Nostalgia de la canci¨®n del verano
Melod¨ªas llenas de optimismo que durante d¨¦cadas nos han acompa?ado en vacaciones
All¨¢ por los sesenta del siglo pasado, las discogr¨¢ficas inventaron el concepto de la canci¨®n del verano. La f¨®rmula de su ¨¦xito: un tema corto, bailable, optimista y con letra en espa?ol. Con una tonada tan pegadiza que despu¨¦s de escucharla una vez no te la puedes sacar de la cabeza ni con un tr¨¦pano de neurocirujano. Las canciones del verano, sobre todo las primeras, evocan noches de guateque y amores ef¨ªmeros. Olor a mar y a jazmines. Primeros besos. Lo malo es que este a?o toca bailar al ritmo del coronavirus.
1960-1969
Espa?a se abr¨ªa al turismo y en la playa se o¨ªan cosas as¨ª:
Mariquilla (1960) Jos¨¦ Luis y su guitarra
Yo todav¨ªa llevaba pa?ales cuando este se?or rasgueaba las cuerdas de su instrumento, pero a veces me viene a la cabeza desde lo m¨¢s hondo de la memora la musiquilla de Mariquilla. Fue la primera. La madre de todas las canciones de verano. Ole, ole y ole.
Quisiera ser (1961) El D¨²o Din¨¢mico
Un cl¨¢sico. Sus int¨¦rpretes, como el Doctor Who o los funcionarios de El Ministerio del Tiempo, son capaces de aparecer y reaparecer en diferentes ¨¦pocas sin despeinarse con canciones como '15 a?os tiene mi amor'.
Quinientas millas (1962) Los Mustang
La primera formaci¨®n de Los Mustang data de 1959 y la integraban Marco Rossi, Miguel Navarro y Antonio Mercad¨¦. Poco despu¨¦s se uni¨® a la formaci¨®n Santiago Carulla a la voz y finalmente lleg¨® Antonio Mier a la bater¨ªa. En 1962 publicaron su primer trabajo, en el que destac¨® una versi¨®n de 500 miles de Peter, Paul and Mary. A ver c¨®mo os apa?¨¢is para bailarla sin tocaros.
Cien libras de barro (1963) Enrique Guzm¨¢n
El mexicano Enrique Guzm¨¢n arras¨® con esta versi¨®n en espa?ol de Hundred Pounds of Clay, un hit de Gene McDaniels... El G¨¦nesis, en versi¨®n canci¨®n ligera. ?A¨²llenle nom¨¢s! Es terr¨ªfico.
T¨®mbola (1964) Marisol
La vida era una t¨®mbola, tom- tom- t¨®mbola, de luz y de colo-o-o-or, de luz y de colo-o-o-or. Algunos jugaban con todas las papeletas. Lo mismo que ahora.
Porompompero (1964) Manolo Escobar
Antes de que Manolo Escobar encontrara su carro, arras¨® con el porompompero. Un cl¨¢sico para escuchar bebiendo a chorro del porr¨®n.
Borracho (1965) Los Brincos
¡°Yo quiero estar borracho otra vez...¡± Nos cantaban en la oreja Los Brincos. Menos mal que los padres escolapios y los profes falangistas de Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional (F.E.N), una asignatura muy ¨²til que estudi¨¢bamos en bachillerato los ni?os de antes del BUP, nos educaban muy bien a base de regla y aprendimos r¨¢pido que no hay que confundir la libertad con el libertinaje. En f.e.e.n... De Los Brincos es tambi¨¦n la inefable Lola (1967), que no quiere estar sola, la pobre.
¡®La Yenka¡¯ (1965) Johnny and Charley
¡°Esta es la Yenka que se baila as¨ª: Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detr¨¢s. ?Un dos tres!¡±. Para que luego digan que en la ¨¦poca de Franco no hab¨ªa pluripartidismo.
¡®Chica yey¨¦¡¯ (1966) Concha Velasco
Un canto temprano al empoderamiento femenino (y que conste que yo odio el verbo empoderar, no por lo que significa, sino porque me parece un palabro).
¡®Black is black¡¯(1966) Los Bravos
Un gran megahit del pop espa?ol. Y un a?o despu¨¦s, Los chicos con las chicas (1967). Porque ser hetero tambi¨¦n mola.
¡®Yo soy aquel¡¯ (1966) Raphael
O el arte de mover los brazos como Bruce Lee, pero sin matar a nadie.
'Tres cosas hay en la vida' (1967) Cristina y Los Stop
Salud, dinero y amor. Lo primero, la salud.
¡®La, la, la¡¯ (1968) Massiel
Imaginaos a Serrat cantando el La, la, la en Eurovisi¨®n. Y en catal¨¢n. No, imposible, lo habr¨¦ so?ado. Y, sin embargo, pudo ocurrir: Serrat fue su compositor e iba a representar a Espa?a, pero le prohibieron cantarla en catal¨¢n, se neg¨® a hacerlo en castellano y fue sustituido por la inefable Massiel, que gan¨® el certamen.
¡®Lim¨®n limonero¡¯ (1968) Henry Stephen
¡°Un ingl¨¦s dijo Yeah Yeah, y un fanc¨¦s dijo Oh L¨¤ L¨¤. Me siento malo, morena. Dame limones para chupar. Cabeza hinchada, morena. ?Voy, voy, voy!¡±. Para m¨ª, sigue siendo un misterio c¨®mo esta canci¨®n tan cochina logr¨® pasar la censura de la ¨¦poca.
