La covid agrava las agresiones contra las feministas en Oriente Pr¨®ximo

Solafa, Alieh, Sobnem, Hoda, Sanaa, Sepideh, Samar, Loujain, Eren, Sevval, Jila, Azza, Nassima¡­ son los nombres de algunas de las activistas encarceladas en Egipto, Turqu¨ªa, Irak, Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª. No importa el signo de sus Gobiernos. El respeto a los derechos humanos, y en particular a los derechos de las mujeres, sigue siendo una asignatura pendiente en Oriente Pr¨®ximo, donde la persecuci¨®n no ha cesado con la pandemia. Femena, una organizaci¨®n que apoya a los movimientos feministas de la zona, ha lanzado junto a otras seis entidades afines una campa?a para llamar la atenci¨®n de las dificultades que afrontan y movilizar a la opini¨®n p¨²blica en su apoyo.

¡°La presi¨®n sobre las defensoras de derechos ha aumentado en toda la regi¨®n en los ¨²ltimos a?os. Pero 2020 ha sido particularmente violento para las activistas, que est¨¢n trabajando en medio de la pandemia de covid, a la vez que lidian con la pandemia de violencia contra las mujeres, que se ha incrementado en los ¨²ltimos meses debido a los confinamientos por la nueva enfermedad¡±, declara Sussan Tahmasebi,?cofundadora y directora de Femena, en conversaci¨®n con EL PA?S. De ah¨ª que se hayan coordinado con otras organizaciones para lanzar la campa?a. El mensaje, explica, es: "Juntos podemos proteger y apoyar a las mujeres defensores de derechos humanos en la regi¨®n MENA (siglas en ingl¨¦s de Oriente Pr¨®ximo y Norte de ?frica)".

¡°Alieh Motalebzadeh cumple una sentencia de tres a?os de c¨¢rcel por promover los derechos de las mujeres. La primera vez que Alieh fue encarcelada ten¨ªa solo 17 a?os. Era 1982 durante la represi¨®n que sigui¨® a la revoluci¨®n iran¨ª. Ir¨¢n tiene que dejar de perseguir a las activistas. Libertad para Alieh¡±, resume el tuit que acompa?a al v¨ªdeo sobre su caso.

Alieh es solo una de la treintena de activistas encarceladas en Ir¨¢n de las que la campa?a tiene constancia. El temor es que como en Arabia Saud¨ª, Egipto y Turqu¨ªa su n¨²mero sea mayor porque en muchos casos sus familias tienen miedo o sienten verg¨¹enza y no lo dan a conocer. ¡°Si eres poco conocida, la noticia no aparece en la prensa y a veces ni siquiera llega a las organizaciones de derechos¡±, resume Tahmasebi. No obstante, esta activista considera que el n¨²mero de detenidas no es una forma precisa de evaluar la creciente presi¨®n sobre las defensoras de derechos en la regi¨®n.

¡°Hay numerosas mujeres que han sido condenadas a penas de c¨¢rcel, pero est¨¢n a la espera de cumplir sus sentencias. Este limbo se usa para mantenerlas calladas e inactivas. Otras son interrogadas o est¨¢n a la espera de audiencias judiciales¡±, se?ala. ¡°Una cosa est¨¢ clara, los gobiernos de esta regi¨®n est¨¢n persiguiendo a m¨¢s activistas, de forma m¨¢s sistem¨¢tica y con mayor fuerza y violencia que nunca y en muchos casos por pedir los derechos m¨¢s b¨¢sicos. Es inaceptable y tiene que acabar¡±.

Las activistas, recuerda Tahmasebi, reciben los ataques tanto de los Estados como de?grupos no vinculados a aquellos. ¡°Muchas afrontan campa?as de difamaci¨®n y desprestigio, les impiden viajar o les bloquean sus haberes. Hay quienes han sido secuestradas o v¨ªctimas de acoso judicial con detenciones preventivas o largas penas de c¨¢rcel. Algunas incluso han sido torturadas mientras estaban detenidas o les han amenazado de muerte. En algunos casos, como en Irak y Libia, han sido asesinadas¡±, se?ala.

