Investigadores, negacionistas, antivacunas y vendedores de humo... El qui¨¦n es qui¨¦n del coronavirus

Muchos recordar¨¢n, sin duda, aquella pel¨ªcula dirigida por Sergio Leone, El bueno, el feo y el malo. Hemos recurrido al s¨ªmil cinematogr¨¢fico porque el humor, incluso en los temas m¨¢s serios, se agradece. No tratamos de equiparar ni asimilar con adjetivos sino poner en relevancia tres fen¨®menos actuales que en esta pandemia est¨¢n jugando un papel peligrosamente relevante.

Aunque han existido siempre, durante estos meses de pandemia se ha disparado el n¨²mero de grupos ¡°anticiencia¡±. En paralelo a un n¨²mero espectacular de trabajos cient¨ªficos publicados por la comunidad cient¨ªfico-sanitaria, han aflorado negacionistas del SARS-CoV2, conspiranoicos, antivacunas y vendedores de tratamientos ineficaces y frecuentemente peligrosos. Con todo lo que ello implica.

Los negacionistas

Como es habitual en todos los grupos negacionistas de cualquier hecho probado cient¨ªficamente, los que afloran con la pandemia niegan la existencia o la gravedad de la covid-19.

Se alimentan del sentimiento de impotencia ante una situaci¨®n de crisis como es la actual. ?Y por qu¨¦ tienen tantos seguidores? Pues porque, aunque sea falsa, dan una respuesta al miedo e incertidumbre que generan situaciones como la covid-19. Y las personas necesitan tener algo a que aferrarse para sentirse seguras.

Riechmann propon¨ªa 4 niveles de negacionismo y en marzo se preguntaba si aprender¨ªamos de la actual crisis sanitaria. Desgraciadamente, varios meses despu¨¦s podemos decir que no hemos aprendido mucho y que, muy al contrario, los grupos negacionistas ganan terreno. Incluso ha nacido un grupo de m¨¦dicos negacionistas, los M¨¦dicos por la Verdad, que difunden que el coronavirus no es m¨¢s que una gripe. Sin olvidar a los pol¨ªticos negacionistas, como Trump o Bolsonaro, que ignoran las recomendaciones de las autoridades sanitarias y las evidencias cient¨ªficas.

Los conspiranoicos

As¨ª se conoce a quienes mantienen teor¨ªas como que el virus no es natural y ha sido creado para ganar dinero con vacunas o tratamientos antivirales. O que es un arma biol¨®gica china, americana, jud¨ªa o fundamentalista. O un esquema para reducir la poblaci¨®n mundial impulsado por Inglaterra y Bill Gates, e incluso un producto de la tecnolog¨ªa 5G. Sus seguidores se caracterizan por el ¡°sesgo de confirmaci¨®n¡±: buscan noticias en sitios afines, burbujas digitales que les dan lo que quieren o¨ªr.

Los antivacunas

Los grupos antivacunas aparecieron cuando Edward Jenner (finales del S XVIII) realiz¨® la primera inmunizaci¨®n de la historia contra el virus de la viruela. Se puede entender que, en ese momento, aparecieran voces oponi¨¦ndose a ellas por ignorancia, desinformaci¨®n, miedo. Lo incomprensible es que, m¨¢s de 150 a?os despu¨¦s, sigan existiendo y cada vez con mayor predicamento, como demuestra el grupo antivacunas Stop Mandatory Vaccination, con m¨¢s de 153.000 miembros.

Los antivacunas se hicieron m¨¢s fuertes a partir de un art¨ªculo del m¨¦dico A. Wakefield, difundido por la revista cient¨ªfica The Lancet, sobre 12 ni?os vacunados que hab¨ªan desarrollado comportamientos autistas e inflamaci¨®n intestinal grave. El autor propon¨ªa como posible causa la vacuna que se hab¨ªa utilizado, por lo que muchos padres sintieron miedo y dejaron de vacunar a sus hijos. En 2004, el Instituto de la Medicina de Estados Unidos concluy¨® que no hab¨ªa pruebas cient¨ªficas para la hip¨®tesis que hab¨ªa propuesto Wakefield y The Lancet rechaz¨® el trabajo. Pero ya era demasiado tarde. Los que no se vacunan o no vacunan a sus hijos no lo hacen de mala fe, pero desgraciadamente su decisi¨®n err¨®nea no solo pone en peligro su salud, sino tambi¨¦n la de los otros.

Durante una pandemia, podr¨ªa esperarse que todos anhelaran la llegada de una vacuna. Pero eso no es lo que muestran las diferentes estad¨ªsticas realizadas recientemente. En EE.?UU., el resultado del estudio que realiz¨® el grupo Gallup Panel mostr¨® que muchos estadounidenses son reacios a vacunarse, incluso aunque fuera sin costo alguno. En julio-agosto de 2020, cuando se les pregunt¨® si recibir¨ªan la vacuna COVID-19, el 35% respondi¨® que no. Llama la atenci¨®n que estas cifras est¨¦n relacionadas con la ideolog¨ªa pol¨ªtica: el 81% de los dem¨®cratas est¨¢n dispuestos a vacunarse con una vacuna gratuita y aprobada por la FDA, mientras que solo el 47% de los republicanos lo har¨ªa.

