Quim Torra: el viaje de un hombre gris hacia la intransigencia salvaje

¡°Acabas de hundir a Winterthur Asistencia en el mismo momento de su nacimiento¡±, le dice con sorna en 1997 el presidente del potente grupo asegurador para Espa?a y Portugal, el legendario Josep Cerc¨®s, a su empleado. Este es Quim Torra, uno de los tres abogados de la secretar¨ªa general, que dirige Frederic Boix. Sucede que la presentaci¨®n p¨²blica de la nueva filial que acababa de protagonizar el letrado treinta?ero ha sido ¡°mon¨®tona, gris, aburrida¡±, rememora uno de sus colegas.

Mon¨®tono y gris. Torra es una sombra de sus jefes en el mundo del seguro. De sus h¨¦roes pol¨ªticos de los a?os treinta, republicanos y secesionistas, ese universo minimalista en el que mentalmente habita. De su particular ma?tre ¨¤ penser, el periodista de entonces Eugeni Xammar, brillante y pol¨¦mico. De su medio prima y jefa de ?mnium, la seductora activista s¨²bitamente fallecida Muriel Casals, a la que dedic¨® una hagiograf¨ªa encendida y mit¨®mana (¡°Muriel Casals i la revoluci¨® dels somriures¡±, P¨°rtic 2016). Del rocambolesco Carles Puigdemont, quien le design¨® para presidir la Generalitat, y de quien prometi¨® ser mero vicario en la tierra de las cosas tangibles.

Es un lector de amplio espectro y curiosidad, un hombre culto, pero no un intelectual, nunca aspir¨® a construir ni un sistema ni un m¨¦todo ni una revisi¨®n de las falsas verdades establecidas. Es un prol¨ªfico escribidor con media docena de libros publicados, pero no un ide¨®logo. Sabe muchas cosas, pero solo practica una idea, solitaria y exclusiva: el obsesivo sue?o de una Catalu?a separada. Es un cat¨®lico practicante, pero ¨¢cido y corrosivo con sus rivales. Es un pertinaz activista en los turbulentos c¨ªrculos soberanistas del segundo decenio de este siglo: pero no un l¨ªder, si acaso por azar ef¨ªmero o sorprendente ¡°carambola¡±, resume un compa?ero de fatigas. Es un gran t¨ªmido, irascible en ocasiones, ¡°enrojece¡± por ambos motivos, timidez y rabia contenida, describe un compa?ero de trabajo. Cultiva la iron¨ªa brit¨¢nica, incluso sobre s¨ª mismo, esa virtud que ayuda a digerir tanto fracaso y tan impenitente pulsi¨®n divisiva. Cort¨¦s y hasta encantador en la distancia corta; inel¨¢stico y ofensivo en la esfera p¨²blica. Nadie mejor que ¨¦l para calificarse: ¡°Cada d¨ªa me siento m¨¢s llevado hacia la ribera de la intransigencia m¨¢s salvaje¡±, escribe (¡°Honorables, cartes a la p¨¤tria perduda, Gregal, 2011). ?Acaso no ser¨¢ cuando la mera intransigencia se eleva hasta lo? salvaje el instante en que entronca con el fanatismo?

?l mismo se define como un individuo de ¡°pose aburrida, de acelga y de poca cosa¡± en uno de sus libros

Quiz¨¢ porque su perfil se fragua de puntillas y porque a diferencia del coronel Francesc Maci¨¤ ¡ªel fundador de la Generalitat contempor¨¢nea¡ª?no tiene quien le escriba, Quim Torra (de 57 a?os), es el president m¨¢s desconocido de la historia contempor¨¢nea, junto con Josep Irla, esforzado hombre del exilio ¡ªverdadero¡ª?de la postguerra. El gran p¨²blico apenas sabe de su historia profesional, como apenas conoce su trayectoria vital antes de su sonado aterrizaje en la pol¨ªtica catalana¡­ y a su pesar, espa?ola.

Burgues¨ªa rural

?De d¨®nde viene? La familia procede de Santa Coloma de Farners, en la Girona profunda. De Can Pau Ferrer: los antepasados fueron herreros. El abuelo Josep Maria es ¡°un hombre de la Lliga¡± (Regionalista, de Enric Prat de la Riba y Francesc Camb¨®), describe el nieto en Honorables. Uno de ¡°aquellos propietarios rurales de cuatro mas¨ªas¡± y terrenos, de rezar el rosario todos los d¨ªas, ultrarreligiosos y conservadores, que eran ¡°se?ores y con toda naturalidad ejercieron de tales¡±, se ufana el nieto. Pero el abuelo exhibe m¨¢s dureza en la cuesti¨®n territorial que un regionalista, va de patriota. Se exalta en 1909: ¡°todo el amor que siento por Catalu?a, la ¨²nica patria m¨ªa¡­ por la cual siento en mi pecho un odio tan grande, divino, insaciable, hacia sus enemigos¡±.

