¡°Mi destrucci¨®n como persona proviene de ¡®Lolita¡±: los peligros de seducir en el cine demasiado pronto
Dominique Swain, la Lolita de fama ef¨ªmera que se hizo famosa en su versi¨®n de 1997, cumple 40 a?os como una actriz de serie Z. Es la ¨²ltima v¨ªctima de una maldici¨®n que parece afectar a toda la que se atreva a interpretar a este arquetipo (y tiene contadas excepciones)
Hoy Dominique Swain (Malib¨², 1980) cumple 40 a?os y muchos lectores se preguntar¨¢n: ¡°?Dominique qu¨¦?¡±. Aunque en 2020 haya que esforzarse para recordar su nombre y su rostro, a mediados de los noventa se impuso a otras 2.500 adolescentes ¨Centre las que se encontraban estrellas del momento como Christina Ricci, Melissa Joan Hart o Jennifer Love Hewitt¨C para interpretar uno los grandes papeles del a?o: la nueva versi¨®n de Lolita que preparaba el brit¨¢nico Adrian Lyne. ?Y por qu¨¦ no la recordamos entonces?
¡°Abr¨ª emocionada mi primera carta de un fan para leer una fantas¨ªa sobre una violaci¨®n que un hombre me hab¨ªa escrito, y un programa de radio inici¨® una cuenta atr¨¢s hasta mi dieciocho cumplea?os, la fecha en que ser¨ªa legal acostarse conmigo. Los cr¨ªticos de cine hablaban en sus rese?as sobre mis pechos en ciernes", declar¨® Natalie Portman en 2017
En primer lugar, porque Lolita fue un fracaso. Un fracaso hermosamente filmado por un director que hasta entonces hab¨ªa convertido en ¨¦xitos, pol¨¦micos pero lucrativos, todos sus films: Flashdance, Nueve semanas y media, Atracci¨®n fatal, Una proposici¨®n indecente¡?Por qu¨¦ iba a ser distinto esta vez, si adem¨¢s de estar basada en uno de los grandes ¨¦xitos de la literatura universal contaba con dos figuras como Jeremy Irons y Melanie Griffith y una nueva estrella de sonrisa resplandeciente a la que los medios hab¨ªan hecho una cobertura desorbitada?
Pero la controversia lleg¨® incluso antes de que se hubiese grabado un solo plano de la pel¨ªcula. Con el asesinato de la ni?a JonBen¨¦t Ramsey ¨Cque a sus seis a?os era una habitual de los cert¨¢menes de belleza infantil¨C a¨²n reciente, el debate sobre la sexualizaci¨®n de los menores estaba m¨¢s presente que nunca y para echar m¨¢s le?a a aquel fuego el activista religioso Randall Terry impuls¨® una campa?a contra la principal cadena de libros de Estados Unidos Barnes & Noble, a los que acusaba de vender libros con desnudos infantiles. Aunque el erotismo que desprend¨ªan aquellas fotos estuviese m¨¢s cerca de cualquier anuncio de perfume que de la pornograf¨ªa, de hecho uno de los autores de esos libros era el cineasta brit¨¢nico David Hamilton, que por entonces se encargaba de las campa?as publicitarias de las fragancias de Nina Ricci.
En medio de aquel clima, Lyne fue especialmente cuidadoso a la hora de preparar las escenas entre Irons y Swain y se encarg¨® de que trascendiese que se hab¨ªa utilizado una doble de cuerpo para los desnudos, pero daba igual: la pel¨ªcula hab¨ªa nacido herida de muerte.
"['Lolita'] me expuso a tentaciones a las que ninguna ni?a de esa edad deb¨ªa ser sometida. Desaf¨ªo a cualquier chica bonita a ser catapultada al estrellato a los 14 a?os y poder mantenerse en ese nivel de ah¨ª en adelante¡±, alert¨® la fallecida Sue Lyon
"Esta pel¨ªcula le da un toque er¨®tico al sexo infantil, provoca el deseo sexual en los ped¨®filos. Y a Lyne todo esto no le importa nada", declar¨® el activista religioso Robert Peters de la organizaci¨®n Morality in Media, mientras las distribuidoras se iban rezagando a la hora de pujar por la que iba a ser una de las grandes pel¨ªculas del a?o. Lolita acab¨® estren¨¢ndose de tapadillo en 1997 en una sala de Nueva York y otra de Los ?ngeles y, casi al mismo tiempo, se emiti¨® en televisi¨®n. Con un presupuesto de m¨¢s de 50 millones, apenas recaud¨® 10 en todo el mundo.
