El ¡®Respect¡¯ de Aretha Franklin no fue un alegato feminista
Primero el black power y m¨¢s tarde el movimiento feminista tomaron como himno el grito reivindicativo de la reina del soul. Pero entre las preocupaciones de la cantante estaba m¨¢s la partitura que la letra. Aqu¨ª sabr¨¢ por qu¨¦.
Uno graba una canci¨®n y luego los dem¨¢s construyen el mito. Y el de la versi¨®n de Respect, de Aretha Franklin, tiene tal tama?o que cualquiera lo desinfla sin que le pierdan el respeto. Pero es as¨ª: lo que hay es una obra cumbre del soul y otra obra cumbre de la propaganda, sin perjuicio de que nos guste la causa feminista y antirracista a las que sirve y sirvi¨®.
PODCAST: Un respeto para el trompetista
Seg¨²n la biograf¨ªa Respect: The Life of Aretha Franklin (David Ritz), esta hija de un reverendo de Misisipi ya ven¨ªa tocando la canci¨®n en directo, pero sin demasiadas transformaciones respecto a la partitura de Otis Redding, que la grab¨® en 1965. En 1967, la joven de 26 a?os estaba reci¨¦n salida de Columbia Records, donde interpretaba precisamente canciones famosas de pop, jazz y g¨®spel, y hab¨ªa firmado con esa gran m¨¢quina de m¨²sica negra que era Atlantic, con Ray Charles y Wilson Pickett en n¨®mina.
Cuando su nuevo productor, el talentoso Jerry Wexler, estaba seleccionando repertorio para grabar el primer ¨¢lbum del nuevo fichaje, le dijo al marido y representante de la cantante que quer¨ªa incluir ese tema¡ ¡°Si es que le da un cambio¡±. A lo que Ted White accedi¨® con entusiasmo. Es decir, en contra de lo que reza la leyenda, Franklin no premedit¨® un himno de pu?etazo en la mesa d¨¢ndole la vuelta a la letra original, sino que se trat¨® de una decisi¨®n puramente musical. S¨ª, hubo que variar un poco los versos, pero fue en parte por suavizar expresiones un tanto agresivas. Por ejemplo, se pas¨® de ¡°hazme mal si quieres cuando me vaya¡± a ¡°no voy a hacerte mal cuando te vayas¡±, y poco m¨¢s. Es cierto que solo con poner en boca de una mujer negra la frase de ¡°todo lo que pido es respeto¡±, ya era suficientemente combativo. Pero no era esa la intenci¨®n central.
Wexler cont¨® en varias ocasiones que buscaba sacar la furia que la voz de Franklin pod¨ªa desarrollar, y que hab¨ªa estado infrautilizada en los discos de Columbia, interpretando suavidades del tipo de The Shoop-Shoop Song (Betty Everett) o My Guy (Mary Wells). Tampoco el tempo vivo y la ejecuci¨®n en¨¦rgica de la versi¨®n ten¨ªan pretensiones de himno; no, ten¨ªan objetivos art¨ªsticos y comerciales, porque hasta la canci¨®n m¨¢s tonta y apol¨ªtica persigue eso. De hecho, parece ser que Aretha se sent¨® al piano para repensar el aire machac¨®n que ten¨ªa el single de Redding con su hermana Carolyn, a la que se puede escuchar en los coros de la grabaci¨®n junto con una tercera Franklin, Erma.
El otro ¨¢ngulo para mejorar la versi¨®n original era introducir coros (Redding no era nada aficionado) y un solo bail¨®n que airease un poco una composici¨®n que no tiene estribillos, sino solo estrofas. Para resolver los arreglos de voces, idearon esos ¡°uh¡± que anuncian cada frase, y para animar la estructura mon¨®tona de la canci¨®n se compusieron dos partes nuevas: una con un solo de saxo, inspirada en la que aparec¨ªa en When Something Is Wrong with My Baby (Sam and Dave), y otra con ese par¨®n tan excitante que es el deletreo de ¡°r-e-s-p-e-c-t¡±. S¨ª, excitante porque es justo despu¨¦s cuando se oye a Carolyn y Erma repetir obsesivamente ¡°sock it to me, sock it to me!¡± (¡°?d¨¢melo, d¨¢melo!¡±), en clara alusi¨®n sexual.
El par¨®n, como queda dicho, es un frenazo r¨ªtmico para amenizar el ¡°guion¡± de la canci¨®n, pero se ha tomado siempre como algo pensado para recalcar el mensaje de respeto, cuando en realidad se trata de un relleno muy afortunado. Y el ¡°?d¨¢melo!¡± tampoco es expresi¨®n pionera. Si comenz¨¢semos a elaborar aqu¨ª una lista de temas de soul y blues de aquellos a?os (y anteriores) en los que una mujer utilizaba esa expresi¨®n, acabar¨ªamos rellenando una enciclopedia.
Y si, finalmente, reconstruimos c¨®mo fueron las sesiones de grabaci¨®n de todo el ¨¢lbum, tampoco es que podamos hablar de un acto de afirmaci¨®n feminista. Baste con saber que el marido de Aretha Franklin oblig¨® a expulsar al trompetista bajo esta justificaci¨®n: ¡°Est¨¢ intentando seducir a mi esposa¡±. Hizo lo mismo con un saxofonista por razones similares, tras casi llegar a las manos. Todo ello ebrio de vodka, en clara lucha de poder con Jerry Wexler, y ante una futura estrella a la que el trombonista de la sesi¨®n, David Hood, defini¨® en el diario brit¨¢nico The Guardian en 2018 como ¡°muy t¨ªmida e introvertida en aquella ¨¦poca¡±.
As¨ª que, s¨ª, alegr¨¦monos del himno que representa hoy, pero qued¨¦monos con este otro homenaje a¨²n superior a la versi¨®n de la reina del soul. Seg¨²n Steve Cropper, el guitarrista y compa?ero musical de Otis Redding, cuando el m¨²sico de Georgia oy¨® la grabaci¨®n de Aretha, solo dijo: ¡°Bueno, yo creo que la canci¨®n ya es m¨¢s de esa chica que m¨ªa¡±. Aquello s¨ª que fue una conquista.
Rebobinando: M¨²sica no tan negra
¡ª ?lbum: I Never Loved a Man the Way That I Love You (Atlantic).
¡ª A?o: 1967.
¡ª Listas de ¨¦xitos: n¨²mero 4 (Otis Redding, 1965) y n¨²mero 1 (Aretha Franklin, 1967).
¡ª Aunque es un emblema de la m¨²sica negra de los sesenta, lo cierto es que casi todos los m¨²sicos del disco eran blancos: Spooner Oldham (¨®rgano), Roger Hawkins (bater¨ªa), Charles Chalmers (saxo tenor), Tommy Cogbill (bajo), Chips Moman y Jimmy Johnson (guitarras)¡ Tampoco Jerry Wexler (productor) y Tom Dowd (t¨¦cnico) eran negros.
¡ª En los ¨²ltimos a?os, Respect se ha tomado tambi¨¦n como emblema de la lucha por los royalties. La legislaci¨®n estado?unidense obliga a las emisoras de radio a pagar solo al autor de la canci¨®n, pero no al int¨¦rprete de la versi¨®n. Aretha Franklin no cobr¨® por los 7,5 millones de veces que la industria discogr¨¢fica estima que su single ha salido al aire; todo lo recibieron los herederos de Otis Redding. S¨ª cobr¨® por las ventas de discos y reproducciones v¨ªa streaming.
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