De salvavidas a fetiche pol¨ªtico: por qu¨¦ la mascara ser¨¢ el elemento m¨¢s poderoso de la nueva era
En la era post Covid-19 la m¨¢scara que portamos nos define m¨¢s que nunca. As¨ª son las que est¨¢n marcando nuestro tr¨¢nsito hacia una nueva normalidad plagada de incertidumbres
Hoy est¨¢ todo m¨¢s expuesto que nunca pero, al mismo tiempo, la verdad es m¨¢s dif¨ªcil de reconocer. Por eso, un recurso est¨¦tico tan sencillo como tapar la cara se ha convertido en la met¨¢fora perfecta para descubrirnos. La era post Covid-19 no puede entenderse sin los enmascarados y las m¨¢scaras, que dicen adi¨®s al estigma de peligrosidad para convertirse en el instrumento m¨¢s identitario a nuestro alcance. De ser un signo de ilegalidad, de ocultamiento y de terrorismo, con la nueva normalidad la m¨¢scara se ha convertido en un s¨ªmbolo de comunidad, de solidaridad, de empoderamiento.
El mayor experto que conocemos en el tema, Servando Rocha, public¨® premonitoriamente Algunas cosas oscuras y peligrosas. El libro de la m¨¢scara y los enmascarados pocos d¨ªas antes de que se identificara al paciente cero de coronavirus en Wuhan. Este ensayo, que se convertir¨¢ en exposici¨®n a finales de 2021 en el CCCB de Barcelona, es un relato alternativo del ¨²ltimo siglo y medio a trav¨¦s de quienes ocultaron su imagen. Por eso nada m¨¢s pertinente que analizar junto a su autor este presente loco y futuro incierto donde el mundo luce un renovado rostro.
Anonymous: la burla que fagocit¨® el sistema
La ve¨ªamos una vez m¨¢s apenas una semana antes de que se decretara el estado de alarma en Espa?a. Jusapol, la asociaci¨®n ultra de la Polic¨ªa Nacional y Guardia Civil, se concentraba frente al Congreso para exigir la equiparaci¨®n salarial con los Mossos d¡¯Esquadra, Ertzaintza y polic¨ªas locales. Entre las bengalas y banderas de Espa?a emerg¨ªa un rostro ¨²nico. Los convocantes hab¨ªan animado a participar con m¨¢scaras de Anonymous y un c¨®digo vestimentario basado en la est¨¦tica del bloque negro (una t¨¢ctica de manifestaci¨®n de las protestas antinucleares de los ochenta en la que todos llevaban ropa negra para evitar ser identificados y crear una presencia revolucionaria).
La imagen de Ortega Smith, secretario general de Vox, repartiendo abrazos a pie de calle entre los congregados, resultaba desconcertante. ?No se supone que la m¨¢scara del grupo hacktivista Anonymous estaba ligada indefectiblemente a la izquierda antisistema? Servando Rocha tiene una respuesta: ¡°Con las m¨¢scaras pasa un poco como con las obras de arte: una vez creadas, se emancipan de s¨ª mismas para dejar paso libre a la interpretaci¨®n¡±.
Uno de los casos m¨¢s perversos es el del rostro que esgrimi¨® Anonymous hace algo m¨¢s de una d¨¦cada y que desde entonces pas¨® a convertirse en la salsa fotog¨¦nica de tantas protestas. ¡°Es posible que Jusapol sepa cu¨¢l es el significado original de esta m¨¢scara, pero al pon¨¦rsela lo que est¨¢n haciendo es adoptar el lenguaje de la ¨¦poca. Y la imagen de estos tiempos es una imagen ¡®rebelde¡¯. Es el mismo lenguaje que est¨¢ utilizando Vox, el de la guerrilla de la comunicaci¨®n, con Santiago Abascal hablando de su partido como ¡®la resistencia¡¯. No est¨¢n inventando nada, es el discurso m¨¢s reaccionario prestado de la alt right [la derecha alternativa] estadounidense. Mira el Hogar Social Madrid [el movimiento okupa neonazi], que tambi¨¦n se manifest¨® lanzando consignas xen¨®fobas hace un par de a?os con sus miembros cubiertos por caretas de Anonymous. El lenguaje de la ¨¦poca es la rebeli¨®n, pero no se puede ser rebelde cuando la rebeli¨®n es la norma¡±.
