Cante puro y duro: el credo de Israel Fern¨¢ndez, la nueva estrella del flamenco
A sus 30 a?os el bregado cantaor toledano es el nuevo cicl¨®n del g¨¦nero. Cr¨®nica de una tarde de juerga familiar en casa de su abuela Petra para acercarnos a la fuente del talento de un precoz maestro de las esencias.
De vez en cuando, el padre de Israel llegaba de madrugada con unos amigos y como estaban a gusto lo llamaba para que bajara al sal¨®n.
¡ª?Hijo, anda ven y c¨¢ntale algo a estos se?ores!
Al ni?o le gustaba tanto cantar. No hab¨ªa cosa que le gustase m¨¢s, pero eso de salir de la cama a las tres de la ma?ana y ponerse a interpretar en calzoncillos una buler¨ªa o un fandango para aquellos caballeros le requer¨ªa cierta resignaci¨®n: ¡°Lo hac¨ªa por respeto a mi padre¡±, dice Israel Fern¨¢ndez sentado a la mesa en una comida en casa de su abuela Petra.
Hace un calor manchego afuera. Las cortinas de la casa est¨¢n cerradas para dar fresco. Zumba el ventilador y hay embutidos, ensalada de pasta, filetes de pollo empanados.
Detr¨¢s de Israel hay un cuadro que trajo su t¨ªa Encarna de la emigraci¨®n en Alemania, un bodeg¨®n con un fais¨¢n de bello plumaje.
¡ªMira si le gustaba cantar que a las ocho de la ma?ana en cuanto despertaba ya lo ten¨ªas tarareando por casa ¡ªdice su primo Ezequiel¡ª. ?No pod¨ªas hacerlo callar ni a palos!
Por cantar, cuenta su familia, aquel ni?o le cantaba hasta a sus coches de juguete. En vez de imitar el ruido de un motor acelerando, ?brrrum, brrrum!, los mov¨ªa y acompa?aba con esa bambera que dec¨ªa ¡°qu¨¦ bonita va la ni?a, en el columpio sub¨ªa, entre los trigales verdes, disfrutando de ese d¨ªa¡±.
A sus 30 a?os, Israel Fern¨¢ndez, nacido en el pueblo de Corral de Almaguer (Toledo) y nueva figura del flamenco, publica el 25 de septiembre Amor, su cuarto disco y el primero del que es letrista y compositor, con Diego del Morao a la guitarra. Es el tercero que saca con Universal Music. Su estreno con este sello fue Con hilo de oro fino (2014) y le sigui¨® en 2018 Universo Pastora, un homenaje a Pastora Pav¨®n, la majestuosa Ni?a de los Peines (1890-1969), que supuso la confirmaci¨®n de un talento natural para el cante al que se entrega desde siempre ¡°con devoci¨®n¡±.

Hace cinco a?os que entr¨® en la compa?¨ªa de la bailaora Sara Baras. Justo antes se hab¨ªa pasado cuatro de gira con Flamenco hoy, de Carlos Saura. En 2008 sac¨® su primer ¨¢lbum, Naranjas sobre la nieve. Con 14 lo amadrin¨® Mar¨ªa Jim¨¦nez en un programa de La 1, y por entonces llevaba ya tres a?os cantando por La Mancha, hab¨ªa andado por Espa?a con un espect¨¢culo de Fernando Esteso y a los 10 hab¨ªa aparecido en la tele.
Pero todo esto se remonta a¨²n m¨¢s atr¨¢s, m¨¢s atr¨¢s a¨²n de cuando ten¨ªa que bajar de noche a cantarle a los amigos piripi de su padre; se remonta a cuando ten¨ªa cinco a?os y ya cantaba en las fiestas y en las juergas de su familia, lo que nos lleva a la figura fundacional de su historia, la abuela Petra, de 88 o 90 o 92 a?os ¡ªseg¨²n a qui¨¦n le preguntes de la familia¡ª y que nos mira desde el sof¨¢ con el ce?o algo fruncido, un andador a su vera y un vestido azul de estampado fractal.
¡ªYa no me acuerdo de los cantares¡ ¡ªdice Petra cuando la animan a que se eche a cantar.
