Los tesoros de papel de Stefan Zweig, al alcance del ¡®voyeur¡¯ literario
El escritor austriaco era un voraz coleccionista de manuscritos de otros autores. Ahora el Literaturarchiv Salzburg los ha reunido todos en la Red.
Stefan Zweig era un bibli¨®mano al que fascinaban los perros, los zapatos de piel de cocodrilo y el caf¨¦, un escritor que solo escrib¨ªa con tinta violeta, un arquetipo de sofisticaci¨®n burguesa que en un art¨ªculo sobre coleccionismo de aut¨®grafos se sorprend¨ªa ante el hecho de que una partitura original de Bach costara poco m¨¢s que una motocicleta.
En la Viena de la Secesi¨®n no hubo un solo escritor que no recibiera una carta de Zweig con la petici¨®n de algunas hojas manuscritas. El d¨ªa que conoci¨® a Schnitzler, como a todo el mundo, le pidi¨® un manuscrito. Al compositor Ferruccio Busoni se lo pidi¨® en un transatl¨¢ntico. A Hermann Hesse, a orillas del lago Constanza.
Acud¨ªa a librer¨ªas de lance en Berl¨ªn, Par¨ªs, Londres; frecuentaba subastas; planeaba amistades ¡ªera generoso: a Schnitzler le regal¨® a cambio un aut¨®grafo de Goethe adquirido en una puja¡ª. Su colecci¨®n privada de galeradas alcanz¨® cotas de ficci¨®n borgiana. Como un voyeur, sent¨ªa que pod¨ªa descubrir el secreto de la creaci¨®n art¨ªstica al observar textos aut¨®grafos de otras personas.
Los voyeuristas del siglo XXI tenemos ahora acceso libre a esos textos originales. Guiado por el esp¨ªritu diletante y sistem¨¢tico del autor austriaco, casi como si se tratara de su doppelg?nger virtual, el Literaturarchiv Salzburg ha seguido su rastro y los ha indexado en la web stefanzweig.digital, donde buena parte de los documentos se muestran como facs¨ªmiles.
Hay piezas de Balzac, Freud y Beethoven, documentos de Fouch¨¦ y Napole¨®n, docenas de manuscritos de Mozart y Goethe, un original de Lope de Vega, una p¨¢gina de Am¨¦rica escrita por Kafka que Max Brod le regal¨® a Zweig. El ¨ªndice se apoya en una obra de investigaci¨®n de Oliver Matuschek, ensayista y bi¨®grafo de Zweig. ¡°La colecci¨®n es clave para entender el m¨¦todo que segu¨ªa para escribir obras hist¨®ricas y biogr¨¢ficas, siempre desde una perspectiva lo m¨¢s cercana posible a la persona. Si lees, por ejemplo, c¨®mo describe una orden militar escrita por Napole¨®n, puedes pensar que Zweig estaba presente cuando el estadista la redact¨® en su tienda en el campo de batalla¡±, cuenta Matuschek desde Bremen. Y a?ade: ¡°Zweig siempre persigui¨® manuscritos que mostraran el camino hacia la obra de arte acabada. Le interesaban m¨¢s que la ¨²ltima versi¨®n de un poema o una composici¨®n sin correcciones. ?chale un vistazo a sus manuscritos de Beethoven¡±.
En su huida del nazismo, el escritor se vio obligado a vender su colecci¨®n. Leg¨® piezas importantes a instituciones p¨²blicas y conserv¨® otras, cerca de 200 textos aut¨®grafos, que fueron donados por sus herederos a la British Library en la d¨¦cada de 1980. El Literaturarchiv Salzburg se encuentra en Residenz?platz, la misma plaza donde los nazis hicieron una hoguera en 1938 con los libros de Zweig y otros escritores degenerados. Conserva su legado literario, incluido el cuaderno de anillas original de El mundo de ayer donde Zweig escribi¨® sus memorias, que tambi¨¦n se muestra en stefanzweig.digital.
Desde la web se puede acceder al ¨²ltimo aut¨®grafo de Stefan Zweig, uno personal, su carta de suicidio, conservada en la Biblioteca Nacional de Israel. No la escribi¨® con tinta violeta. En su exilio americano no fue capaz de encontrarla y tuvo que hacerlo con tinta negra. La firm¨® en Petr¨®polis el 22 de febrero de 1942.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.