Recordemos: la m¨¢scara de Anonymous sale de V de Vendetta. La amenaza del pu?o de hierro thatcherista sirvi¨® de caldo de cultivo para esta novela gr¨¢fica escrita por Alan Moore e ilustrada por David Lloyd, con un anarquista revolucionario por protagonista que se calza la careta de Guy Fawkes para derrocar a un gobierno autoritario en una Inglaterra dist¨®pica. Guy Fawkes fue el l¨ªder de la Conspiraci¨®n de la P¨®lvora que en 1605 intent¨® volar con dinamita el Parlamento brit¨¢nico. Fue utilizada por Anonymous por primera vez en 2008, cuando sus activistas se plantaron ante varias sedes de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa para denunciar su oscurantismo. Desde entonces hasta hoy, el uso de este rostro ha tenido infinidad de declinaciones en las manifestaciones globalizadas. Las protestas raciales que se expanden estos d¨ªas por todo el planeta la han devuelto a las noticias. Al asesinato de George Floyd le sigui¨® un v¨ªdeo de Anonymous prometiendo exponer los abusos de la polic¨ªa de Minneapolis. Su primer ataque: tumbar su web.
Ya sabemos que el sistema lo fagocita todo. Como dice Rocha: ¡°Es lo que siempre sucede con los s¨ªmbolos. Si la m¨¢scara sirve para diferenciar y se?alar a los disidentes, su uso masivo produce el efecto contrario y lo pervierte¡±. Cuando el movimiento Occupy London, Alan Moore pase¨® preguntando a los acampados por qu¨¦ llevaban la careta de V de Vendetta. La respuesta era siempre similar: para expresarse contra el capitalismo. Parad¨®jicamente, lo hac¨ªan portando uno de los productos de merchandising m¨¢s rentables de la Warner, responsable de la adaptaci¨®n f¨ªlmica producida por las hermanas Wachowski: un s¨ªmbolo de la lucha anticapitalista convertido en justo lo contrario. El propio Moore reneg¨® de la pel¨ªcula por mancillar el esp¨ªritu del c¨®mic y exigi¨® que quitaran su nombre de los cr¨¦ditos. Tambi¨¦n ha tenido que lidiar con otra frustraci¨®n: los derechos de autor van ¨ªntegros a su colega, el ilustrador David Lloyd, que ide¨® esa sonrisa sard¨®nica fiel reflejo de este mundo triste y burl¨®n.
La mueca de Trump contra la mascarilla de los que protestan
Lo escrib¨ªa la periodista Amanda Hess la semana pasada en The New York Times a ra¨ªz de las protestas que recorren EE.UU. tras el asesinato de George Floyd: ¡°La mascarilla es un artefacto de salud p¨²blica, pero tambi¨¦n se ha revelado como una m¨¢scara en el sentido m¨¢s tradicional: una herramienta en un ritual social, un fetiche que identifica las ideas pol¨ªticas, la expresi¨®n de g¨¦nero y la relaci¨®n con la verdad misma de cada persona¡±. Y se?alaba que quienes se han posicionado en contra de su uso son, principalmente, republicanos y hombres.
El propio Donald Trump se niega a dar ejemplo poni¨¦ndosela en p¨²blico e incluso se anda con amenazas con quienes le han robado alguna foto con ella. No la necesita, ¨¦l ya tiene su m¨¢scara: su propia cara. Servando Rocha secunda esta idea. ¡°Trump encarna a la perfecci¨®n el arquetipo del archivillano de c¨®mic. Su rostro es una mueca. Y ya sabemos, como dijo Oscar Wilde, que la m¨¢scara nunca miente. A Trump le sirve para decir siempre su verdad. Cuando proclama que va a considerar al movimiento Antifa como organizaci¨®n terrorista por alentar los disturbios, tambi¨¦n est¨¢ jugando con la pol¨ªtica de los rostros. Porque no existe una organizaci¨®n antifascista que puedas localizar con un c¨®digo postal. Lo que hay es gente antifascista que se al¨ªa contra injusticias sociales, pero es la suma de muchos grupos. Es el mismo discurso que utilizaba Bush. En momentos electorales clave, Bush sacaba a relucir el rostro del miedo, el de Bin Laden, con esos v¨ªdeos con toda esa parafernalia terrorista. Pero, tras Bin Laden, el terror ha perdido el rostro. Y eso es mucho m¨¢s amenazador. Por eso esta ¨¦poca de virus nos aterroriza mucho m¨¢s¡±.