Israel insiste en que es ¡°la artista de la familia¡± y que sin ella no se entiende nada.
La abuela de joven quiso ser artista flamenca, pero su padre no se lo permiti¨®. Le preguntan si aquello la dej¨® dolida y responde que hizo lo que ten¨ªa que hacer una mujer por su familia.
¡ªElla no se frustr¨® porque sab¨ªa cu¨¢les eran las leyes gitanas ¡ªexplica su hija Encarna.
Petra se cas¨® con un gitano de Ja¨¦n que era tratante de caballos. Crio a sus hijos, vendi¨® manteler¨ªa y volc¨® su arte en casa entre su gente. Ten¨ªa una voz de tanta calidad y empaque que en Semana Santa sal¨ªa al balc¨®n a cantarse una saeta y abajo en la calle los gitanos se romp¨ªan la camisa de la emoci¨®n.
¡ªEs un don que se tiene o no se tiene ¡ªdice Israel.
¡ª?Y cu¨¢l es el origen de ese don?
¡ªEsa es una pregunta muy f¨¢cil ¡ªresponde¡ª. El ¨²nico que te puede dar un don es Dios.
¡ª?Aleluya! ¡ªexclama Ezequiel.
¡ª?Es verdad o no, primo? ¡ªle dice Israel, y explica¡ª: Yo te puedo dar a ti 100 euros, pero no te puedo dar un don. Eso solo te lo da ¨¦l.

El cantaor tiene porte de pr¨ªncipe. Luce una exuberante melena negra. Viste una camisa de los a?os noventa heredada de un t¨ªo suyo, pantalones estrechos, bot¨ªn de tac¨®n cubano. Suele preferir los adornos de plata a los de oro ¡°porque la plata es m¨¢s sencilla y en la sencillez est¨¢ la grandeza¡±. Al cuello lleva colgada una media luna como la que ten¨ªa tatuada en la mano izquierda Camar¨®n de la Isla. ?l no se la grab¨® en la piel porque un d¨ªa su madre le dijo: ¡°Yo te quiero como te par¨ª¡±.
La otra portadora del don, Petra hija.
Durante la comida apenas habla porque lleva un tiempo baja de ¨¢nimo. Pero luego cuando le piden que cante, aunque le cuesta, se arranca al final con una fiera voz, potente y sentida, que es impactante que salga de la misma alma que hace unos minutos permanec¨ªa abstra¨ªda ante una mesa repleta de alimentos.
¡ªAs¨ª cantaba yo ¡ªle susurra al o¨ªdo la abuela a Israel, que acompa?a con la guitarra.
Petra est¨¢ tan dichosa con su nieto en el sof¨¢. Lo mira y le dice ¡°qu¨¦ guapo mi chico¡± y ¡°c¨®mo toca su guitarra mi chico¡± y ¡°a este gitano hermoso lo quieren todos los se?ores all¨¢ adonde vaya¡±; e Israel se r¨ªe y va rasgando poquito a poco las cuerdas, hasta que envereda con mimo a la matriarca familiar del cante hacia una sole¨¢.
¡°Tiro piedras por la calle, tiro piedras por la calle, al que le d¨¦, que perdone, tengo la cabeza loca de tantas cavilaciones¡±.
¡°?Ole!¡±, le dice Israel.
Hay un ni?o de cuatro a?os llamado Levi que, mientras cantan, tocan, bailan los mayores anda entre ellos jugando a ser m¨²sico. Primero est¨¢ con una guitarrita de pl¨¢stico, se va y aparece luego golpeando los cilindros de tabaco picado de su abuelo Ezequiel, y despu¨¦s se a¨²pa a un caj¨®n de percusi¨®n y lo aporrea al alim¨®n con las manos y con los pies.
El cantaor sale al patio, con una pared encalada llena de macetas de colores, se sienta con sus finas piernas cruzadas y prende un cigarro.
¡ªEsto es gitaner¨ªa pura y dura.