La maquinaria publicitaria que hab¨ªa llevado a Swain con su sempiternas trencitas y su chicle rosa a las revistas de medio mundo no hab¨ªa podido obrar el milagro. Al contrario de lo que hab¨ªa pasado con Jennifer Beals en Flashdance, Kim Basinger en Nueve semanas y media o Glenn Close en Atracci¨®n fatal, la estrella femenina de la pel¨ªcula de Lyne ¨Cque actualmente prepara su regreso al cine tras casi 20 a?os con Ana de Armas¨C no hab¨ªa salido reforzada.
Adem¨¢s del fracaso de la pel¨ªcula, tambi¨¦n contribuy¨® a ello la falta de experiencia de Swain. Lolita hab¨ªa sido su primera actuaci¨®n, jam¨¢s se hab¨ªa subido ni siquiera a un escenario escolar, simplemente hab¨ªa ido a cientos de audiciones que no hab¨ªan fructificado hasta que lleg¨® la pel¨ªcula de Lyne. La exposici¨®n p¨²blica no hab¨ªa servido para convertirla en una estrella, pero s¨ª para dejar constancia de lo poco preparada que estaba para Hollywood. Swain proven¨ªa de un entorno humilde y poco familiarizado con Hollywood y en algunos aspectos se parec¨ªa demasiado a Dolores Haze, la Lolita de la novela original de Nobokov. Se saltaba las ruedas de prensa, beb¨ªa demasiado en las fiestas y era demasiado sincera con los reporteros. "Mi agente dice que no me esfuerzo mucho. Si surgiese un papel como Lolita, realmente ir¨ªa por ¨¦l, pero en todas esas otras audiciones solo pienso que tengo que pasar todo el d¨ªa memorizando l¨ªneas que tal vez ni siquiera entienda. Es una p¨¦rdida de tiempo'', declar¨® a The New York Times.
Una sinceridad refrescante que puso sobre alerta a Hollywood. No hubo muchos papeles como ese, aunque a lo mejor crey¨® que iba a ser as¨ª porque el mismo a?o que fracas¨® Lolita se estren¨® Cara a cara, el adrenal¨ªtico thriller de John Woo en el que Nicholas Cage y John Travolta se persiguen entre balas y vuelos de paloma. Y ah¨ª, en medio de ambos, estaba Swain de nuevo siendo una preadolescente lasciva a punto de ser seducida por su presunto padre. Con la tendencia de la industria a encasillar no es de extra?ar que todos los papeles que le llegasen despu¨¦s incidiesen en su sexualidad temprana: Girl, La becaria, Tart (quiero probarlo todo)... todas eran subproductos olvidables que se apoyaban en su nombre hasta que su nombre empez¨® a no significar nada.
La advertencia que nadie escuch¨®
La primera Lolita le podr¨ªa haber contado c¨®mo iba a terminar la historia. Desde que fue consciente de la existencia de la nueva pel¨ªcula, Sue Lyon (Davenport, Iowa, 1946-Los ?ngeles, California, 2019) se mostr¨® horrorizada. Ella mejor que nadie sab¨ªa lo que la exagerada atenci¨®n medi¨¢tica que despierta un proyecto as¨ª pod¨ªa hacer en la carrera (y la psique de una adolescente). Hija al igual que Swain de una familia muy humilde, su madre hab¨ªa visto en su sonrisa un cheque en blanco, y siendo apenas un beb¨¦ le hab¨ªa te?ido el pelo y hab¨ªa viajado con ella a California a la espera que la c¨¢mara se enamorase de ella. Y lo hizo.
