La covid-19 arrasa un Yemen ya devastado y desesperado
Como comunidad internacional, tenemos la obligaci¨®n moral de apoyar al pa¨ªs para evitar que se vaya al precipicio
Cuando la covid-19 comenz¨® a asolar el mundo en marzo, me encontraba viajando fuera de Yemen, donde trabajo desde 2016. Con los aeropuertos de la regi¨®n cerrando apresuradamente, hice todo lo posible para volver. Sab¨ªa que era solo cuesti¨®n de tiempo hasta que la pandemia llegara tambi¨¦n all¨ª.
El primer caso se registr¨® el 10 de abril. Desde entonces, la covid-19 ha ido extendi¨¦ndose sin tregua por todo el pa¨ªs. Cuando se anunci¨® la noticia, mis colegas y yo tuvimos una sensaci¨®n de hundimiento: sab¨ªamos bien que Yemen se ver¨ªa afectado a un ritmo mayor, m¨¢s veloz y mortal que en ning¨²n otro lugar.
Esto se debe a que despu¨¦s de casi seis a?os de guerra, el 80% de los 30 millones de habitantes, m¨¢s de 24 millones de personas, dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Millones est¨¢n gravemente desnutridos y debilitados por enfermedades como el dengue, la malaria y el c¨®lera. Las comorbilidades preexistentes que padecen los hacen especialmente vulnerables a los peores impactos de la covid-19. Yemen ya era la peor crisis humanitaria y de desarrollo del mundo. Ahora, la covid-19 puede darle el golpe de gracia.
Debido a la falta de tests y de informes, se desconoce lo r¨¢pido que se est¨¢ propagando el virus en el pa¨ªs. La ONU estima que el porcentaje de enfermos que mueren por covid-19 aqu¨ª podr¨ªa llegar al 30%, muy por encima de cualquier otro lugar del planeta. Para ponerlo en perspectiva, la tasa media de mortalidad es del 7%, y en muchos pa¨ªses avanzados ronda el 3%. Encima de todo lo que ya est¨¢ soportando Yemen, ahora tambi¨¦n se suma la tasa de mortalidad no oficial de covid-19 m¨¢s alta del mundo.
Debido a la falta de tests y de informes, se desconoce lo r¨¢pido que se est¨¢ propagando el virus en el pa¨ªs
Llevo trabajando para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Yemen durante cuatro a?os, y he visto al pa¨ªs sufrir inimaginablemente por la guerra y otras epidemias atroces. Pero sab¨ªa que esto ser¨ªa diferente. El sistema de salud est¨¢ en ruinas. Seg¨²n nuestros socios en el Banco Mundial, hay tres m¨¦dicos y siete camas de hospital por cada 10.000 personas.
Debido a la guerra, apenas la mitad de las instalaciones sanitarias est¨¢n operativas. Dos de cada tres yemen¨ªes no tienen acceso a atenci¨®n m¨¦dica b¨¢sica, y la mitad carece de acceso a agua corriente, esencial para el lavado de manos que previene la propagaci¨®n de la enfermedad. Incluso entre aquellos con acceso a atenci¨®n m¨¦dica, muchos no la buscan por temor a la estigmatizaci¨®n, la violencia, el ostracismo comunitario y los trabajadores de la salud no cualificados. En resumen, estamos viendo que los yemen¨ªes eligen morir en casa antes que buscar tratamiento. Es desgarrador.
Pero m¨¢s all¨¢ de la gravedad del impacto actual de la covid-19, no debemos olvidar las enormes consecuencias que tendr¨¢ incluso despu¨¦s de que la pandemia est¨¦ bajo control. Yemen continuar¨¢ padeciendo las consecuencias socioecon¨®micas de la pandemia en sus futuras generaciones si no hacemos algo ahora.
Las remesas de la di¨¢spora yemen¨ª, que normalmente suman m¨¢s de 3.500 millones de d¨®lares anuales, son vitales para la supervivencia de millones de personas. Ahora, debido a la crisis del petr¨®leo y a los muchos expatriados afectados por la ca¨ªda de sus ingresos, se estima que estas remesas disminuir¨¢n hasta en un 70%. Esto se traducir¨¢ en millones de personas a¨²n m¨¢s pobres y sin acceso a necesidades b¨¢sicas, como los alimentos y el agua.
Como comunidad internacional, tenemos la obligaci¨®n moral de apoyar a Yemen para evitar que se vaya al precipicio. Para ello, las Naciones Unidas, con el PNUD a la cabeza, est¨¢ tomando medidas urgentes e inmediatas. Nuestras soluciones integradas abordan los numerosos desaf¨ªos de salud, sociales, econ¨®micos y ambientales relacionados con la crisis, ayudando al avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Contribuimos a apuntalar el sector p¨²blico de salud, dotando a los centros de aislamiento de la covid-19 con equipamiento esencial, como paneles solares. Estos permiten que los centros sigan funcionando a pesar de la carencia cr¨®nica de electricidad en el pa¨ªs. Nuestros programas de sensibilizaci¨®n intentan ayudar a las comunidades a comprender la enfermedad, a protegerse y a reducir la estigmatizaci¨®n. Informamos a la gente para que busque atenci¨®n m¨¦dica, tanto para tratar la covid-19 como otras enfermedades, y lograr as¨ª una poblaci¨®n saludable para un futuro mejor.
Tambi¨¦n, capacitamos a peque?as y medianas empresas para que pongan en marcha negocios relacionados con la protecci¨®n personal ante la covid-19, pero que posteriormente puedan seguir siendo viables tras la epidemia. Al mismo tiempo, estamos creando puestos de trabajo inmediatos para personas con problemas de ingresos por la p¨¦rdida de su empleo o la disminuci¨®n de las remesas familiares. Esto les est¨¢ permitiendo hoy cuidar de sus familias.
Estamos tomando medidas, s¨ª, pero se necesita m¨¢s. En junio, la conferencia internacional de donaciones para Yemen no pudo cubrir las enormes brechas de financiaci¨®n necesarias para abordar la pandemia y otras necesidades urgentes. En comparaci¨®n con 2019, los niveles de financiaci¨®n cayeron un 65%.
Yemen ya es la peor crisis humanitaria y de desarrollo del mundo. Debemos despertar ante el hecho de que este no es el momento de darle la espalda al pa¨ªs. No podemos dejar a Yemen atr¨¢s mientras sufre en silencio. El pueblo yemen¨ª no puede esperar.
Auke Lootsma sirve en Yemen como Representante Residente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, desde febrero de 2019. Comenz¨® su mandato en San¨¢ como Director de Pa¨ªs, en agosto de 2016.
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