La escuela de Israel Fern¨¢ndez ha sido esta familia y este ambiente. Tambi¨¦n su disciplinada aplicaci¨®n al estudio del flamenco. ¡°Lo que hay que hacer es beber de las mejores fuentes¡±, dice. ¡°Si tienes al alcance un arroyo de agua fresca, no vas a ir a un charco a beber. ?T¨² me entiendes?¡±.

El agua de su arroyo han sido sobre todo La Ni?a de los Peines y Camar¨®n, pero tambi¨¦n, entre otros cl¨¢sicos de ¨¦pocas distintas, Antonio Mairena, Paco de Luc¨ªa y Enrique Morente. ?l dice que la nueva generaci¨®n se mira en ese espejo, como debe, para actualizar la tradici¨®n, y que su estilo personal de actualizarla no es ¡°meter el flamenco en el laboratorio¡± y hacer experimentos, sino ¡°cocinar hoy flamenco con flamenco¡±: decantar y aderezar lo puro con la sensibilidad de su tiempo.
¡°Israel Fern¨¢ndez es un cantaor que tiene una gran afici¨®n¡±, opina el experto en la materia Jos¨¦ Manuel Gamboa. ¡°Los grandes de cada g¨¦nero se caracterizan por conocer su cultura mejor que nadie, y por eso son capaces de hacerlo avanzar. ?l destaca por eso y puede llegar al m¨¢ximo en el escalaf¨®n¡±. Ferm¨ªn Lobat¨®n, cr¨ªtico de flamenco de EL PA?S, coincide en definirlo como un aficionado de altura y recuerda que esa palabra es una cosa tan seria en el flamenco que el maestro Enrique Morente dijo: ¡°Solo soy un buen aficionado¡±.
Mart¨ªn Guerrero, patrono de la Fundaci¨®n Casa Patas, elogia su erudici¨®n y que desarrolle una voz propia con la influencia ¡ªpero no como remedo¡ª del genio del cante moderno: ¡°Sabe que Camar¨®n puede ser una jaula¡±.
Camar¨®n de la Isla, que no era Shakespeare pero era Camar¨®n, dijo que el arte consist¨ªa en ¡°transmitir o no transmitir¡±. Sara Baras ha dicho que Israel ¡°transmite¡±. Farruquito ha dicho que su cante ¡°suena a p¨¢jaros tempranos¡±. E Israel dice que cree que ¨¦l es ¡°un cantaor largo con mucha afici¨®n¡± ¡ªlargo por su rango de palos¡ª, de voz limpia ¡ª¡°antes m¨¢s la¨ªna, m¨¢s finita, y ahora un poco m¨¢s tostada¡±¡ª, y cuyo ¨²nico sue?o es ¡°hacer bien a los corazones¡± con su m¨²sica y mantenerse ¡°con salud y trabajo¡±. ¡°Con eso y con que mi familia est¨¦ bien, yo estoy feliz¡±, dice el cantaor, casado y con dos hijos peque?os, Sans¨®n y Romeo. Las ¨²ltimas semanas, comenta, se ha dormido escuchando un audiolibro de Lao-Tse: Hua Hu Ching. Meditaciones tao¨ªstas.
La casa de la abuela Petra est¨¢ en Manzaneque. A media tarde, recorremos 60 kil¨®metros para visitar el piso de Israel en Corral de Almaguer.
La sala de estar est¨¢ ordenada e inmaculada. En una mesa tienen una Biblia abierta y en una mesilla un bote de Nenuco, la colonia que usa el artista. En la cocina, sobre una repisa, exhibe un juego de loza de colores con la cara de Camar¨®n, y en un armario atesora m¨¢s de un centenar de camisas, bastantes de ellas muy viejas. En la calle tiene aparcado su coche, un Mercedes de 1990. ¡°Ahora se ronea de ropa nueva, de perfumes caros, de coches deportivos. Yo no soy qui¨¦n de criticar, pero a m¨ª no me gusta tanta pretensi¨®n. Tanto en el arte como en la vida creo que no tienes que pretender enamorar. Tienes que ser lo que t¨² eres y, si gustas, enamorar¡±.
Entonaba en La plazuela y el tard¨®n su admirado Manuel Molina (1948-2015): ¡°Dinero, que yo no quiero dinero, yo quiero cantarle al aire, como cantan los jilgueros¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.