Gabi Mart¨ªnez, el escritor que siete meses antes de la pandemia predijo que ¡°algo muy gordo¡± estaba por venir
"No costaba mucho anticipar una gran crisis, la duda era qu¨¦ forma adoptar¨ªa", asegura el autor catal¨¢n, que acaba de publicar 'Un cambio de verdad'
En 2014 Gabi Martinez (Barcelona, 1971) public¨® Voy, una novela formidable que, de alguna manera, presagiaba la posterior tendencia por el g¨¦nero de la no ficci¨®n. Siendo un pionero y s¨®lido ejemplo de literatura autoreferencial, pas¨® desapercibida, algo que forma parte de la trayectoria Gabi Mart¨ªnez, un escritor que las ve venir. En 2005, cuando todo iba bien, public¨® un combativo libro de cr¨®nicas titulado Una Espa?a inesperada en el que se?alaba que no todo iba tan bien. En 2010 se jug¨® la vida en Pakist¨¢n siguiendo la pista de un hombre asesinado que a su vez hab¨ªa estado siguiendo la pista del yeti, experiencia que reflej¨® en S¨®lo para Gigantes, y hace dos a?os, con Las defensas se enfrent¨® a las altas esferas de la industria farmac¨¦utica y tambi¨¦n al propio m¨¦dico y personaje de un libro que retrataba la incre¨ªble historia de un doctor que sufri¨® la enfermedad que investigaba.
Regresa ahora con otra demostraci¨®n de estilismo literario: Un cambio de verdad, en el que transforma en conmovedor relato su experiencia como pastor de ovejas desde el duro invierno hasta el m¨¢s que ¨¢spero verano de La Siberia extreme?a, el hogar en el que naci¨® su madre y al que Gabi Martinez vuelve despu¨¦s de haber dado varias vueltas al mundo. Esta es la cr¨®nica de un aprendizaje, de un regreso al origen que transformar¨ªa y tocar¨ªa la fibra al propio Henry David Thoureau. M¨¢s que un libro de formaci¨®n, es un ejercicio de deformaci¨®n voluntaria.
A finales de 2019 me encontr¨¦ con Gabi en una plaza del barrio de Gracia. Nos sentamos en un banco y me dijo: ¡°Va a venir una muy gorda, va a ser una bofetada para el sistema muy fuerte y es mejor que nos preparemos¡±. Conociendo su capacidad visionaria, deb¨ª tom¨¢rmelo muy en serio. Pero no me prepar¨¦... Siete meses despu¨¦s, en la misma plaza, le pregunto si se acuerda de ese momento... Entre tantos desequilibrios no costaba mucho anticipar una gran crisis, la duda era qu¨¦ forma adoptar¨ªa. El resultado es un azote de origen medioambiental -porque la pandemia no es culpa de un murci¨¦lago, tiene que ver con desajustes estructurales- y enorme impacto econ¨®mico. Necesitamos un cambio de paradigma: cambiar el verbo atacar por otros como cuidar. Relativizar el espect¨¢culo y reivindicar los detalles. Mi editorial ha aceptado la propuesta, hoy en d¨ªa casi punk, de poner un reba?o de ovejas en la portada. Cero espectacular. Si quieres una experiencia aut¨¦ntica, atr¨¦vete a entrar en esa presunta calma. Recuerdo Una historia verdadera, la pel¨ªcula de David Lynch. La peli va de un abuelo que cruza Estados Unidos conduciendo su cortac¨¦sped. Cero espectacular. Nunca la olvidar¨¦.