Lyon se impuso a otras ochocientas ni?as y acab¨® rodando a las ¨®rdenes de Kubrick el best seller m¨¢s escandaloso de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Pero al contrario que Swain, ella s¨ª supo lo que era el estrellato, al menos moment¨¢neo, se convirti¨® en la cara adolescente del momento y acab¨® llev¨¢ndose el Globo de Oro a la actriz revelaci¨®n. En su siguiente proyecto, La noche de la iguana (John Houston, 1964) volvi¨® a interpretar otro papel de sexualidad precoz, pero ahora ella ten¨ªa trato de estrella y, seg¨²n trascendi¨®, en el rodaje se comport¨® como una ni?a mal criada aunque por entonces ya estaba casada.
Y si algo le sobra a Hollywood son las ni?as malcriadas que ni siquiera lo son realmente, as¨ª que las puertas empezaron a cerrarse y se refugi¨® en el alcohol. Tras un accidente que la dej¨® dos a?os en silla de ruedas acab¨® encontrando acomodo en producciones europeas, algunas como Una gota de sangre para morir amando, de Eloy de la Iglesia, y Tarot, de Jos¨¦ Mar¨ªa Forqu¨¦, se rodaron en Espa?a. En 1980, se retir¨® definitivamente, aunque todav¨ªa no hab¨ªa cumplido los treinta y cinco a?os. Pocos a?os antes de morir, en una entrevista a Reuters declar¨®: ¡°Mi destrucci¨®n como persona proviene de Lolita. Esa pel¨ªcula me expuso a tentaciones a las que ninguna ni?a de esa edad deb¨ªa ser sometida. Desaf¨ªo a cualquier chica bonita a ser catapultada al estrellato a los 14 a?os y poder mantenerse en ese nivel de ah¨ª en adelante¡±.
Sue Lyon y Dominique Swain no fueron las ¨²nicas ni?as que tuvieron que lidiar con unos papeles muy poco adecuados para su edad. Jane March tambi¨¦n sabe de eso, el suyo es otro de los nombres que se escribieron miles de veces a principios de los noventa y hoy han desaparecido por completo de la faz de la Tierra. Tambi¨¦n fue una adaptaci¨®n literaria la que la encumbr¨®, en este caso El amante, de Marguerite Duras. Aunque March no era exactamente una ni?a ¨Cya ten¨ªa dieciocho a?os¨C en la pel¨ªcula representaba 15 y su f¨ªsico fr¨¢gil y menudo lo hac¨ªa cre¨ªble.
La adaptaci¨®n se olvid¨® por completo del lirismo de Duras y apost¨® por las escenas er¨®ticas, tan excesivas que se corri¨® el rumor de que eran reales. El director Jean Jacques Annaud no hizo nada para poner fin a la especulaci¨®n: "Si es una simulaci¨®n o una experiencia, tiene poca importancia para m¨ª", declaraba. March qued¨® marcada por el papel, pero en lugar de dar un giro dr¨¢stico a su carrera cometi¨® el mismo error que Lyon y Swain y subi¨® la apuesta. Su siguiente pel¨ªcula fue El color de la noche, un thriler sexual delirante que inclu¨ªa la ¨²nica escena de sexo acu¨¢tico que puede competir con las de Showgirls (y que muchos vieron a c¨¢mara lenta para intenar vislumbrar el pene de Bruce Willis en el agua).
Su esforzada interpretaci¨®n de una mujer con doble personalidad le vali¨® un Razzie y un billete al olvido m¨¢s absoluto. Tras casarse con uno de los productores de la pel¨ªcula, fue desapareciendo del cine y hace m¨¢s de un lustro que se ha desvinculado totalmente de la industria.
La otra cara de Lolita
Pero no todos los casos de fracaso y lolitismo son tan extremos. Al contrario de la madre de March, que seg¨²n declar¨® su hija sufr¨ªa viendo sus escenas, la de Brooke Shields tuvo claro desde que? dio a luz que su beb¨¦ iba a ser su mejor plan de pensiones y para lograrlo la paseo por cuanto casting se abr¨ªa en California. Con menos de un a?o ya anunciaba champ¨² y con 12 se enfrentaba al papel que marcar¨ªa su carrera, La peque?a, del franc¨¦s Louis Malle, la historia de una ni?a a la que su madre criaba en un burdel.