Aqu¨ª mismo, en la madrile?a calle N¨²?ez de Balboa, vimos estallar tambi¨¦n la chispa de la crispaci¨®n enmascarada. La derecha se echaba a la calle para reclamar ¡®libertad¡¯, desafiando al Gobierno de S¨¢nchez, salt¨¢ndose las distancias de seguridad y cubriendo sus caras con la bandera de Espa?a. La conocida como revoluci¨®n de los Cayetanos o la primavera de los fachalecos dej¨® constancia de una cosa, como resume Rocha: ¡°La izquierda tiene un equ¨ªvoco, porque piensa que el enmascarado le pertenece. En este caso estamos ante los anarcofascistas, nada nuevo: piden toda la libertad para seguir manteniendo el mismo orden de las cosas. Y la m¨¢scara es un perfecto elemento identitario. Crea esp¨ªritu de comunidad, donde el ¡®yo¡¯ desaparece en favor del ¡®nosotros¡¯. Y eso es algo s¨²per poderoso. Si encima gracias al enmascaramiento puedes atreverte a cometer actos ilegales, como desobedecer un estado de alarma, pues m¨¢s todav¨ªa¡±.
En el caso de los Cayetanos, el s¨ªmbolo resultaba evidente: la tradicional apropiaci¨®n de la bandera espa?ola por parte de la derecha para enarbolar los valores del patriotismo, con mascarillas rojigualdas compradas en el bazar chino del barrio. ¡°Esa es la mejor met¨¢fora de esta ¨¦poca. Y el hecho de que China, siendo el nuevo orden mundial, nos haya vendido mascarillas defectuosas¡±, concluye Rocha.
?Qui¨¦n vigila al vigilante... negro?
Pocos meses antes de que el mundo diera un vuelco, Damon Lindelof (cocreador de Lost) estren¨® en HBO la serie Watchmen, un homenaje particular¨ªsimo a la obra magna hom¨®nima de Alan Moore junto al dibujante Dave Gibbons. La novela gr¨¢fica se centra tambi¨¦n en una distop¨ªa donde Nixon sigue siendo a mediados de los ochenta el presidente de EE.UU. y los vigilantes enmascarados son perseguidos o est¨¢n retirados (eso s¨ª, tras haber ayudado al pa¨ªs a alcanzar la hegemon¨ªa mundial). El mantra que recorre las calles en sus vi?etas insiste en una atinada reflexi¨®n: ¡®?Qui¨¦n vigila a los vigilantes?¡¯.
Junto con las cr¨ªticas a los gobiernos ultraconservadores o el p¨¢nico a un holocausto nuclear, Alan Moore introdujo la agenda pol¨ªtica feminista: el intento de violaci¨®n a Espectro de Seda, la ¨²nica mujer del supergrupo de los Minutemen originales de los a?os cincuenta, es una de sus tramas esenciales. La lectura de Lindelof, que sirve como fascinante actualizaci¨®n (o incluso continuaci¨®n) de la obra original, trae esa agenda al presente con una visi¨®n interseccional: a la consabida violencia machista le suma las consecuencias del racismo estructural. Y lo hace dibujando una realidad alternativa que toma como punto de partida un hecho real: la masacre racial en Tulsa (Oklahoma) de 1921. Un hecho ninguneado hasta hace poco por los libros de historia en el que 35 manzanas del distrito conocido como Black Wall Street (por albergar a algunas de las familias negras que hab¨ªan hecho mayor fortuna en EE.UU.) fueron atacadas por una turba blanca y bombardeadas por aviones privados. La chispa estall¨® por lo mismo que tantas otras veces: un limpiador de zapatos negro fue acusado de agredir sexualmente a una ascensorista blanca y linchado en comisar¨ªa, con el consiguiente enfrentamiento a sus puertas entre supremacistas blancos y afroamericanos indignados. La cifra reconocida de personas negras muertas asciende a 39, aunque algunas fuentes apuntan a que el genocidio pudo llegar a 300.
