El caso m¨¢s dif¨ªcil de ?ric Dupond-Moretti
La designaci¨®n del abogado estrella de Francia como nuevo ministro de Justicia ha provocado una catarata de estupor e indignaci¨®n.
Pocos desaf¨ªos asustan a ?ric ?Dupond-Moretti, el nuevo ministro de Justicia de Francia. Antes de cambiar, inesperadamente, su amada toga por traje y corbata como garde des sceaux (el guardi¨¢n de los sellos, el nombre oficial del cargo), el abogado penalista ¡°m¨¢s conocido de Francia¡± defendi¨® a algunos de los hombres m¨¢s poderosos del pa¨ªs ¡ªpol¨ªticos, empresarios, deportistas¡ª, pero tambi¨¦n a terroristas o l¨ªderes del crimen organizado. Siempre casos dif¨ªciles y muy mediatizados, como el del futbolista Karim Benzema o el del br¨®ker J¨¦r?me Kerviel, en los que ¨¦l era un protagonista m¨¢s. Tanto le gustan los focos que hasta ha hecho sus pinitos en el cine. Incluso se subi¨® a un escenario para interpretar, en directo en una sala abarrotada, un mon¨®logo, ? la barre (en el estrado), en el que este hombre de 59 a?os hecho a s¨ª mismo, hijo de una limpiadora italiana y hu¨¦rfano de padre obrero desde ni?o, hablaba sobre su vida, su carrera y su manera de entender la abogac¨ªa.
Su nuevo papel, sin embargo, ha causado asombro ¡ªy malestar¡ª entre sus antiguos compa?eros de tribunales y hasta en las filas del macronismo. ?Dupond-Moretti?, repet¨ªan, incr¨¦dulos, cuando el El¨ªseo dio a conocer la composici¨®n del nuevo Gobierno y el elevado puesto reservado a este abogado con fama de bronco (El ogro del norte, La bestia negra o El bocazas de la justicia son algunos de sus apodos). La brusquedad puede ser efectiva ante un tribunal, pero no necesariamente en los sutiles pasillos del poder.
El de ministro era un papel del que Dupond-Moretti hab¨ªa abjurado. ¡°Nadie tendr¨¢ jam¨¢s esa idea necia, descabellada, inveros¨ªmil. Y yo, francamente, no aceptar¨ªa jam¨¢s algo as¨ª. Hay que tragar sapos para hacer pol¨ªtica. Y, empezando por estar de acuerdo con todos los colegas del Gobierno al que se pertenece, hay que comerse el sombrero de vez en cuando¡±, dec¨ªa hace dos a?os. Ya ha empezado a masticar. ¡°El presidente me lo pidi¨® porque soy ?ric Dupond-Moretti y yo acept¨¦ porque me lo pidi¨® el presidente¡±, se justific¨® en una reciente entrevista sobre su nombramiento. Una decisi¨®n que algunos analistas vinculan a 2022. El presidente, Emmanuel Macron, buscar¨ªa un ant¨ªdoto ante un posible rival populista en las elecciones presidenciales. Un papel que cumple un Dupond-Moretti medi¨¢tico hasta la m¨¦dula, capaz de ser recibido como una estrella hasta por presos, quienes en una de sus primeras visitas como ministro lo saludaron gritando ¡°?Acquittator, Acquittator!¡±, otro de sus apodos, que juega con la pel¨ªcula Terminator y acquittement (absoluci¨®n) por su fama de lograr sacar de los peores aprietos a sus defendidos: en sus 36 a?os de carrera, ha logrado 145 absoluciones.
Pero un curr¨ªculo as¨ª no se construye sin dejar enemigos en el camino, menos a¨²n si no se tienen pelos en la lengua. Y Dupont-Moretti no los tiene. Un fiscal ya ha dimitido porque no quiere ¡°trabajar bajo la autoridad de Dupond-Moretti¡±, dijo al diario Le Monde. Un sindicato de jueces calific¨® su nombramiento de ¡°declaraci¨®n de guerra¡±. Tambi¨¦n lo han sentido as¨ª las feministas, indignadas por la trivializaci¨®n que Dupond-Moretti ha hecho del movimiento MeToo. A las cr¨ªticas, el abogado que siempre fue y siempre ser¨¢ Dupond-Moretti responde apelando a la para ¨¦l sacrosanta presunci¨®n de inocencia. ¡°J¨²zguenme por lo que haya hecho, cuando lo haga¡±, repite sin descanso.
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