Joaquim, el padre, entra de ingeniero en una potente textil, la SAFA (Sociedad An¨®nima de Fibras Artificiales) y trabaja en ella de directivo toda su vida. Se instala en Blanes, la poblaci¨®n costera donde funciona la f¨¢brica desde 1923, con su mujer, Carme, nacida el 14 de abril de 1931 [d¨ªa de la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica], oportuna fecha para la mitoman¨ªa de su hijo m¨¢s famoso. Quim nace ah¨ª. Joaquim padre es muy le¨ªdo, se enfrasca en la Bernat Metge, la m¨ªtica colecci¨®n de cl¨¢sicos griegos y latinos en catal¨¢n promovida por el mecenas Camb¨®, pero tambi¨¦n le entra el gusano de la pol¨ªtica. Acaba en la Converg¨¨ncia de Jordi Pujol, por la que ser¨¢ elegido en los noventa concejal de Santa Coloma y desde la que se ir¨¢ radicalizando, esa marca de la casa.

Tienen cuatro hijos: Montserrat, Josep, Pere y Quim, el president. Montserrat es m¨¦dica en el pueblo de origen. Y Pere se cas¨® con la ruda activista Rut Carandell, de Reagrupament ¡ªvieja escisi¨®n extrema de Esquerra¡ª, que aspir¨® en vano a liderar el partido republicano, y ha sido gran influencer del hoy president. Tras las ¨²ltimas municipales, ambas protagonizan un sonado esc¨¢ndalo en el ayuntamiento de Santa Coloma, al retirar el cuadro oficial del hermano, que preside la sala de plenos, en protesta por el pacto transversal que han protagonizado posconvergentes y socialistas. Reputan a estos de enemigos de la patria desde la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. Lograr¨¢n por las bravas revertir el acuerdo.

Jesuitas en Barcelona

Es un hombre culto, curioso, pero no es un pensador, nunca aspir¨® a construir ni un m¨¦todo ni un sistema

Mucho antes, cuando Quim cumple once a?os, los Torra se trasladan de Blanes a Barcelona. Es la burgues¨ªa media de origen comarcal que ¡°se barceloniza¡±, con piso en la zona alta, si bien en la sombr¨ªa calle Pr¨ªncipe de Asturias. Con sus hermanos, se educa en el Sant Ignasi, el colegio de los jesuitas de Sarri¨¤, cl¨¢sico de la gent b¨¦. Todos recuerdan hoy que militaba en el reducido n¨²cleo que ¡°siempre hablaba catal¨¢n¡±. El tri¨¢ngulo encabezado por Carles Boix, y completado por Ramon Mulleras, fallecido joven. Boix, hoy profesor de Ciencias Pol¨ªticas en Princeton, ser¨¢ animador del colectivo Wilson, de intelectuales y economistas secesionistas pero ¨Cparadoja¨C?cosmopolitas. Participar¨¢ en el Consell Assesor per a la Transici¨® Nacional de Artur Mas al inicio del proc¨¦s. De chaval, Boix es estrella e ide¨®logo de la pandilla escolar. Y uno de los alumnos m¨¢s brillantes de la clase, con V¨ªctor Moreno o Manuel Montobbio.

A su lado, Torra ¡°no destacaba¡±, cumple con los estudios pero ¡°sin matarse¡±, ¡°no era genial pero s¨ª competente¡±, recuerda un condisc¨ªpulo. ¡°Era muy t¨ªmido¡±, sin llegar a ¡°apocado¡±: ¡°un estudiante de buen nivel, aunque no muy alto¡±, explica a Ideas su tutor de Lat¨ªn, el anciano jesuita Ignasi Vila. ¡°Yo le dejaba sentarse en la ¨²ltima fila del aula, reservada para quien no alborotase¡±, a?ade. Y afloran obsesiones raras, aunque inofensivas, como reseguir con el ¨ªndice, mientras camina, las l¨ªneas rectas de los dibujos incrustados en las paredes de los pasillos de la inmensa mole del colegio, recuerdan otros, al igual que algunos evitan pisar las cruces formadas por las junturas de los azulejos del suelo. Por no destacar, no destaca siquiera en lo que de mayor ser¨¢ su pasi¨®n, escribir. Ni siquiera participa en el concurso literario Sant Jordi del colegio.