Violencia de g¨¦nero elevada

Pero esos problemas ?no son los mismos que sufren todos los defensores de derechos, sea cual sea su sexo? Tahmasebi admite con iron¨ªa que ¡°en una regi¨®n donde la mayor¨ªa de los pa¨ªses est¨¢n bastante atrasados en cuanto a la igualdad de g¨¦nero, la persecuci¨®n de las activistas es una de las pocas ¨¢reas en las que avanzan hacia la igualdad¡±. No obstante, a las dificultades habituales las mujeres suman otras a causa de su condici¨®n.

¡°La mayor¨ªa trabajan en contextos donde la violencia de g¨¦nero es ya elevada y la discriminaci¨®n de las mujeres rampante. As¨ª que en lo personal tambi¨¦n padecen el peso de la sociedad patriarcal. Como este tipo de trabajo va contra las normas culturales, muchas familias no les apoyan ante la presi¨®n del Estado, lo ven como una deshonra. No sucede lo mismo en el caso de los hombres¡±, expone Tahmasebi. Adem¨¢s, apunta, ¡°las activistas tambi¨¦n se enfrentan a represalias por el hecho de ser mujeres y cuando son detenidas algunas sufren acoso sexual e incluso violaci¨®n¡±. A veces incluso afrontan discriminaci¨®n en el propio entorno de derechos, pues, se?ala la activista, ¡°sus demandas se centran en cuestiones sociales que son desestimadas como menores por sus compa?eros varones¡±.

¡°Arabia Saud¨ª ha adoptado reformas necesarias en los derechos de la mujer para demostrar compromiso con el progreso. Ir¨®nicamente las activistas que defend¨ªan esos mismos derechos est¨¢n en la c¨¢rcel. Tiene que liberar de inmediato a Nassima al Sada, Nouf Abdulaziz y Mayaa al Zahrani¡±, pide otro de los v¨ªdeos de la campa?a. Tambi¨¦n denuncia que, tras dos a?os de prisi¨®n preventiva, Loujain al Hathloul haya sido enviada al Tribunal Antiterrorista. ¡°Defender los derechos de las mujeres no es terrorismo¡±, subraya.

?Por qu¨¦ los derechos de las mujeres son un asunto tan delicado no s¨®lo en autocracias establecidas como Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª sino tambi¨¦n en te¨®ricas democracias como Irak y Turqu¨ªa? Las activistas ¡°cuestionan las normas de g¨¦nero y los constructos jerarqu¨ªas sociales, lo cual resulta dif¨ªcil de aceptar en lugares que tienden a ser muy patriarcales y estratificados¡±, estima Tahmasebi, que a?ade: ¡°dado que muchas activistas hablan de justicia social, los reg¨ªmenes autoritarios temen que puedan despertar sentimientos que desde hace tiempo son motivo de descontento entre la poblaci¨®n¡±.

A pesar de las declaraciones grandilocuentes de apoyo a los derechos humanos por parte, sobre todo, de los pa¨ªses occidentales, a diario queda en evidencia que est¨¢n subordinados a los objetivos pol¨ªticos del momento. Aun as¨ª, la campa?a aspira a que ¡°la atenci¨®n internacional empuje tanto a los Gobiernos de la regi¨®n como a los occidentales a adoptar una pol¨ªtica equilibrada y centrada en la seguridad humana, los derechos y la promoci¨®n de la justicia social para los ciudadanos de esta parte del mundo¡±, resume Tahmasebi. ¡°Tambi¨¦n esperamos que la ONU act¨²e con fuerza en estos temas, pero para ello necesita que sus mecanismos reciban apoyo y fondos¡±, concluye.