En Espa?a, seg¨²n un estudio del Instituto de Salud Carlos III, el 30% de los encuestados manifest¨® dudas sobre si se vacunar¨ªan contra el coronavirus, frente al 70% que respondi¨® que lo har¨ªa.

Los vendedores de humo

?Qui¨¦n no se ha encontrado alguna vez a una persona que, en tono grandilocuente y erigi¨¦ndose como experto en la materia, realiza aseveraciones vagas, ambiguas, muy a menudo obvias, pero que consiguen impactar emocionalmente?

En momentos de crisis, cuando tenemos poco tiempo para reflexionar, florecen a nuestro alrededor. El problema es que estas personas manipulan a otras en situaci¨®n vulnerable, por ejemplo enfermos graves a los que ofrecen curas extraordinarias, como Josep Pami¨¦s. Tambi¨¦n los hay que dirigen poderosas naciones ¡ªDonald Trump es el ejemplo m¨¢s representativo¡ª, generando efectos catastr¨®ficos para la salud de pa¨ªses enteros. Utilizan la pandemia con fines ideol¨®gicos, para alimentar y potenciar sus ideas, mezclando hechos y datos reales con datos falsos para hacerlos m¨¢s cre¨ªbles, y despu¨¦s los expanden estrat¨¦gicamente en redes sociales.

La ciencia y el m¨¦todo cient¨ªfico

Una de las razones del ¨¦xito de este tipo de creencias es la lentitud intr¨ªnseca del m¨¦todo cient¨ªfico. Como describ¨ªamos en un art¨ªculo previo, el proceso de investigaci¨®n cient¨ªfica conlleva superar muchas etapas para alcanzar resultados cre¨ªbles y reproducibles.

En situaciones como la presente pandemia, por m¨¢s que se aceleren los procesos, la ciencia no genera respuestas al ritmo que la sociedad las solicita. El ser humano maneja mal la incertidumbre, a pesar de vivir con ella desde el principio de los tiempos y ser uno de los or¨ªgenes de la curiosidad y la ciencia. Por ello, muchos buscan atajos en forma de explicaciones r¨¢pidas. Y si de paso se culpa a enemigos ya existentes, mejor.

En ese contexto surgen los movimientos antivacunas y negacionistas. Nacen de la falta de informaci¨®n y conducen a una falta de confianza en la ciencia. Los grupos anticiencia desconf¨ªan de la ciencia, descalific¨¢ndola y deshumaniz¨¢ndola.

?Qu¨¦ persiguen? Los negacionistas y antivacunas apoyan una idea irracional probablemente movidos por miedo, incertidumbre y/o tendencia pol¨ªtica. Y los ¡°vendedores de humo¡± pretenden conseguir un objetivo econ¨®mico o comercial. Todo esto incita a formaciones populistas que utilizan sus falsos argumentos para luchar contra un sistema que, seg¨²n ellos, les oprime, minando de este modo el fundamento del conocimiento.

?Hay que respetar todas las opiniones?

La opini¨®n es un juicio formado con respecto a algo o alguien. En la opini¨®n no hay m¨¦todo. Frente a la opini¨®n est¨¢ la ciencia, que conduce a verdades que no son intuitivas ni obvias, y eso es dif¨ªcil de aceptar.

En la vor¨¢gine de esta pandemia, la sociedad necesita saber. Seg¨²n Astrid Wagner, cient¨ªfica titular del Instituto de Filosof¨ªa (IFS-CSIC) y miembro del Berlin Center for Knowledge Research, ¡°la imagen que los ciudadanos tienen de la ciencia ha cambiado¡±. La sociedad ha aprendido que la ciencia no produce verdades ¨²ltimas, sino que gracias al m¨¦todo cient¨ªfico se gestionan de manera racional, rigurosa y met¨®dica las incertidumbres sobre la covid-19.

Nadie mejor que los cient¨ªficos ¨Cfuera de la torre de marfil¨C para dar a conocer las investigaciones y los resultados que nos llevar¨¢n a la soluci¨®n final de esta y otras pandemias venideras. Su comunicaci¨®n no solo debe ser veraz y asentada en el conocimiento generado, sino asequible, sencilla para ser comprendida por personas de cualquier edad y condici¨®n. Deben aprovechar las redes sociales y las nuevas plataformas para los m¨¢s j¨®venes, y recurrir a la radio, prensa y televisi¨®n para llegar al resto de la poblaci¨®n.

Por tanto, si alguien difunde y crea noticias enfrent¨¢ndolas con la investigaci¨®n cient¨ªfica, o sabiendo que no est¨¢n sometidas al m¨¦todo cient¨ªfico, ?qu¨¦ es, un est¨²pido o un malvado? Vamos a por el final feliz en la pel¨ªcula, y que ganen los buenos.

Nuria Eugenia Campillo es cient¨ªfica titular de Qu¨ªmica Medicinal en el Centro de Investigaciones Biol¨®gicas Margarita Salas (CIB - CSIC); Mar¨ªa Mercedes Jim¨¦nez Sarmiento es cient¨ªfica del CSIC,? bioqu¨ªmica de sistemas de la divisi¨®n bacteriana y comunicadora cient¨ªfica en el Centro de Investigaciones Biol¨®gicas Margarita Salas (CIB - CSIC), y Matilde Ca?elles L¨®pez es investigadora cient¨ªfica en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)

Este art¨ªculo fue publicado originalmente en The Conversation Espa?a.

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