Espect¨¢culo can¨ªbal
A medida que pasaban las horas sin que nadie se hiciera cargo de ellos, mor¨ªan de hipotermia, de sed, de hambre, y sus cad¨¢veres eran devorados de inmediato por los que a¨²n permanec¨ªan vivos
No s¨¦ si ustedes han asistido al nacimiento de un pollo. Se trata de un suceso inveros¨ªmil. Es decir, que nos lo creemos porque sucede. De no suceder, resultar¨ªa harto dif¨ªcil otorgarle la calidad de verdad que tiene, por ejemplo, La metamorfosis, de Kafka, donde un individuo se convierte en insecto. En los primeros instantes, el huevo se agita como si alguien, desde dentro, estuviera llamando violentamente a una puerta que no se aprecia en parte alguna de la c¨¢scara. Fruto de esos golpes, el continente se empieza a resquebrajar hasta que, en una de esas, se abre y aparece un monstruo, llamado pollito, completamente mojado por los l¨ªquidos en los que han ido espes¨¢ndose sus ¨®rganos a lo largo de los 21 d¨ªas de su gestaci¨®n. Las plumas, amarillas y escasas, se pegan a la piel rosada de su cuerpo min¨²sculo.
El pollito mira entonces a su alrededor con el gesto de extra?eza que ponemos nosotros cuando nos bajamos por error en la estaci¨®n de metro que no es y durante unos segundos de espanto hemos de recomponer todo nuestro mundo espacial y geogr¨¢fico. Los pollitos se bajan siempre, pobres, en la estaci¨®n que no es. Los de la imagen fueron abandonados, junto a otros 20.000, en el aeropuerto de Barajas. A medida que pasaban las horas sin que nadie se hiciera cargo de ellos, mor¨ªan de hipotermia, de sed, de hambre, y sus cad¨¢veres eran devorados de inmediato por los que a¨²n permanec¨ªan vivos. Un espect¨¢culo can¨ªbal del que la polic¨ªa logr¨® rescatar a unos 3.000, algunos de los cuales fueron a parar a casas de acogida donde acabar¨ªan en el puchero, suponemos.
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