¡®Mar¨ªa Isabel¡¯ (1969) Los Payos
¡°La playa estaba desierta, el mar ba?aba tu piel, cantando con mi guitarra para ti Mar¨ªa Isabel. Coge tu sombrero y p¨®ntelo, vamos a la playa, calienta el sol¡±. Esta canci¨®n todav¨ªa me huele a? crema Nivea rebozada de arena de playa. Aquel verano, la dulce Karina buscaba en el Ba¨²l de los recuerdos sus pantalones de campana junto a sus gog¨® esp¨¢sticas. Aquel a?o tambi¨¦n arras¨® el Cu¨¦ntame de F¨®rmula V (pero qu¨¦ voy a contar a estas alturas sobre la familia Alc¨¢ntara) y el franc¨¦s Georgie Dann debutaba con el? Kasachok, versi¨®n en espa?ol del §¬§Ñ§Ù§Ñ§é§à§Ü o §¬§Ñ§ä§ð§ê§Ñ, una canci¨®n popular de los cosacos del Volga (Rusia) que llev¨® a urgencias a muchos de los que intentaron bailarla. A partir de entonces, la canci¨®n del verano quedar¨ªa en manos de profesionales de la pachanga playera como Peret, F¨®rmula V, Georgie Dann o Raffaella Carr¨¢. Tambi¨¦n hubo nonainos y lereles para todos.
1970-1979
En los indescriptibles a?os setenta triunfaban las patillas de estilo bandolero, los bolsos de bandolera, los pantalones de campana y los zapatos de plataformas. Los radiocasetes dejaron paso a los walkman, despu¨¦s llegar¨ªan los mp3. A m¨ª me cambi¨® la voz, me salieron pelos donde antes no ten¨ªa (lo mismo que me ocurre ahora, pero con la nariz y las orejas). Fue la d¨¦cada de la crisis del petr¨®leo, del fin de la guerra de Vietnam, del caso Watergate, de la fundaci¨®n de EL PA?S, de los primeros atentados de ETA, de las ¨²ltimas ejecuciones (por fusilamiento y garrote vil) en Espa?a, de la muerte de Franco, del comienzo de las dictaduras militares sudamericanas y su larga lista de desaparecidos, de los sangrientos juegos ol¨ªmpicos de M¨²nich y el Mosad vengador, de la Revoluci¨®n de los Claveles en Portugal, de la ca¨ªda del Sha de Persia y la revoluci¨®n islamista de Jomeini en Ir¨¢n, de la llegada de Margaret Thatcher a Downing Street, de la llegada de Juan Pablo II al Vaticano, de la llegada de Travolta a las discotecas, de la rumba, de los perros callejeros, de la peluca de Santiago Carrillo, del destape y las pel¨ªculas clasificadas (S), de la mili (en mi caso, en Aviaci¨®n), de la Operaci¨®n Galaxia... En fin, a?os horteras y moviditos en los que sonaron temas como Un rayo de sol (Los Diablos, 1970), Help!, ay¨²dame (Tony Ronald, 1971),? Achilip¨² (Dolores Vargas, La Terremoto 1971), Vacaciones de verano (F¨®rmula V, 1972), Un beso y una flor (Nino Bravo, 1972), Oh, oh, July (Los Diablos, 1972), Y viva Espa?a (Manolo Escobar, 1973), Eva Mar¨ªa (F¨®rmula V, 1974), Canta y s¨¦ feliz (Peret, 1974), El Bimb¨® (Georgie Dann, 1975), Dame veneno (Los Chunguitos? 1976), Ens¨¦?ame a cantar (Micky, 1977), Hay que venir al sur (Raffaella Carr¨¤, 1978) o Gloria (Umberto Tozzi, 1979).
1980-1989
Luego llegaron los prodigiosos ochenta. Pedro Almod¨®var y Fabio McNamara se planteaban cuestiones trascendentales como: ¡°?Qui¨¦n soy yo y ad¨®nde voy? ?Qui¨¦n es ¨¦l y ad¨®nde va? ?De d¨®nde vengo y qu¨¦ planes tengo? ?De d¨®nde viene y qu¨¦ planes tiene?¡± (Laberinto de pasiones, 1982). La modernidad nos alcanz¨® bailando con Alaska y los Pegamoides o saltando con Tequila y sus pantalones rojos. Tambi¨¦n nos toc¨® bailar Al corro de la patata en la versi¨®n de Tejero: ¡°Achip¨¦, achip¨¦, ?que se sienten, ?co?o!¡±. Fue la d¨¦cada del primer ordenador dom¨¦stico, el Sinclair ZX 81 (1 KB, ?guau!; yo todav¨ªa conservo el m¨ªo, comprado en Londres en 1982); de otra terrible pandemia, la del SIDA, y de la Movida: Nacha Pop, Mecano, Radio Futura, Tequila, Fito y Fitipaldis, Los Secretos, Aerolineas federales, Los Zombies, Alaska y los Pegamoides, Gabinete Caligari, Rubi y los Casinos, Objetivo Birmania, Telegrama, Los Nikis, Los Elegantes, Siniestro Total, Polansky y el Ardor, Los Ilegales, Los Inhumanos, Glutamato Yey¨¦, Derribos Arias, Brighton 64, Los Flechazos, El ?ltimo de la Fila... La lista es tan larga que se necesitar¨ªan 20 post y otras tantas listas de reproducci¨®n para meterlos a todos. As¨ª que aqu¨ª me paro y os dejo con el inefable Baile de los pajaritos, de Mar¨ªa Jes¨²s y su Acorde¨®n: ya sab¨¦is, ¡°la colita has de mover, etc¡±.
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