Las vueltas al mundo m¨¢s disparatadas de la historia
Circunvalar el globo ha sido la gesta so?ada por viajeros de todas las ¨¦pocas. Un libro recoge los periplos m¨¢s ¨¦picos a lo largo del planeta y en todos los medios de transporte posibles
Dar la vuelta al mundo ha sido siempre el sue?o recurrente de cualquier viajero. Circunvalar el globo es el ep¨ªtome de la aventura, el galard¨®n m¨¢ximo con el que puede so?ar cualquier alma inquieta a la que se le quedan peque?as las costuras de su lugar natal. Desde aquella ¨¦pica y tr¨¢gica primera vuelta al mundo de los 18 tripulantes de la expedici¨®n Magallanes que lograron regresar en la nao Victoria con Elcano, el ser humano ha tratado de darle una vuelta al planeta en todo tipo de medios de transporte y por las m¨¢s disparatas ideas o razones. De todas, me quedo con la de Jerrie Mock, una ama de casa de Ohio que, en 1964 y al nada ¨¦pico grito de ¡°?Si no salgo de esta casa, me vuelvo loca!¡±, agarr¨® una avioneta Cessna y se convirti¨® en la primera mujer en dar la vuelta al planeta en solitario. ?Muy fan de la se?ora Mock!
M¨¢s loca es a¨²n la vuelta al mundo en bicicleta del escoc¨¦s Mark Beaumont. El primero que hizo un viaje de este tipo fue otro brit¨¢nico, Thomas Stevens, que con un biciclo de la ¨¦poca (con una gran rueda delantera) circunval¨® el globo entre 1884 y 1886. Desde entonces muchos ciclistas de fondo repitieron la gesta rebajando el r¨¦cord hasta los 123 d¨ªas y 43 minutos que el neozeland¨¦s Andrew Nicholson estableci¨® en 2015. Nicholson hizo el viaje solo y sin apoyos, portando en su bici todo lo necesario. Mark Beaumont asumi¨® el reto de mejorar esa cifra e incluso la de Phileas Fogg (el personaje de La vuelta al mundo en 80 d¨ªas, de Julio Verne) y declar¨® que estaba dispuesto a darle la vuelta al globo en bicicleta en menos de esas 80 jornadas (incluyendo los vuelos en avi¨®n entre continentes). Con un equipo log¨ªstico de apoyo de 20 personas y un plan diab¨®lico que consist¨ªa en hacer 385 kil¨®metros por d¨ªa pedaleando durante 16 horas a una velocidad media de 24 kil¨®metros por hora, Beaumont lo consigui¨® e incluso le sobr¨® tiempo: regres¨® a Par¨ªs, de donde hab¨ªa partido, a los 78 d¨ªas, 14 horas y 40 minutos. No me pregunte si le dio tiempo a ver algo del paisaje o disfrutar de la gastronom¨ªa de las ciudades por las que transit¨®.
Navegar por los siete mares regresando al punto de partida tambi¨¦n ha sido otra de las obsesiones de los aficionados a la vela. El primer hombre que dio la vuelta al mundo a vela, en solitario y sin asistencia fue el ingl¨¦s Francis Chichester a bordo de un monocasco de 16 metros de eslora llamado Gipsy Moth IV. Chichester zarp¨® de Plymouth en 1966 cuando ten¨ªa 65 a?os (y un diagn¨®stico de c¨¢ncer terminal). Pese a que no era un marino experto (aprendi¨® a navegar apenas unos a?os antes), regres¨® a los 266 d¨ªas habiendo hecho una ¨²nica escala (en S¨ªdney) y convertido en una leyenda. Su viaje inspir¨® un a?o m¨¢s tarde al peri¨®dico The Sunday Times a convocar una regata-competici¨®n de vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Se llam¨® Golden Globe Race y a ella se apuntaron nueve barcos, de los que solo regres¨® uno. Entre los que no volvieron estaba el Teignmouth Electron, patroneado por el tristemente c¨¦lebre Donald Crowhurst, un novato que lleg¨® a liderar la regata hasta que se descubri¨® que estaba parado en el Atl¨¢ntico sur y mintiendo sobre su posici¨®n. El Teignmouth Electron apareci¨® a la deriva en alta mar sin rastro de su patr¨®n; se supone que se suicid¨®, incapaz de volver a tierra y afrontar la verg¨¹enza de su enga?o. Aquella Golden Globe Race fue la precursora de la actual Vend¨¦e Globe. Y si quiere sabe m¨¢s sobre aquella ¨¦pica regata, en unos tiempos en los que los navegantes pod¨ªan pasar cuatro meses sin conexi¨®n con el exterior enfrent¨¢ndose en los llamados 40 rugientes (vientos) del Ant¨¢rtico Sur, le aconsejo un libro maravilloso sobre ella: Una regata de locos, de Peter Nichols, publicado por Editorial Juventud.
Disparatada ha sido tambi¨¦n la intenci¨®n de circundar la tierra en globo. Dejando aparte la literaria de Julio Verne y su ya c¨¦lebre Phileas Fogg, hubo intentos reales desde siempre, pero la compleja gobernabilidad de este medio de transporte y el espacio hostil en el que se desenvolv¨ªa hizo que fuera el ¨²ltimo de todos en los que el ser humano circunval¨® el planeta azul. De hecho, aunque el primer aerostato se elev¨® (con poco ¨¦xito, todo hay que decirlo) sobre los cielos durante 10 minutos en 1783, no fue hasta 1999, a las puertas del siglo XXI, cuando dos pilotos, el brit¨¢nico Brian Jones ¨Ch¨¦roe de las fuerzas a¨¦reas de su pa¨ªs¨C y Bertrand Piccard ¨Cnieto del inventor batiscafo e hijo del primer hombre que baj¨® con ¨¦l a la fosa de las Marianas¨C lograron la gesta a bordo del Breitling Orbiter 3, soportando vientos de m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora y temperaturas g¨¦lidas.
Todas estas aventuras y muchas m¨¢s se recogen en el libro Aventureros, viajes incre¨ªbles alrededor del mundo, una obra coral publicada por Geoplaneta e indispensable en la biblioteca de cualquier viajero. En ella se detallan tambi¨¦n las vueltas al mundo m¨¢s singulares en buque, en avi¨®n, a pie, en moto, en tren e incluso en coche. Un libro lleno de datos, de curiosidades, de historias humanas de superaci¨®n, de glorias y tambi¨¦n de fracasos y tragedias, para ir leyendo con deleite poco a poco al arrullo de una tarde ventosa y un sill¨®n c¨®modo so?ando con lugares remotos y anotando ideas para el destino de un pr¨®ximo viaje.
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