La literatura sobre el sexo oral data de tiempos de la Il¨ªada. Ya Homero se?alaba que las mujeres de Lesbos eran duchas en estas artes amatorias y que eso las convert¨ªa en excelentes amantes.
Si nos hubi¨¦ramos instruido m¨¢s con los cl¨¢sicos, quiz¨¢s habr¨ªamos aprendido m¨¢s f¨¢cilmente los entresijos del sexo oral, la pr¨¢ctica sexual m¨¢s deseada por hombres y mujeres; lo cual no quiere decir que sepamos practicarla. Las referencias sobre los cunnilingus son m¨¢s bien escasas, pero de Cleopatra sabemos que era una artista en estas pr¨¢cticas. En la Biblia se se?ala de un modo muy general lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal, pero en algunas comunidades de Testigos de Jehov¨¢ se tira de los Corintios 6:18 para se?alar que ¡°el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo¡±, considerando que el sexo oral es una de esas inmoralidades.
Nadie dijo que las religiones abogaran por el placer. Ninguna lo hace, de hecho.
Las terminaciones nerviosas se condensan en la entrepierna, lo que hace que ese sea el epicentro de nuestro placer, tanto en hombres como en mujeres. Ning¨²n ¨®rgano tiene tantas terminaciones como el cl¨ªtoris (m¨¢s de 8.000) y el glande (la mitad, 4.000), lo que los convierte en receptores del placer por excelencia. Y la boca es un ¨®rgano que entra en las posibilidades amatorias desde el momento en el que es con ella con la que manifestamos nuestro cari?o a trav¨¦s de los besos. Muy raro se tiene que dar para que no se vaya la lengua hacia esa parte de la anatom¨ªa cuando uno est¨¢ con la persona amada.
El caso es que aqu¨ª est¨¢. El sexo oral. Eso que supone la panacea del placer entra en nuestras relaciones sexuales; entra hasta en nuestras conversaciones. Deber¨ªamos tomarlo, entenderlo y practicarlo tanto como merece. Es la pr¨¢ctica sexual con la que m¨¢s probabilidades hay de triunfar, m¨¢s que con el coito. Si Freud levantara la cabeza y volviera a empe?arse en decirme c¨®mo deben ser mis mejores orgasmos, probablemente no llegar¨ªa tan lejos como lleg¨® en una sociedad que nunca se interes¨® por el placer de las mujeres. Andaban ocupados sucumbiendo al del hombre. Pero ahora que me lo s¨¦. Act¨²o en consecuencia.
La sex¨®loga Carol Armero insiste una y otra vez en que escuchar es la base del buen aprendizaje para hacer una buena felaci¨®n, porque cada hombre es distinto. "Te vas a encontrar el chico que quiere que se lo hagan suave y casi ni les roces. Y hay otros a los que les encanta, incluso, que le pases los dientes. Yo destacar¨ªa, si el sexo oral se lo hace una mujer, que del mismo tejido de nuestro cl¨ªtoris est¨¢ hecho su glande, una zona que hace que se exciten much¨ªsimo, con una gran cantidad de terminaciones nerviosas. Y entonces les encanta que de verdad intentemos ser Linda Lovelace, por aquello de lo mucho que ellos se contaminan de porno".
Pero, adem¨¢s, en esto del sexo oral hay una brecha de g¨¦nero. Se da por hecho que en todos los polvos hay felaciones, pero el cunnilingus en muchas citas se obvia. Repasen sus polvos, se?oras. Cu¨¢ntas veces se fueron de all¨ª sin ese placer. Claro que me refiero a esos polvos espor¨¢dicos en los ba?os de los bares. Creo que he visto m¨¢s felaciones en la calle que cunnilingus. "Las mujeres no deber¨ªan normalizar el hacer felaciones sin que les hagan sexo oral", sentencia Carol Armero. Cuando, en realidad, quienes dominan estas artes triunfan. Pocas cartas de presentaci¨®n mejores, caballeros.
Cuando hablamos de talleres para aprender a hacer cunnilingus, en realidad se trata de todo un estudio del placer de la vulva. Un placer invisibilizado hist¨®ricamente en detrimento del que pudiera provocar el coito. La nueva masculinidad aprende el secreto de su ¨¦xito. Nos pasamos los tel¨¦fonos de los mejores en eso, se?ores. La vulva tiene un cl¨ªtoris, pero tambi¨¦n los labios, el perineo, los pliegues de la carne... T¨®mense el tiempo que necesiten, porque esto se llama disfrutar. Como afirma Ana Lombard¨ªa, sex¨®loga que imparte talleres de placer vulvar, "ser¨ªa muy complicado hablar del tiempo que se tarda en obtener un orgasmo porque hay mujeres que tardan muy poco y otras que necesitan m¨¢s". Incluso a lo largo de nuestra vida ocurre que la sensibilidad de los primeros cunnilingus no es la de los de la madurez. "Y no es solo centrarse en el cl¨ªtoris, por muchas terminaciones nerviosas que tenga", afirma la terapeuta. "No tienes por qu¨¦ conseguir el orgasmo de una vez. Juega, cambia, interc¨¢mbialo. Haz que la excitaci¨®n sea m¨¢xima. Disfruta con tu boca de lo que haces. Haz que cada beso sea diferente. Y no tienes por qu¨¦ empezarlo y acabarlo. Hazlo todo el rato con muchas cosas m¨¢s".
Siempre le agradecer¨¦ a Chus Guti¨¦rrez que, siendo mujer, se atreviera a firmar aquel Sexo oral (1994). Lo mejor que puede pasarnos es que hablemos de sexo. Para que aprendamos, de una vez, a follar bonito.
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