Personas felices en compa?¨ªas rentables
La crisis sanitaria acent¨²a el reclamo de que las empresas deben trabajar para el bienestar de sus empleados y de la sociedad en general
En septiembre de hace 50 a?os, el mundo cambi¨®. Milton Friedman, paradigma del neoliberalismo de la Escuela de Chicago y premio Nobel de Econom¨ªa, public¨® un ensayo en The New York Times Magazine en el que defend¨ªa que las corporaciones no ten¨ªan ninguna obligaci¨®n de ir m¨¢s all¨¢ de lo que establec¨ªa la ley a la hora de combatir la discriminaci¨®n o ayudar a sostener las instituciones p¨²blicas. Las empresas solo respond¨ªan al sagrado objetivo de ganar dinero. Esta idea sonaba igual que aquel verso de la canci¨®n American Pie, de Don McLean: "El d¨ªa en que la m¨²sica muri¨®". Para algunos, ese d¨ªa muri¨® tambi¨¦n la solidaridad y el sentido de responsabilidad com¨²n. Era la justificaci¨®n perfecta que buscaba el ego¨ªsmo de los m¨¢s ricos y en 1997, la Business Roundtable, un lobby estadounidense que re¨²ne a grandes firmas, declar¨® que maximizar las ganancias consist¨ªa en el prop¨®sito de toda empresa. Durante d¨¦cadas, los pol¨ªticos y sus aliados intelectuales han defendido esta letra. Aunque hiciera falta rebajar los impuestos, desregular, sobre todo, los mercados financieros y debilitar los sindicatos. Las consecuencias han incendiado el cielo como napalm. Bajo crecimiento econ¨®mico, reducci¨®n de los salarios y una inmensa inequidad. Y el resurgir de una nueva y elitista clase social: los accionistas millonarios.
Todo pareci¨® amanecer bajo otro sol en agosto de 2019, el lobby estadounidense escribi¨® que el prop¨®sito de las empresas ya no era maximizar las ganancias de los accionistas sino cuidar a sus empleados, proveedores y la comunidad en general. Al igual que en el Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci, el ser humano volv¨ªa al centro de ese c¨ªrculo. Pero Tyler Wry, profesor de la Universidad de Pensilvania, descubri¨®, cuenta The New York Times, que las empresas que firmaron (181) el acuerdo de la Business Roundtable eran m¨¢s proclives que otras grandes compa?¨ªas a anunciar despidos en los primeros meses de la pandemia. Incluso mientras pagaban m¨¢s a sus accionistas. ?Qu¨¦ ocurre? ?Ha vuelto a morir la m¨²sica? No. El cambio hacia una empresa m¨¢s humanista est¨¢ en marcha. "No bloqueen los pasillos / Porque quien ser¨¢ da?ado / Ser¨¢ quien se quede parado", cant¨® Bob Dylan en The times they are a-changin'. "El mundo de los negocios ha entendido que sin una sanidad p¨²blica potente no existen negocios", reflexiona Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI). "Ya hay empresas que han interiorizado la necesidad de la responsabilidad social corporativa, y si lo hacen bien es incluso rentable. Lo que no resulta rentable es tener una relaci¨®n ¨¢spera con los trabajadores".
El ser humano es una textura de culturas, historia, ¨¦tica y no puede reducirse, como pretenden muchos economistas, a ecuaciones. La soluci¨®n es incorporar las humanidades para entender la complejidad del mundo. "En Espa?a existe una mejor¨ªa en el concepto social de las empresas. Ya no hay ninguna que no tenga una memoria clim¨¢tica o una normativa de igualdad de g¨¦nero", apunta el jurista Antonio Garrigues Walker. Quiz¨¢ sean las l¨ªneas de arranque de un capitalismo humanista basado en un equilibrio entre los beneficios y lo que se devuelve a la sociedad. Tambi¨¦n en las finanzas. El patrimonio ¡ªacorde con la firma de inversi¨®n Morningstar¡ª de los fondos sostenibles europeos cerr¨® 2019 con 668.000 millones de euros, un 56% m¨¢s que en 2018. Algo est¨¢ cambiando en los mercados. BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, que controla 7,3 billones de d¨®lares, ha revelado que el a?o pasado vot¨® en contra de 53 empresas por su falta de avances frente a la emergencia clim¨¢tica. La lista de se?alados incluye a las petroleras ExxonMobil y Chevron pero tambi¨¦n a Volvo y Lufthansa. "Aunque para demostrar un verdadero progreso, "BlackRock debe hacerse tambi¨¦n responsable de los productos pasivos", comenta en The Guardian Wolfgang Kuhn, miembro del grupo que promueve la inversi¨®n ¨¦tica ShareAction. Se refiere a que la mayor¨ªa de las firmas de inversi¨®n se basan en fondos indexados [siguen un ¨ªndice burs¨¢til] que replican el comportamiento de las bolsas. Pero la econom¨ªa tiene sus leyes igual de inalterables que los principios de la termodin¨¢mica. "La primera responsabilidad de una empresa es tener n¨²meros azules como herramienta social", avisa Jon Segovia, profesor de Deusto Business School. "A partir de ah¨ª podemos hablar de qu¨¦ manera".