Recala en la Universidad Aut¨®noma (UAB) para estudiar Derecho, esa carrera tan adecuada cuando ¡°careces de una vocaci¨®n definida¡±, ironiza un compa?ero de pupitre. Acaba de conocer a Carola Mir¨®, que ser¨¢ su mujer. Ocurre que Quim es un joven ¡°muy religioso, pero sin exagerar, no un meapilas¡±, describe un ¨ªntimo de la ¨¦poca. Frecuenta la Berchmans, la antigua congregaci¨®n mariana, donde se cultiva un cristianismo que ¡°hoy seguir¨ªa siendo moderno, pues la obediencia contra la propia conciencia nunca se cultivaba all¨ª¡±, rememora con nostalgia para este reportaje el m¨¢s cercano de sus cu?ados, Ignasi Mir¨®.

Y ah¨ª y en Sarri¨¤, en el ¨²ltimo curso escolar, el COU, coincide con Carola. Se prendan. Se casan entre un ba?o de amigos en el balneario de Santa Coloma ¡ªsiempre la llamada de la terra¡ª y disfrutan la vida. ¡°Poca gente ha tenido la suerte de vivir una infancia tan despreocupadamente feliz como yo, hasta el hecho de haberla alargado hasta los 28 a?os¡±, reconoce Torra en Ganivetades su?sses?[Navajazos suizos] (editorial S¨ªmbol, 2007). Pero con cierta sobriedad. Carola y ¨¦l se pasean por Europa: ¡°Recuerdo un viaje en bicicleta con los amigos, que ten¨ªan muchos, por los Pa¨ªses Bajos, ¨¦l montaba los ¨¢lbumes y los reportajes, con mucha gracia y sentido del humor¡±, desgrana el cu?ado Ignasi. Tendr¨¢n tres hijos, Carola (27 a?os), Guillem (25) y Helena (23), que acabar¨¢n siguiendo los pasos de sus mayores, acerc¨¢ndose a los Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica (CDR), o integr¨¢ndose en ellos, desde 2017. Y algunos sustos de salud, soportados con discreci¨®n.

¡°Querer ser espa?ol es consustancial a vivir en un dolor de cabeza permanente, no quiero m¨¢s migra?as¡±, escribe

Tanto los Torra como los Mir¨® son tribus desahogadas. Pero el estatus medio de aquellos brilla menos que el del patriciado urbano de varias generaciones representado por la familia de su mujer. Familia numerosa (Carola tiene cinco hermanos: Joan, Maria, el propio Ignasi, Xavier y Georgina) con residencia junto al Putxet, empresa hist¨®rica rentable ¡ªla ¨²nica fabricante de blondas de pasteler¨ªa, esos mantelitos troquelados de papel¡ª, respetable torre/segunda residencia en Cabrils, junto a las playas del Maresme barcelon¨¦s, aficiones a clubes deportivos de post¨ªn, como el Real Club de Polo.

Aunque el paso del tiempo todo lo desgasta. Tambi¨¦n esos bienestares. Y se abren l¨ªneas de fractura familiar a cuyas volutas ¨¦l no es ajeno. A su toma de posesi¨®n como president el 17 de mayo de 2018 solo asisten dos hermanos de Carola, Joan y Georgina. La causa de los desafectos privados es t¨ªpica, el reparto de la herencia empresarial y la complicada gesti¨®n de la misma: entre la propiedad de los activos y sus rentas. Pero tambi¨¦n media la ideolog¨ªa. ¡°Algunos de los Mir¨® son de bandera espa?ola¡±, retrata una amiga, ¡°y se distanciaron, ya no hablan de su pariente porque no quieren que se sepa que son familia¡±:

"Yo hace a?os que no me hablo con Quim, ni tampoco hablo de ¨¦l", certifica a este diario, por tel¨¦fono y en tono tajante, un familiar directo.