Ante las voces que se alzaron por la presencia de una ni?a desnuda en la pantalla, la madre de Shields aleg¨® que ella hab¨ªa estado supervisando el rodaje y el esc¨¢ndalo no fue m¨¢s all¨¢ porque era Europa y eran los setenta. Un par de a?os despu¨¦s, Shields volvi¨® a implicarse en una pel¨ªcula sobre el despertar de la sexualidad adolescente en El lago azul, en la que era una asistente social la que vigilaba en todo momento que nada sobrepasase los l¨ªmites de la decencia hollywodiense.
Fue su ¨²ltima pel¨ªcula relevante. Lo siguiente fueron una sucesi¨®n de telefilmes y apariciones en revistas a costa de sus relaciones hasta que series como Friends y De repente Susan le devolvieron la popularidad, su primer momento de fama en pantalla no asociada a la sexualidad. Otras tambi¨¦n tardaron en recuperarse, pero lo hicieron con renovado br¨ªo. En 1976 una Jodie Foster de tan solo 12 a?os interpret¨® a una prostituta adolescente en Taxi Driver y el impacto que provoc¨® su papel estuvo detr¨¢s del intento de asesinato del presidente Reagan por parte de un perturbado que se obsesion¨® con ella. Aquel suceso ralentiz¨® su carrera, pero 12 a?os despu¨¦s estaba levantando el primero de sus dos Oscars y a d¨ªa de hoy es un referente en Hollywood como actriz y directora.
Una de las razones de la supervivencia de Foster fue la supervisi¨®n de su madre. Al igual que Shields, ella tambi¨¦n anunci¨® productos antes de aprender a caminar, pero al contrario de lo que sucedi¨® con Shields, su madre vel¨® por sus intereses y a su s¨®lida carrera se sum¨® una licenciatura en Yale. La de Natalie Portman, otra actriz de pasado lolitesco, fue en Harvard. Con tan solo 12 a?os manten¨ªa una relaci¨®n tal vez demasiado adulta con Jean Reno en Le¨®n (El profesional) (1994) y con 15 era el claro objeto de deseo de Timotthy Hutton en Beautiful girls (1996), lo que la llev¨® a ser el primer nombre asociado a la Lolita de Lyne, pero ella la rechaz¨® por temer que fuese demasiado ¡°lasciva¡± y en su lugar prefiri¨® interpretar papeles m¨¢s acordes a su edad en Mars Attack y La amenaza fantasma.
En 2007 explic¨® a Film and Music los motivos que le hab¨ªan hecho dar un giro a su carrera: "De peque?a, me convert¨ª en el sue?o de los ped¨®filos. Ese acoso influy¨® mucho en mis decisiones profesionales porque estaba asustada de la imagen que pod¨ªa proyectar. Cuando eres una ni?a, te emociona el cine y crees que ser famosa es guay. Pero entonces te llega la carta de un fan, la lees y eeeeeeugh, estaba aterrorizada. Puedes imaginar lo que dec¨ªan. Obviamente, dej¨¦ de leerlas, pero me hicieron estar reticente hacia todos los papeles que tuvieran una connotaci¨®n sexual, especialmente cuando era joven".
Una d¨¦cada despu¨¦s y durante uno de los actos de la Women¡¯s March fue todav¨ªa m¨¢s expl¨ªcita. ¡°Abr¨ª emocionada mi primera carta de un fan para leer una fantas¨ªa sobre una violaci¨®n que un hombre me hab¨ªa escrito y un programa de radio inici¨® una cuenta atr¨¢s hasta mi dieciocho cumplea?os, la fecha en que ser¨ªa legal acostarse conmigo. Los cr¨ªticos de cine hablaban en sus rese?as sobre mis pechos en ciernes. Entend¨ª r¨¢pidamente, a¨²n teniendo 13 a?os, que si me expresaba sexualmente, me sentir¨ªa insegura y que los hombres se sentir¨ªan con derecho a discutir y objetivar mi cuerpo para mi gran incomodidad¡±. Dominique Swain no escuch¨® las palabras de advertencia de Sue Lyon, pero tal vez las futuras aspirantes a lolitas (y sus madres) s¨ª escuchen las de Portman.
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