Sin duda, urge hablar. Escuchar di¨¢logos que han llegado silenciados como si atravesaran capas de mantas. "El dise?o human¨ªstico de las organizaciones empieza porque se escuchen las voces de los grupos de inter¨¦s", reflexiona Michael Pirson, cofundador del movimiento Humanistic Management y profesor de negocios en la Universidad Fordham de Nueva York. "Un modelo de gobernanza en red puede hacer eso e incluirles en el proceso de toma de decisiones. Cooperativas como John Lewis o Mondrag¨®n tienen un sistema que protege la dignidad de todos y su bienestar". El dise?o human¨ªstico es la ¨¦tica de nuestra era. Nada tiene que ver con ganancias ni con p¨¦rdidas sino con que las empresas hagan lo correcto y hagan las cosas mejores para todos. Sin embargo tampoco pueden ser Atlas soportando el peso del mundo. "El bien com¨²n depende de la gesti¨®n de los pol¨ªticos, la funci¨®n de las compa?¨ªas es maximizar el beneficio razonable", acota Ignacio Ferrero, decano de la Facultad de Econ¨®micas de la Universidad de Navarra. Y a?ade: "La universidad es un lugar de esperanza, yo ense?o a mis alumnos a crear un mundo mejor".
Fe y caridad
Har¨¢ falta la esperanza. Pero tambi¨¦n fe y caridad. Las tres virtudes teologales. El a?o cae inclemente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prev¨¦ que la econom¨ªa espa?ola descienda este ejercicio un 12,8% al igual que la italiana (-12,8%), seguida de Francia (-12,5%) y el Reino Unido (-10,2%). Aunque el a?o que viene Espa?a recuperar¨¢ un 6,3% de su riqueza. Necesitamos fe. "Estamos viviendo la pandemia m¨¢s ligera y con menos muertos de la historia aunque, al mismo tiempo, ha sido la primera global, ya que la han sufrido m¨¢s del 90% de los pa¨ªses del mundo", subraya Guillermo de la Dehesa, presidente honorario del Centre for Economic and Policy Research (CEPR) London. Tambi¨¦n nos hace falta caridad en el mejor sentido de la palabra. "Se ha ampliado la verdad atemporal de que las personas y los beneficios est¨¢n indisolublemente unidas", indica Camille Nicita, presidenta de la consultora estadounidense Gongos. "Nuestras investigaciones demuestran que las compa?¨ªas que realmente viven su prop¨®sito centrado en el cliente aceleran el crecimiento". Es la misma electricidad que atraviesa Repsol. La empresa en su viraje verde propone conceptos como "liderazgo humanista". Pero, tambi¨¦n, "la diversidad e inclusi¨®n para lograr un entorno de trabajo agradable, motivador, participativo, donde todos puedan desarrollar su m¨¢ximo potencial", desgrana Joaqu¨ªn Hormaechea, director de Talento, Cultura y Comunicaci¨®n Interna de la energ¨¦tica.
En esta era del Antropoceno, en este tiempo del hombre, necesitamos regresar a los cl¨¢sicos. Erasmo de Rotterdam ense?¨® que la mayor expresi¨®n de talento reside en la habilidad para conciliar lo opuesto, Arist¨®teles defendi¨® la "vida buena" como aquella que se construye sobre la bondad, la belleza, la verdad y la alegr¨ªa y el fil¨®sofo austriaco Viktor Frankl (1905-1997) escribi¨® que el ser humano necesita encontrar sentido y trascendencia en todo lo que hace; si no, est¨¢ abocado a la resignaci¨®n y la p¨¦rdida del entusiasmo. Hemos visto brillar esa luz en las noches m¨¢s oscuras de la pandemia. Trabajadores de Seat fabricando ventiladores, operarios de Purificaci¨®n Garc¨ªa y Carolina Herrera confeccionando equipos para las UCI, expertos de Cruzcampo dise?ando m¨¢scaras protectoras o ingenieros de Airbus produciendo viseras de aislamiento para el personal sanitario. En este compromiso, Mutua Madrile?a va a entregar otro paquete de ayudas sociales contra los efectos del coronavirus. "Existe espacio para un capitalismo humanista, que cree y mantenga empleo estable, y que acerque todav¨ªa m¨¢s a los ciudadanos la contribuci¨®n de las empresas a la mejora social", destaca Lorenzo Cooklin, director general de Fundaci¨®n Mutua Madrile?a. El virus ha propagado preguntas nuevas. "La pandemia ha acentuado la reflexi¨®n acerca del prop¨®sito. La compa?¨ªa es un lugar donde la gente va a disfrutar parte de su desarrollo vital; no a esperar que llegue el fin de semana", narra Ignacio Ferrero. "La cercan¨ªa de la muerte ha contribuido a esta visi¨®n". Quiz¨¢ la gran ense?anza de la crisis sanitaria es que el tiempo del hombre no es un campo abierto. Tiene lindes. Empieza y termina. No resulta extensible a voluntad. "Hay que abandonar ideas preconcebidas. El motor del cambio deben ser los ciudadanos y no las compa?¨ªas. Es necesario construir una sociedad en plural", relata Joan Fontrodona, profesor de ?tica Empresarial del IESE.