Abogado de seguros

Rebobinemos. Pues antes de la pol¨ªtica y las fracturas hubo una vida profesional c¨®moda y bien retribuida. Cuando Quim Torra termina Derecho encuentra empleos menores en la administraci¨®n local gerundense. Penumbra de donde le saca Winterthur, mediante conexiones familiares/amicales, en 1987. Ah¨ª cumplir¨¢ dos decenios, hasta final de 2006. El grupo asegurador suizo es un gran grupo, lleg¨® a las primeras posiciones del podio en Europa y al liderazgo de las compa?¨ªas extranjeras en Espa?a. Sali¨® de ¨¦l con pena, sin gloria y tras una accidentada doble compra, primero por Cr¨¦dit Suisse en 1997 (que quiso vincular las tareas de los seguros a su negocio bancario diario, sin ¨¦xito) y despu¨¦s por la francesa AXA (que pretendi¨® centralizar las actividades y luego tuvo que rectificar), en 2006.

¡°No tenemos l¨ªder, solo le obsesiona la independencia¡±, cuenta un miembro del Govern

Esos dos decenios configuran un trayecto sin relieve del abogado. No por constituir un alto secreto, sino por ¡°gris¡± ¡ªen negativo¡ª , o en positivo, por ¡°discreto¡±: ¨¦l mismo se define como alguien de ¡°pose aburrida, de acelga y de poca cosa¡± (Ganivetades su?sses). Es el genotipo hu¨¦rfano de an¨¦cdotas. El legendario Cerc¨®s ¡ªde ¨¦l escribe Torra que ¡°convert¨ªa en oro todo lo que tocaba¡±¡ª le recuerda hoy para EL PA?S?como un profesional ¡°ordenado, cumplidor, que no creaba problemas pero tampoco era el m¨¢s brillante¡±. Contra lo que se ha escrito, no se dedicaba a vender seguros. ¡°No vendi¨® uno en toda su vida¡±, ni ¡°tampoco fue miembro del equipo de direcci¨®n¡±, precisa. Su trabajo era representar a la empresa en adquisiciones inmobiliarias (los aseguradores las usan para constituir reservas), redactar contratos, preparar patrocinios, escribir el orden del d¨ªa del comit¨¦ de direcci¨®n, tomar notas, levantar acta: ¡°Nunca interven¨ªa¡­¡±. Era ¡°respetuoso y culto¡± y para Cerc¨®s supuso ¡°una gran sorpresa¡± su destape pol¨ªtico.

Especialmente por su modo intempestivo, como vicepresidente de ?mnium en 2015, como diputado indepe tras el refer¨¦ndum del 1-O de 2017 en la escuder¨ªa posconvergente, como sucesor del hombre de Waterloo al frente de la Generalitat. ¡°Este no es mi Torra, que me lo han cambiado¡±, confiesa Cerc¨®s que se dijo a s¨ª mismo entonces. Otros colegas coinciden: ¡°Sab¨ªamos que era catalanista, pero pens¨¢bamos que m¨¢s bien del tipo moderado-conservador, cercano a Uni¨®¡±, el partido democristiano. ¡°Cuando leo las cosas que hoy escribe, en esos tuits¡­ no identifico a mi viejo amigo¡±, zanja ante un caf¨¦ humeante su jefe directo en el departamento de Comunicaci¨®n, Carles Flo.

Torra trabaja en Winterthur hasta el 31 de diciembre de 2006, generando un misterio, el de su final. Acaba mal, pero circulan dos versiones de lo acontecido. Una es ben¨¦fica. El nuevo consejero delegado espa?ol tras la adquisici¨®n del grupo por AXA, Javier Agust¨ªn, ¡°le ofrece, y se la ofrece seriamente, la subdirecci¨®n de la compa?¨ªa de seguros online, ¨¦l pregunta que desde d¨®nde, le dicen que desde Madrid y Torra responde que desde Barcelona o nada, y es nada¡±, detalla Frederic Boix. ¡°?l era muy poca cosa y le invitan a marcharse, ya se sabe que las empresas se avienen luego a decir que la salida fue pactada y voluntaria¡±, concluye otra versi¨®n menos amable. EL PA?S pidi¨® entrevistarse con Torra para ampliar datos, pero este no contest¨®.

La salida exhibe aristas y acarrea angustias. Carles Flo, que se va antes que ¨¦l de la empresa tras los nuevos aires tra¨ªdos por AXA, mientras Torra resiste, le pregunta un d¨ªa:

¡ª Pero ?qu¨¦ haces ah¨ª todav¨ªa?

¡ª Me elevo y me miro desde arriba y me veo como un m¨ªster Bean y me sorprendo.

¡ª Pues escribe un libro.

¡ª Cada d¨ªa podr¨ªa escribir uno.

¡ª Pues plega, d¨¦jalo. ?Por qu¨¦ aguantas?

¡ª En eso pienso cada noche.

