Amaia Gorostiza: ¡°El Pa¨ªs Vasco es un matriarcado¡±
Jam¨¢s se le pas¨® por la cabeza presidir un club. Pero hoy Amaia Gorostiza es la ¨²nica mujer que lo hace en Primera Divisi¨®n. Tras su paso por la gesti¨®n, el Eibar quedar¨¢ como referencia de algo que trasciende lo deportivo, porque aqu¨ª lo que se cuida son los valores, m¨¢s incluso que los resultados. La empresaria se ha empe?ado en marcar en esta localidad guipuzcoana un modelo distinto al que impera en este mundo: humanizar el f¨²tbol m¨¢s all¨¢ del puro negocio y el espect¨¢culo.
Ya puede caer en el fr¨ªo invierno guipuzcoano una buena helada en el campo del Eibar que Amaia Gorostiza (Eibar, 1961), desde el palco y como presidenta del club de f¨²tbol de la ciudad donde naci¨®, no lo siente. ¡°Sufro tanta tensi¨®n que, aunque el term¨®metro diga que estamos a cinco grados, acabo en manga corta¡±. La pasi¨®n por este deporte le hizo aceptar el cargo en 2016. En los partidos vibra por dentro y dif¨ªcilmente mantiene el tipo, pero desde el despacho, en calma, aplica un sentido com¨²n a la organizaci¨®n con 500 trabajadores y jugadores en sus equipos masculinos y femeninos que van a convertir a esta empresaria vasca en modelo. ?De buenos resultados deportivos? No solo¡ Se conforma con conservar la categor¨ªa. Pero lo que realmente busca es reforzar los valores y la moral de una ciudad con 26.000 habitantes ¡ª¡°la m¨¢s peque?a de Europa con club masculino y femenino en Primera¡±, destaca¡ª dentro de un esquema que acabar¨¢n copiando muchos. ?Por qu¨¦? Porque concreta la abstracci¨®n de las buenas palabras y, junto al rendimiento deportivo, aplica calificaci¨®n objetiva en honestidad, honradez, solidaridad, disciplina. Quien suspende en esos ¨¢mbitos sale por la puerta. Ya puede ser un crack. No renueva ficha en el Eibar.
Pregunta. Michael Robinson confesaba que cada vez que ven¨ªa al estadio de Ipurua se quedaba mirando ese cartel: ¡°Otro f¨²tbol es posible¡±. ?Todav¨ªa es as¨ª?
Respuesta. S¨ª; de hecho, para nosotros es as¨ª. Tal y como lo concebimos para ese eslogan lo llevamos a cabo.
P. ?C¨®mo es el f¨²tbol y c¨®mo puede ser otro f¨²tbol?
R. Entiendo que el f¨²tbol como deporte, como espect¨¢culo y como negocio es uno y sin embargo se puede utilizar para otras cosas. Para nosotros, permanecer en Primera Divisi¨®n es capital para sustentar otras acciones.
P. ?Cu¨¢les?
R. Participar en la sociedad y devolver lo que esta nos da. Lo hacemos a trav¨¦s de nuestra fundaci¨®n con ayudas para deportes minoritarios, becas en la comarca: deportivas y de estudios. Tambi¨¦n mediante alianzas con otras fundaciones. Nos implicamos en ferias de empleo o cursos de todo tipo, desde rob¨®tica hasta gesti¨®n deportiva. Desarrollamos un ¨¢rea social importante gracias al f¨²tbol.
P. ?Tanto da el Eibar? ?Es un buen negocio para construir una sociedad mejor?
R. M¨¢s que un buen negocio, dir¨ªa que es un buen instrumento. En el Eibar contamos con 500 personas entre t¨¦cnicos, trabajadores y jugadores y jugadoras. Tenemos 26 equipos, seis femeninos y el resto masculinos, en una poblaci¨®n de 26.000 habitantes. Somos la ciudad m¨¢s peque?a de toda Europa con equipo masculino y femenino en Primera Divisi¨®n. Para nosotros esto es un gran triunfo. Adem¨¢s en este entorno, rodeados de la Real Sociedad, el Athletic de Bilbao, el Alav¨¦s y, un poco m¨¢s all¨¢, Osasuna. Junto a Navarra, aqu¨ª se concentra el 25% de la Liga espa?ola. Pero somos conscientes de que, entre todos los que entran para aprender a jugar, muy poquitos llegan a la ¨¦lite¡