No hay vuelta atr¨¢s
Pero lo que los cr¨ªticos no entienden es que el capitalismo de los grupos de inter¨¦s no es una opci¨®n. Es un imperativo. Est¨¢ sucediendo a trav¨¦s de tendencias que no tienen vuelta atr¨¢s. La concienciaci¨®n de los consejeros delegado, por ejemplo, despu¨¦s del asesinato del ciudadano negro estadounidense George Floyd por un polic¨ªa blanco, no es porque de repente los ejecutivos alcen su voz, sino porque los trabajadores con m¨¢s talento piden compromisos o abandonan la empresa. "Se trata de liderar desde el prop¨®sito. Aquellos consejeros y directivos que han apostado por la responsabilidad social corporativa saben que no es una posici¨®n ret¨®rica", comenta Ignasi Carreras, profesor del Departamento de Direcci¨®n General y Estrategia de Esade. Un eco que trae, tambi¨¦n, la voz de Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, cuando declara que "va a defender con u?as y dientes el empleo industrial en Petronor, A Coru?a, Tarragona, Cartagena, Puertollano [los cinco complejos industriales de Repsol en Espa?a], como lo hemos hecho siempre".
Esta es una visi¨®n del mundo. Una esperanza. Sin embargo, existen frases que se leen de derecha a izquierda como escrib¨ªa Leonardo. "Mientras el control de las empresas siga recayendo en los accionistas, hay pocas probabilidades de producirse un cambio real en sus objetivos: continuar¨¢n buscando el beneficio por encima de cualquier otra meta", alerta Martin Wolf, comentarista econ¨®mico del Financial Times. "Por lo tanto, la adopci¨®n de estos nuevos prop¨®sitos ¨¦ticos no har¨¢ que las compa?¨ªas consideren reducir sus ganancias. De todas formas, la asunci¨®n de estos criterios podr¨ªa persuadirlas de interiorizar una visi¨®n m¨¢s inteligente para llegar a la rentabilidad".
Todo es posible. Aunque cueste liberarse de la desconfianza. La famosa Business Roundtable ha anunciado que respalda un impuesto sobre el carbono para luchar contra la crisis clim¨¢tica. ?Verdad o lavado de imagen? La asociaci¨®n es uno de los mayores grupos de presi¨®n de Washington con un gasto cercano ¡ªseg¨²n el peri¨®dico Politico¡ª a los 7,9 millones de d¨®lares en la primera mitad del a?o. "La empresa human¨ªstica es un rebranding del capitalismo ¨¦tico que se puso de moda al principio y al final de la anterior crisis. En 2014 resurgi¨® para evitar que alguien se le ocurriera subir los impuestos a las corporaciones y destinar una parte de los elevados excedentes que estaban acumulando, gracias a la devaluaci¨®n salarial y la pol¨ªtica monetaria expansiva, a paliar la creciente desigualdad", critica Carlos Mart¨ªn, director del Gabinete Econ¨®mico de CC OO. "Ahora repiten exacto movimiento con otra letra pero la misma m¨²sica, no vaya a ser que a este Gobierno se le ocurra aproximar la contribuci¨®n fiscal de los grandes grupos empresariales a las pymes". No vaya a ser que sea el d¨ªa en que la m¨²sica muri¨®.
La estrategia de la casa naranja
Resulta imprescindible resguardar la fragilidad. Unos 700.000 trabajadores est¨¢n protegidos por un ERTE. Tambi¨¦n por algunas empresas que saben que el centro geom¨¦trico de estos meses de ¨¢lgebra complicada es el hombre. "No hay mayor error que aquellos despidos que se efect¨²an en funci¨®n de fen¨®menos que por su propia naturaleza son temporales", reflexiona, por correo electr¨®nico, Mar¨ªa Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter. "O bajar la guardia en la calidad del servicio, o en el continuo afinamiento de los precios gracias a la b¨²squeda tenaz de mayores cotas de eficiencia".
La consejera ha trazado una l¨ªnea, dir¨ªase que naranja, que delimita las dificultades propias de una era donde el virus propaga la incertidumbre pero tambi¨¦n impone la necesidad de seguir avanzado. "No hay mayor error", incide, "que desperdiciar las oportunidades que da la agudizaci¨®n del ingenio que se presenta en tiempos de escasez para buscar con ah¨ªnco la mejora continua de todo cuanto hacemos en la empresa, o sea, de todo cuanto hacen las personas en la empresa". Y recuerda.
La ¨²ltima Junta General de Accionistas del banco coincidi¨® con la declaraci¨®n del Estado de Alarma y la prioridad fueron, exclusivamente, las personas. Su salud, mantener el puesto de trabajo y seguir atendiendo a los clientes. La compa?¨ªa como casa pintada con l¨ªneas naranja.
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