El propio Torra valida las dos versiones en sus escritos. Reconoce que le ofrecieron ¡°un extraordinario empleo¡±, aunque unos cuantos colegas barceloneses ¡°ya lo hab¨ªan rechazado antes¡± y que era en la capital. Y ¨¦l reiter¨® su ¡°disponibilidad a trabajar en cualquier lugar del mundo, excepto en Madrid¡±, escribe en el autobiogr¨¢fico Ganivetades su?sses, dedicado a destripar la cultura organizativa de las grandes multinacionales. Y a explicar sus avatares de joven prometedor destinado un a?o largo a reciclarse en Suiza, en el programa Senior Manager Talent para industrializar servicios financieros; y para dise?ar el despido de hasta 500 directivos de la multinacional en todo el orbe. Present¨® a ese programa varios proyectos, todos rechazados. Y sangra por la herida de las v¨ªctimas: ¡°No tuvieron el valor de decirme que me desped¨ªan, habr¨ªa sido facil¨ªsimo encontrarme un trabajo, pero ?por qu¨¦? ?Para alguien que no les importaba nada?¡±.

Con la copiosa indemnizaci¨®n de AXA vuelve a Barcelona y funda una minieditorial, A Contra Vent, donde rescata del olvido autores republicanos y catalanistas de los a?os treinta. Cosecha as¨ª cierta notoriedad en el universo nacionalista m¨¢s rotundo, al que --mientras edita a otros autores y escribe fren¨¦ticamente sus principales libros-- se acerca con fruici¨®n con art¨ªculos y pululando en ef¨ªmeras adscripciones partidistas: al Reagrupament de Rut Carandell, al grupo democristiano secesionista de El Mat¨ª Digital, al colectivo Sobirania i Just¨ªcia, a la Fundaci¨®n Catalunya Oberta, del luego condenado por corrupto Llu¨ªs Prenafeta, mayordomo de los enjuagues de Pujol...

Aunque eso no le reporta ganancias materiales. Y en la editorial no hace m¨¢s que perder dinero: la cosa ¡°dura un cierto tiempo, hasta la ruina absoluta¡±, reconoce. O sea, hasta que su esposa, con su pragmatismo de maestra, le formula un ultim¨¢tum:

¡ª ¡°El recreo se acab¨®¡±.

Ganapanes y ca¨ªda de Saulo

Y se acaba su ruinosa trayectoria empresarial. As¨ª que, mientras se encarama a las organizaciones activistas Assemblea Nacional Catalana y ?mnium Cultural, busca colocaci¨®n, y la encuentra, en el Ayuntamiento de Barcelona del convergente Xavier Trias, en 2011/2012. Primero como gerente de Foment de Ciutat Vella, un chiringuito para la gesti¨®n de obra p¨²blica en el casco antiguo: de sus aportaciones al bien com¨²n, si existieron, nadie se acuerda. Y luego como director del Born Centre Cultural, el espacio arqueol¨®gico que aflor¨® las ruinas de los bombardeos de 1714 por las tropas de Felipe V. Lo convierte en su 300 aniversario y gracias a la t¨®pica celebraci¨®n funeraria, en santuario eleg¨ªaco del nacionalismo, al que bautiza, con af¨¢n sobreadjetivador, como ¡°la zona cero¡± de la resistencia catalana contra el Estado.

Al sustituir la comunera Ada Colau a Trias en 2015, pierde ese p¨²lpito. Encuentra ganap¨¢n en un fantasmag¨®rico Centro de Estudios de Temas Contempor¨¢neos creado por el conseller de Exteriores Ra¨¹l Romeva, ¨²til para asegurarle un sueldo. Y ya se catapulta, tras el refer¨¦ndum ilegal del 1-O, como parlamentario posconvergente en las elecciones del 21-D de 2017 y luego como presidente vicario del fugado Puigdemont, episodios bien conocidos.

Entre todas estas peripecias se alza otro gran misterio de su trayectoria. ?Cu¨¢ndo Torra, como Saulo, cae del caballo? ?Cu¨¢ndo de cris¨¢lida moderada se transforma en adulto radical? Se origina, s¨ª, en una base nacionalista antigua, familiar. Fragua, s¨ª, sobre una enfebrecida pasi¨®n libresca, labrada en hemerotecas, de textura rom¨¢ntica, de ribetes fetichistas, anclada en la nissaga (la estirpe, el linaje, la saga) nacional, en la tribu familiar, en el universo de la mas¨ªa: ¡°Yo soy catalanista porque un d¨ªa aqu¨ª vivieron unos hombres que me interpelan, que me llaman a seguirlos, que me exigen fidelidad a una tradici¨®n, a una lengua y a un pa¨ªs¡±, sentencia.