En Las defensas, si no recuerdo mal, conclu¨ªa con la imagen de tu madre, Eloisa, y tu padre, Gabriel. ?l hab¨ªa estado enfermo y hab¨ªan pasado juntos toda la convalecencia, y sal¨ªan los dos juntos aplaudidos por el equipo de enfermer¨ªa despu¨¦s de superar una operaci¨®n. Un cambio de verdad surge de la necesidad de ir a la cuna de tu madre, al lugar donde naci¨® y creci¨®. Despu¨¦s de escribir sobre muchos lugares del mundo me he ido acercando cada vez m¨¢s a mi espacio, mi familia, mi tierra. Mientras alrededor todo se iba emponzo?ando, con una corrupci¨®n rampante, la normalizaci¨®n del odio y una sociedad superacelerada, ah¨ª segu¨ªa mi madre, fiel a la ¨¦tica y la fuerza de toda la vida, y hablando a¨²n de su pueblo, uno de esos lugares que algunos asocian al vac¨ªo cuando resulta que mi madre est¨¢ llena, y es frondosa y potente. Quise saber de d¨®nde hab¨ªa sacado la resistencia, la naturaleza y la moral que hab¨ªa intentado transmitir a sus hijos. "Piensa que aquello tambi¨¦n es muy duro. Nosotros emigramos", me advirti¨®. No quer¨ªa ofrecerme un retrato buc¨®lico pero tampoco el lamento sostenido que arrastramos desde Julio Llamazares y ha hecho suyo tanta gente del campo que infravalora lo que tiene mientras muchos urbanitas les da la raz¨®n con una especie de regodeo paternalista. Si queremos cambiar algo, hay que liquidar ese lamento y contar lo rural expresando tambi¨¦n su belleza y sus posibilidades, empoderar al campo como se empodera a una persona. Basta ya del relato perdedor. Por eso el libro tambi¨¦n habla de madres e hijos, de creaci¨®n y futuro. Mi hijo se vino conmigo en verano.
Hablas de la importancia de la oveja negra. T¨² eres tambi¨¦n una oveja negra de la literatura. ?Por qu¨¦ el lenguaje siempre dota al t¨¦rmino negra de connotaciones negativas ? En La Siberia hay cig¨¹e?as negras, mirlos, buitres negros, unos cielos nocturnos apasionantes, vacas y ovejas negras... una naturaleza oscura que deslumbra. ?Por qu¨¦ lo negro se asocia a lo malo? Mohamed Al¨ª, el boxeador, ya se pregunt¨® si a nadie le extra?aba que Tarz¨¢n fuera blanco. Blancanieves, la Casa Blanca¡ Nos han contado el cuento de que las ovejas blancas son las buenas, y resulta que hoy las representan individuos como Trump, Bolsonaro o Abascal. Las ovejas negras ser¨ªan las que viven al margen de esa corriente, de forma, dicen algunos, alternativa. El resinero, la pastora, los apicultores, la quesera, los poetas... gente que ocupa lugares poco visibles pero que est¨¢ viviendo de maneras que podr¨ªan sacarnos de atolladeros. Y el campo es un reino de ovejas negras. Estupendas.
Supongo que eres consciente de que corres el riesgo de que te encasillen dentro del nature writing o de escritor de viajes, cuando en realidad tu estilo y tus temas van mucho m¨¢s all¨¢ de las etiquetas... Entre las muchas etiquetas que me han colgado siempre se mantiene una palabra: escritor. El mercado quiere encajarte en un nicho pero a m¨ª me gusta caminar. Y si tengo fuerzas, ?por qu¨¦ no hacerlo? Es cierto que los ¨²ltimos a?os me he relacionado a fondo con la naturaleza salvaje y el mundo rural, un estimulante universo... que est¨¢ siendo agredido. Vivir los espacios naturales d¨¢ndoles protagonismo, desvelar que su relato es tan intrigante y seductor como cualquiera, es un desaf¨ªo personal y creativo que se ajusta muy bien a mi atracci¨®n por realidades fascinantes que nuestra sociedad arrincona. Exponiendo la belleza de la naturaleza, tambi¨¦n la oscura, quiz¨¢ alguien se decida a defenderla. ?Eso es nature writing? Quiz¨¢, pero sobre todo veo una posici¨®n moral y un deseo de exprimir lo sentidos. La vista y el o¨ªdo son los ¨²nicos sentidos que cultivan las urbes y por eso mucha gente de ciudad solo conoce a la naturaleza de vista. Estudios recientes se?alan que poseemos al menos catorces sentidos y ocho inteligencias. La naturaleza te expone, te hace sentir vulnerable y despierta cada sentido, tu parte animal. La conciencia del entorno se multiplica, te obliga a conocerlo y respetarlo. Y aprecias la biodiversidad. Esa postura afecta a todo, al arte tambi¨¦n. Hasta hace unos a?os, la aspiraci¨®n era ser diferente pero hoy ya abundan los que prefieren la diversidad y el eclecticismo. Entendiendo que t¨² eres muchos (Pessoa), que contienes multitudes (Whitman), es m¨¢s f¨¢cil dialogar con cualquiera. Y lo mismo ocurre con el arte. ?Por qu¨¦ mantenerte en una etiqueta cuando te puedes expandir? Creo que vuelve a ser hora de reivindicar la figura del artista. Del artista total. Decir artista sin complejos. Arte y naturaleza llevan demasiados a?os marginados. Hay un menosprecio popular por los poetas y los pastores cuando resulta que en ellos sigue latiendo el futuro.
