Entre la vanguardia, la ultraderecha y la perdici¨®n: Bruno Lomas, el Elvis espa?ol que triunf¨® (y cay¨®) demasiado pronto

A principios de la d¨¦cada de los a?os sesenta, un muchacho llamado Miguel R¨ªos ¨Caprendiz en la secci¨®n de discos de unos grandes almacenes de Granada¨C descubre los primeros sonidos del rock en espa?ol: un grupo valenciano llamado Los Milos y un disco ep¨¦ (o extended play) que contiene una versi¨®n del cl¨¢sico de Gene Vincent Be-Bop-A-Lula despiertan la fantas¨ªa del futuro cantante granadino. Encabezando la formaci¨®n Los Milos figura Emilio Baldov¨ª (Valencia, 1940-1990), un estudiante de Derecho en la Universidad de Valencia que acabar¨ªa siendo m¨¢s tarde reconocido en toda Espa?a con el nombre de Bruno Lomas. Hijo de un m¨¦dico militar, sigue los pasos se?alados como otros reto?os de la burgues¨ªa local: estudios en un colegio religioso para despu¨¦s iniciar una carrera universitaria, m¨¢s por imposici¨®n familiar que por voluntad o vocaci¨®n.

¡°Bruno tuvo que digerir que no era el futuro, sino el pasado, el lugar en el que iba a transcurrir su vida restante¡°, se?ala el cr¨ªtico Vicente Fabuel. ¡±Pasar de moda es tan inapelable como duro de aceptar, media vida educ¨¢ndonos para conseguir el ¨¦xito y ni apenas un minuto para ense?arnos a gestionar su perdida¡±

Hasta aqu¨ª, el guion se?alado se sigue al pie de la letra. Solo que este muchacho, cuyo primer acto de rebeld¨ªa es su escasa predisposici¨®n a finalizar en una orla universitaria, abraza el sue?o juvenil?¨Ccomo otros j¨®venes europeos nacidos en la posguerra¨C que desde Am¨¦rica llega fundido en las figuras de Elvis Presley James Dean, los sonidos del rock y el azul denim de los pantalones vaqueros.

¡°Recuerdo verlo en televisi¨®n y notar que all¨ª hab¨ªa algo que estaba por encima de todos los cantantes solistas espa?oles de aquella ¨¦poca¡±, se?ala el cr¨ªtico Diego A. Manrique en el documental dedicado al m¨²sico, Rey & Rebelde (Endora Producciones). ¡°Era una elasticidad, una cosa f¨ªsica de moverse, de encontrarse a gusto consigo mismo y con la vida. Tan a gusto con su cuerpo y con lo que estaba haciendo¡±.

Como otros j¨®venes musicos del rock, Emilio Baldov¨ª (o Bruno Lomas) realiza su educaci¨®n art¨ªstica y musical a finales de los a?os cincuenta entre festivales, matinales de rock, audiciones radiof¨®nicas o actuaciones en los populares pabellones que se instalan durante la Feria de Julio de Val¨¨ncia.

La ciudad de Valencia, junto con Barcelona y Madrid, constituye uno de los escenarios de estos primeros sonidos del rock que llegan con cierta sordina a causa del franquismo. Sus j¨®venes y pioneros protagonistas forman parte de la burgues¨ªa y pueden acceder a su consumo: desde la compra de discos de importaci¨®n a la adquisici¨®n de un material musical inalcanzable para el resto de los j¨®venes. Con la pronta popularizaci¨®n y tambi¨¦n extensi¨®n de los conjuntos de la llamada ¡°m¨²sica ligera¡±, la pr¨¢ctica musical se ir¨ªa democratizando.

El ni?o malo del guateque

La imagen del cantante con el tr¨ªo Los Milos uniformados con chaqueta y pantal¨®n de cuero negro, imitando el modelo del rockero americano Gene Vincent, sobresale en el horizonte musical de la ¨¦poca, donde lo m¨¢s osado hasta entonces hab¨ªan sido los chalecos rojos del D¨²o Din¨¢mico. Pero Bruno Lomas, a diferencia del D¨²o Din¨¢mico o m¨¢s tarde Miguel Rios (o Mike Rios, como lo lanza su discogr¨¢fica) resulta sexi, destila esa mezcla seductora de deseo y juventud, como mandan los c¨¢nones del rock and roll.

¡°Era un punto macarrilla, ese aspecto canalla que ten¨ªa, que luego no lo era tanto... solamente le gustaban los coches y beber, pero el f¨ªsico era como del ni?o malo del guateque, y eso a m¨ª siempre me ha puesto¡±, record¨® la cantante Massiel en el documental biogr¨¢fico. Su estilo y fuerza juvenil hacen que las presentaciones con el grupo Los Milos acaben con el p¨²blico invadiendo el escenario. Hasta pose¨ªa su propio club de fans, las Milongas, enemigas ac¨¦rrimas de las Din¨¢micas, el club de seguidoras del D¨²o Din¨¢mico. Su triunfo en el concurso radiof¨®nico En pos de la fama, que promociona Radio Val¨¨ncia con gran final en la plaza de Toros de Valencia en 1960, certifica su popularidad local.