¡°Es un pol¨ªtico de los a?os treinta, los libros que publica son su biograf¨ªa¡±, ilumina Carles Flo. Torra habita en las sombras y ¨¦l mismo se va dibujando como una de ellas. Sue?a con la ¡°Catalu?a imposible¡± que el franquismo tritur¨®. M¨¢s a¨²n: ¡°He quedado atrapado, tanto o m¨¢s que nuestro pa¨ªs por Espa?a. No puedo dejar de so?ar con ello. Cada vez que pasa algo en la actualidad veo en ella la sombra del pasado; cada pensamiento de hoy me parece que ya lo hab¨ªamos formulado antes; cada reflexi¨®n pol¨ªtica la leo mentalmente como si hubiese sido ya publicada¡± en los diarios y revistas de los a?os treinta, se justifica.

Pero hay un largo instante clave: el ¨²ltimo a?o y pico ¨Cque termina a final de 2006¨C?destinado en Suiza. Es una cu¨¢druple crisis, de desconciertos y descubrimientos: desaparece su Winterthur a manos de AXA; pierde su empleo; le sobra tiempo para ¡°otear la potencia de un peque?o pa¨ªs¡± y ¡°compararlo con el nuestro¡±, silabea un correligionario; y descubre profundamente al periodista Eugeni Xammar, fallecido en l¡¯Ametlla del Vall¨¨s en?1973.

Torra est¨¢ en Suiza; su familia, en Barcelona. ?l forma parte del programa Senior Talent Manager, que pretende formar cuadros y fijar lealtades. ¡°All¨¢ dispone de mucho tiempo libre, da vueltas en tren, rastrea a Xammar en los archivos de la Sociedad de Naciones de Ginebra y decide recuperar su memoria y la de otros periodistas de la Rep¨²blica con los que se siente rom¨¢nticamente identificado, hasta el fetichismo¡±, constata uno de sus compa?eros. ¡°Su punto de no retorno es Xammar¡±, coincide un condisc¨ªpulo del cole. Y lo confiesa el propio afectado: ¡°Yo me ganaba la vida de forma decente, dir¨ªa incluso que espl¨¦ndidamente decente, una mujer que me quer¨ªa, unos hijos encantadores, unos amigos sol¨ªcitos. Pero [se dirige a Xammar] tuvisteis que pasar vos a mi lado, gui?arme el ojo y llevarme de la mano al m¨¢s peligroso de los mundos posibles: la Catalu?a imposible. Amigo m¨ªo, no tendr¨ªais que haberlo hecho¡±, le reprende cari?osamente en su apunte biogr¨¢fico.

Xammar es uno de los tres grandes periodistas catalanes de la preguerra espa?ola, con Josep Pla y Gaziel. A diferencia de su ¨¦mulo, ha cultivado la amistad de espa?oles no catalanes, Luis Araquistain, Julio Alvarez del Vayo, Julio Camba, Salvador de Madariaga, Chaves Nogales¡­ Cosmopolita, pasa casi toda su vida fuera: Londres, Par¨ªs, Berl¨ªn, Buenos Aires, Ginebra¡­. Y escribe en catal¨¢n (para La Publicitat y La Veu de Catalunya) pero tambi¨¦n en castellano (para El Sol, el Heraldo de Madrid y Ahora). Es un monstruo del oficio, ¨¢gil, sagaz, sard¨®nico. Sus cr¨®nicas de entreguerras sobre Alemania, desde Berl¨ªn, capital de la Rep¨²blica de Weimar (El huevo de la serpiente, Acantilado, 2005) fundan ¨¦poca.

