El CEO del placer sexual
Convirti¨® los s¨®rdidos sex shops en luminosas galer¨ªas. En los dos mil, Crist¨®bal Icaza empez¨® a vender juguetes er¨®ticos por Internet, y en el dram¨¢tico 2020 ha querido dar vida al confinamiento reivindicando el cl¨ªmax como ¡°una herramienta de bienestar ciudadano¡±
La noticia vol¨® por Whats?App. Se donaban 1.000 succionadores de cl¨ªtoris a las trabajadoras sanitarias para ayudarlas a dormir y porque el orgasmo es ¡°una herramienta de bienestar ciudadano¡±. Eran las horas m¨¢s oscuras de la pandemia. ¡°Bastaba con enviarnos un e-mail con una tarjeta de acceso al hospital¡±, cuenta Crist¨®bal Icaza (Madrid, 1975), CEO de Amantis y art¨ªfice, junto a su equipo, de la idea. Tres horas despu¨¦s, el g¨¦nero estaba agotado. ¡°Pensaba que tendr¨ªamos para una semana, pero mientras algunos nos acusaban de fr¨ªvolos ¡ª'?Qu¨¦ verg¨¹enza, regalar eso en lugar de EPI!'¡ª, ellas nos tiraban abajo la web¡±. Ese d¨ªa el Instagram de Amantis parec¨ªa el muro de las lamentaciones: profesoras, polic¨ªas, se?oras de la limpieza reivindicaban su derecho al orgasmo gratis.
El d¨ªa que hablamos con Icaza, confinado en su casa de la sierra de Madrid con su familia y cinco gallinas ponedoras, est¨¢ en marcha otra Operaci¨®n Cl¨ªtoris para las trabajadoras de la alimentaci¨®n. ¡°Una madre nos ha pedido dos succionadores, el otro para su hija, tambi¨¦n del sector. Hemos dicho que s¨ª a todo, pero ?no es maravilloso que sea la madre quien haga la gesti¨®n?¡±.
En 1999 su padre, Carlos, abri¨® la primera Amantis en Chueca. Por entonces Crist¨®bal empezaba un m¨¢ster de Comercio Electr¨®nico. ¡°Me pareci¨® que ser¨ªa un buen t¨¢ndem, una tienda er¨®tica con su web. Era la prehistoria de Internet, Amazon no estaba en Espa?a, Google estaba naciendo, y yo mont¨¦ la tienda online en¡ [se r¨ªe] Wanadoo. La web emit¨ªa un sonidito con cada pedido que me hac¨ªa muy feliz. Recuerdo el primero: desde Galicia, alguien quer¨ªa el Cyber Cock, un vibrador realista¡±. Su padre cog¨ªa el autob¨²s, se iba a las afueras de Madrid y regresaba con tres bolsas de productos. Veinte a?os despu¨¦s Amantis fabrica en China y trae contenedores repletos para sus siete tiendas, abiertas, luminosas, sin el punto s¨®rdido del viejo sex shop.
Se dir¨ªa que en 2020 la normalidad con el sexo es absoluta, pero a Amantis a¨²n le cuesta encontrar locales para sus tiendas. PayPal, afirma, no quiere trabajar con ellos y varios bancos los ¡°han invitado a irse¡± porque ¡°alguien ha dicho: ¡®A estos guarros no los quiero aqu¨ª¡±.
En las Navidades de 2019, Metro de Madrid amenaz¨® con retirarles una campa?a por juntar las palabras ¡°aleluya¡± y ¡°orgasmo¡± en la misma frase. Icaza recuerda que el sexo a¨²n es materia sensible: ¡°Hay que empatizar con los que vienen a las tiendas, porque igual que unos entran gritando, a otros les suda la frente, compran y se van sin quitarse las gafas de sol¡±.
Tartamudea, tose, da mil vueltas para hablar del sexo que le gusta. Casi pide perd¨®n por no ser poliamoroso o queer.¡°Lo siento, hetero con pareja estable. Un cl¨¢sico. Eso s¨ª, con m¨¢s juguetes er¨®ticos que la media¡±. ?Y qu¨¦ pasa cuando cuenta a lo que se dedica? ¡°Que nunca nadie me ha dicho: ¡®Ah, yo tambi¨¦n¡¯. Luego la gente se confiesa y escucho m¨¢s de lo que me gustar¨ªa. Por deformaci¨®n profesional, olvido. Lo que me cuentan y lo que compran. Lo borro todo¡±.
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