No tarda en llegar el primer contrato discogr¨¢fico con el sello Discophon, una de las editoriales con residencia en Barcelona, con un primer ep¨¦ que contiene cuatro t¨ªtulos: Teddy Girl, Baila el rock conmigo, Ciao Baby y ese Be-Bop-A-Lula que acabara convirti¨¦ndose en una de sus canciones talism¨¢n. A este primer disco siguen, en un plazo corto, otros tres ¨¢lbumes con un balance final de m¨¢s de 1.000 copias, que a pesar de su modesta cifra y circunscripci¨®n local, no estaba mal para un pa¨ªs donde los aparatos de reproducci¨®n constitu¨ªan un lujo.

Nacido para ser rockero

La figura musical y esc¨¦nica del futuro Bruno Lomas se acab¨® fortaleciendo al otro lado de los Pirineos. Atr¨¢s quedaban sus primeros pasos con Los Milos y una breve incursi¨®n con Los Top-Son, otro de los grupos estrella del rock pionero valenciano. Junto con otros integrantes de diferentes grupos se embarcaron en una primera salida por la costa vascofrancesa anunci¨¢ndose como Las Estrellas de Fuego. Ese mismo a?o, en 1963, como una de las grandes atracciones de las Fallas de Valencia hab¨ªa tenido lugar la actuaci¨®n de Johnny Hallyday en el Parador del Foc compartiendo cartel con Marlene Dietrich. La actuaci¨®n del rocker franc¨¦s supone una revelaci¨®n para el m¨²sico valenciano.

Hallyday es tambi¨¦n hijo de esa cultura juvenil que ha nacido al otro lado del Atl¨¢ntico en forma de gran explosi¨®n. Para su segundo viaje a Francia, esta vez a la capital del Sena, el grupo encabezado por Bruno Lomas ¨Ctodav¨ªa Emilio Baldov¨ª¨C consigue pasar unas audiciones en el Olympia de Paris, la sala que dirige el todopoderoso Bruno Coquatrix y donde solo unos meses antes se hab¨ªan presentado los Beatles. Es el empresario de la sala del Boulevard des Capucines el que da nuevo nombre a la formaci¨®n, Bruno et ses Rockeros, debutando en una serie de matinales dentro de una programaci¨®n internacional anunciada como Les idoles de jeunes que incluye nombres como Frank Alamo, Les Surfs y, encabezando el programa, cantantes como Dione Warwick, el tr¨ªo The Shirelles o un jovenc¨ªsimo Stevie Wonder.

El grupo vive sus d¨ªas de vino y de rosas, de escasez y bohemia en la capital francesa, de descubrimiento de lugares m¨ªticos como el Club Golf Drouot, residencia oficial del rock franc¨¦s, o cabar¨¦s donde se mezclan y confunden los sexos sin pecado ni penitencia. El rock and roll franc¨¦s, encarnado en la figura de Johnny Hallyday, se edulcora bajo el movimiento ye-ye y el balanceo del twist. El irreductible rockero valenciano presencia en primera persona esos primeros cambios del mapa juvenil musical. El planeta joven se extiende urbi et orbi. Nace, ya con el nombre con el que se har¨ªa conocido para siempre, una estrella llamada Bruno Lomas.

Lomas 'superstar'

A mediados de los a?os sesenta Bruno Lomas, ahora ya en solitario, representa el cantante pop por excelencia de la m¨²sica popular espa?ola. A su ADN de rocker ha sumado con ¨¦xito otros perfiles estil¨ªsticos que le permiten versionar con elegancia el Love me, Please Love me de Michel Polnareff, una rara avis de la m¨²sica juvenil gala, el It¡¯s Not Unusual de Tom Jones o el energ¨¦tico Reach Out I¡¯ll Be de The Four Tops, ahora rebautizado como Es mejor dejarlo como est¨¢.

Su momento m¨¢s dulce tiene lugar en el escenario del Teatro Calder¨®n de Barcelona donde registra en enero de 1967 su primer long play, y en directo. La discogr¨¢fica catalana EMI Regal anuncia a bombo y platillo el primer ¨¢lbum de la m¨²sica espa?ola grabado en vivo. La imagen del cantante en la portada del disco remite a la iconograf¨ªa de las grandes estrellas internacionales, cara a cara con el p¨²blico.

El ocaso de los ¨ªdolos

Despu¨¦s de ese periodo benigno, el cantante desciende vertiginosamente por la d¨¦cada de los sesenta. Su paso discogr¨¢fico de un sello poderoso como EMI Regal a una editorial modesta como Discophon se?ala este periodo de decadencia. Atr¨¢s, y casi olvidado, ha quedado su triunfo en el Festival de la Canci¨®n del Mediterr¨¢neo. Y mucho m¨¢s lejana, su actuaci¨®n, convertida con el paso del tiempo en legendaria, en el portaviones norteamericano USS Forrestal anclado en el puerto de Valencia con las gorras de la tripulaci¨®n volando al compas del What¡¯d I Say de Ray Charles interpretado por el cantante.