Creo que el verdadero protagonista de Un cambio de verdad no eres t¨², sino el paisaje y los animales con los que conviven sus habitantes y te rodean. Claro, el espacio y sus habitantes son los protagonistas. Se trataba de dar voz a la tierra, al rabilargo, al autillo y la jara, o a Siria, mi mastina. A cazadores y a rescatadores de buitres. A estudiosos de cig¨¹e?as. Que la biodiversidad se expresara. Yo no deb¨ªa ser m¨¢s que un hilo conductor, el elemento de contraste que sirviera para perfilar a¨²n mejor a La Siberia.
Un personaje muy interesante es Miguel, mientras se comentan los tres a?os sin lluvias en La Siberia y te lleva en un coche dice: "Se ha roto el tiempo". ?Crees que se puede recomponer el tiempo? Miguel representa muchas cosas. El reba?o de oveja negra criada en ecol¨®gico que cuida con su familia se ha convertido en un s¨ªmbolo, pero tambi¨¦n trabaja con otras razas aut¨®ctonas. Defender a esos animales le procura grandes amigos y el odio de gente muy poderosa, porque su proyecto contrasta con m¨¦todos ganaderos m¨¢s industriales. A los boicots que debe soportar, se ha unido un cambio clim¨¢tico que est¨¢ desordenando floraciones, migraciones... El cambio clim¨¢tico y los odiadores van de la mano, porque uno es la consecuencia de la brutal actuaci¨®n de los otros. Los codiciosos han roto el tiempo, y, aunque los destrozos ya est¨¢n aqu¨ª, a la naturaleza le da igual porque se encargar¨¢ de nosotros con su habitual indiferencia. De todos modos, una forma de recuperar algo, de contener algo, puede ser unir fuerzas contra esa gente que, despu¨¦s de la pandemia, solo piensa en acumular el dinero perdido al coste que sea.
"De tanto protegernos contra las bacterias nos estamos quedando sin defensas", dice el veterinario... ?Crees que nuestra sociedad, despu¨¦s de protegerse tanto inventando a diario apariencias se va a quedar tambi¨¦n sin conciencia? El t¨ªtulo tiene dos lecturas, y una apunta a esa idea. La primera propone cambiar el relato de especie superior que nos estamos contando y recordar nuestras limitaciones, reducir la velocidad... La otra propone no quedarse en las apariencias. Cuando me instal¨¦ en el refugio hice un gesto: cambi¨¦ de lugar. Muy bien. Pero habr¨ªa quedado en nada de no haberme implicado a fondo. All¨ª padec¨ª el primer bloqueo literario de mi vida, y fue porque no ten¨ªa la experiencia ni el vocabulario para escribir desde dentro. Pas¨¦ m¨¢s de medio a?o bloqueado, durante el que tom¨¦ una decisi¨®n clave con los reba?os. Y segu¨ª trabajando. Despu¨¦s del verano todo se abri¨®. Ahora tengo aut¨¦nticos amigos en una tierra que ya siento propia, y hemos montado la Asociaci¨®n Caravana Negra para apoyar el arte y la cultura. El tiempo es fundamental para convertir a la apariencia en algo m¨¢s. Si no estamos dispuestos a dedicar ese tiempo...
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