P. Entre otros, David Silva.
R. Por ejemplo¡ Van a competir, a aprender, a jugar, a disfrutar, pero no solo queremos eso, entendemos que en su paso por el club puedan cargar una serie de valores en la mochila, que se lleven una ense?anza que les sirve para la vida. Valores que nos definen como club y poblaci¨®n e intentamos inculcar.
P. ?Cu¨¢les son esos, digamos, 10 mandamientos del Eibar? A ver si no titubea ni generaliza y va de lo abstracto ¡ªque nadie se cree¡ª a lo concreto. Si me convence, me hago del Eibar.
R. Te digo: nosotros tenemos un programa. Eso nos diferencia de quienes hablan de ello rimbombantemente y trabajamos uno de estos valores cada mes.
P. A ver¡
R. Honradez, disciplina, solidaridad, respeto¡ De septiembre a junio.
P. ?Qu¨¦ entendemos por honradez?
R. Fidelidad a uno mismo, a los principios de club, honestidad. Nobleza con los compa?eros y los entrenadores. Cada uno de ellos tiene una carpeta y lo eval¨²an cada d¨ªa de entrenamiento, con su ficha para cada jugador.
P. M¨¢s all¨¢ de goles, pases, rendimiento¡
R. No, no¡ No me refiero deportivamente: solo valores.
P. ?No podr¨ªa ver yo una carpetilla de esas?
R. Claro que s¨ª, te mandamos¡ Pero no solo los t¨¦cnicos eval¨²an, eh, tambi¨¦n los chavales a los entrenadores. Cada fin de mes vienen las notas y, si lo llevamos a un nivel escolar, cada trimestre se env¨ªan y se hacen reuniones con los padres. El seguimiento es continuo. Ya te adelanto que en este tiempo han salido del club tres chicos. Incluso se hace una repesca. El que no pasa la prueba se va del club.
P. ?Aunque sea un fen¨®meno? ?Un Messi?
R. Aunque sea un crack. Se va. Ya han salido, de hecho, tres.
P. ?Tres?
R. Tres. Y uno de ellos ha fichado por un club importante.
P. ?En qu¨¦ fallaron esos tres?
R. En honestidad, claramente, y en disciplina.
P. As¨ª, adem¨¢s, se puede medir el estado ¨¦tico y moral de todo un pueblo.
R. Correcto.
P. Y en esos aspectos, ?c¨®mo es Eibar? Me dicen que se asemeja a una especie de reino de taifas o rep¨²blica independiente.
R. Esta es la tercera temporada que lo llevamos a cabo. No tenemos resultados de peso, pero los datos apuntan maneras. Esta es una localidad peculiar, con gente trabajadora y disfrutona. Eibar es Eibar. Un pueblo muy solidario, pero los informes que vamos sacando nos dicen que los chicos flojean en disciplina.
P. ?Siendo vascos?
R. Siendo vascos¡ Esta es una percepci¨®n m¨ªa, pero define muy bien al pueblo eiba?rr¨¦s. Eibar ha sido un pueblo muy trabajador, muy emprendedor y muy social. Ese emprendimiento, con las sucesivas crisis y con la reconversi¨®n, cay¨®, entre otras razones, por nuestra orograf¨ªa, que no nos dejaba crecer. Muchas empresas se tuvieron que ir fuera. Fuimos cuna de la industria, pero a Durango o Vitoria se ha trasladado mucha empresa eibarresa. All¨ª hay m¨¢s espacio, es m¨¢s llano. En el pasado contamos con una inmigraci¨®n muy potente, sobre todo gallega y extreme?a. Con esa desindustrializaci¨®n, pasamos de 50.000 habitantes a la mitad y se fue deprimiendo desde los a?os ochenta. El empobrecimiento y las crisis han provocado que nos hubi¨¦ramos adormecido y deprimido. Creo que el f¨²tbol puede volver a generar moral, ilusi¨®n y ese arranque que nos caracteriza. Quiero pensar que ese arranque est¨¢ dormido, pero que no ha desaparecido.