Nuevos rumbos en la m¨²sica popular parecen haber dejado descolocado al cantante, que trata de adaptarse en medio de las servidumbres discogr¨¢ficas. El ojo cr¨ªtico se?ala al cantante como protagonista de una dolce vita, de salidas nocturnas, whisky y chicas mientras descuida su carrera profesional. Sus accidentes automovil¨ªsticos parecen ocupar m¨¢s espacio en la prensa que su propia carrera musical¡­ Nuevas grabaciones de aquel Be-Bop-A-Lula de sus inicios devuelve los destellos de un rocker superviviente entre canciones veraniegas de usar y tirar que le devuelven a las listas de ¨¦xitos a inicios de los a?os setenta.

El cr¨ªtico y coleccionista Vicente Fabuel ha pasado buena parte de su vida reivindicando la figura de Bruno Lomas, un trabajo de investigaci¨®n que ha quedado reflejado en su libro Bruno Lomas. T¨² me a?o?ar¨¢s¡­ (editorial Milenio). ¡°Bruno tuvo que digerir que no era el futuro, sino el pasado, el lugar en el que iba a transcurrir su vida restante¡°, se?ala Fabuel. ¡±Pasar de moda es tan inapelable como duro de aceptar, media vida educ¨¢ndonos para conseguir el ¨¦xito y ni apenas un minuto para ense?arnos a gestionar su perdida¡±. Para Fabuel, ¡°todo lo que vino inmediatamente despu¨¦s de sus a?os de plenitud , tan discutible como se quiera pero tan malinterpretado como se acostumbra, casi se lleva por delante su nombre y su obra¡±.

La participaci¨®n del cantante en festivales del partido de extrema derecha Fuerza Nueva en la Transici¨®n lo pondr¨¢ en el ojo del hurac¨¢n. El Teatro Monumental de Madrid acoge una gala el 18 de diciembre de 1977 patrocinada por la formaci¨®n franquista que re¨²ne un cartel pintoresco con los nombres de Bruno Lomas, el humorista Pepe Da Rosa, el boxeador Dum Dum Pacheco y el grupo Asturias Patria Querida, entre otros. Tampoco ayudar¨¢ la imagen del cantante como coleccionista de armas y su actitud chulesca frente a los medios de comunicaci¨®n. A diferencia de un Elvis Presley fotografi¨¢ndose junto a un pol¨ªtico como Richard Nixon o un Johnny Hallyday apareciendo al lado de Nicolas Sarkozy en campa?a electoral, Bruno Lomas resulta demasiado exc¨¦ntrico y conflictivo para una derecha, valenciana o espa?ola, que prefiere los melindres mel¨®dicos de Julio Iglesias a las salidas de tono del maduro rockero.

Los ¨²ltimos a?os de su vida el cantante los vive confinado en su apartamento de la playa de Pobla de Farnals, cerca de Valencia. Junto a sus amigos, su rat pack dom¨¦stico, exprime sus d¨ªas entre comilonas y fiestas en la piscina comunitaria. M¨¢s de una ma?ana, alg¨²n vecino observa sobre la piscina montones de billetes flotando, testigos de la ¨²ltima juerga. De vez en cuando, una actuaci¨®n le hace salir de su refugio a bordo de su viejo Mercedes cargado con su malet¨ªn y playbacks como ¨²nico acompa?amiento.

Atr¨¢s ha quedado un fugaz regreso televisivo junto a Miguel R¨ªos, ahora la cara triunfante del rock espa?ol, en el programa ?Qu¨¦ noche la de aquel a?o! La figura pimpante y saltarina de Miguel R¨ªos queda ensombrecida por el viejo maestro, que a pesar de los kilos de m¨¢s, todav¨ªa exhibe aquella fuerza que pon¨ªa en pie el patio de butacas. En esa cuesta abajo, sin casa discogr¨¢fica ni inter¨¦s por parte de la industria musical, recibir¨¢ como un ¨²ltimo aliento el tributo de la nueva generaci¨®n junto al grupo Seguridad Social que lidera Jos¨¦ Manuel Casa?.

Pero no habr¨¢ ya tiempo para un regreso triunfal ni revival para una de las figuras hist¨®ricas del rock en Espa?a. La tarde del 17 de agosto de 1990, el Mercedes deportivo de Bruno Lomas se estrella contra un cami¨®n aparcado en la calzada de la Autopista A7 de Valencia y muere poco despu¨¦s en el hospital La Fe. Acababa de cumplir cincuenta a?os. El mismo destino que lo hab¨ªa se?alado para llevar la corona del rock espa?ol y lo hab¨ªa convertido despu¨¦s en un outsider de la m¨²sica lo devolv¨ªa, ir¨®nicamente, como la leyenda de un fantasma.