Un pa¨ªs en el div¨¢n

Paseas. E intuyes tristeza en los rictus de los rostros ocultos tras las mascarillas. Ves tiendas, bares, restaurantes cerrados y sabes que muchos de ellos ya no abrir¨¢n. Te paras en centros sociales y ves los cronificados pobres de siempre a los que ahora se suma gente bien vestida propietaria de peque?os negocios arrasados por la pandemia. Solo los adolescentes parecen inmunes a la tristeza.

Conversas. La enfermera te dice al acabar su trabajo que lo del coronavirus en la UCI es dram¨¢tico, y enciende un cigarrillo y se enjuga una l¨¢grima y musita; "es muy triste, Jos¨¦, coger la mano del que va a morir y dejarla pronto porque otra mano te est¨¢ esperando". Hablas con gentes que se alinean en un lado de la barricada ideol¨®gica y con las que se alinean en otra y con gentes no atrincheradas en ninguna de las dos, y concluyes que son mundos irreconciliables (la lengua, otro problema) que discuten sin escucharse y solo parecen coincidir en dos temas: 1) En definir al expresidente Quim Torra como una figura pat¨¦tica. ¡°A Torra no le hac¨ªa caso ni el Tato¡±, me dijo un exconseller convergente. 2) En ver con simpat¨ªa la figura de Trapero, restituido como major de los Mossos d¡¯Esquadra tras una peripecia judicial a la que le empuj¨® el delirio de una c¨²pula pol¨ªtica que hoy se reparte entre gente injustamente en la c¨¢rcel y los que se exiliaron sin afrontar la responsabilidad de meter al pa¨ªs en un l¨ªo. ¡°Que los Mossos dejasen de ser dirigidos por un profesor de Derecho Constitucional, Jan¨¦, y pasaran a ser dirigidos por un activista, Forn, fue un problema para Trapero¡±, seg¨²n otro exconseller convergente.

Meditas. Y llegas a la conclusi¨®n de que Catalu?a est¨¢ tumbada en un div¨¢n a la espera, como personajes de Samuel Beckett, de que llegue un Godot que de momento no se sabe qui¨¦n puede ser ni siquiera si llegar¨¢. Hoy, en un pa¨ªs asolado por la crisis econ¨®mica y la emocional, la gente espera. Hay quien lo hace pregunt¨¢ndose c¨®mo se ha llegado a esto, y los hay como la mujer de la residencia que, mientras espera con serenidad lo inevi?table, su muerte en plazo breve, se sigue pintando los labios con el carm¨ªn rojo de siempre antes de ponerse la mascarilla. Mientras, la palabra Catalu?a en los labios, gente sin escr¨²pulos usa el tr¨¢fico de influencias para ganar dinero con la pandemia.

Recuerdas. Hubo un tiempo en el que Jaume Lor¨¦s y Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n escribieron a cuatro manos el guion de una pel¨ªcula sobre el F¨²tbol Club Barcelona. El guion terminaba, s¨ªmbolo de la Catalu?a en crisis en a?os de franquismo, con el Bar?a sepultado bajo la monta?a de Montserrat, que se desmoronaba. No hubo pel¨ªcula. Los que deb¨ªan pagarla dijeron que con el Bar?a y Montserrat, s¨ªmbolos de Catalu?a, no se hac¨ªan bromas. Hoy, f¨²tbol y catolicismo est¨¢n en crisis y proliferan el vac¨ªo y las sectas.