P. Por tanto, nos jugamos aqu¨ª ¡ªyo ya me he hecho del Eibar¡ª la permanencia en Primera. Porque, si baja el club, baja la moral.
R. No seamos extremistas. S¨¦ que representamos un ave rara. Hemos estado bailando entre Segunda y Segunda B casi siempre. Pero llevamos siete temporadas en Primera. No olvidamos de d¨®nde venimos. Y cuanto m¨¢s tiempo estemos aqu¨ª, m¨¢s posibilidades tendremos de generar cosas. Pero no ser¨¢ un trauma volver a Segunda porque hemos desarrollado un m¨²sculo important¨ªsimo para subir de nuevo. El Eibar de hoy es distinto.
P. ?En qu¨¦?
R. Hacemos las cosas con sentido com¨²n, sin perder la cabeza, poniendo los cimientos importantes para lograr esto. Primero, con la formaci¨®n de la cantera. Para eso nos hace falta la adecuaci¨®n de instalaciones, no solo aqu¨ª, en Ipurua. Hemos invertido 20 millones de euros en algo que quedar¨¢ aqu¨ª, para el pueblo. Tambi¨¦n con instalaciones propias en el alto de Areitio. Eso marcar¨¢ la diferencia. Permite el desarrollo de las aptitudes de todos esos chicos y chicas que entran en el club. Somos como una familia y junto a la debilidad del tama?o tenemos una fortaleza. Cuando vienen mal dadas, hacemos pi?a e intentamos cubrir las grietas. Se lo digo a los jugadores: en un barco, por ah¨ª, por la grieta, entra el agua y es el principio del hundimiento. Hay que seguir a flote y ese armaz¨®n lo logramos juntos. No es f¨¢cil¡
P. En este campo se oye todo. Cuando escucha ciertas cosas desde el palco, ?c¨®mo lo lleva? Y cuando baja al vestuario, ?qu¨¦ les dice?
R. Al vestuario se baja cuando ganas, a felicitarles, y cuando pierdes, a subirles la moral. En el palco mantengo el tipo. Hay momentos en que sientes que te chirr¨ªan un poco las entra?as, pero ?qu¨¦ vas a hacer? Es mucho m¨¢s dif¨ªcil adem¨¢s con el primer equipo. Aqu¨ª no podemos esconder nada. Ser¨ªa asombroso que ante una entrada entre dos jugadores dijeran: ¡°?C¨¢spitas!¡±. No hay que sacar las cosas de contexto. Benditos ellos que lo pueden exteriorizar. No como yo, en el palco, donde tengo que aguantar como el palo de una escoba.
P. Como una se?ora rodeada siempre de se?ores, porque usted es la ¨²nica mujer que preside un club. Llegaron a coincidir tres: la del Legan¨¦s (Mar¨ªa Victoria Pav¨®n) y del Valencia (Layhoon Chan) tambi¨¦n. Cojea la igualdad en los palcos. ?C¨®mo marca una mujer ah¨ª la diferencia?
R. No creo que haya mucha. Quiz¨¢ tengas otras sensibilidades. En este proyecto, Construyendo nuestros valores, nos hemos sentado con varios colegios para implantarlo, depender¨¢ de cada centro, c¨®mo. Cuando yo era ni?a, nos evaluaban en educaci¨®n c¨ªvica.