Al mismo tiempo, es un piernas, un fr¨ªvolo. De ¡°carcamal¡±, le tilda el propio Torra. El d¨ªa del golpe de Estado?de Hitler, en la cervecer¨ªa B¨¹rgerblaukeller de M¨²nich, el 8 de noviembre de 1923, Xammar y Pla se embriagan en la cervecer¨ªa contigua, seguramente trabajando en sus traducciones tramposas ¨Cese recauchutado de otras anteriores¨C de un libro ruso, la ?tica de Kropotkin. Y pese al estr¨¦pito y los tiros, ni se enteran. D¨ªas despu¨¦s realiza con su amigo una entrevista a Adolf Hitler, y la publica el d¨ªa 24 . Acarrea una tremenda primicia hist¨®rica: el plan para ¡°eliminar a los jud¨ªos, si queremos que Alemania viva¡±. Pero no la rescatan ni la complementan en sus memorias, tampoco en sus textos posteriores. Algunos apuntan a que ese olvido delata que fue inventada, algo dif¨ªcil, dada la primicia, que era entonces poco adivinable. Otros, que le avergonz¨® tratarlo de mero payaso: seg¨²n ¨¦l, Hitler era ¡°el necio m¨¢s sustancioso, sin medida ni freno¡±. Y aunque sin mucha culpa porque nada de eso parec¨ªa entonces veros¨ªmil, frivoliza: ¡°Sus ideas sobre el problema jud¨ªo son claras y divertid¨ªsimas¡±.

Pero Xammar es tambi¨¦n un militante republicano y un patriota que se radicaliza en el nacionalismo de la derrota exiliada. Sobrevive organizando congresos para la Sociedad de Naciones, trabajando en la Embajada de la Rep¨²blica Espa?ola en Par¨ªs, poniendo orden en la modesta Generalitat trasterrada, traduciendo para la ONU en Ginebra o coordinando un equipo de la agencia Associated Press, su mejor empleo. Y que siempre encuentra tiempo para conspirar con quien se deje, al servicio de ¡°la restauraci¨®n del sentimiento de dignidad nacional en Catalu?a¡±. Pues bien, sin su cosmopolitismo, sin amistades en toda Espa?a parangonables a las suyas, sin su oficio y sin su capacidad conspirativa, Torra se convierte a la religi¨®n del anciano de l¡¯Ametlla: ¡°Soy un enfermo de la gripe xammariana en estado terminal¡±, se autosentencia, ir¨®nico.

Ideas agresivas

A este maestro es a quien dedica su libro m¨¢s ambicioso, una biograf¨ªa correcta y esforzada (Periodisme? Permetin, S¨ªmbol, 2008), aunque de alcance inferior a las antolog¨ªas xammarianas de Acantilado y a su trepidante libro de memorias (Seixanta anys d¡¯anar pel m¨®n, Quaderns Crema, 2007). Pero a diferencia del maestro, Torra, que domina bien el arte de escribir, tropieza en un sentimentalismo lacrimoso, a veces cursi, sobre todo cuando se dirige a los muertos como si hablasen desde la ultratumba. Y en otras ocasiones, destella en las sub-ideas de la ofensa, la arremetida y la inquina.

Si se espigan solo frases de sus libros, que se suponen m¨¢s reposados que los tuits, discursos y entrevistas, sorprende ya su agresividad formal y conceptual. As¨ª, fustiga a los pactistas como ¡°apolegetas del seny, catalanistas al ba?o mar¨ªa, regionalistas encogidos y jorobados, eternos diplom¨¢ticos provincianos de los pactos de renuncia, llenos del tufo de ensaladas sentimentales, de adiposa imprenta retardataria¡±. Se ufana del extremismo de Maci¨¤ cuando este proclama en el Congreso de los Diputados en 1923 que ¡°el dilema debe plantearse de una manera brutal, si quer¨¦is, y este dilema es: o continuamos bajo la opresi¨®n del Estado opresor, del Estado centralista con una esclavitud moral cien veces peor que la material, o vamos a la violencia: no queda otra soluci¨®n¡±. Reniega del pluriling¨¹ismo: ¡°La Bruselas de Brel, de Merck, de Rubens y de Victor Horta, del padre Dami¨¢n y de Herg¨¦ es hoy una ciudad perfectamente biling¨¹e, de hecho, la ¨²nica zona biling¨¹e del pa¨ªs, ya que el resto est¨¢ dividido entre las comunidades valonas y flamencas (sic por esos plurales); es decir, el biling¨¹ismo es un hecho excepcional y artificial. Si nadie tiene dos cabezas, los pa¨ªses tampoco pueden tener dos lenguas¡±. Desprecia al castellano: en una carta a su abuelo catalanista ya fallecido rememora ¡°cuando el gris, el asco y el castellano se enganchaban a la piel y a la vida de cada d¨ªa¡± de los colomenses. Y denigra a Madrid: ¡°Madrid es, de todas las ciudades espa?olas que conozco, la ¨²nica que genera en los individuos que la visitan un proceso de liliputizaci¨®n y empeque?ecimiento degenerativo y fatal¡±.

