Van Halen: ?qu¨¦ hay de cierto en la leyenda de los M&M's marrones?
En su gira de 1982 el grupo ped¨ªa un bol de esos dulces y si ve¨ªa uno marr¨®n pod¨ªa suspender el concierto. Pero hab¨ªa un motivo detr¨¢s de ese aparente capricho
Los m¨ªticos riders. En el argot de los directos es el contrato en el que se incluyen las condiciones t¨¦cnicas y las peticiones de los artistas y de su equipo para que un concierto se celebre. Documentos que en muchas ocasiones sirven para demostrar que el artista puede pedir lo que quiera. Se conocen man¨ªas t¨¦cnicas: por ejemplo, hay pianistas que solo tocan con un determinado modelo de una determinada marca. Si llegan a la sala y es uno extremadamente parecido, pero no igual, pueden suspender la actuaci¨®n. Da lo mismo que haya 20.000 personas esperando.
Hay gente que no pide casi nada, otros piden cantidades de bebidas y comidas exquisitas que servir¨ªan para alimentar a un pa¨ªs peque?o durante una semana. Y a lo largo del tiempo se han visto todo tipo de excentricidades: Toallas negras, velas perfumadas de una marca que solo se puede comprar en una peque?a tienda en el otro extremo del mundo, camerinos llenos de rosas, espejos tapados... Las peticiones de drogas y prostitutas como condici¨®n para tocar no suelen ir por escrito, pero eso no significa que no existan. Piense cualquier capricho y es m¨¢s que posible que alguna estrella la haya pedido ya.
Hubo un momento en que Van Halen era una de las bandas m¨¢s populares del mundo. Algo que hoy que su guitarrista y fundador, Eddie van Halen, ha muerto de c¨¢ncer, muchos recuerdan. Eran exc¨¦ntricos, llamativos y todopoderosos. Y, durante muchos a?os, el ejemplo que se usaba como la estupidez caprichosa m¨¢s grande jam¨¢s solicitada por un m¨²sico fue una cl¨¢usula que el grupo incluy¨® en el rider de su gira mundial de 1982. Esta:
M&M¡¯s (ATENCI?N: NO PUEDE HABER NINGUNO MARR?N)
Si esa condici¨®n no se cumpl¨ªa, el grupo pod¨ªa cancelar el concierto, cobrando ¨ªntegramente su cach¨¦ y los costes de la producci¨®n. Un peri¨®dico lleg¨® a publicar una historia sobre ¡°los disturbios del M&M,s¡±. La noticia dec¨ªa: ¡°En Nuevo M¨¦xico el grupo caus¨® da?os por miles de d¨®lares en un recinto cuando les sirvieron M&M¡¯s marrones¡±.
Los disturbios no fueron reales, pero la cl¨¢usula exist¨ªa. En 2012, el cantante de Van Halen, David Lee Roth, explic¨® en su autobiograf¨ªa el motivo de la petici¨®n:
¡°Nos mov¨ªamos con nueve camiones de 18 ruedas, llenos de equipo, por lugares donde el est¨¢ndar era de tres camiones como m¨¢ximo. Y hubo muchos errores t¨¦cnicos: ya fuera que las vigas no pod¨ªan soportar el peso, que el suelo se hundiese o que las puertas no eran lo suficientemente grandes como para meter el equipo. Nuestro rider parec¨ªa la versi¨®n china de las p¨¢ginas amarillas por la cantidad de equipo y seres humanos necesarios para que todo fuera bien. Un peque?o ejemplo: 'Art¨ªculo 148: Habr¨¢ enchufes de voltaje de 15 amperios a una distancia de 20 pies, de manera uniforme, proporcionando 19 amperios¡'. Ese tipo de cosas".
El art¨ªculo n¨²mero 126, en medio de la nada, dec¨ªa: "No habr¨¢ M&M's marrones en el backstage, bajo pena de suspender el concierto, con el pago total al grupo".
Por eso, cuando caminaba por el backstage, si ve¨ªa un M&M marr¨®n en ese cuenco ... bueno, mejor verificar toda la producci¨®n. Seguro que iba a haber un error t¨¦cnico porque no hab¨ªan le¨ªdo el contrato. Garantizado que te encontrar¨ªas con un problema. Uno que podr¨ªa destruir todo el espect¨¢culo. Uno que, literalmente, podr¨ªa ser potencialmente mortal".
Quiz¨¢s pudieran haberlo hecho de una forma m¨¢s normal, es cierto. Tambi¨¦n se podr¨ªa argumentar que si el promotor estaba ocupado con los cientos de detalles t¨¦cnicos no considerase demasiado importante la tonter¨ªa de los caramelos. Pero, en realidad no se conoce ning¨²n concierto que la banda suspendiera durante aquella gira por esa cl¨¢usula, solo se cancelaron un par porque Eddie Van Halen se disloc¨® la mu?eca. Y fueron siete meses en la carretera desde que empezaron en Augusta (Georgia) hasta que terminaron en Buenos Aires.
A su favor hay que decir que han conseguido que la leyenda haya llegado hasta nuestros d¨ªas. Aunque la realidad fuera mucho m¨¢s prosaica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.