P. ?En qu¨¦ colegio?
R. En las Mercedarias. Luego, en Nuestra Se?ora de la Providencia.
P. ?Siempre con las monjas?
R. Siempre, s¨ª.
P. Al hablar da usted la impresi¨®n de que podemos estar ante una soci¨®loga o una pedagoga.
R. ?Qu¨¦ va!
P. Pero es usted empresaria.
R. Lo que trato de aplicar siempre es el sentido com¨²n. Ser ambiciosos en los sue?os, pero con los pies en la tierra.
P. Se encarg¨® usted de una empresa que fund¨® adem¨¢s su madre. ?C¨®mo?
R. La funda en el a?o 1958, pero la levantan entre mi padre y ella, que se casan en 1960. Era de coletaje y fue m¨¦rito de los dos. Mi madre era una mujer fuerte, decidida, para m¨ª un gran referente. Ven¨ªa de una familia de 13 hermanos, en casa no ten¨ªan casi nada. Ella empez¨® a trabajar en el torno, con un buzo, iba de una empresa a otra y se formaba poco a poco. Cogi¨® un taller en quiebra con unos ahorrillos y cinco operarios. Comenz¨® vendiendo reportes de chapa, y ten¨ªa una moto. Precisamente as¨ª se conocieron. Mi madre iba en su moto, se par¨® en un sem¨¢foro, llov¨ªa. Mi padre volv¨ªa de los sanfermines y eran las fiestas de Zaldibar.
P. Una escena muy norte?a¡
R. Pero bonita, ?no? Cada vez que paro en ese sem¨¢foro lo pienso. ?l dej¨® todo para venirse a Eibar. Al final estaba aqu¨ª el tallercito y fue creciendo hasta llegar a ser una empresa internacional con 500 empleados y plantas en M¨¦xico, Brasil y Eslovaquia, adem¨¢s de en el Pa¨ªs Vasco y Galicia¡ Acabamos en mecanizaci¨®n. Trabaj¨¢bamos para primeros equipos de grandes marcas de autom¨®viles. Pero no vas a sacar todo esto, ?verdad?
P. Ya ver¨¦.
R. Es que forma parte de otra vida.
P. De la que se debe sentir orgullosa.
R. No te fijas, lo haces.
P. ?Qu¨¦ pas¨® con la empresa?
R. La vendimos.
P. ?Bien¡?
R. Bien, bien¡ Nos cost¨® mucho emocionalmente. Fue una decisi¨®n de toda la familia. Una decisi¨®n dura. Por una parte muy feliz, los compradores reconoc¨ªan el trabajo bien hecho. Nos aseguramos de que la empresa que la compr¨® no la har¨ªa desaparecer. Que no la romper¨ªan con criterios financieros y la convertir¨ªan en otras cosas. Esto hab¨ªa formado parte de todos nosotros. Era la vida de mis padres. Iba a decir su quinto hijo, pero no, igual era el primero. Para ellos fue duro, muy duro.
P. ?Dir¨ªa que era de aquellas empresas con alma?
R. Totalmente. Las empresas, a mi entender, deben tenerla.
P. ?Y eso se perdi¨®? ?Por qu¨¦?
R. Por muchas cosas; entre otras, por el ritmo de vida y por esto de aqu¨ª [se?ala un ordenador]. Estos aparatos rompen las relaciones personales. A m¨ª me gusta el trato, el t¨² a t¨² y con la persona que tengo delante. Da muchas m¨¢s oportunidades eso que el trato con una pantalla. Hay que transmitir alma, sentimiento y pasi¨®n.
P. ?Por hablar as¨ª preside ahora un club de f¨²tbol?
R. Uy, no.
P. ?Por qu¨¦ se meti¨® en este l¨ªo? Imagino que alguien la escuchar¨ªa decir esas cosas y pensar¨ªan en usted.
R. Lo han querido as¨ª, pero nunca en mi vida hab¨ªa planeado esto. Yo soy muy futbolera. Y del Eibar, claro, y era consejera desde 2014.
P. Pero usted no jugaba al f¨²tbol de peque?a¡
R. Yo hac¨ªa gimnasia r¨ªtmica y ballet.
P. Fina, fina¡
R. Pero en casa ¨¦ramos muy aficionados al f¨²tbol.
P. ?Sus hijos tambi¨¦n? Todos chicos.
R. S¨ª¡ De 19, 23 y 27 a?os. Aunque a¨²n no tengo edad, ya me traer¨¢n alguna nieta. Uno de ellos es futbolista profesional y estudia, juega en el Barakaldo; es el segundo. El primero es abogado; los otros, estudiando tambi¨¦n. Van bien encaminados, hay que ense?arles a buscarse la vida, no d¨¢rselo todo hecho.