Tambi¨¦n se borra, con escasa finura, de Espa?a: ¡°De Espa?a ven¨ªan [a un seminario en Suiza, adonde ¨¦l ya hab¨ªa acudido] cuatro; yo cuento como suizo, a Dios gracias¡±. O: ¡°Querer ser espa?ol es consustancial a vivir en un dolor de cabeza permanente. Yo ya no quiero sufrir m¨¢s migra?as. He decidido acabar con el tormento de ser catal¨¢n, es muy sencillo, todo pasa por separarse personalmente de Espa?a. Si lo haces, no es que mires al otro lado, es que ya te has colocado al otro lado¡±.

Pero esas expresiones son suaves en comparaci¨®n con otras vehiculadas a trav¨¦s de medios m¨¢s ligeros o ef¨ªmeros que un libro. Son frases de desprecio: ¡°Todo lo que ha sido tocado por los espa?oles se ha convertido en fuente de discriminaciones raciales, diferencias sociales y subdesarrollo¡±. De descr¨¦dito: ¡°Los espa?oles solo saben expoliar¡±. De insulto: ¡°Ahora miras a tu pa¨ªs [Catalu?a] y vuelves a ver hablar a las bestias, pero son de otro tipo, carro?eros, v¨ªboras, hienas¡± [dedicado a los catalanes que no abrazan la lengua catalana]. De inquina: ¡°Si seguimos aqu¨ª algunos a?os m¨¢s corremos el riesgo de acabar tan locos como los mismos espa?oles¡±. De racismo: ¡°La raza del socialista catal¨¢n¡­ hab¨ªa entrado en un proceso de decadencia ineluctable, con la mezcla de la raza del socialista espa?ol¡±.

Y, lo peor, de elogio a los violentos: los hermanos Badia son ¡°los mejores ejemplos del independentismo¡±. Atenci¨®n, Miquel Badia, de Estat Catal¨¤, organiz¨® en 1931 sus escamots (milicias uniformadas) para ¡°la lucha violenta¡±, como ha descrito el historiador Joan B. Culla; eran unas ¡°escuadras de acci¨®n de pura esencia fascista¡±, seg¨²n su colega Arnau Gonz¨¢lez Vilalta. Su jefe, el conseller Josep Denc¨¤s, famoso por huir a Francia por las alcantarillas tras la rebeli¨®n de Llu¨ªs Companys en 1934, lleg¨® a pedir a Mussolini apoyo para un Estado separado catal¨¢n.

Sin oficio de pol¨ªtico

Tiene pues l¨®gica que escritos de ese tenor sorprendan a benem¨¦ritos ejecutivos de una compa?¨ªa de seguros, a los cristianos alumnos de los jesuitas que supieron de sus buenos modales y a todos quienes mantengan la cabeza encima de los hombros. Pero hay algo peor. Consiste en que cuando las ideas que se sostienen son as¨ª, las pol¨ªticas que apuntalan nada bueno auguran. Aunque todo desastre conlleva su alivio, y en este caso el respiro radica en la inoperancia de Torra para llevar a la pr¨¢ctica el proyecto divisivo y agresivo imaginado.

Torra es una mera sombra, de los ¨ªdolos fallecidos, de los otros, de s¨ª mismo. Por eso mismo no ha logrado hacer casi nada en dos a?os (los de su presidencia colateral, que son los que mejor se conocen y por eso mismo obviamos aqu¨ª), a excepci¨®n de fomentar las movilizaciones, algo descontado de antemano. Y de tensionar a su naci¨®n, y al resto.

No son sus rivales sus m¨¢s acerbos cr¨ªticos, ni quienes m¨¢s estrictamente le desautorizan. Son sus colegas de gobierno. ¡°No tiene oficio¡±, describe uno de sus consellers, y de su misma escuder¨ªa puigdemontista (JuntsxCat, PDeCat, la Crida). ¡°El ejemplo m¨¢s reciente es que tard¨® muchas horas en aceptar que deb¨ªamos tener presupuesto y que el preparado por Esquerra ser¨ªa mejor o peor, pero era necesario¡±, ilustra, a condici¨®n de no revelar su identidad.

Otro miembro del Govern, en id¨¦ntica reserva de anonimato, a?ade: ¡°No tenemos l¨ªder, solo le obsesiona la independencia, y persiguiendo esta ilusi¨®n, la broma es que en dos a?os no hemos conseguido nada¡±. Y augura: ¡°Ser¨¢ dif¨ªcil que los electores nos lo perdonen¡±.