En la serie, que transcurre 34 a?os despu¨¦s de donde nos dej¨® el c¨®mic, el espectro del Ku Klux Klan pervive en el tiempo, librando una guerra contras las minor¨ªas. Solo que en lugar de capucha, utilizan la m¨¢scara de Rorschach, uno de los personajes m¨¢s enigm¨¢ticos y desquiciados de la novela gr¨¢fica original. Los vigilantes act¨²an infiltrados en una polic¨ªa que trabaja para reparar la injusticia racial y oculta su identidad tras m¨¢scaras para evitar las agresiones de los supremacistas.
Junto con la protagonista negra, Sister Night, polic¨ªa de d¨ªa y justiciera de noche, hay un personaje que encarna de manera visionaria la lucha racial que estamos viendo estos d¨ªas en los disturbios de EE UU por el asesinato de George Floyd: Justicia Enmascarada, el encapuchado con una soga al cuello que oculta el color de su piel negra (maquillando, incluso, el contorno de sus ojos, lo ¨²nico que le vemos) para preservar su condici¨®n de h¨¦roe. Seg¨²n Servando Rocha no hay nada m¨¢s actual que esto: ¡°Es la figura del cazado cazando. Es lo que nos echaban en cara estos d¨ªas muchos manifestantes cuando algunos intentaban neutralizar las protestas poniendo el foco en los saqueos y la violencia. Nos dec¨ªan: ¡®Hemos sido sistem¨¢ticamente cazados durante siglos, y las ¨²ltimas d¨¦cadas con mayor virulencia. Ahora somos nosotros los que vamos a invertir las tornas¡¯. Hay un discurso muy pertinente a ese respecto de estos ¨²ltimos d¨ªas de la activista Tamika Mallory que dice: ¡®Me da igual si un supermercado arde¡ ?D¨®nde est¨¢ el gran supermercado cuando nos linchan, cuando nos detienen, cuando nos matan?¡±. El personaje de Justicia Enmascarada en la serie Watchmen viene a representar toda esta rabia.
Y, a todo esto, ?d¨®nde est¨¢n los aut¨¦nticos s¨²perheroes cuando se les necesita?
Las injusticias en la historia siempre han tenido quienes las combatan¡ al menos en la ficci¨®n comiquera. The Phantom, El Zorro, The Spirit o Superman han permanecido alerta para salvar al mundo de s¨ª mismo y de quienes lo amenazan. En las concentraciones masivas de estos d¨ªas, no pod¨ªa ser de otra manera, algunos han dado la cara. El primer fin de semana tras el asesinato de George Floyd, entre el humo de los altercados en Minneapolis, se paseaba el mism¨ªsimo Batman, en lo que podr¨ªa ser una escena extra¨ªda de la trilog¨ªa de Christopher Nolan. El Joker hac¨ªa lo propio en Chicago, prendiendo fuego a un coche de polic¨ªa, en una imagen que remit¨ªa a las revueltas de la secuencia final de la reciente pel¨ªcula con la sonrisa de Joaquin Phoenix alz¨¢ndose grotesca entre armas, tiendas saqueadas y veh¨ªculos ardiendo.
La te¨®rica pol¨ªtica Chantal Mouffe defin¨ªa la democracia radical como aquella en la que las relaciones de fuerzas son entre semejantes. No se trata de pelear con enemigos despreciables, a los que se les ha perdido el respeto, sino de identificar verdaderos adversarios. Las inteligencias del mal como Lex Luthor, Magneto o el Joker son adversarios con un papel fundamental en la vida de los h¨¦roes: los hacen mejores. Y con ello, un verdadero antagonismo es un ¨ªndice de sanidad democr¨¢tica. O lo que es lo mismo: un equilibrio entre las fuerzas del bien y el mal, porten la m¨¢scara que porten.
La pregunta es: ?a qui¨¦n necesitamos aqu¨ª? ?Al caballero oscuro o a la broma infinita? Servando Rocha lo ve clar¨ªsimo: ¡°Posiblemente el Joker representa mejor la ¨¦poca de los insurrectos, y no Batman, el fil¨¢ntropo millonario que quiere limpiar las calles de escoria y suciedad¡±. De hecho, uno de los memes de Black Lives Matter que circulaba estos ¨²ltimos d¨ªas se preguntaba por qu¨¦ la m¨¢scara de Batman dejaba el ment¨®n al descubierto. ?La respuesta? "Para poder comprobar su blancura".
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