P. ?Y a usted c¨®mo la educaron?
R. A m¨ª me han inculcado el trabajo, la austeridad, el no fanfarronear, la honradez¡
P. ?Justo eso que usted trata de implantar aqu¨ª?
R. Aqu¨ª no hay nada m¨ªo. Esto lo desarrolla un equipo. El Eibar no ha nacido hace cuatro a?os y, si hoy es lo que es, viene por quienes lo han llevado hasta aqu¨ª desde 1940.
P. Y el disfrute que caracteriza a los de Eibar, como dice, ?lo aprendi¨® sola? ?Qu¨¦ le gusta m¨¢s?
R. La m¨²sica¡ La ¨®pera. Me encantaba Alfredo Kraus. A mi hijo peque?o tambi¨¦n. Y canta fenomenal, pero le da un poco de verg¨¹enza.
P. ?Como a la madre! Que le da por ocultar cosas muy loables.
R. Soy muy t¨ªmida.
P. Sigamos con la lista de disfrute.
R. Los amigos, la mar, que me transmite mucha paz, el monte, esquiar¡
P. ?Y no le dar¨¢ un d¨ªa por la pol¨ªtica?
R. ?No! No me gusta nada.
P. Vale. ?Ya ha venido alg¨²n club de f¨²tbol a ver qu¨¦ hacen aqu¨ª con los valores?
R. A¨²n no. Lo hemos presentado en Madrid y Wembley, pero no.
P. ?Cu¨¢nto cree que este proyecto se debe a ser usted mujer?
R. No tanto. En Eibar, la mujer siempre ha tenido much¨ªsima fuerza y presencia. El Pa¨ªs Vasco es un matriarcado, creo yo. La gesti¨®n econ¨®mica de las familias ha estado m¨¢s en manos de las mujeres. En determinadas circunstancias y sectores se han abierto brechas, claro, pero ser mujer no es algo que me haya hecho pelear m¨¢s. Lo llevas dentro, es natural. No me he planteado nunca que deba luchar m¨¢s por ello. Soy lo que soy y se acab¨®. Cuando nos preguntan si contratamos m¨¢s hombres que mujeres, no nos planteamos eso. Buscamos val¨ªa, no un hombre o una mujer, sino la mejor persona para ese puesto. Nos equivocar¨ªamos un poco de lo contrario. A m¨ª me ofrecieron formar parte de una instituci¨®n y despu¨¦s de una conversaci¨®n larga pregunt¨¦: ¡°?Me hab¨¦is llamado porque debo cubrir una cuota o porque realmente cre¨¦is que puedo aportar?¡±. Quien me lo estaba proponiendo se puso colorao y le dije: ¡°Terminemos la comida como amigos y ya est¨¢¡±. No pretendo ser como un hombre, soy una mujer. Somos distintos. Nuestra esencia es distinta. Si fu¨¦semos lo mismo, nada tendr¨ªa sentido.
P. ?C¨®mo corregir la desigualdad entonces?
R. Tendiendo a ser complementarios, a m¨ª no me gusta hablar de esto porque debemos buscar una naturalidad. ?Por qu¨¦ ese empe?o en la diferencia?
P. ?Porque usted, por ejemplo, la est¨¢ marcando aqu¨ª, como mujer?
R. No creo que sea por eso, de verdad.
P. Diez a?os quedan lejos desde el final de ETA. ?En qu¨¦ ha cambiado la vida?
R. ?Ah! Esto ahora es el para¨ªso.
P. ?Y c¨®mo era el infierno? ?Ha quedado tan atr¨¢s como para olvidarlo?
R. No se ha olvidado. ?Qu¨¦ va! El d¨ªa que se anunci¨® ese final yo no par¨¦ de llorar. ¡°?Es mentira!¡±, dec¨ªa. Acabamos brindando. Y era cierto, entramos en el para¨ªso.
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