la cosa.
Ahora que el mundo de la psicosexolog¨ªa pone toda la carne en el asador para que aprendamos las posibilidades tecnol¨®gicas que pueden darse en el sexo, he querido profundizar sobre el sexo m¨¢s profil¨¢ctico que existe. Pr¨¢cticamente desde el principio supimos que los besos eran imposibles, conforme hemos avanzado descubrimos m¨¢s detalles, como que no se puede confirmar que la Covid-19 no pueda transmitirse por el semen. Con los datos en la mano, el ¨²nico sexo seguro es el que pueda realizarse manteniendo la medida de seguridad, dos metros, lo que limita much¨ªsimo nuestras posibilidades.
Ni siquiera meti¨¦ndonos en un cond¨®n gigante nos libramos.
Para algunos es sexo gomoso, para otros es rubbersex, para todos es sexo con l¨¢tex. Personas que utilizan los dos metros cuadrados que se supone que tenemos encima para dar rienda suelta a todo ese placer que reporta el sentido del tacto. Las posibilidades y sofisticaci¨®n de los trajes, suit para los amigos, consiguen que visualmente exciten pero que reporten infinidad de sensaciones al que lo porta. "Un traje de l¨¢tex quintuplica la sensaci¨®n que te reporte una caricia. Si te gusta que te acaricien la espalda, si te lo hacen con un traje de estos, tus sensaciones ser¨¢n como nunca lo hab¨ªas sentido antes. Gracias a Dios no vamos por la vida con uno de estos para que cualquiera pueda desarmarnos". Carla es una de las asiduas a las fiestas de l¨¢tex que pudiera haber en Barcelona en el Club Rosas Cinco, hoy cerrado por motivos obvios. Su suit lo compr¨® online a Mad Rubb, una firma que abarca todo tipo de posibilidades en el l¨¢tex, hasta las m¨¢s sofisticadas. Carla, normalmente, ni siquiera llega al coito. De hecho, suelta una carcajada cuando se lo pregunto directamente: "Me quedo muy a gusto despu¨¦s de restregarme contra otra persona. No necesito que me penetren para disfrutar del sexo".
Partamos, precisamente, de esa base. De que la gracia de todo esto no siempre est¨¢ en un encuentro sexual como lo concebimos. Desde el ritual de colocarse el traje, hasta el mismo supuesto orgasmo, pasa por todo un proceso repleto de sensaciones: "La primera parte es la m¨¢s ardua, que es ponerte el traje", reconoce Guinjoan, nombre con el que se conoce a este fetichista de l¨¢tex, "la mayor¨ªa de veces necesito ayuda, porque el m¨ªo es de manga larga, completo. Y una vez que te lo colocas, empiezas a sudar. Te acaricias descubriendo, con mucho cuidado, cada pliegue de tu piel. Cuando lo tengo puesto del todo, me restriego un poco de lubricante, para que quede brillante, precioso. El aspecto visual es muy importante en este sexo. Nos excita ver a los dem¨¢s con estos trajes. Se magnifica todo. Da igual que sea una caricia, las u?as, un roce, lo que sea. Eso va a ser mucho m¨¢s en tu cerebro. Lo sientes much¨ªsimo m¨¢s".
El sexo con l¨¢tex se arropa, sobre todo, en el sentido del tacto, pero el de la vista, tambi¨¦n, tiene mucho que ver en su ¨¦xito. Que Catwoman sea ese hembr¨®n con semejante indumentaria no es gratuito. El l¨¢tex de por s¨ª, visualmente, excita. Luego est¨¢n los amantes de juegos. Personas con las que no hay una relaci¨®n sentimental, ni siquiera puede que la haya sexual si consideramos como tal aquellas en las que est¨¦ impl¨ªcito el encuentro sexual tal y como lo conocemos. Son personas que, para entendernos, se restriegan tanto como quieren, juegan, se acarician, se besan y llegan a niveles de excitaci¨®n, francamente, altos. Sin necesidad siquiera de que ser pareja. Y luego est¨¢n los que tienen la suerte de ser pareja y recurren a estos juegos cada vez que quieren. Solo estos ¨²ltimos podr¨¢n tener sexo mientras la distancia de seguridad sea necesaria por la pandemia.
"No, ya lo siento. Los trajes de l¨¢tex parecen muy profil¨¢cticos pero no lo son", advierte Ignasi Puig Rodas, psicosex¨®logo experto en sexualidades no convencionales y un conocedor de todo el mundo del fetichismo de l¨¢tex. "Ni siquiera los que son completos, con m¨¢scara completa para la cara, nos protegen. Esos trajes siempre tienen un sistema para respirar que podr¨ªan hacernos creer una falsa sensaci¨®n de seguridad. Pero no estamos realmente protegidos".
Sinti¨¦ndolo mucho, no va a quedar otra que esperar. Pero, qu¨¦ gusto, poder empezar a planificar citas as¨ª de sofisticadas para cuando todo esto acabe.
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